Cabeza de Vaca, o cómo España conquistó medio EE.UU. sin derramar una gota de sangre
El protagonista de la novela histórica «El último caballero» tuvo como principal meta en su vida estar a la altura de sus antepasados, héroes de la ReconquistaGuillermo LlonaMADRID Actualizado:31/07/2014 13:50hGUARDAR
NOTICIAS RELACIONADAS
«Gran Capitán», el terror de los franceses en la batalla que cambió la Historia de España
Blas de Lezo, el almirante español cojo, manco y tuerto que venció a Inglaterra
General Álava: la increíble historia del vasco que batalló por España en Trafalgar y Waterloo
En diez años y acompañado por un ejército de miles de indios, convencidos súbditos del Emperador Carlos V, logró descubrir y conquistar la mitad de los actuales Estados Unidos de América sin para ello derramar una sola gota de sangre. Álvar Núñez Cabeza de Vaca, protagonista de la novela histórica «El último caballero», tuvo como principal meta en su vida estar a la altura de sus antepasados, héroes de la Reconquista. Juan Sánchez Galera, autor del libro editado por Sekotia, hace en esta entrevista para ABC.es una semblanza de este gran aventurero español del siglo XVI, un luchador que en el Nuevo Mundo se convirtió en la primera persona en realizar una operación a corazón abierto.
Su apellido es el que ganó en la batalla de las Navas de Tolosa el pastor que guió a los reyes cristianos a la victoria.
Así es, el libro comienza con esta batalla porque unir a la historia del origen del apellido una aventura épica tan fascinante como fue la de las Navas de Tolosa le da mucho sentido al resto de la trama. Era una batalla abocada al fracaso: 60.000 cristianos, que en tres o cuatro días habían ido desde Toledo a Sierra Morena corriendo, se enfrentaban a 200.000 moros que llevaban allí ya varios meses acampados. Y los reyes cristianos ganan la batalla gracias a un pastor. Sin medios, es el ingenio el que lleva a la victoria. Y esa sería la norma de la vida de Cabeza de Vaca, un hombre que sin medios materiales y cuando todo parece que está abocado al fracaso, se crece y supera los obstáculos con abundancia de seso.Fue la primera persona en realizar una operación a corazón abierto
Álvar nace en 1492, año del fin de la Reconquista y del descubrimiento de América.
Se baraja su nacimiento entre 1492 y 1495, pero la novela permite jugar un poco con las fechas. De todas maneras, ese año no sólo fue el del Descubrimiento y el fin de la Reconquista. También se publicó la «Gramática castellana», primera de una lengua moderna. Cuando Antonio de Nebrija se la presentó a Isabel la Católica, la Reina le preguntó «¿y esto para qué sirve?», y él respondió «mi Señora, esta será el arma más poderosa del imperio que bajo sus pies se va a forjar».
Siendo muy joven, Álvar marcha a Italia para ensanchar las fronteras españolas. ¿Qué le llevó a tomar parte en la empresa imperial que entonces nacía?
Cabeza de Vaca personifica la España del siglo XVI. Cuando se termina la Reconquista, aquellas personas que llevaban 800 años luchando generación tras generación tienen que seguir peleando por algo, y buscan nuevos horizontes. Álvar formó parte de la primera oleada de españoles que tras las victorias del Gran Capitán empezaron a imponer la hegemonía española en el mundo. Lo que buscaba en Italia era lo que buscaba entonces cualquier español: honor, algo mucho más preciado que el vil metal. En aquella España la economía importaba menos que la honra, se podía ser caballero sin dinero y por tener dinero no se era caballero. Cabeza de Vaca tenía que hacer honor a su apellido, había recibido una herencia de nobleza de sus antepasados que debía acrecentar.
También toma parte en la Guerra de los Comuneros a favor del Emperador Carlos V. ¿Es la defensa de la legalidad otro de los principios de Álvar?
En efecto. El principio de legalidad ha imperado y conformado siempre la vida en España. Es la base de la civilización romana, y España, como país nacido al amparo de Roma, ha sido ordenada siempre según este principio. La Reconquista no persigue otra cosa que restablecer la legalidad perdida, el Reino de Asturias quiere recuperar la legalidad del Reino visigodo. Fue una obsesión que marcó al país durante 800 años. Este principio, unido al de fidelidad al Rey y a la sucesión dinástica, marcó también el espíritu de Cabeza de Vaca.
