De vez en cuando leo mis viejas publicaciones con el fin de cambiar algunas palabras y mejorar la lectura.
Es solo para que resulte de mejor comprensión, pero también para eliminar o sobre escribir frases que, con el tiempo y la experiencia adquirida, noto que quedan expuestas a sustanciales mejoras.
Esta mejora no implica que haya descubierto que un texto escrito con anterioridad hoy carezca de veracidad. Pero en mi afán de hacer esto un relato cronológico y al estar cargado de un fuerte tinte de opinión, sucede que con la nueva experiencia y conocimientos adquiridos, descubro que puedo “adornar” o “embellecer” aún más lo hecho, o que le puedo agregar datos, o incluso por haber cambiado de parecer y eliminar los prejuicios de antaño.
Me ha sucedido que por error he eliminado una de las primeras entradas, la cual yo mismo visitaba con cierta periodicidad y la iba mejorando constantemente. En la última visita para reeditarla, se me ha escapado un [Supr] y la perdí.
Se trata de la entrada “Qué avión elegir para construir” en la cual traté de generar un orden en los conceptos, hoy la vuelvo a redactar con el agregado de nuevas reseñas que pueden resultar de interés.
Lo expuesto no es un descubrimiento revelador, ni mucho menos.
Cuando los japoneses de Toyota implementaron el Lean Six Sigma y 5S, las empresas que pusieron en práctica sus lineamientos mejoraron sustancialmente su producción.
Ahora ¿De qué se trata el Lean Six Sigma y 5S? Básicamente se trata de limpiar el sector de trabajo, de hacer caminar menos al operario, de tirar lo que no sirve para que no entorpezca y guardar ordenadamente lo que sirve clasificándolo, de identificar y reducir los tiempos de “Setup” o “tiempos muertos” en la producción. Se trata de otorgarle un “valor agregado” al producto y de eliminar aquello por lo que el cliente no paga en él.
Un ejemplo claro: Puedo gastar una fortuna en instalar un horizonte artificial con su vénturi. Pero si no se encuentran en el tablero los restantes instrumentos para habilitar el vuelo IFR....cuando quiera vender ese avión, nadie me va a pagar más por el solo hecho que lo tenga. En definitiva, ese instrumento por si solo, no sirve para nada y menos si no he dejado espacio en el tablero para que se puedan instalar los faltantes (VOR, ADF, etc.)
Pero en el tablero queda lindo, eso es innegable.
Es decir que realicé un gasto que no me va a redituar nada
Volviendo al tema, no hay secreto en LSG y 5S. Solo que al parecer a nadie se le había ocurrido documentarlo para ponerlo en práctica. Si bien todos saben que limpiar y ordenar el espacio de trabajo es básico para luego ejercer en mejores condiciones.
Del mismo modo, aquí, no descubro la fórmula reveladora que nos responda cuál será el avión ideal para lanzarse en la construcción. Solo pretendo clasificar de una manera un poco más ordenada ciertas variables, las cuales no he visto documentadas en ningún lado.
LA VETA PSICOLÓGICA DE LA CONSTRUCCIÓN AERONÁUTICA PARA NEÓFITOS
NO ESTAR SEGURO NO IMPLICA NO ESTAR PREPARADO PARA COMENZAR
Honestamente a mí me entró un buen miedo cuando tuve que desembolsar el dinero para comprar los primeros materiales para iniciar la construcción, sin saber todavía si era capaz de hacerlo. ¿Lo estaría perdiendo irreversiblemente? ¿Voy a abandonar y me va a quedar todo lo que compré de rezago? ¿Voy a perder la confianza de todos los que creyeron en mí? ¿Voy a dejar de creer en mí mismo?...Para muchos, como para mí, es inevitable no pensar estas cosas.
Es absolutamente normal, nunca antes hemos hecho un avión ni tampoco hemos tenido el entrenamiento para hacerlo.
Nos basamos en nuestras propias seguridades y nuestra propia evaluación de lo que realmente somos capaces de hacer, para hacerlo.
Para aquél a quien la inseguridad le gane la batalla, hay una forma de intentar salvar la situación:
Existen cursos de carpintería, de soldadura, existen las universidades gratuitas (al menos en Argentina, situación muy ventajosa y que no sabemos aprovechar) para consulta o incluso hasta para cursar algunas materias interesantes de Ingeniería Aeronáutica y sacarnos las dudas, tenemos cerca de casa gran cantidad de gente que ya ha vivido la experiencia de la construcción aeronáutica amateur para consultarlos, para aprender de sus técnicas y sus vivencias.
Todas estas cosas, las he hecho, las practiqué de alguna u otra forma. Todas ellas: Hablar con muchos, buscar en la web, investigar, leer libros especializados y hasta cursar dos años de Ingeniería Aeronáutica que me vinieron muy bien.
