El dolor por los muertos en la batalla
La Chanson de Roland es un cantar de gesta francés que narra la derrota heroica de lo más granado del ejército de Carlomagno en la batalla de Roncesvalles.
Romance de la muerte de don Beltrán
El padre de don Beltrán ha de buscar a su hijo entre los numerosos cadáveres que quedan tendidos en el campo de batalla.
Con la grande polvareda
perdieron a don Beltrán
y nunca lo echaron menos
hasta los puertos pasar.
Siete veces echan suertes
quién lo volverá a buscar,
todas siete le cupieron
al buen viejo de su padre:
las tres le caben por suerte
y las cuatro por maldad:
-Que me toque o no me toque,
yo a mi hijo he de vengar.
Vuelve riendas al caballo
para haberlo de buscar.
Por la matanza va el viejo,
por la matanza adelante;
los brazos lleva cansados
de los muertos rodear:
vido a todos los franceses
y no vido a don Beltrán.
A la bajada de un prado,
asomando a un arenal,
vido estar, en esto, un moro
que velaba en un adarve1;
hablole en algarabía,
como aquel que bien la sabe:
-¿Caballero de armas blancas
si lo viste acá pasar?
Si lo tienes preso, moro,
a oro te lo pesarán;
y si tú lo tienes muerto,
désmelo para enterrar,
porque el cuerpo sin el alma
muy poco dinero vale.
-Ese caballero, amigo,
dime tú qué señas ha.
-Armas blancas son las suyas,
y el caballo es alazán,
y en su carrillo derecho
él tenía una señal
que siendo niño pequeño
se la hizo un gavilán.
-Ese caballero, amigo,
muerto está en aquel pradal,
dentro del agua los pies
y el cuerpo en el arenal;
siete lanzadas tenía
desde el hombro al carcañal2,
y otras tantas su caballo
desde la cincha3 al pretal4.
(1) Muro defensivo. (2) Parte posterior de la parte del pie. (3) Cinto que sujeta la silla por debajo del vientre de la caballería. (4) Correa o faja que ciñe y rodea el pecho de la cabalgadura.
Emilio Arias lo canta acompañándose con el rabel:
Romance de doña Alda
En la Chanson de Roland solo se dedica a doña Alda unos pocos versos en los que se narra su repentina muerte al conocer la pérdida de su amado Roldán y de su hermano Oliveros en el desastre de Roncesvalles; pero, en refundiciones posteriores, se amplía el episodio y se introduce el motivo del sueño présago que le anuncia las muertes.
En París está doña Alda,
la esposa de don Roldán,
trescientas damas con ella
para bien la acompañar:
todas visten un vestido,
todas calzan un calzar,
todas comen a una mesa,
todas comían de un pan.
Las ciento hilaban el oro,
las ciento tejen cendal,
ciento tañen instrumentos
para a doña Alda alegrar.
Al son de los instrumentos
doña Alda adormido se ha;
ensoñado había un sueño,
un sueño de gran pesar.
Despertó despavorida
con un dolor sin igual,
los gritos daba tan grandes
se oían en la ciudad.
-¿Qué es aquesto, mi señora,
qué es lo que os hizo mal?
-Un sueño soñé, doncellas,
que me ha dado gran pesar:
que me veía en un monte,
en un desierto lugar,
y de so los montes altos
un azor vide volar;
tras de él viene una aguililla
que lo ahincaba muy mal.
El azor con grande cuita
metiose so mi brial;
el águila con gran ira
de allí lo iba a sacar;
con las uñas lo despluma,
con el pico lo deshace.
Allí habló su camarera,
bien oiréis lo que dirá:
-Aquese sueño, señora,
bien os lo entiendo soltar1:
el azor es vuestro esposo,
que de España viene ya;
el águila sodes vos,
con la cual ha de casar,
y aquel monte era la iglesia
donde os han de velar.
-Si es así, mi camarera,
bien te lo entiendo pagar.
Otro día de mañana
cartas de lejos le traen;
tintas venían de fuera,
de dentro escritas con sangre,
que su Roldán era muerto
en la caza de Roncesvalles.
Cuando tal oyó doña Alda
muerta en el suelo se cae.
(1) Descifrar.
Lo escuchamos recitado:
Romance de la muerte de Durandarte
Según el Romancero, Durandarte y Montesinos fueron dos de los más importantes caballeros de la corte de Carlomagno. El primero murió en la batalla de Roncesvalles, y encomendó a su primo Montesinos que le sacara el corazón y se lo llevara, como muestra de su amor, a Belerma, señora de sus pensamientos.
Caminaba Montesinos
por una verde montaña
con el fusil en el hombro
como aquel que iba de caza.
Ha topado un hombre muerto
al pie de una verde haya;
no conoce al caballero
por mucho que lo mirara,
que le estorban la vista
las cintas de la celada,
y bajose del caballo
y descubriole la cara.
-¡Oh mi amigo Montesinos,
mal nos fue en esta batalla
que mataron a Garín,
capitán de nuestra escuadra!
Arránquesme el corazón
de la más pequeña llaga
y lléveslo al paraíso
donde vive mi amada.
Y de mi parte le dices
estas siguientes palabras:
“El que vivo se lo diera,
muerto no se lo negara”.
Ella ve a Montesinos
embozado en una capa.
Lo primero que pregunta:
-Tu primo, ¿cómo quedara?
-Mi primo quedara bueno,
mi primo bueno quedara;
mi primo quedara muerto
al pie de una verde haya.
Entre unas cosas y otras
allí cayera desmayada,
ni con vino ni con agua
no fueron a recobrarla.
El grupo de música folk Beleño hizo esta magnífica versión en bable:
Referencia de vídeos:
"Romance de don Beltrán": https://www.youtube.com/watch?v=oJggW7f8BX0
"Romance de doña Alda": https://www.youtube.com/watch?v=gb6AlQ-DvzE
"Beleño - Montesinos": https://www.youtube.com/watch?v=OzwcCv6BMpM