Thabit ibn Qurra (Harran, 836 – Bagdad, 901) era un médico de gran fama, que escribió diversos tratados médicos, se dedicó a la astronomía y a las matemáticas.
En astronomía, se ocupó especialmente del fenómeno de los equinoccios y descubrió una estrella en la constelación de Orión, a la que le dieron su nombre. A la estrella Thabit se la significa como “la que resiste”.
La asociación de la estrella “Thabit” de una preciosa constelación, unida a la facultad de resistencia y a la figura de un médico, me pareció una asociación simbólica preciosa a mi condición de profesional dedicado a la salud, con determinación y fomentando creatividad, en este maravilloso universo estelar representado en nuestro cerebro.
El ámbito de aplicación del Método Thabit es multidimensional, abarca cualquier etapa de desarrollo, desde la niñez a la ancianidad y desde la formación personal, a cualquier campo profesional.
Abrirnos a este conocimiento nos motiva el proceso de mejora continua, asumiendo la responsabilidad de los cambios generados en nuestras estructuras físicas y procesos mentales.
Aristóteles ya nos anunció que un pensamiento genera una acción, esa acción nos lleva a un comportamiento, ese comportamiento repetido nos crea hábito y de ahí se desprende nuestro carácter y destino. A través de esta profunda reflexión realizada hace más de 2300 años, ya definía la importancia y las consecuencias de nuestra forma de pensar y la capacidad de aprendizaje. Actualmente gracias a los conocimientos que nos aporta la neurociencia sabemos que podemos realizar este proceso y rectificarlo, aprender y desaprender. Y desaprender, no es más que volver a aprender, con una orientación diferente.
Este proceso lo podemos llevar a cabo, debido a la capacidad plástica de nuestro cerebro. Esta es la base, la capacidad de cambio de nuestras redes neurales. Redes que son el fundamento de pensamientos, sentimientos y comportamientos y que a través del Método Thabit aprovechamos para aprender a construirlos y construir por tanto nuestras vivencias. Dirigimos el cambio o el refuerzo para automatizar hábitos saludables, ejerciendo así de verdaderos protagonistas en la creación de nuestra vida.