Boletín N° 9

La reina de las Yungas


Juan Manuel Grande, Investigador Adjunto CONICET










Santiago Zuluaga, Becario Posdoctoral CONICET


El Águila Poma, Spizaetu sisidori (Fig.1), es una de las grandes águilas que podemos encontrar en los bosques tropicales y subtropicales de los Andes, desde Venezuela y Colombia hasta el norte de Argentina. Recién fue descrita para la fauna argentina en la década del cincuenta, a mediados del siglo XX. Sin embargo, la falta de registros por casi 30 años llevó a su descubridor, Claes Olrog a considerarla regionalmente extinta a mediados de los 80. Afortunadamente, desde entonces, diversos registros permitieron determinar su presencia en las cuatro provincias argentinas por las que se distribuyen las selvas de montaña de las Yungas. Esta especie está considerada en peligro de extinción a nivel global debido a la destrucción y degradación de los ambientes que habita y a la cacería ilegal de ejemplares. Estas cacerías ocurren en gran parte desu distribución en el contexto de conflictos con pobladores, debido principalmente a la depredación de aves de corral por parte del águila. 

Figura 1. Hembra adulta de Águila Poma posada en un añejo árbol de las selvas yungueñas de Jujuy, norte de Argentina (foto de Gonzalo Ignazi).

En 2014 se descubrió el primer nido de la especie en Argentina, en la provincia de Jujuy. Ese hallazgo fue el inicio de un proyecto de investigación sobre la especie en nuestro país, en el que vienen trabajando varios integrantes del INCITAP en colaboración con varios naturalistas, ornitólogos, investigadores de otros institutos del CONICET, personal de parques nacionales de la Delegación NOA y personal de las reparticiones de Biodiversidad de la Provincia de Jujuy. El monitoreo del nido permitió obtener los primeros datos de dieta y la obtención de información sobre el comportamiento reproductivo de la especie. A diferencia de estudios previos en Colombia donde la especie estaba caracterizada como una depredadora de mamíferos arbóreos, el Águila Poma en Argentina, al menos en el nido estudiado, se alimenta casi exclusivamente de aves, incluyendo principalmente pavas de monte, aunque también gallinas (Fig. 2). 

Figura 2. Hembra adulta junto a pichón en el nido. Foto obtenida con una cámara trampa colocada en el nido. Se observan restos de una Pava de Monte (Penelope sp.) y una Pava de Monte Alisera (Penelope dabbenei) entera.

También, con cierta frecuencia, depreda sobre otras aves rapaces. Observaciones anecdóticas indican que ocasionalmente también depreda sobre Agutí Rojizo (Dasyprocta punctata) (tres registros de depredación sobre esta especie son los únicos registros de mamíferos en la dieta de la especie en Argentina).

Desde que se comenzó el monitoreo de la pareja en 2014, ésta intentó criar todos los años, reproduciéndose con éxito en un 70% de los intentos. Sin embargo, la incorporación de información de otros 8 nidos encontrados entre 2021 y 2022 indican que el promedio reproductivo en nuestro país posiblemente sea más bajo. El periodo de cría del Águila Poma en Argentina es muy extenso y varía según los años y los nidos. Todos los registros, tanto en Argentina como en Perú, Colombia y Ecuador, indican que pone un solo huevo por año y lo incuba durante 51 días. En Argentina, esta incubación se da durante la época seca (de Abril a Noviembre). Los pichones pasan un largo periodo en el nido de alrededor de tres meses para luego pasar otros cuatro meses más por el territorio natal. Los datos del seguimiento de dos pichones en Argentina y cuatro en Colombia indican que una vez que abandonan el territorio, los juveniles pueden moverse por superficies de más de 2.000 km2 durante el primer año de dispersión (Fig. 3). Dicha capacidad de movimiento les permite superar un cierto grado de fragmentación del hábitat, lo que consiguen seleccionando los fragmentos de selva primaria y zonas de elevada pendiente. Sin embargo, estos movimientos no vienen sin costo y la mayoría de los pichones mueren durante dicho periodo, siendo la caza una de las principales causas de muerte detectadas. 

Figura 3. Puntos registrados por el transmisor GPS/GSM colocado a un pichón de la especie en el norte de Argentina durante su primer año de dispersión.

