P. El final de la guerra

En las ofensivas que el ejército alemán había lanzado contra los aliados entre marzo y julio de 1918 habían perecido más de un millón de soldados germanos. El total de bajas alemanas desde 1914 ascendía a 4.500.000 y no había en el país hombres suficientes para sustituir las pérdidas. Divisiones enteras habían desaparecido y kilómetros de trincheras alemanas estaban abandonadas porque, simplemente, no había quien las defendiese. El esfuerzo económico, militar y sobre todo humano que había hecho el Reich era excesivo.

En el otro bando, las fuerzas aliadas no paraban de aumentar. A los franceses y británicos se sumaron los estadounidenses que cada mes enviaban a 200.000 ó 250.000 hombres a Europa. No obstante, las pérdidas de los aliados también eran enormes ya que entre marzo y noviembre de 1918 perecieron más de 1.500.000 soldados. Además, aunque los altos mandos franceses, británicos y americanos eran conscientes de que habían tomado la iniciativa en la guerra, pensaban que la situación de los ejércitos del Reich no era tan desesperada, dada la resistencia que oponían a su avance. A todo ello hay que añadir que las fuerzas estaban también diezmadas. Si los alemanes habían reducido el número de unidades, también lo hicieron por falta de hombres los franceses y los británicos.

La situación de los aliados era tan delicada que las autoridades francesas y británicas pidieron al presidente de EE.UU., W. Wilson, que enviase "urgentemente cuatro millones de soldados a Europa". La petición era descabellada para los EE.UU. pero no para los gobiernos europeos que veían cómo podían planificar ofensivas pero no había soldados que las llevasen a cabo. En cualquier caso, las ofensivas aliadas llevadas a cabo entre agosto y octubre de 1918 hicieron retroceder de forma imparable a los alemanes. A finales de octubre la mayor parte del territorio francés ocupado durante la guerra había sido liberado y ya se combatía en Bélgica.

Ofensivas aliadas entre agosto y noviembre de 1918

Por otra parte, Wilson había propuesto sus famosas "Catorce tesis" que llevaban a "una paz sin victoria". A primera vista era un plan brillante pero la realidad era muy distinta y ningún contendiente quería una paz sin vencedores ni vencidos:

  1. Convenios abiertos y no diplomacia secreta en el futuro.
  2. Libertad en los mares.
  3. Eliminación de barreras económicas.
  4. Reducción de los armamentos nacionales.
  5. Derecho de autodeterminación de los pueblos.
  6. Evacuación del territorio ruso.
  7. Restauración de la soberanía de Bélgica.
  8. Liberación del territorio francés y de los perjuicios causados en 1871 (Devolución de Alsacia y Lorena).
  9. Reajuste de las fronteras italianas.
  10. Derecho de autodeterminación para los pueblos del Imperio Austro-Húngaro.
  11. Evacuación de Rumanía, Serbia y Montenegro.
  12. Desarrollo de las nacionalidades del Imperio Otomano y apertura del estrecho de Dardanelos.
  13. Declaración de Polonia como Estado Independiente con salida al mar.
  14. Creación de una Sociedad de Naciones para solucionar conflictos por la vía diplomática.

Ante la dramática situación interna, las autoridades del Reich decidieron aceptar las tesis del presidente de EE.UU. para evitar una humillante derrota. En esta situación, el alto mando alemán decidió que su Gobierno pidiera un alto el fuego. Esta decisión supuso un gran alivio para la población alemana que había visto cómo los generales Hindemburg y Ludendorff se habían opuesto desde el verano a un cese de hostilidades, confiados en que aún era posible ganar la guerra.

Era octubre de 1918 y la noticia se extendió por el Reich. Era la oportunidad que muchos esperaban para comenzar una revolución. El 29 de octubre se produce el primer motín naval en el puerto de Kiel. Es controlado y 600 marineros son encarcelados. Sin embargo, entre el 4 y el 9 de noviembre soldados y marineros se levantaron contra la guerra. Más de 100.000 amotinados en todo el Reich bloquearon buques, submarinos, ferrocarriles y camiones.

Combates en Berlín entre revolucionarios y fuerzas gubernamentales. Noviembre de 1918

Al mismo tiempo, los revolucionarios proclamaron el Estado Bolchevique de Baviera y días después, entre el 8 y el 9 de noviembre, las tropas amotinadas controlaban las principales ciudades del Reich. Ese mismo día 9 de noviembre se proclamó la República de Weimar y el káiser, incapaz de controlar la situación, decidió abdicar y marchó al exilio en los Países Bajos. Era el final del Reich y el nuevo gobierno de la República se dispuso a solicitar la paz a los aliados.

La solicitud del alto el fuego pilló desprevenidos a los aliados. Ahora los alemanes deseaban detener la lucha y esto les permitía poner sobre la mesa todas sus demandas. Días después comenzaron los preparativos para detener la guerra.

El ocho de noviembre una delegación alemana llegó a la ciudad francesa de Compiègne, donde fue recibida en un vagón por el mariscal francés Foch en nombre de los aliados. La delegación alemana estaba liderada por Erzberger, un político que siempre se había opuesto al militarismo del Kaíser y que, con su exilio, se había convertido en uno de los hombres fuertes de la recién nacida República de Weimar.

Erzberger se dirigió a Foch y le dijo que le gustaría tener propuestas de paz de parte de los aliados. El mariscal francés le respondió que no tenía ninguna propuesta. Otro delegado alemán añadió: "Estamos esperando su respuesta de parte de los aliados". Se hizo el silencio. Seguidamente, Foch espetó: "¿Desean un alto el fuego? Si lo desean entonces les hablaré de nuestras demandas?". Seguidamente, pidió a un subordinado que leyera las demandas en francés. Fueron las que siguen:

  • Rendición incondicional de Alemania.
  • Desocupación inmediata de todo el territorio ocupado
  • Desocupación inmediata de la orilla occidental del Rin
  • Dejar libre una cabeza de puente hacia territorio alemán
  • Devolución de todos los prisioneros de guerra
  • Entrega inmediata de 5.000 cañones, 25.000 ametralladoras, 3.000 morteros, 1.700 aviones y todos los submarinos
  • Internamiento de toda la flota alemana
  • Pago del coste de un ejército aliado de ocupación en Alemania
  • Restauración de todo el daño causado en los territorios ocupados por los alemanes
  • Entrega de 5.000 locomotoras totalmente utilizables, 15.000 vagones y 5.000 camiones
  • El bloqueo económico a Alemania iba a continuar de momento

Ante semejantes condiciones, los alemanes quedaron sorprendidos e indignados pero el mariscal Foch les advirtió que no eran negociables. Debían aceptarlas o rechazarlas todas. Esta situación perjudicaba gravemente a Alemania que se veía humillada. No había posibilidad de negociación y recibiría el trato de enemigo vencido. Si Alemania rechazaba las condiciones, la ofensiva aliada continuaría y eso era algo que las autoridades germanas no podían permitirse.

Poco más podía hacer la delegación. Aunque pensaban que los "Catorce puntos de Wilson" habían sido aceptados por los aliados, la realidad era muy distinta. Sólo quedaba firmar el acuerdo de Armisticio que se hizo el 11 de noviembre de 1918. La guerra había terminado pero la paz completa no llegaría a Europa. Al menos de momento.

Luxemburgo es liberado por los aliados en noviembre de 1918. Mujeres luxemburguesas ondean las banderas de las naciones triunfadoras en la Primera Guerra Mundial.