«Naufragios» de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, un españolazo de los de antes
Edhasa reedita esta preciosa crónica, con magnífica versión del académico José María Merinomanuel de la fuenteMADRID
El jerezano Alvar Núñez Cabeza de Vaca fue un hombre inverosímil, entre los muchos españoles inverosímiles que cruzaron el Charco en los primeros días de la Conquista de América. Era un hijosdalgo de una familia ennoblecida por los servicios prestados, aunque para su inmenso dolor, que le acompañaría toda la vida a ambas orillas de la Mar Océana, era huérfano de padre y madre.
Tipo valiente y decidido, pero bien educado para lo habitual en el que sería un guerrero español del siglo XVI, fiel servidor durante años en la Casa de Medina Sidonia, y curtido siendo adolescente en las guerras de Italia, el 17 de junio de 1527, aún un veinteañero, partió rumbo al Nuevo Mundo enrolado en la que sería la desastrosa expedición comandada por Pánfilo de Nárvaez.
Un africano en América
Derrotadas y masacradas nuestras huestes tanto por los indios como por los desaires de la Naturaleza, Alvar, en compañía de varios camaradas (entre ellos Estebanico, el primer africano llegado al Nuevo Continente) pusieron pies en polvorosa, sin siquiera imaginar que su aventura duraría diez años. Desde las costas de Florida hasta las del Golfo de California recorrieron todo lo que hoy es el sur y suroeste de los Estados Unidos.
Soportaron calamidades sin cuento, se alimentaron de hierbajos, de pajarracos, cuando no tenían que salir por piernas perseguidos por los nativos. Sin embargo, en no pocas ocasiones estos les tuvieron en alta estima y los consideraron curanderos y chamanes. La leyenda incluso apunta a alguna resurrección milagrosa. Se cuenta que se valían de latinajos, avemarías y padrenuestros para que los naturales del lugar quedasen absolutamente hechizados y los tomaran por gente con poderes sobrenaturales.
Pedro de Medina. bneNo contento con ello, cuando concluyó la odisea (dieron con unos compatriotas en el norte de México) el españolazo Cabeza de Vaca decidió contar por escrito su aventura, no tanto por mor de la gloria literaria ni económica, como para satisfacción de Su Majestad Católica, que pudiera tener así información etnográfica detallada y al milímetro de aquellas feraces tierras, de su fauna, de su flora y de su personal.El libro se llamó «Naufragios» y fue un relativo éxito de ventas de la época. En él, con todo lujo de detalles que hoy llamaríamos naturalistas y numerosas secuencias que serían ahora tomadas por realismo mágico de puro insólitas, trazó las líneas maestras de lo que podía ser una novela de aventuras antes incluso de que estas existieran.Preciosa versiónLibro poco difundido en los tiempos modernos, a pesar de ser uno de los más bellos de nuestras letras, esta estupenda edición de Castalia con excelente versión a cargo del académico José María Merino lo recupera. Como escribe Merino en el prólogo, «si este libro no perteneciese a la historia de los españoles, cuya actuación en América ha tenido desde el principio tantos detractores implacables; si hubiese algo similar en la tradición de franceses o anglosajones, pueblos que también urdieron imperios, sin duda este libro sería un clásico mundial en la crónica verdadera de las grandes aventuras humanas».Descubridor de IguazúAños más tarde volvería a América y descubriría las cataratas de Iguazú: «... y la espuma del agua, como cae con tanta fuerza, sube en alto dos lanzas y más». Fue Gobernador del Río de la Plata, pero su amor por los indios no era compartido por la mayoría de sus súbditos y acabó desterrado en Orán tras una conjura y falsísimas acusaciones a cuyo desmentido dedicó la parte final de su vida. Algunas leyendas sugieren que tomó los hábitos.
Que las palabras de Don Alvar Núñez Cabeza de Vaca en el Proemio del libro, resuenen en nuestros oídos y en nuestros corazones quinientos años después, a la mayor gloria de España: «Sacra, Cesárea, Católica Majestad: Entre todos los príncipes que ha habido en el mundo, creo que no se podría hallar ninguno a quien hayan procurado los hombres servir con tan verdadera voluntad, con diligencia y deseo tan grandes, como vemos que sirven hoy a Vuestra Majestad...».
Solo queda disfrutar de esta joya de la literatura española y mundial.