Jesica T. Kronemberger, Becaria Doctoral, CONICET
Ana Parras, Investigadora Independiente, CONICET
“Si usté no conoce el sur
y piensa que es el desierto,
no sabe lo que es La Pampa
porque ignora su secreto:
La Pampa es un viejo mar
donde navega el silencio”
Así comienza la emblemática canción con letra del poeta Juan Ricardo Nervi, pero ¿qué hay de cierto en estas palabras? ¿a qué mar se refiere Nervi?
Es sabido que la incursión marina, conocida informalmente como mar Rocanense, llegó a La Pampa hace aproximadamente 65 millones de años antes del presente, dejando registro de caracoles, corales y rocas sedimentarias en localidades del oeste, como Puelén y Casa de Piedra, entre otras. De ahí la frase “es un viejo mar…”
Pero hace aproximadamente 20 millones de años atrás, el norte de la Patagonia habría sido inundado nuevamente por un mar poco profundo, conocido como mar Patagoniense, llamado así porque alcanzó a cubrir al mismo tiempo las provincias de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut y Río Negro, pudiendo haber llegado incluso hasta el sudoeste de La Pampa. Poco es lo que sabemos sobre este evento de inundación marina más joven en escala de tiempo geológico en nuestra región, pues ha sido estudiado en las provincias del sur, pero es menos conocido en el norte de la Patagonia (ver Parras y Cuitiño, 2021).
El registro secreto de este mar en el sur de La Pampa y norte de Río Negro se conserva en los alrededores del río Colorado, bajo el agua del dique de Casa de Piedra. La primera referencia a estas rocas marinas fue realizada por los geólogos/paleontólogos Miguel Uliana y Horacio Camacho en 1975, fecha anterior a la construcción del dique. Por estos años, identificaron una sucesión de rocas de 44 metros de espesor en el yacimiento Rinconada ubicado al sur del río Colorado (Figura 1), con moluscos fósiles que destacaban por su carácter marino. Posteriormente, en 1988, otros geólogos, Héctor Leanza y Carlos Hugo revisaron y confirmaron esta información, y un año después comienza el llenado del dique, dejando bajo el agua las rocas portadoras de los fósiles marinos y la posibilidad de estudiarlas. La abundante bibliografía sobre la incursión Patagoniense en otros lugares de la Patagonia permitió por comparación del contenido paleontológico asignarles una edad a estas rocas marinas, aunque la escasez y la mala calidad del material colectado dejaron algunas dudas.
Con el objetivo de actualizar la información conocida sobre la incursión marina del Patagoniense, se están llevando a cabo estudios geológicos que incluyen trabajos de campo donde se identifican, mapean y estudian afloramientos aislados de las rocas que se preservaron en la zona (Figura 1), ya que, como se mencionara, la obra realizada cubrió la columna descripta por Uliana y Camacho (1975).
Figura 1. Mapa que muestra la ubicación del área de estudio (rectángulo naranja).
En los alrededores del dique se reconocen exposiciones de no más de 10 metros de espesor que comienzan con niveles verdosos visibles al nivel del río. Se pueden observar también diferentes niveles de arcillas varicolores que le otorgan al paisaje diferentes matices y, coronando estas exposiciones, se encuentran areniscas de color rojizo con niveles de hasta un metro de yeso. Estructuras mareales, pequeños moldes de moluscos, escasos fragmentos de vertebrados y restos vegetales (troncos) son algunas de las evidencias de los ambientes y de la vida del pasado que se preservaron en estas rocas. El análisis preliminar de esta información permite reconstruir los ambientes que sucedieron en el área durante esta época de la historia de la Tierra (correspondiente al Mioceno), pasando de un ambiente marino somero, documentado hasta el momento al sur del río Colorado, a un ambiente de lagunas y ríos cuando el mar se retira progresivamente.
El trabajo de campo consiste en la observación, la medición, el registro fotográfico de las características más importantes y la toma de datos como posición GPS, disposición de los niveles, litología y estructuras sedimentarias en afloramientos de rocas en localidades de interés (Figura 2). Para conocer más sobre el pasado de estas rocas, durante los trabajos de campo se extraen muestras representativas, de aproximadamente un kilogramo, que son llevadas al laboratorio con el fin de realizar estudios complementarios.
Figura 2. Trabajos de campo mostrando la medición y descripción de secciones estratigráficas-sedimentológicas y la toma de muestras para su posterior procesamiento en laboratorio.
El trabajo de laboratorio incluye diferentes tipos de análisis, entre ellos:
-texturales, para definir con exactitud el tamaño de grano de las rocas. Estos estudios se realizan en el Laboratorio de Sedimentología del INCITAP (Instituto de Ciencias de la Tierra y Ambientales de La Pampa) y no son necesarios más de 20 gramos de muestra.
-petrográficos, para determinar los minerales que componen las rocas. Estos estudios se dividen en dos partes: por un lado, se realiza un corte delgado (30 micrones de espesor) y pulido de la roca en el Laboratorio de cortes de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNLPam y, una vez obtenida la muestra, se procede a observar bajo el microscopio los minerales y demás componentes (Figura 3).
Figura 3. Trabajo de laboratorio mostrando la observación de cortes delgados de roca al microscopio y, en la imagen derecha, una vista en detalle de la composición de una roca.
-paleontológicos y micropaleontológicos, para estudiar las características del contenido fósil a diferentes escalas, y determinar si se trata de especies de agua salobre o de agua dulce, o si los organismos vivían suspendidos en el agua o reposaban sobre el fondo (paleoecología), entre otras características. Para el estudio micropaleontológico se precisan 100 gramos de sedimento que son lavados, tamizados y posteriormente observados bajo lupa.
-geocronológicos, para estimar la edad de las rocas mediante métodos químicos. Este tipo de estudio se realiza sobre rocas volcánicas o con aporte de cenizas volcánicas, a través de minerales que contienen elementos radiactivos como Uranio y Plomo, cuya medición puede develarnos con gran precisión el tiempo en que fueron depositadas.
Estos estudios de las rocas y los fósiles que contienen, en conjunto, nos revelan cómo era el ambiente del pasado, los procesos que generaron los estratos sedimentarios, la vida que existió allí y en qué momento del tiempo geológico, y que sucedió cuando el mar se retiró, para en nuestros días poder observar el paisaje actual, dominado por una fauna y flora completamente diferente. Este conocimiento de los ambientes y los procesos ocurridos en el pasado es importante, no solo para comprender la historia de nuestro planeta y la evolución geológica de esta región en particular, sino, además, para entender el presente y predecir procesos, ambientes y paisajes futuros de la provincia en la que vivimos.
Referencias bibliográficas
Uliana, M.A. y Camacho, H.H. 1975. Estratigrafía y paleontología de la Formación Vaca Mahuida (Provincia de Río Negro). 1° Congreso Argentino de Paleontología y Bioestratigrafía (Tucumán), Actas 2: 357-376.
Parras, A. y Cuitiño, J.I. 2021. Revised chrono and lithostratigraphy for the Oligocene-Miocene Patagoniense marine deposits in Patagonia: Implications for stratigraphic cycles, paleogeography, and major drivers. Journal of South American Earth Sciences 110: 103327. https://doi.org/10.1016/j.jsames.2021.103327
Estas investigaciones forman parte de los estudios doctorales de la primera autora, realizados en el ámbito del INCITAP y en el marco del proyecto “Paleogeografía y evolución paleoambiental de sucesiones sedimentarias marinas durante el Paleógeno/Neógeno en la Patagonia (Argentina)”, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNLPam.