Ramón Lara es el co-director y co-productor, junto con Jordi Évole, de Salvados, programa para el que crearon a modo de documental Astral, una pieza centrada en el esfuerzo de la ONG Open Arms de rescatar a miles de personas de las aguas del Mediterráneo central “en un momento álgido de muchos migrantes que estaban cruzando el Mediterráneo, con la tragedia que había de naufragios y muchos muertos”. Txel y Bibiana vivieron el proceso de creación desde dentro, como redactoras implicadas en este proyecto cuyo resultado vieron casi 3 millones de espectadores y que cumplió con creces los objetivos que se había planteado el equipo de Salvados: “Astral tuvo un plus, de algo que uno veía en el Telediario todos los días y conseguimos plasmarlo y mostrarlo de una forma diferente. De pronto no veías a trescientas personas indiferenciadas, veías a unas cuantas personas en concreto. Conocías sus vivencias, te acercabas a ellos y te imaginabas estar dentro de una lancha de esas”.
PREGUNTA. En octubre de 2016 se estrenó Astral, un documental centrado en el salvamento, por parte de la ONG Open Arms, de refugiados que se juegan la vida cruzando el Mediterráneo camino de Europa. ¿Cómo y por qué decidió Salvados realizar este proyecto?
RAMÓN (R). Este proyecto se realizó en estas fechas y fue en octubre de 2016 cuando se estrenó. La historia se remonta a un año antes. Durante el verano de 2016 es cuando se hizo la grabación y la edición del documental, pero un año antes, en un momento álgido de muchos migrantes que estaban cruzando el Mediterráneo, con la tragedia que había de naufragios y muchos muertos, ya nos interesó el tema. Ya intentamos en aquel entonces (en el verano de 2015) embarcarnos en el barco de una ONG (que en aquel momento no era ni Open Arms) para acompañarlos en sus tareas de rescate. Creo recordar que en un primer momento nos acercamos a Médicos sin Fronteras que tenían un buque importante que estaba operando en el Mediterráneo con los refugiados. Hubo una serie de trabas burocráticas, el acceso era muy difícil y era muy complicado embarcarse. La cuestión es que aquel verano se frustró el intento y hasta un año después, hasta el verano (porque las oleadas migratorias acostumbran a esperar al verano y el buen tiempo), no se vuelve a replantear el hecho de volver a embarcarnos y acompañar a un barco de rescate en sus labores de salvamento. Aquí fue donde salió la ONG Open Arms. Teníamos lo que queríamos, que era la facilidad de acceso a la embarcación (cosa que no habíamos tenido un año antes) y, además, una muy bonita historia de un yate de lujo y de recreo que se había convertido en un barco de salvamento, que era un plus añadido que nos motivó especialmente. Todo cuadró: cuadraron las fechas, la ONG adecuada, nuestra voluntad de querer hacerlo, que ya venía de un año antes, y una buena historia de un barco. Ahí es donde cuadró todo finalmente y es cuando en ese verano de 2016 nos pudimos embarcar para poder hacerlo.
P. ¿Cómo fue el proceso de preparación y cuál fue la parte más difícil de la preproducción y por qué?
R. La verdad es que empezamos super-rápido, porque, desde que Óscar Camps anunció que iban a tener un velero para hacer esto, quisimos ir a ver este velero, ir a ver cómo transformaban un barco de lujo en uno de rescate. Nos fuimos a Málaga unos quince días para ver esta transformación. Iban a llevar el barco de Málaga a Badalona y allí iban a hacer todas las tareas de transformación. Empezamos la historia desde muy pronto. Durante la preproducción, no sabíamos qué íbamos a encontrarnos allí. Nosotros siempre tenemos el programa muy estudiado, muy guionizado, pero este programa tuvo más incertidumbres: no sabíamos qué nos íbamos a encontrar, era algo muy nuevo. Hubo incluso algunos problemas con la meteorología: lo teníamos todo preparado para salir con ellos un día y hubo aquí en Cataluña unas lluvias muy, muy fuertes. Como se ve en el documental, el Astral se inundó, tuvimos algunos problemas y tuvimos que retrasar un poco todo esto.
BIBIANA (B). Había otra cosa de la preproducción que nos interesaba, que era conocer muy bien a la tripulación que iba a viajar en este barco y que iba a hacer las tareas de rescate después. Eso también fue un poco difícil, porque ni ellos mismos tenían el propio equipo formado, el equipo que se iba a embarcar. Hasta el último minuto era un trabajo algo más imprevisto.
