El orden de los factores SI altera el producto
La tecnología debe integrarse a nuestra propuesta en función de nuestras necesidades curriculares y pedagógicas; nunca a la inversa. Nunca deberíamos diseñar una clase en función de ese recurso llamativo que encontramos mientras navegábamos por internet (sería como construir una casa en función de una canilla que nos fascinó por algún motivo). Los recursos tecnológicos deben integrarse siempre para enriquecer nuestra clase, para agregarle un valor significativo, y no como decoración vistosa de nuestra propuesta didáctica.
En esta clase continuaremos explorando el modelo TPACK:(Mishra y Koehler, 2006) presentaremos un enfoque metodológico para planificar actividades y propuestas que integren tecnología. También comenzaremos a desarrollar el trabajo final.
Para los autores (Mishra y Koehler, 2006), una verdadera integración de las tecnologías en la enseñanza de un contenido disciplinar implica comprender las intersecciones de estos tres componentes. Veamos cómo el TPACK explica estos cruces y combinaciones.
Conocimiento pedagógico disciplinar
Para explicar esta interrelación, Mishra y Koehler (2006) retoman la idea de Shulman (1986) acerca del conocimiento pedagógico que es aplicable a la enseñanza de un contenido específico. Se refieren así al conocimiento que permite comprender cómo se debe organizar y adaptar un contenido para ser enseñado.
A diferencia del saber de un experto centrado fundamentalmente en un campo de saber, esta intersección hace hincapié en la articulación entre los conceptos propios de la disciplina y las técnicas pedagógicas. También incluye el conocimiento acerca de los saberes que los alumnos traen consigo al proceso de enseñanza aprendizaje (sus estrategias, ideas previas, errores conceptuales y metodológicos más frecuentes).
Conocimiento tecnológico disciplinar
Se refiere al conocimiento sobre cómo se relacionan la tecnología y el contenido disciplinar, y a la influencia mutua, que hace que se limiten o se potencien el uno al otro.
Este conocimiento implica saber elegir qué tecnologías son las mejores para enseñar un tema disciplinar determinado y cómo utilizarlas de forma efectiva para abordarlo. Los docentes tienen que conocer de qué modo el contenido disciplinar es transformado por la aplicación de una tecnología y cómo el contenido a veces determina o cambia la tecnología que se utilizará. La selección de las tecnologías habilita o limita el tipo de temas que se pueden enseñar, así como la selección de un tema a veces limita la tecnología que se puede usar.
Conocimiento tecnológico pedagógico
Es el conocimiento de las tecnologías disponibles, de sus componentes y su potencial, para ser utilizadas en contextos de enseñanza-aprendizaje. También se refiere al conocimiento acerca de cómo la enseñanza y el aprendizaje se modifican al utilizar una tecnología en particular. En este sentido, la tecnología y la pedagogía se potencian y se limitan mutuamente en el acto de enseñar.
Esta intersección entre tecnología y pedagogía implica un conocimiento acerca de la existencia de herramientas para realizar determinadas tareas y la habilidad para elegirlas en función de sus posibilidades de adaptación a contextos educativos. También supone el desarrollo de una mente abierta y creativa para poder adaptar las herramientas que existen, que no siempre fueron creadas para fines educativos, y reconfigurarlas.
La unión de todas las intersecciones resulta, como ya señalamos, en el conocimiento tecnológico pedagógico disciplinar al que, en una traducción casera y analógica, podríamos llamar "una mochila de saberes" (tecnológicos, pedagógicos y disciplinares).
El TPACK no responde a expertos disciplinares que usan tecnología, tampoco a tecnólogos que saben algo de pedagogía, ni a docentes que saben un poco de la disciplina que enseñan o de la tecnología que utilizan. El TPACK es, en definitiva, la base de una buena enseñanza con tecnología y requiere la comprensión de:
la representación de ideas mediante el uso de tecnología;
las técnicas pedagógicas que utilizan la tecnología en formas constructivas para enseñar un contenido;
el conocimiento sobre qué hace fácil o difícil la comprensión de un concepto y cómo la tecnología puede contribuir a compensar esas dificultades que enfrentan los alumnos;
el conocimiento de las ideas e hipótesis previas de los alumnos y de cómo la tecnología puede ser utilizada para construir conocimiento disciplinar.
Desde esta mirada, nuevamente encontramos que las herramientas están al servicio de los seres humanos: nosotros las elegimos una vez que ya sabemos qué acción es posible ejercer con ellas, aunque al mismo tiempo, esas herramientas también impactan sobre nuestros aprendizajes y nos modifican.
Recursos TIC de todo tipo
Así como podemos asignar diferentes funciones para los usos de materiales didácticos, también podemos encontrar diferentes criterios para clasificar los recursos digitales. Simplemente con el objetivo de facilitar la selección e integración de recursos, proponemos usar una tipología en tres categorías: información, comunicación y aprendizaje, si bien un mismo recurso puede utilizarse para distintas funcionalidades (Cacheiro González, 2011: 70).
En este contexto, vale destacar que la integración de recursos digitales no implica que los recursos ya existentes en el aula (pizarrón, tizas, TV, video, etc.) deban considerarse obsoletos y desaparecer por completo. Como ha sucedido con la llegada de cada nueva tecnología a las escuelas, solo se vuelve necesaria una reordenación de los recursos clásicos para, en este caso, dar lugar a la incorporación de las herramientas digitales. Eso sí: siempre en forma coherente con la toma de decisiones pedagógicas (Cacheiro González, 2011).