Pesenta: Dr.Alberto Castro
Fiscal: Dra Maria Mercedes Acevedo
Defensa: Dr. Carlos Restrepo
Jurado: Dr. Roberto Baquero, Dra Liliana Zuluaga (no hubo voluntario del publico)
2- Publicidad Engañosa
Presentacion :. Alberto Castro 1 min
Un Oftalmólogo publica anuncios en la prensa local en la que promueve un procedimiento que él hace.Se presenta calificandose como el mejor cirujano de la región o del país.
Asegura que los resultados son perfectos y que la totalidad de los pacientes obtienen el resultado deseado.
Asegura que el procedimiento no tiene ningún riesgo y que el éxito está garantizado.
Siendo que el procedimiento que ofrece es universalmente conocido y usado por todos los oftalmólogos, asegura que fue el creador de la técnica.
Como prueba ofrece testimonios de pacientes, publicados en youtube y elaborados por el mismo oftalmólogo”
Acusacion
Fiscal: Maria Mercedes Acevedo - 5 min
El presente caso plantea de una manera clara la publicidad engañosa, censurable en cualquier ámbito pero además peligrosa y anti-ética cuando se trata de publicidad médica que puede comprometer la salud e integridad del individuo.Los principios fundamentales con los cuales la ética médica juzga los actos médicos: Beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia, se han violado con esta publicidad.
Beneficencia: “Hacer el bien”. Se publicita un procedimiento X que presupone ayudará al bienestar del paciente, pero al asegurar su resultado positivo en todos los casos y ausencia de riesgos, omite información real sobre la incertidumbre inherente a cualquier procedimiento médico, llevando a la persona a tomar decisiones eventualmente inapropiadas. Igualmente con este pronunciamiento hace daño a la profesión y a sus colegas, demeritando el buen nombre de su quehacer.
No maleficencia: El peligro de hablar de un procedimiento médico como la panacea para una condición, por muy eficáz que éste sea, si no cumple con La indicación pertinente, puede generar daño y más cuando se asegura el éxito y la ausencia de eventos adversos relacionados.
Justicia: la exposición con claridad del procedimiento médico, sus indicaciones, contraindicaciones y riesgos, es apenas lo justo para dotar de elementos reales de juicio a una persona permitiéndole tomar una decisión.
Autonomía: La información veraz, amplia y suficiente sobre el procedimiento, permitirá al individuo aplicar la autonomía para decidir su elección.
La publicidad de un procedimiento médico debe ser veráz, con una descripción suficientemente amplia y comprensible sin generar ansiedad, pero sin omisión de los riesgos inherentes a cualquier intervención, y no deben crear expectativas irreales de los resultados (art 16 titulo II capitulo I): Es evidente en la presentación del caso, la violación de la ley expuesta en el código de ética médica.
Describirse como el mejor cirujano de la región o el país, sin hacer presentacion formal de las credenciales o reconocimientos recibidos por instituciones, organismos o sociedades cientificas, así como atribuirse la autoría de un procedimiento sin demostrarlo mediante una precisa citación de publicaciones científicas que lo avalen, demeritan el peso de la aseveración y, por el contrario, generan desconfianza e incredulidad en el público instruido, o, lo mas peligroso, sentido de seguridad en los incautos o ignorantes que no acuden a fuentes confirmatorias para tomar decisiones. El codigo de ética medica expone en el articulo 59 del capitulo VI, que la difusion de los trabajos médicos podrá hacerse por conducto de las publicaciones cientificas correspondientes así como en el articulo 61 del capitulo VI expone que el medico tiene el derecho de propiedad intelectual sobre los trabajos que elabore con base en sus conocimientos intelectuales, referencias confirmatorias de la violación a la ética medica.
La publicidad profesional debería ser informativa y no promocional, o si lo es, como actualmente la ley permite, debe cumplir con normas éticas de veracidad, privacidad (no revelar información de pacientes si éstos no lo consienten por escrito), y expectativas reales enfatizando en anuncios que los resultados pueden variar, como es siempre recomendable.
