E. Francia

La Francia de principios del siglo XX presentaba algunas contradicciones. Por un lado, era uno de los grandes baluartes de la democracia en Europa, era además una poderosa nación con un inmenso imperio colonial. Pero, por otro lado, se encontraba en una situación de inseguridad frente a la amenazante Alemania.

Esta situación no era nueva. Había comenzado en 1871, con la derrota de los ejércitos de Napoleón III frente a las tropas prusianas en la batalla de Sedán (a unos cientos de kilómetros al noreste de París). La derrota supuso una gran conmoción para la sociedad francesa ya que destruyó el sistema político y vio como Alemania le arrebataba los territorios de Alsacia y Lorena.

La derrota de Sedán y la posterior paz de Versalles precipitaron la caída del emperador y se proclamó en París la Tercera República. Ese mismo año de 1871, la Asamblea Nacional elegía a A. Thiers jefe del nuevo gobierno.

Al mismo tiempo, comunistas y socialistas proclamaban también en la capital, La Comuna (una especie de república socialista radical) que tuvo que ser asaltada y destruida por las tropas gubernamentales de Mac-Mahon en la "semana sangrienta".

Tras la guerra civil, a pesar de los intentos de Mac-Mahon por establecer una monarquía, la república se consolidó bajo el mando de Jules Grévy hasta 1887. En ese año, se destaparon escándalos políticos que, junto con una aguda crisis económica, hicieron tambalear el joven sistema político.

Al mismo tiempo surgían grupos de monárquicos y nacionalistas que clamaban venganza contra Alemania y amenazaban con derribar la República. Uno de ellos se llamó "partido de los insatisfechos" (el nombre lo decía todo).

Sin embargo, la República Francesa se iba consolidando poco a poco, apostando por un sistema plenamente democrático, la separación Iglesia-Estado, el bienestar social, la promoción de la educación y la expansión colonial. En la década de 1890, se destapó el Caso Dreyfus que evidenciaba el antisemitismo (sí, también en Francia) de algunos sectores sociales y dividió a la sociedad.

En política exterior, tras Sedán, la Grandeur se vio aislada por el sistema de alianzas del canciller alemán Bismarck, pero desde los años 90 del siglo XIX, comenzó a establecer sus propias relaciones con el objetivo de defender su imperio colonial. Francia poseía un gran imperio: Argelia, Túnez, Marruecos y toda África central (Sáhara, Sahel) además de la Conchincina (Vietnam, Camboya y Laos) en Asia y un montón de islas en todos los océanos.

Pero el mayor problema de la política exterior francesa era el Reich alemán. Temía que la invadiese y la derrotase de nuevo. Por eso estableció alianzas para reforzar su seguridad:

  • En 1894, firmó una alianza con Rusia que después se amplió al Reino unido, configurando la Triple Entente.
  • En 1902, Italia (aliada de Alemania) le garantizó su neutralidad en caso de ataque alemán.

Esta política era un reflejo del sentir de la sociedad francesa a principios del siglo XX: un odio visceral a Alemania que la había humillado. Ciertos sectores sociales clamaban venganza y la recuperación de los territorios de Alsacia y Lorena. En 1913 ganó las elecciones un ferviente nacionalista anti-alemán, Raymond Poincaré. Poco necesitó para declarar la guerra a Alemania al año siguiente.

En el siguiente mapa se ve Europa desde la perspectiva francesa. En amarillo los territorios franceses; en amarillo más claro sus aliados (Rusia y Reino Unido). En tonos rojos, los potenciales enemigos (Italia pertenecía a la Triple Alianza pero firmó un tratado de neutralidad con Francia como hemos visto). Nótese los territorios de Alsacia y Lorena entre la Grandeur y el Reich Alemán.

Europa en 1914, desde la perspectiva Francesa