N. El gigante dormido se despierta

EE.UU. ve como Europa se destruye a sí misma.

Caricatura de 1914

En 1913 Woodrow Wilson volvió a llevar a los demócratas al poder tras un largo periodo de dominio republicano (1897 - 2013) en el que se había puesto en marcha una política imperialista que había provocado la intervención norteamericana en numerosos territorios del Caribe y el Pacífico. El nuevo presidente modificó y restringió esa política de expansión y centró su gobierno en los asuntos internos. Se volvía a recuperar el tradicional aislacionismo de EE.UU.

En este sentido, cuando en julio de 1914 comenzaron los combates en Europa, Wilson reaccionó con una declaración de neutralidad. Esta posición era muy popular en la sociedad americana que se oponía enérgicamente a la guerra porque veía los problemas de Europa como ajenos y apoyaba el aislacionismo de su país en política internacional. No obstante, la trayectoria neutral de EE.UU. pasó por periodos de gran polémica ya que no se podía ocultar la afinidad cultural e ideológica con los aliados. Todo el mundo sabía que bajo la máscara de neutralidad se encontraba una beligerancia encubierta ya que barcos americanos y británicos transportaban en secreto armamento desde EE.UU. a Gran Bretaña.

A pesar de la citada afinidad de la sociedad americana a los valores democráticos de Gran Bretaña y Francia, es interesante destacar que de los noventa y ocho millones de estadounidenses en 1914, más de cinco tenían orígenes alemanes. Los alemanes americanos, como el resto de la sociedad, se oponían a la intervención de EE.UU. en la guerra en contra del Reich y defendían su neutralidad. Otros grupos étnicos se oponían a que su país prestase ayuda a naciones que habían cometido crueles fechorías en América, África y Asia y el resto de la población también se decantaba al principio por no intervenir en una guerra que no les interesaba.

La opinión pública norteamericana recibió con agrado la decisión del gobierno de mantener la neutralidad. Esta postura, defendida férreamente por el presidente Wilson, y su promesa de no intervenir en la guerra le procuraron la reelección en 1916.

Sin embargo, desde los primeros meses de guerra, la opinión pública estadounidense empezó a cambiar. La presión a favor de la entrada en la guerra se hizo inevitable ante los acontecimientos que afectaban directamente a intereses americanos. En mayo de 1915, los alemanes torpedearon el trasatlántico Lusitania (ver entrada sobre guerra naval) en el que viajaban cientos de estadounidenses. Este incidente enfrió las relaciones entre Washington y el gobierno del Reich.

A pesar de este hecho y de otros similares, el presidente Wilson seguía manteniendo su posición. Bajo el lema "Paz sin victoria" apoyaba la idea de una paz equilibrada, sin vencedores ni vencidos. Esta postura distanciaba a EE.UU. de los aliados ya que Gran Bretaña y Francia perseguían la derrota total del Reich alemán.

En 1917, la guerra submarina se intensificó ya que Alemania puso en marcha una táctica de ataques indiscriminados contra todos los barcos que entrasen en la zona de bloqueo de Gran Bretaña, sin tener en cuenta su nacionalidad. Los buques estadounidenses se vieron seriamente afectados y muchos fueron hundidos por los submarinos germanos. Esta situación hizo que los republicanos empujasen al gobierno de Wilson a la declaración de guerra.

También en ese momento, los ingleses interceptaron un telegrama enviado por el Ministro de Asuntos Exteriores del Alemania, Arthur Zimmermann, a su embajador en Ciudad de México en el que le ordenaba proponer a México la entrada en la guerra. Este es sin duda uno de los episodios más curiosos de la Primera Guerra Mundial. El telegrama decía así:

17 de enero de 1917

Tenemos la intención de comenzar el uno de febrero una guerra submarina sin restricciones. A pesar de esto, intentaremos mantener a los Estados Unidos de América neutral. En caso de no tener éxito, proponemos a México una alianza en los siguientes términos: hacer la guerra juntos, hacer la paz juntos, apoyo financiero generoso y nuestro compromiso de que México reconquiste los territorios perdidos en Texas, Nuevo México y Arizona. El acuerdo final se lo dejamos a usted. Informe al presidente de México sobre todo lo expuesto secretamente tan pronto como sea cierto el estallido de la guerra con los Estados Unidos de América, y añada la sugerencia de que él debería, de su propia iniciativa, invitar a Japón para que se adhiriera inmediatamente y al mismo tiempo mediar entre Japón y nosotros. Por favor, llama la atención del Presidente de México sobre el hecho de que el uso inflexible de nuestros submarinos ahora ofrece la posibilidad de forzar a Inglaterra a firmar la paz en pocos meses.

