Esta leyenda narra el hallazgo de la talla de la Virgen de Guadalupe por parte de Gil Cordero una tarde de 1326. Este pastor cacereño perdió a una de sus vacas por la Sierra de Las Villuercas, que apareció muerta entre la maleza de la ribera del río Guadalupe. Allí mismo apareció la imagen de la virgen, que obró el milagro de resucitar al animal. La virgen también hizo resucitar al hijo de Gil Cordero, fallecido ese mismo día. El pastor comunicó todo lo sucedido y con ello se inició la devoción a la virgen y la construcción de una ermita en su nombre, que siglos después fue convertida en el Real Monasterio de Guadalupe por el rey Alfonso XI. En Cáceres se encuentra aún la Ermita del Vaquero, en la calle Caleros.
Pastor que presencia la aparición de la Virgen de Guadalupe mientras buscaba a una de sus vacas. Fue el encargado de contar los milagros de la virgen extremeña y promovió la construcción de la primera ermita en su nombre, iniciándose así la devoción por la virgen en Extremadura.
Se aparece a Gil Cordero; obra el milagro de resucitar a su vaca y a su hijo. Además, le desvela el lugar exacto donde se encuentra enterrada una talla suya, escondida por los cristianos durante la invasión árabe. Le insta a que comunique lo sucedido a todos los clérigos y sacerdotes de la diócesis para construir allí mismo una ermita.
Resucita gracias al milagro de la Virgen de Guadalupe.