El mundo pastoril convertido en alegoría religiosa
Lope de Vega expresa su profundo sentimiento de contrición en esta plegaria a Cristo, a quien suplica humildemente que se apiade de él:
Soneto a Cristo crucificado
Pastor1 que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño2;
Tú, que hiciste cayado de ese leño3
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño4,
y la palabra de seguirte empeño5
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor6 de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos7 eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados8...
¿Pero cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados9?
(1) Cristo. (2) La indiferencia del pecado. (3) La cruz, que se hace “cayado” para guiar al rebaño, es decir, a los hombres. (4) Te confieso que eres mi único amor y dueño. (5) Me comprometo a seguir tus “silbos” o llamadas. (6) La gravedad. (7) Pecadores. (8) Preocupaciones, remordimientos. (9) Con “los pies clavados” en la cruz.
Lo escuchamos recitado por Rafael Taibo para la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
Referencia de vídeo:
"[Pastor, que con tus silbos amorosos... Soneto] Lope de Vega": https://www.youtube.com/watch?v=v5MNpAQyYs8