Si de esta publicidad engañosa se deriva, por elección del procedimiento promocionado, un resultado no esperado, evento adverso o toma de decisión inapropiada de un individuo no ampliamente informado, o un daño a la profesión médica o a los colegas, y a la comunidad; la ley actuará a través del tribunal de ética médica, si así fuere solicitado, como se expone en el artículo 74 capítulo II del código de ética médica.
Por lo anteriormente expuesto, y considerando la falta ética de imprudencia, irrespeto a la dignidad humana y al cuidado del otro, solicito la sanción pertinente.
Defensa
Carlos Alberto Restrepo : 5 min.
Quiero iniciar mi defensa dejando claro aspectos muy importantes sobre el buen actuar del acusado. Mi defendido fue presidente de la sociedad nacional de su gremioy de la sociedad internacional del mismo hace varios años, siendo reconocido a nivelmundial por su buena gestión. Se trata de un respetable miembro de la sociedad queha llevado a cabo sin ningún tipo de queja previa su ejercicio profesional. Actualmentees jefe de un programa universitario y consultor de la organización mundial de la salud.
Además de todo esto fue socio del acusador por varios años.las acusaciones y su sustento son las siguientes:
1. La publicidad de un procedimiento médico debe ser veraz, con una descripciónsuficientemente amplia y comprensible sin generar ansiedad, pero sin omisión de los riesgosinherentes a cualquier intervención, y no deben crear expectativas irreales de los resultados(art 16 titulo II capitulo I): Por lo cual se concluye que es un acto de falta a la ética.
Si bien mi asegurado habla de resultados cercanos a la perfección y con mínimo riesgo, sebasa en los resultados obtenidos en su experiencia particular que muestra que en los 15 años de realizar esta técnica ha logrado una efectividad mayor del 98% y una tasa decomplicaciones por debajo del 1%, sin presentar alguna complicación mayor. Si bien no estotalmente cierto que se puede garantizar un éxito y satisfacción en la totalidad de los casos, si se encuentra muy cerca de esto y no compromete la seguridad e integridad de los pacientes, como lo asegura el acusador.
2. El código de ética médica expone en el artículo 59 del capítulo VI, que la difusión de lostrabajos médicos podrá hacerse por conducto de las publicaciones científicas correspondientes así como en el artículo 61 del capítulo VI expone que el médico tiene el derecho de propiedad intelectual sobre los trabajos que elabore con base en sus conocimientos intelectuales.
Si bien no puede ser probado completamente que él es el mejor del país, tampoco puede sernegado. Mi defendido realiza una modificación de la técnica quirúrgica ideada por el que le ha permitido hacerla de manera más rápida, con resultados más tempranos y mejores, y conmenos complicaciones. Esto hace que su modificación, que se hace única, la promueva como un desarrollo propio que tiene una mayor eficacia que la técnica convencional y además mayor seguridad. Hechos que ha compartido en múltiples artículos en revistas indexadas y eventos científicos. Su técnica quirúrgica ha sido ganadora de múltiples reconocimientos a nivel mundial y le ha merecido ser conferencista en los mejores eventos científicos de su especialidad. Esto además se complementa con el entrenamiento que ofrece a quienes lo necesiten y visitan su clínica. esto lo hace de manera gratuita con el fin de divulgar una mejora sustancial en una técnica que solía ser insegura hasta la modificación ingresada por mí asegurado. Estos logros internacionales y reconocimientos han sido los generadores de la molestia de un pequeño grupo colegas y la razón para atacarlo en múltiples instancias que ahora incluyen este tribunal.
Los artículos, las constancias de las ponencias y las copias de las distinciones reposan en elsumario de pruebas que tiene esta corte.
3. La publicidad profesional debería ser informativa y no promocional, o si lo es, comoactualmente la ley permite, debe cumplir con normas éticas de veracidad, privacidad (no revelar información de pacientes si éstos no lo consienten por escrito), y expectativas realesenfatizando en anuncios que los resultados pueden variar, como es siempre recomendable.
