Tienes que tener paciencia para ir adquiriendo el hábito (y la capacidad) de orientarte en un plano. Sitúate en cada habitación y, mentalmente, hazte a la idea de que estás ahí: repasa dónde estás, qué tienes a tu espalda, de frente, a la izquierda y a la derecha. No te olvides de que, a veces, tendrás que pensar "al revés" según dónde te sitúes.