Soledad Muniategui es Catedrática de Química analítica de la Universidad de A Coruña y Directora del Instituto Universitario de Medio Ambiente de la UDC. Es licenciada y doctora en Farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela, es, a su vez miembro activo de diferentes organismos, como la Sociedad Española de Química Analítica, Grupo Técnico sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) del Ministerio para la Transición Ecológica y miembro del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN). Coordina el Grupo de Investigación en Química Analítica Aplicada de la U.D.C.
PREGUNTA. La gestión de residuos y el uso excesivo de los plásticos son algunos de los mayores retos ambientales de nuestro siglo. ¿De qué forma la investigación ayuda a avanzar en este problema?
RESPUESTA. La investigación es un medio muy importante para mejorar nuestro conocimiento y, en particular, sobre la gestión de residuos y, ligado a ello en los últimos años, el interés por los plásticos. La investigación nos permite conocer cómo enfrentarnos con estos problemas y buscar soluciones que mejoren los procesos, que permitan innovar y avanzar en la búsqueda de soluciones, en estos dos puntos mencionados, para cuidar nuestro medio ambiente, nuestro entorno y, en último caso, para preservar nuestra salud y el bienestar. Es la base del avance y del desarrollo. Creo firmemente en esto. Y dentro de este ámbito, mejoras de tecnología, de procesos, de materiales, de uso, de reciclado, de tratamientos, de eliminación... Hay un sinfín de campos en los que la investigación está aportando soluciones para mejorar nuestra calidad de vida y preservar el medio ambiente.
P. Dado que usted es tanto investigadora como docente, ¿qué y por qué considera más útil o relevante a la hora de luchar por el medio ambiente: los avances científicos o la concienciación de las personas?
R. Tienen que ir de la mano. El avance científico es imprescindible para avanzar y mejorar nuestras condiciones, pero no sirve de nada si no hay una conciencia ciudadana, social. Tenemos que trabajar en ambos campos. En nuestro país tenemos investigación de primer nivel, hay investigadores muy buenos y centros de investigación reconocidos, pero no recibimos los medios ni el reconocimiento necesarios. Para hacer buena investigación, evidentemente, hay que invertir, emplear fondos. La investigación necesita ir por su camino y llevar de la mano, al mismo nivel, la conciencia ciudadana. Como ciudadanos debemos intentar mejorar nuestro entorno y ser responsables y conscientes de nuestra responsabilidad.
P. ¿Por qué se decidió por el medio ambiente y cómo ha sido hasta ahora su experiencia en este ámbito?
R. Me gustaba la investigación y empecé antes de terminar la carrera. Empecé en el ámbito de la seguridad alimentaria. La tesis doctoral la hice en el campo de los alimentos, y, ligado a esto, está el medio ambiente, porque está involucrado en todo lo que nos rodea, es el paso natural. Cuando me incorporé a la Universidad de A Coruña, la titulación de química tenía la orientación de medio ambiente y hemos focalizado, desde nuestro grupo de investigación de química-analítica aplicada, el estudio del medio ambiente. Hemos intentado un estudio integral del medio ambiente. Hay una serie de compartimentos: el agua, el aire, el suelo, los organismos, las plantas y nosotros mismos, que formamos parte del medio ambiente. Hay una interrelación, es un concepto de ecosistema en el que el medio físico y el medio natural están todos relacionados. Nosotros estamos trabajando y realizamos estudios ambientales de calidad del aire, del agua, del suelo. Todo lo que representa el suelo en la producción de las plantas, de las hortalizas, de los alimentos, forma parte también del ciclo. Trabajamos también en medio marino o emisiones industriales, intentando buscar ese aspecto de estudio integral del que, no lo olvidemos, forma parte el ser humano. Y le damos cada vez más importancia a la relación medio ambiente y salud. En esta visión es en la que creemos y estamos trabajando.
P. Usted es directora del Instituto Universitario de Medio Ambiente en la Universidad de A Coruña. ¿Cómo le permite este puesto trabajar por conseguir un medio ambiente más saludable?