R. Tened en cuenta también que era una producción muy atípica en este sentido. Nosotros, cuando hacemos un programa, controlamos todo el contenido: los guiones, dónde lo localizas, dónde lo grabas… Y así tienes una idea clara a la hora de montarlo. Aquí queríamos ver cómo eran las tareas de salvamento. Corríamos el riesgo de embarcarnos y que no hubiese ningún rescate. Y una vez que estás embarcado ya no te puedes bajar y estás con ellos hasta que vuelvan a arribar a puerto. Era una eventualidad con la que también contábamos: hacer todo esto y que no hubiera programa. “Astral” podría no haber existido. Igual en ese viaje en que nosotros embarcábamos no los veíamos en acción, no los veíamos rescatando y no veíamos a los migrantes y que en el siguiente, en el segundo o en el tercer viaje en el que no estuviésemos, sí que se encontrasen eso. Pero era imprevisible. Nos embarcamos con la idea de que íbamos a embarcar y que íbamos a ver qué sucedía, asumiendo el riesgo de que pudiera no haber un programa.
TXELL(T). Con un equipo mucho más reducido también, cosa a la que no estamos acostumbrados. Era un barco muy pequeñito y tenía sus limitaciones. Allí se iba a hacer una tarea de rescate, no un documental, entonces también tuvimos que reducir un poco nuestro equipo de rodaje habitual.
P. Salvados ya había tratado en el 2015 el tema de los refugiados visitando los campos de acogida en los países fronterizos con Siria. ¿Cómo compararían la situación de las migraciones que parten de Oriente Medio con las de los refugiados que salen de África y que aparecen retratados en Astral?
R. Es una opinión personal; no soy un analista ni un experto en el tema. Aquí viene gente de todas partes y de diferentes circunstancias. En los campos que fuimos a ver en Jordania había muchas familias que huían de la guerra de Siria, pero entre la gente rescatada en el Astral también había mucha gente que venía de Siria, de Libia y de muchos otros lugares donde hay conflictos de los que nadie hablaba y en los que sigue habiendo conflictos. A mí me resulta muy difícil hacer una diferenciación clara. Yo cuando se habla de migración económica como menospreciándola y diciéndonos que si es migración económica estos no pueden entrar, pero si vienen de una guerra sí, como estableciendo ránkings de dolor de “si puedes morir de hambre no vienes, pero si puedes morir por una bala entonces sí” me cuesta mucho establecerlo. Yo creo que aun si hay un común denominador de la gente que pudo entrar en el Astral que venían de diferentes guerras (de Siria y de otras) o los que estaban en Jordania es que huyen del miedo, huyen de la represión, huyen de la guerra, huyen del hambre, huyen de la miseria… Eso los une, vengan de donde vengan. Esto no es fruto de ningún análisis, es fruto de una opinión personal.
T. Nosotros no somos analistas de nada. Ponemos la cámara y observamos un poco, pero sí que es verdad que no se puede decir que unos son así y los otros son “asá”. Nos llamó mucho la atención que, cuando te contaban muchas de las historias, son gente que puede ser como tú o como yo. Hay gente que iba con móviles, gente que tenía carreras… No pensemos siempre en pobreza e ignorancia. Lo que llamaba la atención es eso, que es gente también muy preparada.
P. ¿Por qué está huyendo la gente a través de Libia? ¿Cómo relatan los refugiados las condiciones de vida en sus países de origen?
B. Un poco lo que habéis visto en el documental: huyen de la guerra, huyen del hambre, huyen de organizaciones terroristas que están asediando sus poblaciones.
R. Yo creo que huyen a través de Libia porque cada vez les queda menos sitio para llegar a Europa. La Unión Europea se ha cuidado muy mucho de blindar sus fronteras o, al menos, intentarlo. Y creo que con poco éxito y de una forma bastante dramática en el fondo. Llega a un acuerdo con Turquía por el que, cuando los refugiados intentan llegar a través de Grecia, lo impida; es decir que básicamente consiste en decirle a Turquía que le van a dar muchos millones si se los queda. Cuando intentan llegar a través de Italia, pasa un poco lo mismo. Llega un momento en que esta migración, que también se canaliza a través de Ceuta y Melilla, busca siempre válvulas de escape. A medida que les vas cerrando, van buscando huecos. Siguen siendo las mismas personas, siguen huyendo de lo mismo y simplemente van buscando aquellos caminos que aún no se han cerrado. Hay que prever que la Unión Europea con sus políticas acabará cerrándose también, pero es un intento de ponerle un muro a algo que es imparable. Es un continente entero al que históricamente hemos maltratado y del que ahora nos queremos desentender.