Mi defendido ha usado publicidad con testimonios verídicos de pacientes propios que han sido sometidos a su manejo innovador, con el debido consentimiento diligenciado para tal fin y con la evaluación de las grabaciones previo a su publicación en los medios, lo que el acusador asume que se trata de una grabación preparada por mi defendido, siendo más bien lo contrario ya que se trata de una grabación auditada por el paciente antes de su difusión. La sustentación de los consentimientos y los contenidos de los videos y testimonios estén en el sumario de evidencia que se ha traído como soporte.
Es fácil ver cómo la envidia de sus colegas los lleva a generar difamación sobre su actuar que han generado perjuicios morales durante varios procesos jurídicos que han salido a favor de mi apoderado y por lo que han optado por traer el caso antes esta honorable corte, haciéndole perder su valioso tiempo. Los invito a informarse más sobre la idoneidad de mí asegurado y la falta de pericia de quienes lo han perseguido, especialmente quien trajo el caso a esta corte que solía ser su socio y por malos manejos económicos y múltiples demandas por complicaciones mal manejadas fue expulsado de la clínica de mi apoderado, no sin antes reintegrar el dinero de sus pretensiones económicas sin ningún tipo de discusión y a sabiendas de la condición psiquiátrica que presenta el acusador que es conocida por los procesos jurídicos que ha instaurado y que es clasificada por psiquiatría como Personalidad Limítrofe,que tiene dentro de sus características principales que el fin justifica los medios, lo que ha implicado conseguir testimonios falsos, sobornar abogados y ahora emplazar estas falsas acusaciones ante esta honorable corte.
Ante la acusación final que dicta: “Por lo anteriormente expuesto, y considerando la falta éticade imprudencia, irrespeto a la dignidad humana y al cuidado del otro, solicito la sanciónpertinente”. No encuentro cómo puede tener evidencia diferente a su versión distorsionada de la realidad que va en contra de todos los reconocimientos de sus pares y los resultados en los pacientes por él tratados. Anexé además las pruebas de los reconocimientos nacionales einternacionales de mi defendido. Todo esto hace que este caso no tenga sustento alguno, por lo que solicito se suspenda el proceso.
Riposta
Fiscal: Maria Mercedes Acevedo (2 min)
Las falsas acusaciones que la defensa hace contra el fiscal , y que se pueden invalidar con amplio y suficiente material probatorio, dentro del debido proceso del presente caso, solo pretenden desvirtuar el núcleo de la acusación que destaco en tres puntos:
1-EL MEJOR CIRUJANO:
Autoasignarse un primer lugar no es posible. El reconocimiento externo por el desarrollo de un procedimiento quirúrgico o habilidad para practicarlo, su contribución al desarrollo de la ciencia y a la formación del talento humano en salud, y tener altas calificaciones por esto u otras cosas, no le permiten reconocerse como el mejor, una concepción megalomana y desproporcionada de la realidad, que de ninguna manera lo exoneran ni le dan autoridad para cometer ilícitos ni faltas a la ética.
Aun el premio Nobel por ejemplo, se entrega como reconocimiento a un descubrimiento excepcional o al trabajo con que un individuo aporta algo valioso a la humanidad, sin reconocerlo así como la mejor persona.
2. RESULTADOS PERFECTOS:
Estos no existen. Aun con toda la maestría, conocimiento y experiencia en una técnica, el nivel de riesgo en el acto medico no deja de existir, siempre hay un nivel de incertidumbre.
La efectividad del procedimiento que menciona del 98% y complicaciones por debajo del 1%, justifica exponer que un solo caso por fuera de lo esperado, afecta la vida de una persona, y es imprescindible mencionarlo. Recalco la frase “ el cuidado del otro como si fuera para mi mismo”
3. NINGUN RIESGO
Aun una complicación menor, es un riesgo. Las pruebas expuestas de los pacientes a los que les fue bien, no eliminan los riesgos. El reconocimiento y aceptación de estos riesgos por parte del paciente bien informado, lo llevan a firmar un consentimiento antes de cualquier procedimiento.
Asi dicho, su defendido tan ampliamente reconocido y capaz, no necesita publicitarse de esta manera engañosa con lo cual esta cometiendo una falta a la ética por imprudencia, irrespeto a la dignidad humana y al cuidado del otro, por lo cual solicito al juez sea impuesta una sanción.
