Reflexión y propuestas a partir del encuentro sobre políticas migratorias de 28 de junio
Hacerce cargo de la realidad, cargar con la realidad, encargarse de la realidad
Para esta reflexión vamos a hacer uso de un esquema de reflexión ideado por Ignacio Ellacuría SJ:  se trata de buscar un conocimiento preciso y pertinente (hacernos cargo de la realidad), nos toca aplicar criterio ético (cargar con la realidad) y debemos comprometernos en una actuación que transforme lo que sucede (encargarse de la realidad). 
Primero.-  Hacerse cargo de la realidad: las políticas migratorias son una respuesta con criterios de seguridad que fracasan en sus empeño. 
Definimos las políticas migratorias diciendo que son a la vez el conjunto de leyes que los estados implementan para “ordenar” los procesos migratorios y también las prácticas reales que aplican las y los funcionarios en la gestión de las personas que migran. 

Cinco actores

  1. Los estados se muestran incapaces de aplicar sus políticas migratorias y estas tienden generalmente a poner acento creciente en desalentar los procesos migratorios
  2. Los organismos internacionales (OIM y ACNUR) no tienen poder coercitivo, pero sí actúan generando espacios de encuentro y diálogo entre las diferentes administraciones públicas y de estas con la sociedad civil.
  3. Las Organizaciones de la Sociedad Civil ponen su acento en la hospitalidad y en no pocas ocasiones se encuentran entre dos actores mucho más poderosos: las Administraciones Públicas y las organizaciones criminales de tráfico de personas. Con no poca frecuencia, las ONG hacen mucho pero muy insuficiente.
  4. Como resultado, las política migratorias fracasan en su intento de ordenar las migraciones (la gente sigue migrando), provocan la intervención creciente del crimen organizado que encuentra en el tráfico de personas un negocio prometedor.
  5. Finalmente, las personas que migran no dejan de intentarlo y, sin embargo, lo hacen en condiciones crecientes de inseguridad física y de falta de protección legal ante el poder de las mafias que negocian con el tráfico de personas.
La respuesta de los medios es que solemos mostrar una visión conflictiva y amenazante de las migraciones (ladrones, mafias, invasión) y, una imagen de inutilidad de las agencias internacionales y una valoración crítica como de interés o negocio de las ong de la sociedad civil. En ese sentido, alentamos a los estados en la línea de políticas migratorias crecientemente restrictivas, desacreditamos a las agencias internacionales y a las ong de la sociedad civil. 
Segundo.- Cargar con la realidad: los valores que se exhiben para justificar las políticas migratorias son los de seguridad e identidad
Si queremos cargar con la realidad de las políticas migratorias debemos entender qué valores sociales, personales y comunitarios las orientan y eso tiene que ver mucho con las amenazas que se perciben ante los movimientos migratorios: amenazas a la seguridad (incluyendo la económica) y a la identidad. 

Cinco actores

  1. Los estados toman medidas que supuestamente defienden a su población frente a la inseguridad generada por los inmigrantes, la falta de empleo o el deterioro de los servicios públicos que no dan para todos y la pérdida de los valores culturales ante la llegada de intrusos con otras maneras de vivir.
  2. Los organismos internacionales se orientan por los derechos humanos y el derecho internacional con la necesidad de acuerdo entre los actores políticos para afrontar la tarea de ordenar el proceso migratorio. Su valor fundamental es generar espacios de escucha entre las partes que posibiliten acuerdos.
  3. Las ONG de la sociedad civil (y de la Iglesia y la Compañía de Jesús) ponen el acento en la humanización de las personas que migran, en la comprensión de sus motivos y en la hospitalidad de quienes acogen. Esos valores pueden chocar contra la inmensidad de un problema que hace de las ONG una presencia testimonial.
  4. Las organizaciones criminales actúan aprovechando las fisuras del Estado para lucrarse y para establecer una relación clientelar con las personas migrantes que acaban dependiendo de las mafias.
  5. Las personas migrantes tienen el valor del emprendimiento para cambiar sus condiciones de vida y la de sus familias: la pobreza, la violencia criminal, la inseguridad política. Ante esas situaciones, la legalidad de los procedimientos migratorios, que mayoritariamente abrazarían, pasa a ser un valor secundario ante el propósito inicial.
Con demasiada frecuencia, los valores que orientan a los medios de comunicación ante el fenómeno migratorio y sus actores se ciñen al éxito e impacto mediático, la controversia y el espectáculo que engancha oyentes, lectores, likes o usuarios. 
Tercero.- Encargarse de la realidad: las decisiones comunicativas que debemos tomar ante las políticas migratorias. 
  • Personalizar a los diferentes actores: no son entidades neutrales y distantes, sino personas que toman decisiones que afectan a las personas, personas que pueden dialogar y llegar a acuerdos.
  • Acudir a la realidad y mostrar la realidad: tenemos el peligro de enredarnos en torno a discursos ideológicos e identitarios que deshumanizan a las personas que migran.
  • Relatar los procesos en su complejidad: las motivaciones y las consecuencias reales de las políticas migratorias.
  • Acudir a las fuentes que están más cerca de la realidad y evitar sumarnos al “main stream” del vocerío mediático sobre las migraciones.