AGROECOLOGÍA

Analizando el pasado para planificar el futuro

Daniel Buschiazzo, Investigador Principal, CONICET

La Agroecología, que promueve entre otros conceptos una producción agropecuaria sin uso de insumos como fertilizantes o herbicidas, es tema de debate en el ambiente agropecuario de Argentina. Surgida de la lógica necesidad de disminuir el uso de productos que puedan contaminar el ambiente, la Agroecología posee fuertes defensores, pero también detractores. Muchos productores agropecuarios, estudiantes y (por qué no) docentes universitarios de las Ciencias Agrarias, observan expectantes este debate.

Esta contribución se refiere solamente a la factibilidad técnica de producir sin insumos en los sistemas agropecuarios de Argentina, particularmente en planteos extensivos, y no pretende ahondar en otros aspectos contemplados por la Agroecología como los sociales, éticos o económicos. Este aporte se basa en estudios previos y observaciones personales y en cómo esa información del “pasado” podría ser utilizada en el futuro. De ahi el subtítulo de esta propuesta.

En primer lugar, la idea de producir sin insumos no es nueva. Rudolph Steiner, un científico austríaco nacido en 1861, presentó a principios del siglo XX el sistema de producción Biológico-Dinámico (ver, por ejemplo, Koepf et al. 1996). Su propuesta surgió como una respuesta al creciente uso de fertilizantes sintéticos (a partir del entonces reciente descubrimiento del método de Haber-Bosch para fijar artificialmente el N atmosférico) que, se suponía, tendría efectos negativos sobre el ambiente. El sistema Biológico-Dinámico se basaba en un esquema productivo autosostenible que combinaba distintos subsistemas complementarios, generalmente desarrollados sobre pequeñas superficies, sin uso de insumos externos: por ejemplo, las substancias utilizadas para fertilizar los cultivos de cosecha se deberían obtener del tratamiento de subproductos de la cría de ganado del mismo predio, utilizando lombricompuestos o compost. El sistema Biológico-Dinámico no sólo fue un modelo de producción agropecuaria, sino que involucraba también una filosofía de vida, de hecho, Steiner también propuso la educación Waldorf y la medicina antroposófica que son visiones particulares de la educación y la medicina, que hoy en día tienen cultores en todo el mundo, principalmente en Europa. Los sistemas productivos alternativos propuestos por Steiner no tuvieron mucho éxito en su momento y recibieron críticas desde el ámbito científico: se les atribuía poca rigurosidad experimental porque se basaban en un “enfoque místico y sin rigor científico”. Actualmente existen en Europa algunos productores que llevan adelante este sistema, en un contexto de fuertes subsidios a la producción agropecuaria.

Otro antecedente más cercano en el tiempo son los denominados “sistemas mixtos”, que predominaban en la región pampeana hasta la década de 1990, antes de la masiva adopción de la siembra directa. Estos sistemas raramente incluían estrategias de fertilización, el uso de agroquímicos era muy acotado y el control de malezas se realizaba en forma mecánica, por lo que que poseían ciertas similitudes con la producción agroecológica. Se alternaban períodos de agricultura con otros de pasturas, durando cada fase aproximadamente 4 años. Durante los períodos pastoriles el suelo recuperaba su “fertilidad” a través de la fijación de nitrógeno que realizaban las leguminosas (principalmente alfalfa) y esa fertilidad era utilizada posteriormente por los cultivos anuales de cosecha. Los principales desafíos técnicos de estos sistemas eran disminuir la alta demanda energética de los laboreos mecánicos y lograr un control eficiente de malezas o de compactaciones del suelo, entre otros. Un aspecto no crítico en ese momento, pero evidente años más tarde, fue la disminución de algunos nutrientes del suelo debido a la continua extracción por parte de los cultivos y la falta de reposición a través de la fertilización. Hepper et al. (1996) demostraron que los niveles de fósforo disponible del suelo disminuían drásticamente luego de 4 años de alfalfa en suelos de La Pampa (Figura 1), indicando que sería necesario fertilizar las pasturas con este elemento en el corto plazo. Las respuestas a la fertilización fosforada de alfalfas fue corroborado posteriormente por varios autores, entre ellos Bono et al. (1997), quienes verificaron, además, deficiencias incipientes de otros elementos como azufre.

Figura 1. Contenidos de fósforo disponible a dos profundidades, al inicio y luego de cuatro años de pasturas de alfalfa y de cultivos anuales (graneas) en dos suelos de La Pampa.

Los sistemas agropecuarios de Cuba son netamente agroecológicos y un buen ejemplo de cómo funciona el sistema en planteos extensivos e intensivos. En ese País, por razones geopolíticas largamente conocidas, no se utilizan agroquímicos para el control de malezas o plagas ni tampoco fertilizantes sintéticos. La producción hortícola y frutícola, mayormente desarrollada sobre superficies de no más de 5 ha (Figura 2) se realiza en forma más o menos eficiente al existir una alta disponibilidad de mano de obra (alta densidad de población rural) que permite el desarrollo artesanal de fertilizantes a través del compost o el lombricopuesto y un adecuado control de malezas. Los insectos se controlan mayormente utilizando especies florales o aromáticas, más atractivas que el cultivo protegido.

Figura 2. Vista de lotes con cultivos hortícolas y frutícolas en Cuba.