Hay que pegar el salto y empezar.
En general, partimos de los planos. Pero como su costo no es todavía tan elevado y tampoco ocupan espacio, la movida de comprar los planos no nos causa mella. No acusamos recibo.
En cambio cuando hay que desembolsar sumas más importantes para la compra de equipos, herramientas y materiales, los cuales ocupan un volumen de espacio importante, la inseguridad crece exponencialmente.
Cuando se comienza con los trabajos y se observan los primeros buenos resultados, es tanta la satisfacción, que uno pasa a creerse Howard Hughes en menos de un minuto.
Al menos hasta el primer tropiezo.
Hay muchos que se plantan en el “no lo sé” o en el “no puedo”.
Arrancar es todo un reto.
Probablemente muchos teman al fracaso, en lo que a mí respecta, el fracaso, es nunca haberlo intentado. Pero no tenemos porque estar todos de acuerdo en esto.
INVESTIGUEMOS
Después de evaluar que cuento con lo que se me ocurrió llamar “los cuatro ítem básicos” (ver entrada); Conocimientos, Dinero, Espacio y Apoyo (logístico y moral) me dispongo entonces a comenzar la selección.
Esta no es tarea fácil, cuando la cosa va enserio y uno entiende que comienza el desembolso de dinero para el proyecto, la decisión de “qué avión seleccionar para construir” toma una relevancia vital. Entonces hay que detenerse, “parar la pelota y levantar la cabeza” en términos futboleros.
No escatimar tiempo; Tiempo en realidad es lo que sobra, contrario a lo que uno supondría. Nadie tiene que hacer un fichaje de entrada y salida al taller o al hangar donde iniciará su trabajo de construcción. No vivimos de esto. El tiempo invertido en la construcción será el que sobre de nuestras obligaciones, aquellas sin las cuales no comemos ni pagamos impuestos.
Entonces, partiendo de esa primera premisa, hay que entender que es importantísimo dedicar el tiempo suficiente y necesario a investigar, para seleccionar adecuadamente.
TIEMPO: TOMARSE SIEMPRE EL NECESARIO, NUNCA ES “MUCHO TIEMPO”
En mi caso particular, cuando me detuve en el tema de la selección, me envolví entre variables las cuales me costó clasificar, ordenar y otorgarles prioridades.
Así entonces, estas variables, a mi criterio, son:
1. Materiales mayoritarios con los cuales se construye el avión.
2. Presupuesto o valor del avión.
3. Características y actuaciones del avión deseado.
4. Estética del avión deseado.
5. Mis miedos y prejuicios.
Mis miedos y prejuicios.
Hay una disyuntiva interesante en este ítem, el cual he ubicado último en la lista pero determiné que será el primero en ser tratado, por un motivo:
Si bien el miedo o los prejuicios no son susceptibles de medición, no son un parámetro cuantificable, no hubieran merecido este espacio porque no son ciencia. Sin embargo pude notar que nadie puede independizarse de ellos y suelen tener drásticas consecuencias.
Cuando digo “Drásticas” no me refiero a “catastrófico” sino a “determinante”.
Sea uno un neófito ignorante o bien sea el sabio en la construcción aeronáutica, algo en común habrá en ambos roles; Los miedos y prejuicios logran su espacio en ellos (en nosotros) e influyen notoriamente en la toma de decisiones.
“La madera es para el asado”, menciona un eximio constructor aeronáutico, que claro, construye fuselajes en acero de tubos soldados denostando la construcción aeronáutica en madera.
Por supuesto que la reflexión es entre amigos y es jocosa…no lo diría en público. Él sabe tan bien como yo que la madera fue, es y será un material excelente para la construcción aeronáutica.
Solo que él no la usará jamás y nadie va a condenarlo por eso.
Ladislao Pazmany en su libro “Light Airplane Design” nos va a endulzar los ojos con palabras maravillosas acerca de las ventajas de la construcción en aluminio. Por supuesto que sus aviones, son íntegramente en aluminio, fuselaje, cobertura y alas, de hecho estoy enamorado del “PL 2” su avión. No obstante ello, Pazmany acudió a la comparación (por más odiosa que resultara) y empujó un par de peldaños abajo al acero, al cotejarlo con el aluminio. Todo esto en el marco de intentar demostrar con evidencia documentada los porqués él selecciona al aluminio como el material aeronáutico por excelsitud.
Para que la primera afirmación aquí expuesta NO quede como una verdad, menciono que Carlos Lorenzo en su libro “Madera, su uso en la construcción aeronáutica” nos enseña cómo usar este magnífico material para el fin que nos compete y nos deleita con las bondades de la madera. Uno lee el libro y casi puede oler la fragancia de la madera, admirar su acabado y hasta hacerse amigo de la naturaleza.