El castillo de Mirabel se encontraba en manos de los cristianos y los moros ansiaban reconquistarlo, pero su ubicación, entre terreno escarpado, dificultaba el objetivo. Decidieron que la única forma de conseguir la reconquista sería asediar la ciudad hasta conseguir su rendición. El asedio se prolongó demasiado en el tiempo y los víveres comenzaban a escasear, por lo que los habitantes se planteaban rendirse. Ante esta situación el capitán cristiano se sentía impotente. Llegó un momento en el que solo les quedaban trece panecillos para todos. El capitán, desesperado, decidió lanzarlos por la ventana de la torre más alta del castillo. Los panecillos cayeron en el campo enemigo, que entendieron que aquello quería decir que los cristianos contaban con abundantes recursos. Por esta razón, completamente desmotivados, decidieron abandonar el asedio y retirarse. Hacia los primeros años del siglo XIII los árabes ocupaban la ciudad de Cáceres y el rey Alfonso IX quería conquistarla para los cristianos. Sitió la ciudad con su poderoso ejército, pero el Caíd árabe fortificó la ciudad y dispuso de grandes reservas de agua y alimentos para resistir los ataques del ejército cristiano. Llevando ya un prolongado tiempo de asedio, el rey Alfonso fue a hablar con el jefe árabe y le ofreció dejarles marchar en paz a cambio de la rendición de la ciudad, a lo que el Caíd se negó rotundamente. Cuando el rey Alfonso se dirigía de vuelta al campamento acompañado del capitán cristiano, se cruzaron con la princesa mora, hija del Caíd. El capitán y la princesa se enamoraron con tan solo mirarse. La joven mora le entregó un pañuelo al capitán que contenía un mensaje, en el que le citaba todas las noches a acudir a una calleja para poder ir a verla. El capitán así lo hizo y logró entrar por una puerta secreta hasta los aposentos de su amada. Esto ponía al capitán en una difícil situación puesto que sabía que si entregaba al rey Alfonso la llave de esa puerta sería muy fácil conquistar la ciudad. Su sentido del deber le llevó a confesarle este secreto al rey. El ejército cristiano aprovechó esto para hacerse con la ciudad. Cuando el Caíd se enteró de la traición de su hija, se vengó de ella encerrándola junto a sus damas en un pasadizo subterráneo hasta que la ciudad de Cáceres volviese a pertenecer a los árabes. Fueron convertidas en gallina y polluelos. Desde aquel momento, pueden oírse en los alrededores sus lamentos en la víspera de San Jorge.
Se proponen reconquistar el castillo de Mirabel asediando la ciudad. El asedio duró tanto tiempo que se encontraban cansados y desmotivados. Al ver al capitán cristiano tirar los panes por la torre del castillo, entienden que les sobran víveres y deciden rendirse.
Se proponen reconquistar el castillo de Mirabel asediando la ciudad. El asedio duró tanto tiempo que se encontraban cansados y desmotivados. Al ver al capitán cristiano tirar los panes por la torre del castillo, entienden que les sobran víveres y deciden rendirse.
Ante la desesperación por la falta de alimentos a causa del asedio que estaba sufriendo el castillo, decide tirar por la ventana de la torre más alta los trece últimos panecillos que quedaban. Estos cayeron en el campamento de los moros, quienes entendieron que esta acción significaba que el pueblo cristiano tenía abundancia de víveres. Gracias a esto, los moros se retiraron. Recibió el reconocimiento del rey.