R. El Instituto tiene entre sus fines compaginar la docencia y la investigación en el ámbito del medio ambiente. El medio ambiente hay que entenderlo como compartimentos muy interrelacionados y desde un punto de vista multidisciplinar. En el instituto están integrados docentes e investigadores de muchos ámbitos, no solamente de la química, de donde somos la mayoría, también de la biología, de la ecología, del derecho, la economía, la ingeniería... El instituto busca aproximarse a los temas ambientales, docentes e investigadores, desde ese enfoque multidisciplinar. Esa es su razón de ser. Desde aquí ya hemos sacado proyectos de investigación, de hecho, uno de los proyectos en los que estamos trabajando ahora está relacionado con la presencia de los microplásticos en el medio marino. También trabajamos en el establecimiento de estudios de calidad del aire, hay una estación de medida de calidad del aire en el centro y la presencia de ciertos elementos contaminantes y su relación con los posibles efectos sobre la salud. Como centro es un medio para poder trabajar y hacer aportaciones dentro del ámbito medioambiental.
P. Dados su conocimiento e investigación acerca de los contaminantes y problemas ambientales ¿Cuál consideraría el más grave de ellos y por qué?
R. En medio ambiente, los más críticos, los que más atención atraen son los que pueden suponer un riesgo para la salud humana y para los propios organismos que habitan en el medio. Cada medio tiene sus características. Respiramos: es muy importante la calidad del aire. Nos alimentamos: es muy importante que el agua y los alimentos que ingerimos estén en condiciones. Que se preserven los ecosistemas y todas las interacciones entre todos los organismos. Yo tengo una visión integrada: cuando depositamos unos residuos en el medio, en un vertedero, parece que eso queda ahí, pero puede pasar a las aguas subterráneas y contaminarnos los pozos o llevarlo por escurrimiento. Lo tenemos en el suelo y puede pasar al aire, al agua... Si tenemos una emisión del tubo de escape de un coche, esos gases no quedan ahí, van a pasar al aire, se pueden depositar sobre el suelo, pasan a la cadena trófica y pueden contaminar el agua. La calidad del aire es importante. En nuestras ciudades en Galicia no tenemos problemas destacados en este punto. La OMS ha declarado el particulado atmosférico como un contaminante de tipo I, es decir, que tiene efectos cancerígenos demostrados, efectos importantes, sin contar con las alteraciones para asma o personas que puedan tener condiciones de salud más delicadas. Aquí no somos conscientes de la calidad del agua que bebemos, de lo importante que es disponer de agua tratada, que esté en condiciones. Esto lleva a los temas de saneamiento y de producción de agua. Lo mismo en los suelos, la gestión de los residuos... En todos los ámbitos podemos hablar del mantenimiento de la biodiversidad, de la desaparición de especies. Hay una interrelación entre ellos. Principalmente todo aquello que pueda afectar directamente a la salud: la calidad del aire. Ya hay muchas medidas, en ciudades importantes. Madrid o Barcelona tienen que reducir el tráfico porque no podemos escapar a esto, tenemos que respirar. En nuestro grupo tenemos una especial preocupación por la calidad del aire.
P. Están ahora muy de actualidad los microplásticos. ¿Podría tratar de definir el impacto de estos en el medio ambiente y, particularmente, en el mar?
R. El tema de las basuras marinas, los plásticos y los microplásticos han despertado un interés enorme de la comunidad científica, de la administración y de la sociedad. Todos los días están apareciendo noticias de descubrimientos en estos temas. Concretamente, la incidencia de los microplásticos ya está demostrada en los organismos que viven en el medio marino. Todos hemos visto imágenes dramáticas de pájaros, tortugas, peces,... anillados, enmallados.... Esto es lo que vemos; pero lo que no vemos son las partículas más pequeñas que ingieren y ponen en riesgo su vida. Los plásticos, y en concreto los microplásticos en el mar, pueden ser colonizados por otras especies. Está demostrado que transportan organismos de un medio a otro en donde no era su hábitat. Hay un aspecto importante en el que nosotros hemos focalizado nuestro trabajo en los últimos años, y es que pueden, a su vez, transportar otros contaminantes. Hay datos que revelan que los plásticos en el medio marino pueden retener contaminantes que hay en el agua. Por una parte, reducen su concentración en el agua, pero, por otra parte, los concentran en valores de hasta cien o mil veces en mayor concentración retenidos en los plásticos y también los transportan a otras zonas. Estamos hablando de contaminantes que no deben estar ahí, ya que no es su medio y, por lo tanto, interfieren y alteran otros procesos que hay en el medio marino. Hay muchos otros efectos que están aún bajo estudio y sobre los que la comunidad científica tiene que aportar conocimiento.