Riposta de la Defensa
Dr. Carlos Alberto Restrepo
La Dra tiene toda la razon. El no deberia autonombrarse el mejor cirujano. La multiples sociedades internacionales son las que lo han hecho. No tengo nada mas que decir.
Verdicto del Jurado
Dr. Roberto Baquero, Dra Liliana Zuluaga
La historia de la ética en medicina está íntimamente conectada a la filosofía. No es en vano que a la hora de buscar alguna guía e iluminación para encaminar nuestros actos éticos en el ejercicio de la profesión, el primer referente siempre sean los grandes filósofos. Cuando en Grecia, Aristóteles se refería a las virtudes que debería tener un médico, afirmaba que “la virtud es un hábito electivo que consiste en hallar un término medio relativo a nosotros y que tendría que estar regulado por la recta razón en la forma en lo llevaría a cabo un hombre verdaderamente prudente”, siempre acompañado de virtudes como la justicia, la templanza y la sabiduría.
Siguiendo con los pensadores griegos, Hipócrates y Galeno de Pérgamo, se entra a una relación médico-paciente, en la que la autonomía total la tenía el médico y el paciente debía obedecerlo. En la medicina moderna seguimos honrando el juramento hipocrático como el estándar moral que determina nuestro ejercicio en la medicina. Involucramos a Kant y su imperativo categórico, en el cual el acto moral es el que se realiza como un deber, como un fin en sí mismo: el acto moral es aquél que se actúa en base a la razón, no al amor a uno mismo o al interéses personales.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1946, el mundo fue testigo del juicio a los médicos por cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, realizado por las autoridades estadounidenses, en Núremberg, Alemania. Este grupo de médicos alemanes planearon y llevaron a cabo el programa de eutanasia, una matanza sistemática de aquellos prisioneros a quienes consideraban “no merecedores de la vida. Ese desafortunado incidente dio origen al Código de Nuremberg, que bien define los lineamientos para la investigación en seres humanos. Luego, en 1972, se publicó el informe Belmont para dar a conocer una investigación en sífilis, realizada enla poblacion de Tuskegee. Después de conocer los pormenores del ensayo clínico, se definieron los tres principios iniciales de la bioética. En 1979, gracias al trabajo realizado por Beauchamp y Childress se distinguen cuatro principios: no maleficencia, beneficencia, autonomía y justicia, en el único fin de defender a los pacientes de posibles abusos.
Así vemos cómo desde la antigüedad hasta nuestros días, el acto primordial de la relación medico-paciente es la consulta médica. Dicho vínculo debe estar basado en la amistad y la confianza para que tanto el médico como el paciente puedan hacer uso de la autonomía que a cada uno les corresponde.
El médico, por una parte, tiene el deber de explicar claramente, con el tiempo suficiente, todas las inquietudes del paciente con respecto a la patología, el pronóstico, los posibles tratamientos y los potenciales efectos secundarios de la terapéutica para que el paciente, como ser autónomo, decida libremente acerca de su vida y dignidad.
Esa autonomía inquebrantable de los pacientes que debe ser acatada y respetada por el médico, y quedar plasmada en lo que se conoce como el consentimiento informado, donde queda explícito que el médico le ha dado la información necesaria y suficiente al paciente.
En Colombia nuestro código deontológico es la ley 83 de 1981. Tenemos que tener en cuenta que la autonomía medica base de nuestro ejercicio, quedo claramente establecida en la Ley 1751(2015), Ley Estatutaria de la Salud, donde el médico debe ser autónomo en la toma de las decisiones sobre el diagnóstico y tratamientos de sus pacientes, pero que se debe ejercer en el marco de los esquemas de autorregulación , la ética, la racionalidad, la evidencia científica y se prohíbe cualquier abuso en el ejercicio profesional que atente contra la seguridad del paciente. Esta autonomía se da es a la profesión, no al individuo y debe estar íntimamente ligada a la autorregulación que la hace el colectivo, en nuestro caso los tribunales de ética médica,
Procedemos a continuación, a dictar nuestro veredicto advirtiendo que se tuvo en cuenta para el mismo la presentación del caso, los alegatos de la fiscalía y la defensa. Además, las circunstancias de tiempo-modo y lugar del caso, como lo normado en nuestro código de ética médica.
