J. La participación de Italia

Ciudad de Caporetto durante la batalla (1917)

La participación de Italia en la Primera Guerra Mundial es la consecuencia de una política internacional que podría definirse de modo vulgar como "a dos bandas". Italia llevaba décadas pactando con Alemania y Francia alternativamente sin importarle en modo alguno los efectos que esto podría tener en caso de conflicto. En realidad, el joven Estado italiano velaba por sus intereses y se ponía del lado de quien le ofreciera mayores recompensas.

Repasemos: en 1882 Italia pactó con la Alemania de Bismarck y Austria-Hungría, formando la Triple Alianza (ver política internacional de Bismarck aquí). Veinte años después, en 1902, Italia acordó en secreto con Francia mantener la neutralidad en caso de guerra entre Alemania y Francia. De este modo, en 1914, Italia era aliada de los Imperios Centrales al mismo tiempo que tenía un pacto con Francia para mantenerse neutral.

De esta forma, durante los primeros diez meses de guerra, Italia declaro la neutralidad y se mantuvo a la expectativa. El joven país esperaba la mejor "oferta" para unirse a la guerra. Esta llegaría en abril de 1915 cuando los aliados (Gran Bretaña y Francia) le ofrecieron el Trentino, Trieste, el sur del Tirol, Istria, algunos puertos en Dalmacia, territorios en Asia Menor y las colonias alemanes en África a cambio de su participación en la guerra contra Alemania y Austria.

La sociedad italiana se mostró deseosa de participar en la guerra y presionó al rey y su gobierno para entrar en la contienda. Finalmente, en el "Tratado Secreto de Londres" (abril de 1915) se suscribió el compromiso: Italia rompía los lazos con los Imperios Centrales y entraba por fin en la Guerra del lado aliado. Poco después, en mayo, declaró la guerra a Austria-Hungría y más tarde, en agosto de 1916, a Alemania.

En mayo de 1915, las tropas italianas entraron por primera vez en combate. Aunque sus ejércitos estaban mal preparados, se confiaba en una victoria rápida sobre las fuerzas austro-húngaras y ya se vislumbraba la entrada triunfal de los italianos en Viena. Inicialmente Italia realizó algunos avances en la frontera italo-austriaca (flechas rojas en el mapa) y ocupó algunos territorios (en el mapa en azul claro), sin embargo, pronto las fuerzas austriacas estabilizaron el frente aprovechando las defensas naturales que brindaban los Alpes (línea verde). A partir de entonces, Italia tuvo importantes dificultades para avanzar y las ofensivas se libraron insistentemente sobre el río Insonzo. Doce batallas tuvieron lugar entre 1916 y 1917 en el valle de dicho río, que marcaba la frontera entre Italia y el Imperio de los Habsburgo. Pero no tuvieron éxito, una y otra vez se estrellaban contra las fortificaciones austriacas al tiempo que las tropas italianas se desmoralizaban.

Para colmo de males, en 1917 Alemania se deshizo del frente oriental por la retirada de la Rusia Soviética y pudo concentrar sus tropas en el frente occidental. Los ejércitos teutones acudieron en ayuda de los austriacos que se dispusieron para lanzar una ofensiva contra Italia (flechas en color morado). Se inició el 24 de octubre de 1917 y culminó con la Batalla de Caporetto donde las tropas aliadas sufrieron una de las peores derrotas de la guerra.

Participación de Italia en la

Primera Guerra Mundial entre 1915 - 1918

Los ejércitos italianos adoptaron entonces posiciones defensivas ante las tropas de los Imperios Centrales, que combatían ya en territorio italiano. Con la moral baja, los italianos fueron cediendo terreno y las tropas germanas y austriacas, dirigidas por el general Otto von Below, llegaron a las puertas de Venecia. Fue entonces cuando el ejército italiano pudo contener el avance a la altura de Treviso con ayuda de los refuerzos británicos y franceses (línea en rojo oscuro). Además, el general Luigi Cardona fue sustituido por Armando Diaz que recuperó la moral de las tropas y preparó la contraofensiva.

La revancha llegó meses después. Con un ejército reorganizado y con la moral alta y con una población que recordaba los desmanes austriacos durante los años de ocupación en los siglos XVIII y XIX, el Reino de Italia se dispuso a asestar el golpe definitivo a Austria-Hungría. Entre el 23 de octubre y el 2 de noviembre de 1918, Italia lanzó una enorme ofensiva que rompió el frente austriaco tras la Batalla de Vittorio Veneto. Los aliados concentraron más de un millón de soldados, sumando italianos, franceses, ingleses y americanos, frente a los 800.000 hombres de los Imperios Centrales.

Las fuerzas austro-húngaras se colapsaron definitivamente ante la potencia de los aliados y al Imperio de los Habsburgo se le multiplicaban los problemas. Los ejércitos aliados recuperaron todo el terreno perdido en los años anteriores y 300.000 austriacos fueron hechos prisioneros. Hubo más de 90.000 muertos en el lado de los Imperios Centrales y más de 36.000 bajas en el lado aliado.

Austria-Hungría se apresuró a pedir un armisticio después de que los italianos tomasen el Trentino (Trento) y la ciudad de Trieste. Éste se firmó finalmente en Villa Giusti, a las afueras de Padua y certificó la victoria italiana y la descomposición de Austria - Hungría. Su ejército fue disuelto y esto significó la desmembración del imperio mientras Italia ocupaba todo el Tirol y su capital, Innsbruck, con la intención de llegar a Alemania por el sur.

Italia salió victoriosa de su participación en la guerra después de unos años angustiosos aunque su victoria fue realmente pírrica porque sus intereses fueron ignorados en los tratados de paz, como veremos más adelante. Por el contrario, la derrota austro-húngara certificó el derrumbe del imperio y su desmembración como consecuencia de insalvables fracturas étnicas, religiosas y lingüísticas. En Vittorio Veneto Austria - Hungría firmó definitivamente su sentencia de muerte, que se llevaría a efecto meses después, tras la derrota de su aliada Alemania.