P. En este sentido ¿cree que esta preocupación específica es una especie de moda porque es algo nuevo, o, por el contrario, es equiparable a los otros grandes problemas medioambientales?
R. Algo de moda tiene en el sentido de que nos ha focalizado la atención a todos, tanto a investigadores como a ciudadanos e, incluso, a la administración. Les demandamos, como ciudadanos, una respuesta: a la ciencia que responda si esto es un problema y a la administración que, si se considera un contaminante, que se regule. Desde el punto de vista de la investigación es tremenda la actividad que se está realizando en este ámbito de estudio. Llevamos muy pocos años, quince o veinte, pero es en los diez últimos años en donde ha habido un auge mayor. No sé si se le puede considerar una moda o no, pero algo tiene que genera interés. Las primeras noticias que han empezado a aparecer, los primeros datos de esos acúmulos tan inmensos en el mar, estamos hablando de toneladas de residuos, de basuras marinas, en donde más del 80% son plásticos, nos han impactado a todos. Esto genera unos problemas: el medio pierde la calidad de vida, se alteran los equilibrios y las interrelaciones entre los organismos. Todos los días se están aportando nuevos datos y vamos afianzando el conocimiento. ¿Es un problema? Evidentemente tiene unos riesgos para los ecosistemas, la salud, los organismos y estamos trabajando para poder delimitar y saber cuál es el alcance real de la presencia de los plásticos. Hasta ahora hay estudios que indican que pueden alterar el medio ambiente y los organismos; otros, que indican que no es tan clara esta interrelación, que no tiene un riesgo relevante. Como todavía hay estudios que son contradictorios, nos falta mucho por hacer, pero debemos estar atentos y tomar medidas para intentar reducir este problema. Ya están apareciendo regulaciones para intentar controlar el problema porque no es su sitio. Cuando estamos viendo esto en el medio marino es que no estamos gestionando bien nuestros residuos.
P. ¿Y cómo afecta este problema, en particular, a Galicia?
R. Galicia no es una zona especialmente afectada. No es un problema relevante. Tenemos presencia, lo vemos cuando vamos a las playas o cuando se hacen mediciones, pero no es de las zonas en las que se pueda considerar que hay una incidencia mayor.
P. ¿Cree que el uso de los plásticos llegará a ser sostenible y compatible con un medio ambiente saludable?
R. En esto soy optimista. Tiene que serlo. Los plásticos están en nuestro día a día y nos aportan una serie de ventajas y mejoras. Tenemos que trabajar para que sea sostenible, para que podamos seguir aprovechando las ventajas del uso de los plásticos pero controlando el riesgo que tiene en la eliminación. Se está trabajando en nuevas alternativas: nuevos polímeros, nuevos materiales, nuevos sistemas de eliminación, un uso más eficiente…
P. Una de las posibles soluciones globales a este problema es la economía circular, algo por lo que la Unión Europea está apostando fuerte. ¿Piensa que son suficientes las medidas que están tomando los gobiernos? Y, teniendo en cuenta su carrera, ¿qué más cree que se puede hacer?
R. La economía circular es una realidad. Se está trabajando en ello y se requiere de una concienciación y de una participación de todos, desde la administración, que la está favoreciendo, de la industria y de los ciudadanos porque todos tenemos nuestro papel. Hay mucho que hacer durante todo el ciclo de vida de un producto, desde la producción hasta la eliminación, e incluir también los costes de su eliminación. ¿Qué se puede hacer? Que esto sea una realidad. Por ahora hay iniciativas pero intentar incorporarlo a nuestro día a día y a todas las actividades que realicemos.
P. En la actualidad, en los días de la post-verdad, hay autoridades muy importantes, como el presidente de Estados Unidos, que niegan el cambio climático, haciendo que los estudios y avances en materia de medio ambiente se vean oscurecidos y faltos de crédito. ¿Cómo se podrían contrarrestar estos “hechos alternativos” para devolver credibilidad a la ciencia?