Circunstancias y conductas a tener en cuenta: En la publicidad, el oftalmólogo incurre en las siguientes faltas en nuestro sentir:
- Afirma que los resultados son perfectos y el paciente obtiene el resultado deseado, olvidando que estamos ante obligaciones de medio más no de resultado, pues nuestra profesión no permite garantizar el resultado, que obviamente uno siempre espera sea el mejor para el paciente y su salud.
- Se autodenomina como el creador de la técnica, cuando se sabe que la misma es Universal y utilizada por todos los oftalmólogos desde hace años.
- Hace publicidad con supuestos testimonios de pacientes que en realidad son elaborados previamente por su parte.
Las anteriores conductas, encuadran ó encajan como violación a las siguientes disposiciones del Código de Etica Médica, a saber:
“…ARTICULO 55. Los métodos publicitarios que emplee el médico para obtener
clientela deben ser éticos.
ARTICULO 56. El anuncio profesional contendrá únicamente los siguientes
puntos:
a) Nombre del médico.
b) Especialidad, si éste le hubiere sido reconocida legalmente,.
c) Nombre de la universidad que le confirió el título;
d) Numero de registro en el Ministerio de Salud.
e) Dirección y teléfono del consultorio y de su domicilio.
PARAGRAFO. Cuando el anuncio de que trata el presente artículo se refiere a un centro médico o a una asociación de profesionales en él debe aparecer el nombre del Gerente, Administrador o responsable del grupo, con los datoscorrespondientes a los numerales a), c) y d) del presente artículo.
ARTICULO 59. La difusión de los trabajos médicos podrá hacerse por conducto
de las publicaciones científicas correspondientes.
ARTICULO 60. El médico no auspiciará en ninguna forma la publicación de artículos que no se ajusten estrictamente a los hechos científicos debidamente comprobados o que los presenten en forma que induzca a error, bien sea por el contenido o los títulos con que se presentan los mismos.
ARTICULO 61. El médico tiene el derecho de propiedad intelectual sobre los trabajos que elabore con base en sus conocimientos intelectuales y sobre cualesquiera otros documentos, inclusive historias clínicas, que reflejen su criterio o pensamiento científico.”.
Vemos pues como el inculpado, incurre en varias faltas contra la ética: garantiza resultados en una obligación de medio, oculta información al paciente y su familia como puede ser una complicación ó efectos secundarios al afirmar que todos los pacientes obtienen el resultado deseado, y hace publicidad engañosa sin respetar elementales principios para la misma. Por último, con absoluta falta de modestia, se presenta como el mejor cirujano en una técnica que es Universal y sin tener méritos calificatorios para dicha presentación.
Asi mismo, se vulneran los principios de BENEFICENCIA, NO MALEFICENCIA, JUSTICIA Y AUTONOMIA.
En cuanto a los hechos relevantes para la defensa, nos permitimos manifestar:
- En relación a los cargos que ha ostentado, no tienen incidencia en el presente, pues no se trata de valorar pergaminos ó reconocimientos sino conductas puntuales.
- Los resultados que presenta para respaldar la afirmación cercana a la perfección, no tienen justificación tampoco, pues reiteramos que tratándose de una obligación de medio, siempre será necesario informar suficientemente al paciente y su familia las posibles consecuencias adversas del procedimiento.
- La última parte de la defensa, donde se dedica a hablar mal del denunciante y restarle credibilidad, tampoco se deberá tener en cuenta, por cuanto son hechos irrelevantes en el presente asunto, máxime que las conductas están debidamente soportadas independientemente de la valoración de las mismas que hace su defensor, argumentos que se respetan pero no se comparten.