P. Si entre Estados Unidos y México hay un muro que quiere reforzar Trump, el Mediterráneo es también un obstáculo muy peligroso. ¿En qué condiciones se encontraron a estas personas rescatadas por Open Arms y qué situación recuerdan con mayor intensidad de las rodadas?
T. Muchos llegan muy deshidratados, llevan muchos días esperando y no solo son las horas que se pueden pasar en una barca en el medio del mar, sino que, antes de embarcar, también pasan muchos días en los cuales llevan muchos días andando o encerrados porque los tienen ahí a punto de meter en una barca previo pago. Llegan con hambre y deshidratación. Sobre todo nos llamó mucho la atención que tuvimos casos de algún bebé pequeño y muchas madres con bebés muy pequeños. Algunos son gente bastante cansada y desesperada.
R. Hay que darse cuenta de las circunstancias. Esta gente, después de estar encerrados por los traficantes, que los encierran en Libia en condiciones infrahumanas, los convocan una noche. Esa noche llegan a la playa y les dicen que dejen todo lo que llevan; porque ellos llevan cosas, como cualquiera de nosotros llevaría un petate, una mochila o una maleta con las cuatro cosas que has podido salvar de la guerra y de la quema; y ni siquiera eso pueden llevar, lo tienen que dejar todo allí, incluidos los zapatos. Imaginaos que os quedáis con unos pantalones, una camiseta y sin zapatos, os subís a una lancha que va desbordada de gente, sin nadie que la tripule (porque el que la tiene que tripular muchas veces es uno de ellos mismos, al que le dicen: “Mira, este es el timón y esto es una brújula: tira hacia el norte, que eso es Italia”, cosa que es mentira) y en medio de la noche, agitados por las olas del Mediterráneo, sin saber dónde están, muertos de miedo y muertos de frío, buscando a alguien que, si tienes suerte, te salve, porque, si no te encuentras a alguien, vas a morir seguro. Porque las lanchas no tienen la gasolina suficiente como para llegar a la costa y están pensadas para que lleguen justo hasta la línea fronteriza en la que los traficantes calculan que va a haber barcos de rescate. Pero eso es un cálculo, y un cálculo puede fallar. Simplemente son barcos y, en este sentido, el negocio está bien planteado: si ahorro costes en gasolina, les doy menos gasolina y obtengo más beneficio. Las condiciones creo que es fácil imaginarlas: ¿Cómo nos sentiríamos cualquiera de nosotros en un caso así? De las escenas que yo vi y que recuerde, a mí me emocionó especialmente un niño muy pequeño recién rescatado que tenía un chicle, que es lo único que tiene y, al ver al rescatador del Open Arms, lo que hace es partirlo y compartirlo con él, lo cual te da una medida de la generosidad de un chiquillo que no tiene nada y lo único que tiene lo comparte. A mí esa escena me emocionó especialmente. Me pareció de una generosidad que no encuentras.
P. En cuanto a los objetivos que estas personas rescatadas tienen. ¿De qué modo les transmitieron que esperan en Europa una especie de paraíso con el que sueñan o tal vez se estén haciendo ilusiones falsas teniendo en cuenta la dureza del viaje?
B. Nuestra tarea creo que tampoco era la de transmitirles nada. Si veis el documental, al final hay esta escena en que aparece un barco de rescate militar italiano. Nosotros, en este sentido, no les transmitimos esta dureza. No fuimos los encargados de explicarles qué se iban a encontrar cuando llegasen a Europa.
