La erosión eólica de los suelos, mucho mas que nubes de polvo


Daniel Buschiazzo, Investigador Principal CONICET

La erosión eólica del suelo, aquella producida por el viento, es un fenómeno común en todas las regiones áridas y semiáridas del mundo. Ocurre, básicamente, en condiciones de alta velocidad de viento y de suelos sin cobertura vegetal. Este proceso de degradación del suelo es reconocido como uno de los más importantes y extendidos a nivel mundial. 

En la provincia de La Pampa, la erosión es más frecuente en el período primavera-verano, la época ventosa en la región, durante la cual los suelos suelen permanecer descubiertos luego de ser laboreados para la siembra de los cultivos de verano. Imágenes de eventos erosivos ocurridos en el este de la provincia en 2022, se muestran en el Video 1. 

Video 1. Evento erosivo en la zona de Lonquimay, Provincia de La Pampa, en la primavera de 2022. 

Gentileza de "Promotora Timbó Films"

Como muestra el video, la erosión eólica se manifiesta en forma de tormentas de polvo que, además de su espectacularidad, producen diversos efectos sobre el ecosistema. El más común es el de la disminución de la visibilidad, que suele ocasionar accidentes de tránsito, muchas veces con el saldo lamentable de víctimas fatales. Existen otras consecuencias no tan inmediatas, pero igualmente importantes, como la aparición de enfermedades en humanos de distinto tipo, desencadenadas por la inhalación de partículas de tamaño muy pequeño que ingresan a pulmones y, eventualmente, al sistema circulatorio. Detalles del tipo de material involucrado en estos procesos y sus efectos sobre la salud del ser humano se describen en el Boletín N°1 y el Boletín N°11 de esta misma publicación.   

Las nubes de polvo (o plumas de polvo) representan, sin embargo, una muy pequeña porción del total de suelo perdido, generalmente, menos del 10% del total. La gran masa de suelo erosionado no es tan visible porque se moviliza por debajo del metro de altura. Cerca de la superficie del suelo, las partículas se mueven, literalmente, saltando: son elevadas por el viento hasta cierta altura, luego de cierta distancia vuelven a caer sobre la superficie del suelo impactando sobre nuevas partículas que son, a su vez, removilizadas. Este proceso se repite a medida que la erosión avanza en el terreno, por lo que la cantidad de material se incrementa a medida que aumenta la distancia recorrida, en un verdadero efecto "avalancha" denominado saltación. El Video 2 muestra detalles de cómo funciona este movimiento. 

Video 2. Movimiento de partículas por el proceso de "saltación", captadas  en un túnel de viento del Grupo de Suelos del Incitap. Gentileza de "Promotora Timbó Films"

¿Qué produce la erosión eólica sobre el suelo?

El movimiento de saltación es el principal responsable de la disminución de la calidad de los suelos, ya que es el que mayor cantidad de material moviliza y el que acarrea la fracción del suelo más enriquecida en sustancias que definen su fertilidad, por ejemplo, materia orgánica y elementos nutrientes para las plantas. 

En algunos casos, el efecto de la erosión es tan extremo que produce la pérdida de todo el perfil del suelo. Este es el caso que se muestra en la Figura 1, donde se observa que, luego de un evento erosivo muy grave ocurrido en la región de Patagones, Provincia de Buenos Aires, la capa cultivable ha desparecido, quedando en superficie material pedregoso (cantos rodados) que originalmente se encontraba a 40 o 50 cm por debajo de la superficie. En el estado actual es prácticamente imposible el uso del suelo con fines agrícolas.  

Figura 1. Estado del suelo luego de un evento erosivo en Patagones, Argentina. El viento ha erosionado completamente la capa cultivable del suelo y ha dejado material pedregoso sobre la superficie. Este se encontraba originalmente a aproximadamente 50 cm de profundidad.    

Normalmente, los eventos eólicos no producen cambios tan extremos como los mostrados en la Figura 1, pero sí pueden modificar enormemente la capacidad productiva del suelo.

En primer lugar, el viento extrae del suelo las partículas mas finas (limo y arcilla), que son más fácilmente transportables por su menor tamaño y peso, y acumulan residualmente a las más gruesas (arena), que son mas pesadas y más difícilmente transportables. Esto hace que el suelo erosionado se vuelva mas arenoso. Una de las consecuencias directas de este cambio es la disminución de su capacidad para almacenar agua, lo que significa, indefectiblemente, una disminución de su potencial productivo. 

Junto con los materiales finos que acarrea el viento se pierden cantidades importantes de materia orgánica y elementos nutrientes para las plantas, sustancias que le confieren fertilidad al suelo. Algunos cálculos basados en mediciones de campo llevadas a cabo durante algunos años, indican que los suelos de La Pampa pueden perder, en casos excepcionales, hasta 200 toneladas por hectárea en menos de 24 horas. Esta cantidad puede parecer insignificante si se considera que, en 10 cm de espesor, 1 hectárea posee mas de un millón de toneladas de suelo, pero cobra valor si se tiene en cuenta que, por un lado, este efecto repetido en el tiempo puede ocasionar la pérdida de varios mm de la capa más fértil del suelo en menos de un año y que esa masa de suelo erosionado puede contener mas de 100 kilos de nitrógeno, elemento que, normalmente, debe ser repuesto al suelo por medio de fertilizantes sintéticos. 


¿Cómo controlar la erosión eólica?   

Las técnicas para controlar la erosión eólica se basan en dos premisas básicas: 

La cobertura se puede lograr utilizando distintos materiales de origen natural, como rastrojos, cultivos de servicios, pasturas o especies forestales, o de origen sintético, como emulsiones asfálticas o derivados de polivinilos, entre otros. El uso de estas sustancias dependerá de las características del sistema de producción y la superficie a estabilizar, entre otros factores. 

La disminución de la distancia recorrida por el viento se puede lograr utilizando barreras naturales o artificiales que se intercalan dentro de los terrenos erosionables. Un ejemplo excelente de la aplicación de esta técnica es la prevista por la Ley de Suelos de la Provincia de La Pampa 2139/04, que establecen que, para cultivar maní en el ámbito de la provincia, es obligatorio el uso de franjas de cultivos protectores como maíz o sorgo, los que deben ubicarse cada 40 metros de distancia y dispuestos en forma perpendicular a la dirección predominante del viento. Estudios desarrollados en condiciones de campo en el norte provincial indican que el uso de estas franjas pueden disminuir la erosión eólica hasta en un 90% e incrementar los rindes del maní entre un 15 y un 20%. 

Se puede concluir que el efecto negativo de la erosión eólica se produce tanto por las pérdidas de grandes cantidades de suelo, como por las del material más rico en sustancias esenciales para su fertilidad, como la materia orgánica o elementos nutrientes para las plantas. Cada evento de erosión eólica compromete la futura productividad de los suelos.


En el link https://el-proximo-paso.lapampa.gob.ar/#/, puede accederse a un documental desarrollado por la Productora Timbó Films que incluye a la temática aquí desarrollada.