Los médicos matasanos
El peor insulto que el ingenio y la maledicencia populares han dado a los médicos es llamarlos “matasanos”, pues no hay mayor ofensa que acusar de causar la muerte a quien tiene por oficio curar. En este poema, Quevedo aplica a su víctima este insulto de múltiples e ingeniosas maneras.
Pinta a un doctor en medicina que se quería casa
Pues me hacéis casamentero,
Ángela de Mondragón,
escuchad de vuestro esposo
las grandezas y el valor.
Él es un médico honrado,
por la gracia del Señor,
que tiene muy buenas letras
en el cambio y el bolsón1.
Quien os lo pintó cobarde
no lo conoce, y mintió,
que ha muerto más hombres vivos
que mató el Cid Campeador.
En entrando en una casa
tiene tal reputación,
que luego2 dicen los niños:
“Dios perdone al que murió3”.
Y con ser todos mortales
los médicos, pienso yo
que son todos venïales4,
comparados al dotor.
Al caminante, en los pueblos,
se le pide información,
temiéndole más que a peste
de si le conoce, o no.
De médicos semejantes
hace el rey, nuestro señor,
bombardas5 a sus castillos,
mosquetes a su escuadrón.
Si a alguno cura, y no muere,
piensa que resucitó,
y por milagro le ofrece
la mortaja y el cordón.
Si acaso estando en su casa
oye dar algún clamor,
tomando papel y tinta
escribe: “Ante mí pasó6”.
No se le ha muerto ninguno
de los que cura hasta hoy,
porque antes [de] que se mueran
los mata sin confesión.
De envidia de los verdugos
maldice al corregidor7,
que sobre los ahorcados
no le quiere dar pensión8.
Piensan que es la Muerte algunos;
otros, viendo su rigor,
le llaman el día del Juicio,
pues es total perdición.
No come por engordar
ni por el dulce sabor,
sino por matar la hambre,
que es matar su inclinación.
Por matar, mata9 las luces,
y si no le alumbra el sol,
como murciélago vive
a la sombra de un rincón.
Su mula, aunque no está muerta,
no penséis que se escapó:
que está matada10 de suerte,
que le viene a ser peor.
Él, que se ve tan famoso
y en tan buena estimación,
atento a vuestra belleza,
se ha enamorado de vos.
No pide le deis más dote,
de ver que matáis de amor,
que, en matando de algún modo,
para en uno sois los dos11.
Casaos con él, y jamás
vïuda tendréis pasión:
que nunca la misma Muerte
se oyó decir que murió.
Si lo hacéis, a Dios le ruego
que os gocéis con bendición;
pero si no, que nos libre
de conocer al dotor.
(1) Bolsa grande en que se guarda el dinero de repuesto. (2) En seguida. (3) Expresión utilizada al morir una persona. (4) Perdonables. (5) Piezas de artillería. (6) Fórmula de los escribanos para dar fe en un documento oficial. (7) Alcalde. (8) Sueldo. (9) Apaga. (10) La mula que tiene mataduras o llagas producidas por los aparejos. (11) “Para en uno sois los dos” era un verso tradicional en las canciones de boda y frase de felicitación ritual.
Paco Ibáñez compuso una conocida versión de este romance:
Referencia de vídeo:
"Paco Ibáñez: Romance satírico": https://www.youtube.com/watch?v=GIHCgToozXw