R. Ellos vienen pensando que van a encontrar algo que después no encuentran. En la escena final de “Astral” se ve el trato que reciben por el barco militar y cómo los cachean y prácticamente se ven rodeados de esa idea tan mala de ellos, que no llevan ningún arma. De alguna manera son, al menos, potenciales o presuntos terroristas, por el trato que reciben. Todos los testimonios son de gente que vive ilusionadísima. A mí me sorprendió mucho, porque vi gente africana que era mucho más europeísta que los europeos podemos ser. Tenían una fe en Europa que nosotros creo que no tenemos. Para ellos Europa era un mar de oportunidades, todo era posible en Europa y todos tenían un sueño que realizar en Europa y creían en Europa como concepto. Uno quería triunfar en el fútbol, el otro quería ser profesor, el otro quería ser óptico… Ellos venían con la idea de “yo estoy preparado, yo soy trabajador, yo vengo a comerme el mundo y, gracias, Europa”. Los europeos, que de alguna forma tenemos el beneficio, la ventaja y el privilegio de estar aquí en unas condiciones de vida que ellos no pueden ni soñar no creemos tanto en el proyecto europeo. Ellos, sin embargo, tienen esa fe en los principios de Europa de los que nosotros, muchas veces, descreemos. De hecho, no paran de proliferar partidos antieuropeistas de extrema derecha que lo que hacen es cargarse todos los principios fundacionales de Europa. En cambio, te viene gente de fuera y que cree en ellos profundamente. A mí eso me sorprendió. Creo que deberíamos escucharlos un poco, creo que tenemos que aprender a ser europeos siguiéndolos a ellos. Creo que son más europeos de nosotros.
T. Había este contraste entre sus sueños con la imagen esta de que “Europa me recibe como un terrorista casi”.
P. Por los testimonios de los rescatados y su propia experiencia, ¿cuáles creen que son las mayores concepciones erróneas de los europeos sobre la situación de esta gente?
B. Lo que hemos comentado antes de que no todos vienen de la pobreza extrema. Hay mucha gente preparada, hay mucha gente que ha estado trabajando durante muchos años.
T. El discurso también que están utilizando los partidos de la extrema derecha sobre la inmigración, los problemas que comporta, es un miedo que están trasladando a quien está votando a estos partidos. También en el sentido de que nos vienen a quitar trabajo o nos vienen a robar o a crear conflictos. Todo esto son concepciones erróneas que, en este sentido, están utilizando estos partidos políticos.
R. Yo creo que, además, confundimos la situación de desesperación o de miseria de la que pueden provenir con una peor calidad humana de las personas. Yo creo que eso es un gran error. A mí hubo una cosa que me sorprendió y es que la mayoría de la gente con la que se hablaba, recién rescatados y que no tenían nada, muchos de ellos hablaban inglés con más soltura y mayor conocimiento que muchos de los del equipo de Salvados y de la propia tripulación de Open Arms. Viene gente con muchas ganas, jóvenes, como fuerza de trabajo, preparados, inquietos y motivados. En cambio es como si viniese la “purria” [gentuza] de la humanidad y encima peligrosos, o potencialmente peligrosos, a ver si van a ser delincuentes. Creo que es una imagen distorsionada de muchos partidos ultra, que la están fomentando. Esa imagen, viendo a esas personas en esa lancha, recién rescatados, uno se da cuenta de que no es real.
B. No solo en Europa. En palabras de Trump, serían violadores, gente que solo viene a robar, gente que no tiene ningunas ganas de prosperar en su vida. Solo vienen a hacer el mal.
P. Un foco especial de Astral es la situación de las mujeres, algunas incluso a cargo de niños pequeños. ¿Por qué seleccionaron algunos de estos testimonios en particular?
T. Para documentarnos sí que es verdad que nos explicaban que la mujer, aparte de ser inmigrante, de pasar un largo y duro camino hasta llegar a Europa, que es su objetivo, ellas tienen ciertas dificultades más. Muchas son violadas, muchas son maltratadas y, además, muchas se hacen cargo de los hijos. Entonces, creemos que tienen especial importancia en este sentido.
P. De todos los testimonios escuchados durante el rodaje, ¿cuáles fueron los más impactantes y por qué?
R. Los hemos repasado un poco. El chaval que quería ser futbolista, el otro que decía: “Yo sé arreglar gafas, te puedo arreglar esas gafas”. Hablando de mujeres, la que iba con una niña pequeña que estaba jugando con un chaleco o un globo o algo que le habían dado en ese momento y que te estaba hablando de todo lo que estaba haciendo, de todos los sacrificios que estaba haciendo por su hija. Ahí ves el altruismo y el amor de una madre, capaz de hacer eso para que su hija no viva lo que ella ha vivido y pueda hacer algo mejor. Desde estos hasta el niño que le daba la mitad del chicle a un rescatador. O sea, todos tenían algo. Tengo que reconocer que yo hace mucho que no veo el programa. Desde que lo emitimos creo que no lo he vuelto a ver y hablo un poco de memoria, pero creo que todos los testimonios eran muy valiosos. Sobre todo pienso que tendían a romper tópicos. Creo que el objetivo del programa era que los conocieses porque, en el fondo, conocer a la gente es entenderla. Si no te acercas a ella, no la puedes entender nunca. Y que por un minuto te pudieses poner en la piel de esa señora con su hija o de ese chaval metidos en esa lancha esa noche, pasando frío y pensando que podían ahogarse y morir. Ese fue el objetivo del programa: conocerlos un poco y ponerte un poco en su piel. Piensa en que tú, con tu hija o con tu hijo, estuvieses ahí.