Firmado: Arthur Zimmermann

Territorios estadounidenses que Alemania prometía a México en el Telegrama Zimmermann

Es conocido como "Telegrama Zimmermann" y en él se observa la estrategia de Alemania en 1917. Ante la puesta en marcha de una guerra submarina sin restricciones, las autoridades germanas temen que EE.UU. les declare la guerra. Si estos sucediese, la intervención de México al lado de las Potencias Centrales y contra EE.UU. y el cambio de bando de Japón les permitiría compensar la situación. En recompensa, promete a México la recuperación de los Estados de Texas, Arizona y Nuevo México, perdidos (junto a otros territorios) en la guerra entre México y EE.UU. a mediados del siglo XIX.

Aunque México rechazó el ofrecimiento y Japón repudió la propuesta de cambiar de bando, la noticia provocó una gran agitación en la opinión pública de EE.UU. porque veía que en caso de guerra, el propio territorio norteamericano se vería seriamente afectado. La guerra submarina y el "Telegrama Zimmermann" inclinaron al gobierno de Washington a entrar en la guerra. El 6 de abril de 1917, el presidente Wilson declaró la guerra a Alemania. Contó con la aprobación del Congreso aunque importantes sectores sociales se seguían oponiendo a la guerra.

La entrada de EE.UU. en la Primera Guerra Mundial fue más importante desde el punto de vista simbólico y propagandístico que desde el plano estrictamente militar. Los aliados contaron desde entonces con millones de soldados nuevos, bien preparados y con la moral alta. Además, la entrada de la potencia americana compensaba de alguna forma la retirada de Rusia tras el estallido de la Revolución Bolchevique. Para Alemania sin embargo, fue un duro golpe porque el panorama en la guerra se ponía muy complicado. Quizá esto decidió a las autoridades germanas a realizar las últimas ofensivas en el frente occidental en 1918.

En junio de 1917 desmbarcaron en Francia las primera tropas de Estados Unidos. En realidad, era un ejército regular muy pequeño en comparación con los ejércitos franceses, ingleses y alemanes que llevaban años combatiendo, y se preveía que pudiesen participar en las batallas a partir de 1919. Antes era necesario entrenarlos y prepararlos para la guerra en Europa.

Destaca, por el papel que jugó en la guerra, la Fuerza Expedicionaria Estadounidense (AEF, American Expeditionary Force), que entró rápidamente en combate y derrotó a los alemanes en algunas batallas del frente occidental en 1918. En total, EE.UU. envió a Europa a 4,7 millones de soldados y sufrieron baja 116.000 aproximadamente entre muertos y heridos.

Mientras tanto, la situación era tensa en el interior de EE.UU. porque creció la hostilidad hacia los alemanes y hacia las comunidades de eslavos y judíos de orígenes austro-húngaros. Todos ellos eran considerados enemigos en su propia casa. Esta desconfianza hizo que se crearan organizaciones para perseguir a los sospechosos de colaboración con el enemigo y se aprobaron leyes para prevenir el espionaje. Destacan la Ley sobre el Espionaje, aprobada en junio de 1917, y la Liga Protectora Estadounidense, que se encargaba de arrestar e interrogar a desertores y pacifistas.

El 8 de enero de 1918, Wilson propuso en un discurso sus catorce puntos, que, aunque con modificaciones significativas, serían la base de los posteriores tratados de paz. Por entonces, la guerra aún no estaba ganada y millones de soldados estadounidenses estaban combatiendo en una guerra que apenas tres años antes veían como ajena y alejada.

Viñeta satírica titulada "La Tentación" (1917).

El "diablo" alemán ofrece a México los Estados de Arizona, Nuevo México y Texas. Así se vio en EE.UU. el "Telegrama Zimmermann".