EN CONCLUSION, encontramos CULPABLE al acusado de violar la ETICA MEDICA, y en ese orden de ideas, se le debe imponer la sanción consagrada en el artículo 83 literal b numeral 2, del código de Etica, consistente en CENSURA ESCRITA Y PUBLICA, atendiendo a las conductas reprochables y en el entendido de que no vuelva a cometer las mismas faltas. Se tiene en cuenta que el disciplinado no registra antecedente disciplinario, por lo cual se puede partir de dicha sanción.
El médico debe siempre mostrar respeto por sus paciente y colegas. El hecho de que hubiera merecido algunas dignidades no lo hace mejor o peor que otro colega; tampoco le da privilegios sobre sus pacientes, los colegas o el orden jurídico. Por el contrario, el obtener un reconocimiento le obliga a dar buen ejemplo de moral y de ética.
El médico no puede sacar provechos de haber conseguido esas dignidades para hacerse publicidad o propaganda o saltarse alguno de los requisitos que están contemplados en la ley para tomar una posición dominante sobre los pacientes, desconociendo la autonomía del paciente e incurriendo al engaño con falsas promesas que en ningún momento y por ningún motivo debe realizar.
Algunos Apartes del Redmond Ethics Center de la AAO que aplican a este caso
Advertising by ophthalmologists to patients, the public, the media, or other colleagues must be accurate. It is unethical to intentionally deceive. It is also unethical to decrease patients’ autonomy by withholding information, by shading it so that it is inaccurate in any way, or by presenting material in a way that prevents patients from making a truly informed choice.
In what circumstances is it deceptive to claim that certain ophthalmic procedures are "safe," "harmless," or "painless"; that treatments will "cure" patients; or that ophthalmologists are "pioneers," "leaders," or "world famous"?
Like all physicians, ophthalmologists have an obligation to present themselves and the services they offer in a manner that is neither inaccurate nor misleading. This principle of ethical conduct is regulated by state law, the Food and Drug Administration, and the Federal Trade Commission.
An ophthalmologist's misrepresentation of his or her qualifications or the nature of an ophthalmic procedure is an ethical violation, because a successful physician-patient relationship is built on trust and confidence. The relationship carries with it the assumption that the physician has provided the patient with an accurate assessment of his or her problem, an appropriate recommendation for treatment, and an honest representation of the physician's ability to carry out that therapy. Because patients may be relatively uninformed on issues related to health and health care, it is imperative that practitioners avoid misrepresentations that would deny the patient information needed for making truly informed decisions.
To call a procedure safe is to make one of three possible claims. It means (1) that the procedure is absolutely safe (i.e., there are no risks); (2) that the procedure is comparatively safe when compared with alternative procedures for the same problem; or (3) that it is safer than surgery for another problem. If the first meaning is intended, the statement clearly is false, since all surgical procedures, including cataract surgery, carry some degree of risk, even if the risk in a particular case is low.
If the second meaning is intended, the ad is also deceptive unless the procedure is demonstrably safer than alternative techniques for cataract surgery. If this is so, the advertiser should have credible clinical evidence to support that claim. Such a claim may be difficult to prove, because the safety of a procedure often varies with the circumstances (e.g., the medical status and characteristics of the individual patient).
If the third meaning is intended, the advertiser simply means to convey the fact that his cataract surgery is safer than surgery in general (e.g., triple-bypass heart surgery). Without further explanation, this is a deceptive comparison.
Because the safety of a surgical procedure is necessarily a qualified concept, simply using a word such as "safe" is likely to deceive prospective patients. The failure to qualify the claim of safety is particularly objectionable, because a variety of phrases could easily be used to communicate the safety/risk relationship (e.g., "relatively safe," "safe for most patients," or "among the safer types of surgery").
The Academy is also concerned that many potential patients may understand the unqualified word "safe" to refer to some consensus and possibly to a government-approved standard of adequate safety, similar to the Food and Drug Administration's determination that a prescription drug is safe and effective. Because using an unqualified word such as "safe" is likely to be misunderstood as implying absolute safety, and because doing so suggests a benefit of a procedure without discussing risks, it is likely to violate Rule 13 of the Code of Ethics.