P. Debido a que en una hora es muy complicado entrar en profundidad en las mentes de los rescatadores, ¿cómo es el ambiente del barco y de las lanchas de salvamento durante una operación de rescate? ¿Qué se les quedó en la recámara que les hubiera gustado incluir?
R. Nosotros os podemos hablar por referencias porque ninguno de los tres nos embarcamos. Estuvimos en el antes y el después hasta el estreno del programa, pero justo los aproximadamente diez días que duró la grabación, ninguno de nosotros estuvo. Pero fue un rodaje especialmente duro para alguno de los miembros del equipo. Rodar a bordo de un barco es complicado. El vaivén del barco complica la filmación y el encuadre y en una lancha rápida, grabando, dando botes con el oleaje, te dificulta conseguir un plano. Hubo alguno de los miembros del equipo de rodaje que lo pasaron fatal porque se marearon mucho y se pasaron los primeros días asomados a la borda del barco vomitando y quedaron prácticamente anulados. Pero lo que nos cuentan es que fue una experiencia muy positiva: era duro el rodaje, era dura la situación a la que te enfrentabas cuando te veías rodeado de lanchas repletas de gente, doscientas o trescientas personas, sin dar abasto y sin saber qué hacer porque en tu barco ya no cabían más y no podías irte y dejarlos a la deriva. Hubo situaciones dramáticas. Nos lo recuerdan con mucho cariño a pesar de lo mal que lo pasó alguno por el mareo a que se vieron sometidos por grabar.
M. El ambiente, y creo que esta es una de las cosas que conseguimos bastante en el documental, es realmente situarte en el momento en que tú lo ves lleno de lanchas. Los sonidos. Yo recuerdo mucho aproximarte y la gente gritando. Cuando te acercas a los botes incluso sientes miedo aunque les pedían calma porque se ponían muy nerviosos y podían volcar. Habitualmente van con unos chalecos que no son buenos y podían morir ahogados muchos. Luego es ir poco a poco pasándolos uno a uno al barco que los rescata. En ese momento parece que unos se pisaban a otros con el ansia de salir de allí. A mí los sonidos aquellos sí que me llamaron bastante la atención el agua o los golpes.
B. Antes de Astral habíamos visto los rescates, pero de lejos. De repente, nosotros podemos meternos en la barca donde ellos han estado tantas horas y ver como está hecha, ver que hay unos tablones con unos clavos dentro que, aparte de impedir que se acomoden, es peligroso. De repente, Astral te daba esa oportunidad de meterte allí.
P. Desde ese 16 de octubre de 2016 en que se estrena Astral en Salvados, volvieron a bordo del velero en el episodio que cerró la undécima temporada: Después de Astral. El documental lo vieron casi 3 millones de espectadores y el episodio final apenas uno. ¿Hemos dejado de interesarnos por el fenómeno de los refugiados? ¿Qué papel creen que tienen los medios de comunicación en esta tendencia?
