Había una zorra en una dehesa de Madroñera que se comía a todos los pollos del corral. Al enterarse el dueño del cortijo, quiso darle un escarmiento. Taparon a un galgo con paja y encima pusieron uvas. La zorra comenzó a comerse las uvas, hasta que llegó a donde estaba el galgo. Este salió de su escondite y la persiguió. En su huida, también es perseguida por un podenco. Consigue escapar de todos y se oculta en una madriguera, pero no se da cuenta de que ha dejado al descubierto su rabo. Los perros descubren el rabo y tiran de él, sacando de allí a la zorra, que desde entonces dejó de comerse los pollos del corral de la dehesa.
Se comía todos los pollos de un corral y, al enterarse el dueño, quiso que escarmentara. Aprendió la lección y no volvió a comerse los pollos del corral de la dehesa.
Cuando se entera de que la zorra se está comiendo los pollos de su corral, decide tenderle una trampa para que escarmiente.
Colabora con el dueño del cortijo para tender una trampa a la zorra.