Los rendimientos  en esas condiciones son variables, dependiendo del cultivo y la escala. La Tabla 1 muestra que, en comparación con Argentina, donde se utilizan insumos, la producción alcanzada en Cuba es similar para cultivos hortícolas como pimiento, pero menores para frutales como plátanos. Las diferencias más importantes, sin embargo, ocurren para cultivos extensivos como maíz o papa que rinden entre un 80 y un 50% menos que en Argentina. Vale mencionar que los datos presentados corresponden a cultivos producidos bajo riego en Cuba y en secano en Argentina. Una vista del estado de un cultivo típico de maíz en cercanías de la localidad de Pinar del Río, en el oeste de Cuba, en un lote de producción bajo riego, puede verse en la Figura 3.

Tabla 1. Rendimientos de distintos cultivos en Cuba (sin insumos) y en Argentina (con insumos)

Figura 3. Cultivo maíz en cercanías de la localidad de Pinar del Río, Cuba.

  Una de las principales limitantes que posee Cuba para lograr rendimientos adecuados es el tipo de suelos. Por su génesis, poseen una baja fertilidad química y física, lo que es común en ambientes tropicales como los de este país. Mayormente se clasifican como Ultisoles y Oxisoles, poseen contenidos de materia orgánica que raramente superan el 1% y niveles de fósforo disponible extremadamente bajos. En estas condiciones, la no utilización de fertilizantes sintéticos es un gran impedimento para lograr buenos rendimientos. Sumado a esto, suelen presentarse importantes limitantes físicas en el suelo como la plintita, un duripan típico de suelos tropicales formado por óxidos de hierro fuertemente cementados que dificulta aun más la producción.

Los bajos niveles productivos de Cuba redundan en una disponibilidad muy limitada de alimentos para la población (ver por ejemplo nota de Infobae, 2021) y, aunque existen esfuerzos para mejorar los rindes mediante la aplicación de tecnología, en especial en los sistemas extensivos, los resultados no son suficientes. Recientemente el Minagri desarrolló los primeros híbridos de maíz (ver por ejemplo Argenbio, 2020), con los que se han mejorado los rindes pero sin superar las 5t/ha. Paralelamente, y a nivel experimental, se desarrollan cultivos extensivos en los cuales se utilizan fertilizantes y agroquímicos en cantidades adecuadas, los denominados cultivos “potenciados” por los especialistas locales, que muestran rendimientos muy similares a los de Argentina.

A diferencia de Cuba, en la región pampeana de Argentina existen suelos muy fertiles, que por su génesis poseen buenas dotaciones de distintos nutrientes y contenidos de materia orgánica que, en muchos casos, superan el 5%. A esta favorable situación natural se les suman otros dos factores: el buen manejo previo desarrollado en muchos lotes durante las últimas décadas, especialmente con siembra directa, lo que ha permitido mejorar (o al menos mantener) los niveles de materia orgánica del horizonte superficial, y el uso frecuente de fertilizantes. Es por esto que los sistemas agroecológicos deberían tener mejor performance en Argentina que en Cuba, al menos en los primeros años de implementación. Esta performance sería variable en función de la historia previa de cada lote, del clima y del tipo de suelo, pero tarde o temprano la contínua extracción de lo cultivos agotará el stock de nutrientes del suelo y producirá una disminucion de los rindes. La reposición de estos nutrientes por medio de la fertilización será necesaria en algún momento si se quieren mantener rindes económicamente rentables, no sólo en sistemas extensivos sino también en intensivos. Sólo el nitrógeno podría ser repuesto al suelo sin el uso de fertilizantes sintéticos, a través de la fijación biológica que realizan las leguminosas.

Los principios de la Agroecología son irrefutables, ya que el adecuado uso de agroquímicos es indispensable para evitar contaminaciones de suelos, aguas y aire con sustancias derivadas de su uso. La gran pregunta es si podrá prescindirse totalmente de ellos en los sistemas extensivos de Argentina. Las evidencias aquí presentadas indican que no, que al menos será necesario reponer nutrientes con fertilizantes sintéticos debido al progresivo agotamiento que producirá la extracción de los cultivos. Sin embargo, otros problemas también podrán manifestarse en el futuro, como por ejemplo la aparición de compactaciones en los suelos, dificultades para controlar malezas y plagas, y no debería descartarse la ocurrencia más frecuente y más intensa de eventos erosivos por agua o por viento de realizarse labranzas que disminuyan la cobertura del suelo.

 

 

Bibliografía

Argenbio. 202. https://argenbio.org/actualidad/72-mas-novedades/mas-novedades-en-el-mundo/12587-campesinos-cubanos-inician-cultivo-de-maiz-hibrido-transgenico

Bono A., D.E. Buschiazzo, P. Lescano, J. C. Montoya y F. J. Babinec. 1997. Fertilización de una pastura con nitrógeno, fósforo y azufre en un Haplustol éntico de la Pampa (Argentina). Ciencia del Suelo 15:95-98

Herbert H. Koepf, Wolfgang Schaumann und M. Haccius: Biologisch-Dynamische Landwirtschaft, Verlag Eugen Ulmer 1996

Hepper, E.N.; G.G. Hevia; A. Urioste; A. Bono; D.E. Buschiazzo. 1996. Efectos de la agricultura sobre fracciones de fósforo en suelos de la región semiárida pampeana central. Ciencia del Suelo 14: 96-98.

INFOBAE, 2021: https://www.infobae.com/america/america-latina/2021/06/27/el-drama-de-la-comida-en-cuba-en-la-isla-solo-hay-tres-problemas-desayuno-almuerzo-y-cena/).