R. Creo que deberíamos relativizar el dato de audiencia. Las audiencias tienen muchas variables. Astral fue un documental que fue un inicio de temporada, un estreno. En un inicio de temporada siempre se promociona especialmente. Jordi da entrevistas, va a El Hormiguero. Le da visibilidad a este primer programa. Creo que hacemos buenas promociones de inicio de temporada que convocan a la gente y que todo el mundo se da por enterado de que en tal fecha vuelve Salvados. Además, hubo el plus de que Astral se pasó en varias salas de cine y la recaudación se donó a la ONG Open Arms. El otro era un final de temporada y no tiene ese plus de promoción, con lo cual yo lo relativizaría. No creo que en octubre de 2017 el tema interese el triple de lo que interesaba un año después. No creo que interese una tercera parte porque lo viese menos gente. Pero es cierto que la información es así, que informamos con flashes. Hay impactos. No hay un seguimiento de la noticia. Llegan muchas lanchas, hubo muchas tragedias, el niño aquel del que se ven su cadáver en una playa. ¿Cómo se llamaba? Aylan. Todo el mundo se estremece y todo el mundo se conciencia y, al cabo de treinta días, estamos hablando de no sé qué escándalo de corrupción y ya todo el mundo se olvida de aquello. Yo creo que la información permanece poco, es excesivamente fugaz. En ocasiones hay distintas cosas que son graves y deberían de ser graves siempre y ser objeto de información siempre. Nosotros le dimos visibilidad en un momento y no conseguimos dársela en otro. No sé en qué circunstancias ni de qué estaba hablando el mundo cuando se hizo el segundo Astral. Igual no supimos promocionarlo, igual nos equivocamos en el nombre o el título del programa. No lo sé. Era un programa muy distinto. También es cierto que Astral tuvo un plus, de algo que uno veía en el Telediario todos los días y conseguimos plasmarlo y mostrarlo de una forma diferente. De pronto no veías a trescientas personas indiferenciadas, veías a unas cuantas personas en concreto. Conocías sus vivencias, te acercabas a ellos y te imaginabas estar dentro de una lancha de esas.
P. ¿Cómo piensan que les ha ido a las personas refugiadas que protagonizaron los rescates filmados? ¿Cómo ven el futuro tanto de los rescatados como de los rescatadores con las políticas de la Unión Europea que, por ejemplo, han tenido parado administrativamente el barco de Open Arms en Barcelona durante meses?
T. Desgraciadamente no hemos podido seguir las historias de estas personas. Fue uno de nuestros objetivos y lo intentamos, pero se les pierde la pista totalmente.
R. No tienes un nombre, no tienes una documentación, no accedes a los registros en los que pueden estar. Varias veces lo intentamos. En ese segundo Astral que hicimos, uno de los objetivos fue intentar localizar a alguna de las personas que salieron en el documental y no fuimos capaces. No sabemos qué ha sido de ellos. Es una pena porque nos hubiese gustado cuál ha sido su destino y cómo les va.
En cuanto a los rescatadores, yo no tengo una visión muy positiva del tema. Yo creo que las políticas de la Unión Europea se van endureciendo. No veo que haya un replanteamiento de estas políticas. Creo que el auge de movimientos ultras no favorece, sino todo lo contrario, favorecen el endurecimiento. Yo creo que nos equivocamos. Pienso que Europa es un continente muy viejo, en todos los sentidos: viejo de pensamiento, viejo de población, viejo de edad. Creo que nos equivocamos si a esta gente que puede venir de fuera únicamente la vemos como posibles delincuentes. Pienso que estamos siendo injustos con ellos y, además, estamos siendo injustos con nosotros mismos. Nos estamos negando la posibilidad de incorporar a nuestro continente gente nueva, gente joven, gente con ganas de hacer muchas cosas, con mucha fé en Europa. Yo creo que es más lo que nos pueden dar que no lo que supuestamente nos quitan. Pero esa voluntad, un poco global, de decir: “Es que el mundo está mal montado”. ¿Cómo puede ser que estemos tirando comida y otros no tengan? Esa mentalidad global no acaba de arraigar. En el fondo, en el fondo, el cambio climático va a acabar con el planeta, pero Trump se carga un acuerdo para el control de las emisiones de CO2. Es absurdo, pero seguimos teniendo la mentalidad muy estrecha, pensamos en pequeño. No soy muy halagüeño en cuanto a cuáles pueden ser las perspectivas de los rescatadores.
P. No podemos terminar esta entrevista sin partir de la actualidad de Salvados. También para esta sección hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Gonzo por su documental Detrás del muro. ¿Les parece que el nuevo Salvados con Gonzo prestará una atención especial al tema de las migraciones? ¿Habrá documentales en el futuro de Salvados como Astral o como Detrás del muro?
T. Seguro que sí.
R. No cabe ninguna duda. Nos hemos juntado aquí, en este sentido, el hambre con las ganas de comer. Es decir, a nosotros y al equipo de Salvados, que se va a mantener, le interesa el tema y a Gonzo le interesa. Con lo cual estoy convencido de que no a haber ningún problema. La cuestión será elegir el momento, en cuál de esas historias te centras y cuál es el enfoque que le das; como en su momento hubo que buscar en Astral.
T. Ganas no le faltarán.
R. Yo estoy convencido de eso y me extrañaría que no se hiciese algo.