Boletín Nº 3

Antonela Iturri,  Investigadora Adjunta, CONICET 

El análisis de laboratorio permite conocer las características del suelo vinculadas con su fertilidad. La recolección en el campo de la muestra a analizar es fundamental para obtener resultados confiables. Es por ello que el interrogante planteado en el título se refiere a una de las etapas más importantes del análisis del suelo: la toma de la muestra que es la etapa previa a cualquier análisis químico de laboratorio.

El objetivo del muestreo es reducir la masa de suelo a una porción que pueda analizarse en el laboratorio, tal como un bioquímico toma una pequeña porción de nuestra sangre para realizarle los análisis necesarios. Las muestras deben ser representativas del sistema original: el suelo (¡o la sangre!), para que luego el resultado refleje las condiciones del lote bajo estudio. Deben ser, además, representativas, es decir, contener todos los componentes del suelo (o, nuevamente, de la sangre) en las mismas proporciones que en el sistema original.

Volviendo al interrogante planteado al inicio, hacer una buena toma de muestras del suelo es fundamental para obtener resultados de buena calidad. Recientemente, avances en la gestión de la calidad de los laboratorios de análisis de suelo y en la implementación de protocolos normalizados, generan un contexto de elevada calidad analítica de los resultados que allí se obtienen. Por ello, la atención debe dirigirse hacia buenas operaciones en la toma de la muestra en el campo, una de las mayores y mas frecuentes fuentes de error de los resultados.

Sabemos que debemos prestar especial atención a la toma de muestras del suelo, pero: ¿cómo se procede para un muestreo eficiente?. Lo primero que debemos establecer es el objetivo para el cual se toman las muestras y se solicitarán los análisis. Por ejemplo, podría tratarse de una toma de muestras para conocer los niveles de fósforo (un elemento esencial para el normal crecimiento y desarrollo de la mayoría de los cultivos de cosecha) en un lote en producción extensiva o de la salinidad en lotes de una zona bajo riego. Para alcanzar el objetivo propuesto, se deben seguir, entonces, una serie de pasos que requieren considerar las siguientes preguntas generales:

 

1. ¿En qué lugar o lugares tomar las muestras de suelo?

La primer recomendación es descartar cualquier situación no representativa del sitio de muestreo, por ejemplo, aquellos sectores del lote debajo de alambrados, de carga y/ descarga de fertilizantes y o productos fitosanitarios o cercanos a cortinas de árboles y caminos. Luego, en caso de que existieran zonas de diferente relieve (loma y bajo, por ejemplo) o de distinta productividad aparente (más y menos rendimiento de un mismo cultivo, por ejemplo), deberían muestrearse cada situación por separado a los efectos de contemplar la heterogeneidad del sitio. Un ejemplo visual de dos lotes, con y sin variaciones de relieve, se muestran en las Figuras 1 y 2.

Figura 1.  Lote plano y sin zonas con distintas productividades aparentes. En este caso, pocas muestras serán suficientes dada la escasa variabilidad espacial. 

Figura 2. Lote ondulado. En este caso será necesario recolectar muestras de cada posición de relieve para lograr representatividad.

2. ¿Cuántas muestras de suelo se deben tomar?

         Cada muestra debe estar formada de 10 a 15 submuestras para disminuir la variabilidad asociada al sitio. Esto quiere decir, que tomaremos muestras en 10 o 15 puntos, las mezclaremos en un recipiente (puede ser un balde) obteniéndose una sola muestra (muestra compuesta), y una porción de este mezclado será la que se envíe al laboratorio a analizar. Se recomienda enviar al laboratorio aproximadamente un kilogramo, cantidad que será más que suficiente para hacer numerosos análisis.

Si se hubieran identificado áreas distintas, como lomas y bajos, se realizará el procedimiento descripto anteriormente, tanto en ambas posiciones, pero las muestras del bajo y la loma no se mezclarán entre sí, sino que se enviarán en bolsas separadas al laboratorio, el que también realizará el análisis por separado.

 

3. ¿A qué profundidad se van a tomar las muestras de suelo?

Dependerá del objetivo del análisis. En general, para la mayoría de los análisis (como por ejemplo la determinación de concentraciones de elementos nutrientes esenciales para el crecimiento vegetal como el fósforo), se toman a una profundidad de 0 a 20 cm, que es la zona del suelo de donde la planta mayormente extrae los nutrientes. 

Es importante destacar que, en caso de que el objetivo del análisis requiera de muestras de suelo de distintas profundidades (como por ejemplo, en estudios de salinidad, ya que las sales, por ser especies muy solubles en agua, suelen modificar su ubicación en profundidad de acuerdo a las fluctuaciones del agua en el suelo), éstas no deben mezclarse sino enviarse en bolsas separadas al laboratorio.

 

4. ¿Con qué tomar las muestras de suelo?

En general, la toma de muestras de suelo puede realizarse con palas (de punta) y/o barrenos. Estos últimos son elementos metálicos que se utilizan para hacer pozos cilíndricos de 2 a 10 cm de diámetro, que extraen el material en un tornillo helicoidal rotatorio. Los hay también de otros tipos, tales como los caladores (similares a un sacabocado) o los que tienen un recipiente contenedor (Figura 3).

Figura 3. Herramientas comunmente utilizadas para la toma de muestras de suelo

Cualquiera de estas herramientas puede utilizarse para la extracción de muestras de suelo, siempre y cuando se respeten los criterios generales de muestreo descriptos anteriormente, en cuanto a sector/es a muestrear, números de muestras y submuestras y profundidad/es por sector.

Una vez realizada la toma de muestras de suelo, no debe desatenderse su transporte hasta el laboratorio. La muestra de suelo, almacenada en dos bolsas plásticas (¡si, dos! una bolsa conteniendo la muestra y otra que recubre a la anterior, a fin de brindar una mayor protección a la muestra de suelo). Entre las dos bolsas se ubicará una etiqueta de papel, la cual deberá escribirse en lápiz (¡para evitar que la información escrita se borre por efecto de la humedad!). En la etiqueta deberá consignarse toda aquella información que identifique a la muestra, como por ejemplo su origen, sector muestreado (bajo o loma, por ejemplo) y la profundidad. En general, las muestras deben transportarse al laboratorio lo antes posible (entre 24 a 48 h luego de la extracción), preferentemente al abrigo de altas temperaturas y de la luz solar directa, a efecto de su conservación.

Aquí mencionamos criterios generales para una buena toma de muestras de suelo que minimice la variabilidad del muestreo. No hay “recetas” para un muestreo perfecto. Sí criterios generales que pueden adecuarse atendiendo al objetivo del muestreo. Una vez que las muestras son entregadas al laboratorio, éste empleará un sistema de gestión que tenderá la máxima calidad analítica posible. Así, la información resultante será interpretable y útil, contribuyendo a diversos usos, tales como la caracterización de suelos, el diseño de planes de manejo, el cálculo de la dosis de fertilizante a aplicar, entre otros.