Trabajos realizados con las comunidades rurales indican que cuantas más gallinas hayan perdido los pobladores rurales mayor es su rechazo al águila. Esta noción negativa se ve reforzada por algunos factores sociales como la percepción del daño (mayor en general que el daño real) y en Colombia y Ecuador, por el descontento de los pobladores con la gestión ambiental de las instituciones públicas. En Argentina, todavía tenemos poca información sobre esta relación de los pobladores con el águila, pero algunos trabajos pioneros sugieren que la población rural prácticamente no conoce al Águila Poma y no indican tener conflictos con águilas hacia las que suelen tener una actitud positiva. A pesar de esto, en los últimos años, en nuestro país se han registrado al menos dos casos de cacería de águilas en el entorno de caseríos rurales, lo que indica que hace falta más trabajo. El hallazgo de 8 nuevos nidos en los últimos dos años (2021-2022) y la corta distancia entre varios de estos nidos, indican que la especie es bastante más abundante en nuestro país de lo que se pensaba y posiblemente tenga poblaciones bastante densas en algunas zonas, similares a las registradas en otros países andinos. El monitoreo de estos nuevos nidos y el trabajo con las comunidades rurales cercanas a los mismos sin duda arrojarán más luz sobre la ecología de la especie y sobre las amenazas que afectan a sus poblaciones. El proyecto de investigación que se lleva a cabo en Argentina es parte, a su vez, de una red de proyectos con el águila que se llama Proyecto Águila Inca y que cuenta actualmente con investigadores en todos los países con distribución de la especie, si bien el mayor desarrollo del proyecto viene dándose hasta ahora en Ecuador, Colombia, Perú y Argentina. Es esperable que las iniciativas conjuntas desarrolladas en el marco de este proyecto generen condiciones que permitan mejorar la situación de la especie a nivel global.


Otros colaboradores críticos para este proyecto son o han sido: Rodrigo Aráoz, Amira Salom, Américo Vilte, Tomás Rivas Fuenzalida, Santiago Carrillo, Carlos Strelkov, Darío Zambrano, Daniela Cano, Alejandro Schaaf, personal de APN de PN.Calilegua, Baritú, Aconquija, personal de la Secretaría de Biodiversidad de Jujuy. Han contribuido con fondos o logística The Peregrine Fund, la Fundacióna Azara, Aves Argentinas, CONDESAN y a fundación Yuchan, entre otros.

Para más información se pueden consultar las siguientes publicaciones:

-        Rivas-Fuenzalida, T., Grande, J. M., Kohn, S., Vargas, F. H. and Zuluaga Castañeda, S. 2022. Black-and-chestnut Eagle (Spizaetu sisidori), version 2.0. In Birds of theWorld (S. M. Billerman, Editor). CornellLab of Ornithology, Ithaca, NY, USA. https://doi.org/10.2173/bow.baceag2.02

-        Zuluaga, S., Vargas, F. H., Aráoz, R., y Grande, J. M. 2022. Mainaerial top predator of the Andean Montane Forest copes with fragmentation, butmay be paying a highcost. Global Ecology and Conservation, e02174.

-        Zuluaga, S., Vargas, F. H., Kohn, S. y Grande, J. M. 2022. Top-down local management, perceivedcontribution to people, and actual detrimentsinfluence a rampant human‒top predatorconflict in theNeotropics. Perspectives in Ecology and Conservation 20(2): 91-102.

-        Salom, A., Suárez, M. E., Destefano, C. A., Cereghetti, J., Vargas, F. H., y Grande, J. M. 2021. Human-wildlife conflicts in the southern Yungas: what role do raptors play for local settlers?.Animals, 11(5), 1428.

-        Zuluaga, S., Vargas, F. H. y Grande, J. M. 2021. Integrating socio-ecological information to address human-top predator conflict: the case of anendan gered eagle in the eastern Andes of Colombia. Perspectives in Ecology and Conservation, 18: 98-107.

-        Aráoz, R., Grande, J. M., López, C., Cereghetti, J., y Vargas, F. H. 2017. Thefirst Black-and-chestnut (Spizaetusisidori) nestdiscovered in Argentina reveals potential human-predatorconflicts. Journal of Raptor Research, 51 (1): 79-82.