Similarly, the term "painless" with respect to an ophthalmic surgical procedure is seldom accurate and is usually deceptive. To say that an operation is painless is misleading if the statement refers to only part of the entire surgical treatment. The discomfort that occurs at the time of surgery can be minimized or in many cases eliminated by the use of local or general anesthetics. However, since anesthetics may involve an injection or installation of an irritating topical agent, the statement is not literally true. Second, it is not uncommon for patients to feel some discomfort in the postoperative period. Third, possible complications such as glaucoma, infections, or inflammation of tissue can cause pain such that a painless course of treatment cannot be ensured. To a patient, the statement that a surgical procedure is painless almost surely means that the entire experience—preparation, surgery, and recovery—is painless. Such a statement is almost always misleading.
The reference to using the laser may be a deception to attract patients who fear conventional surgery, which they may associate with pain. This distinction is usually deceptive. Likewise, use of the term "cure" with reference to ophthalmic problems is often deceptive. To cure a condition means that as a consequence of treatment, the condition no longer exists and will not recur for any reason. For example, to perform a trabeculectomy or laser trabeculoplasty on a patient with primary open-angle glaucoma cannot be said to cure the glaucoma. First, the visual incapacitation caused by any pre-existing glaucomatous nerve damage will continue. Second, the surgical procedure may not lower the pressure adequately to obviate the need for supplemental medication. Third, intraocular pressure may not be lowered adequately even with the use of medications postoperatively, and visual field loss may continue. In addition, glaucoma procedures may undergo late failure even after years of functioning well. All of these situations mean that the patient continues to need testing, examination, and ongoing care, even if the intraocular pressure is lowered to the point where further visual field loss is halted. In other words, the patient continues to have primary open-angle glaucoma for the rest of his or her life. In the case of cataract surgery, the lens implant is an exogenous prosthetic device that approximates, but does not replace, the function of the human lens. Thus, in order not to be misleading, the term "cure" should almost always be further explained and qualified to give the patient an accurate understanding of his or her prospects for improvement
This advertisement appears to be misleading in several respects. First, only a very small fraction of all physicians can justifiably claim to be world renowned by the consensus meaning of the term. These may include some physicians who have authored widely used texts or who have made significant, independently validated contributions to the care of patients. As such, it is the very elusiveness of measures of fame that makes invoking them misleading when trying to lure patients. Merely traveling extensively, presenting addresses at professional meetings, or treating patients from abroad does not mean that a physician is world famous. To so indicate is to exploit the inherent imprecision of the concept of fame to mislead patients. There can be little question that such claims are employed in order to give patients the impression that the surgeon meets some objective, high level of competence, skill, or recognition—that may not exist with respect to the advertiser. The same is true of Dr. B's advertising himself as a top surgeon. To be literally true, top must refer to an objective and verifiable criterion in which the surgeon actually exceeds all others.
Saying that one has pioneered certain advances in cataract surgery is also deceptive in this case. Such a phrase clearly connotes a significant, independently validated breakthrough, not a minor alteration or refinement of conventional procedures. Simply being one of many investigators for one type of intraocular lens, using one piece of equipment, or using a slightly modified surgical procedure does not justify use of a hyperbolic term such as "pioneered." Since all surgery requires some degree of innovation, a surgeon cannot meaningfully claim to be an originator or developer of a technique or product simply because he or she has modified in some minor way what existed before.
Use of the phrase "participated in developments in the field" suffers from a related but different flaw. Read literally, it means virtually nothing, because the words "developments" and "field" are undefined. Its use to suggest an accomplishment is therefore illusory; by performing surgery and maintaining patient records, every surgeon participates in development in the sense of seeing outcomes upon which alterations or advances in surgical techniques are based. This is roughly the same as the vague assertion that every human being participates in the historic evolution of mankind. To advertise using such phrases thus appears to be misleading unless the ophthalmologist has personally contributed significant advances that have been adopted by colleagues. This does not appear to be true of Dr. B. Thus, Dr. B appears to have acted unethically by engaging in advertising that is designed and intended to deceive patients.
In summary, use of the terms "safe," "harmless," "painless," "cure," "pioneer," "leader," "world famous," and similar such words should be used with caution, and they should only refer to truthful and verifiable qualities of the ophthalmologist and his or her treatments.