F. El derrumbe del Imperio Otomano

Al comenzar la Guerra Mundial, el gobierno de Estambul pretendió al principio, mantener la neutralidad puesto que su situación política era muy delicada. Años antes había comenzado la regeneración política liderada por los Jóvenes Turcos. Sin embargo, Turquía no era ajena a las tensiones en Europa, sobre todo en las fronteras con Rusia (el Caúcaso) y en los Balcanes y el temor al imperio de los zares hizo que se decidiese a entrar en la contienda. En noviembre de 1914, a instancias del ministro de Guerra, Enver Pasha, el Imperio Otomano entró en la guerra del lado de los Imperios Centrales.

Las autoridades turcas movilizaron los ejércitos y pocos días después, la armada otomana atacó los barcos franceses e ingleses del Mar Negro al mismo tiempo que recibía ayuda de Alemania (barcos de guerra y armamento). Pero, a pesar del apoyo germano, al "enfermo de Europa" se le abrieron tres frentes de guerra que no iba a ser capaz de dominar:

El Imperio Otomano durante la

Primera Guerra Mundial (1914 - 1918)

El primero de ellos, y más importante, fue el frente del Caúcaso contra Rusia cuyos ejércitos penetraron profundamente en territorio turco sin que las tropas del Sultán de Estambul pudiesen hacerles frente. Los turcos se limitaron a poner en práctica la estrategia de "tierra quemada", es decir, destruir todo aquello que se fuesen a encontrar los rusos antes de su llegada. Esto implicó la deportación masiva de armenios, sospechosos de colaboración con los rusos, hacia las tierras áridas del norte de Mesopotamia. El conocido como Genocidio Armenio se prolongó más allá del fin de la Gran Guerra y será tratado en una entrada más adelante.

Quizá uno de los episodios más dramáticos de la intervención otomana en la Gran Guerra sea, junto con el Genocido armenio, la Batalla de Gallípoli. El control de los estrechos que separan el Mar Negro del Egeo (Dardanelos y Bórforo) cobró especial relevancia hacia 1915 porque a través de ellos los aliados pretendían suministrar armas a Rusia y obtener a cambio trigo. Los estrechos eran el corazón del Imperio Otomano y por eso, si franceses e ingleses los dominaban, no sólo conseguirían abrir la "Sublime Puerta" (entiéndase Constantinopla) sino que asestarían a Turquía el golpe definitivo.

La ofensiva aliada consiguió desembarcar en la Península de Gallípoli, en el extremo suroeste de las tierras bañadas por los estrechos. Sin embargo, la respuesta turca fue rápida y los aliados sólo pudieron ocupar una pequeña porción de terreno en torno a la Bahía de Suvla y el Cabo de Helles. Durante tres meses se prolongó la batalla sin que los aliados consiguiesen avanzar, en parte por la mala planificación de las ofensivas. Finalmente, en enero de 1916, casi un año después del desembarco, franceses e ingleses se retiraron. En las batallas habían perecido 252.000 británicos, casi 50.000 franceses y 253.000 soldados turcos.

Batalla de Gallípoli (febrero de 1915 - enero de 1916)

Mientras tanto, en el frente del Caúcaso, los rusos lanzaban continuas ofensivas imparables para los turcos. Sin embargo, a partir de 1917, tras el estallido de la Revolución Rusa, los turcos consiguieron recuperar el terreno perdido pero a costa de retirar sus tropas de otros frentes. Esta circunstancia provocó que poco a poco el Imperio Otomano se desmembrase ante las ofensivas aliadas y la rebelión de los pueblos árabes.

El segundo frente fue la Franja Sirio-Palestina y las costas bañadas por el Mar Rojo. Los británicos atacaron desde Egipto mientras los franceses lo hacían desde el Mar Mediterráneo. En esta ofensiva se hizo famoso el agente británico Lawrence de Arabia que instigó la sublevación de las tribus árabes contra el control otomano. Los británicos combinaron la ayuda económica a estos pueblos con estímulos políticos.

Las poblaciones árabes cortaron los suministros y las vías de comunicación del ejército de Estambul y de esta forma, Arabia, con ayuda británica, consiguió liberarse del poder turco. En 1917, la Declaración de Balfour prometió a los judíos un Estado propio en una parte de Palestina y tras la derrota de las potencias centrales, Gran Bretaña y Francia ocuparon toda la región.

El tercer frente turco fue Mesopotamia donde, por primera vez en la Historia, cobró especial relevancia el control de los yacimientos de petróleo. Los británicos desembarcaron en la desembocadura del Tigris-Éufrates y lanzaron sucesivas ofensivas. La primera, entre 1915 y 1916 fracasó por la mala planificación de los aliados y la respuesta otomana, pero las siguientes (en 1917 y 1918) permitieron a los británicos controlar todo el actual Iraq.

En 1918 el Imperio Otomano se desmoronaba en todos sus frentes. Los ataques aliados en Palestina y Mesopotamia, junto con la rebelión árabe y la mala situación económica sumieron a Turquía en el caos. Por todo ello, meses antes de que la guerra concluyese en Centroeuropa, Estambul pidió el cese de hostilidades y la firma de un armisticio. Era el fin del Imperio Otomano.