R. Lo que tiene la investigación científica es que aporta hechos objetivos. Está mostrando que hay una serie de indicadores, entre ellos la temperatura, que no ha dejado de aumentar. Hay unas gráficas que son públicas, con una serie de parámetros: la temperatura, los niveles de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Es una realidad que, en los últimos años, se ha producido un incremento. Hoy en día se dispone de datos y de medidas lo suficientemente fiables como para asegurar que son datos objetivos. Cuestionar esto está fuera de todo contexto. Otra cosa son las estimaciones, los modelos de predicción. Con esos datos objetivos se establecen modelos de predicción del tipo “sucederá esto dentro diez años, veinte, cincuenta o cien”. Como son modelos de predicción, están sujetos a unos errores o variaciones. Lo que está previsto para dentro de veinte años puede pasar dentro de diez o de cuarenta o cincuenta. Cada vez los modelos son más ajustados y tienen en cuenta más variables, por lo que se están ajustando más a la posibilidad real. Tampoco se puede generalizar. A lo largo del planeta habrá zonas en las que estos cambios produzcan unas alteraciones en un sentido y otras en otro. Esto son verdades y para eso está la ciencia, para demostrarlas y los científicos para exponerlas y hacerlas llegar a la sociedad.
P. ¿Qué diferencias percibe entre la actitud de la sociedad de hoy en día y la de hace 10 o 20 años con respecto al medioambiente? ¿Avanzamos, retrocedemos o nos quedamos en el mismo lugar?
R. Creo que hemos avanzado. Hay una concienciación mayor por los problemas ambientales, como ciudadanos y desde el punto de vista de la administración. Cada vez hay más regulación y es una prueba de que estamos más concienciados de los problemas ambientales. Como sociedad también somos más exigentes con la protección del medio ambiente.
P. ¿Cómo podemos las personas, en nuestra vida diaria, ayudar a lograr una economía más sostenible?
R. Sí que tenemos un papel importante en nuestro día a día, empezando por un consumo más sostenible, nuestros hábitos de consumo y de uso de los bienes. Pensar en reciclar, reutilizar nuestros productos, tener esto incorporado como parte de nuestro día a día. Somos conscientes de que estamos en un entorno, en un medio natural, y que somos responsables de ello. Pues que nuestra práctica lo sea. Hay que ser conscientes de que el disponer del agua es una riqueza, un recurso imprescindible, aunque para nosotros en Galicia el agua no es un problema. Hay muchísimas cosas con las que podemos contribuir como ciudadanos.
P. Estamos ahora en un instituto de secundaria, usted fue alumna de este centro. En su opinión, ¿qué papel juega la educación y el desarrollo del espíritu crítico en la defensa del medioambiente?
R. Estar aquí me trae muchos recuerdos... La educación es la base de todo: tenemos que formar ciudadanos responsables y respetuosos con el medio ambiente; y, por tanto, es fundamental. Iniciativas como las vuestras demuestran ese interés y es una tarea que tenemos que hacer todos, no solamente en los centros docentes, sino cada uno en casa. Esto tiene que hacer parte de nuestra forma de vida.
P. Para terminar, sin entrar en las modas cinematográficas de mundos post-apocalípticos que nos vende Hollywood (o tal vez sí), ¿qué futuro nos espera en lo que respecta al medioambiente?
R. Como soy optimista por naturaleza, creo que gracias a esta mayor conciencia ambiental, estos planes de mejora en la educación que se están haciendo, a crear esa conciencia ciudadana de protección del medio ambiente, a que las autoridades también estén involucradas en esa idea de protección del medio ambiente y a la implicación de todos los estamentos: la industria, la producción... confío en que seamos capaces de preservar el medio ambiente. A veces es difícil. El medio ambiente, el equilibrio entre sus distintos compartimentos, es capaz de ir soportando muchas presiones y esperemos ser capaces de mantenerlo con la ayuda de la investigación y con nuestro papel como ciudadanos responsables del mantenimiento de la calidad ambiental. Espero que tengamos buen futuro.