Ambrosio Carreño

El primero de la dinastía de músicos Carreño, familia que llenaría a Venezuela de tantos acordes y melodías, sería el último Maestro de Capilla exponente del barroco en la Catedral de Caracas. Organista y director severo, su carácter le causaría más de un dolor de cabeza a los miembros del Cabildo Eclesiástico caraqueño.

ORIGEN RACIAL: LA PRIMERA CONTROVERSIA

El primer registro de bautismo de Ambrosio Carreño adjuntado a los libros parroquiales se halla en el XV Libro de Bautismos de "negros, mulatos, indios, mestizos y demás gente inferior" de la Parroquia de El Sagrario y data del 20 de diciembre de 1721. El mismo dice que el niño Ambrosio de la Concepción nació el día 11 de dicho mes y año, hijo de Adrián Carreño y Antonia Quirós. En la época, la distinción que otorgaba la ubicación de dicho registro bautismal (raza considerada inferior) causaba una serie de limitaciones: no se podía aspirar a estudios universitarios, sacerdotales o a cargos musicales en las iglesias. Por consecuencia, tales clases sociales estaban destinadas a ciertos oficios considerados oprobiosos por las clases altas o a la mendiga.

Pese al aparente error de ubicación del registro, la familia Carreño Quirós era descendiente de españoles; lo que se corrobora en los siguientes registros relacionados a sus hijos:

  • Bautismo de Tomasa Francisca Carreño Quirós - 17 Marzo 1719

Libro IX de Bautismos de hijos de españoles de la Parroquia de El Sagrario - Folio 66.
  • Bautismo de Adrián Alejandro Carreño Quirós - 16 Sep 1726

Libro X de Bautismos de hijos de españoles de la Parroquia de El Sagrario - Folio 60 vuelto.
  • Defunción de María Josefa Carreño - 21 Jul 1793

Libro Cuarto de Defunciones de la Parroquia de Altagracia - Folio 90.
  • Defunción de Ana Antonia Carreño - 13 Nov 1795

Libro Quinto de Defunciones de la Parroquia de Altagracia - Folio 6 vuelto.

En dichas partidas de defunción se menciona a Adrián Carreño y su esposa Antonia como "Dones", aseveración más que contundente para afianzar su origen, pues dicho tratamiento sólo se le otorgaba a los blancos. Antonia Josefa Quirós había nacido en Caracas en 1684.

El 2 de noviembre de 1739 se reubicaría la polémica partida de bautismo de Ambrosio al libro de bautismos de blancos, y se agrega al margen: "Clausula a la letra se traslado del libro de mulatos p. haverse (sic) errado en ponerse alli por ser blanco y pertenecer a este libro". La fecha de este traslado de libro coincide con su primer nombramiento como organista de la Catedral, reubicación sin la cual no hubiese podido acceder, por razones de sangre, a dicho cargo; quedando así justificado y creíble su "pureza de sangre" blanca.

Registro de Bautismo de Ambrosio Carreño Libro XV de Bautismos de "negros, mulatos, indios, mestisos y demás gente inferior" de la Parroquia El Sagrario - Folio 133
Reubicación de registro de bautismo de Ambrosio CarreñoLibro XII de Bautismos de hijos de españoles de la Parroquia El Sagrario - Folio no especificado

UN CLAVECÍN PARA LA CATEDRAL

Ambrosio inició su carrera musical a temprana edad. Desde los 11 años fue monaguillo de la Catedral de Caracas, cantando sin estipendio alguno. Comenzó sus estudios de órgano de la mano del organista de dicho templo, el Pbro. Jacobo de Miranda. En 1737, se le ofrece a Miranda el cargo de Maestro de Capilla y elige a Ambrosio como su sucesor en el instrumento sagrado, cuando éste apenas tiene 16 años. En la década del 40, la capilla musical de la Catedral era austera in extremis, por no decir pobre; sólo contando con el órgano, bajón y dos cantantes. Miranda sería sucedido por don Andrés Sucre, llegado del Virreinato de Nueva Granada. Como Maestro de Capilla, una decisión de Sucre marcaría un antes y un después en la música eclesiástica de la dicha iglesia: la compra de un clave.

El 17 de mayo de 1741 el Cabildo Eclesiástico adquiere por la suma de 200 pesos un clave fabricado por don Melchor de Arvelo. La presencia de este instrumento expandió las posibilidades musicales y sin duda creó un nuevo panorama para las celebraciones litúrgicas. Ambrosio Carreño sería el primero en hacerlo sonar durante los oficios divinos de la Catedral caraqueña.

El 10 de diciembre de 1748, a tan solo un día de cumplir 27 años, es nombrado sochantre tras la muerte del Pbro. Juan Ignacio Camacho; cargo que consistía en dirigir el coro de voces encargadas de cantar el canto llano, funciones que Ambrosio conocía desde su época de monaguillo. Como organista sucesor fue nombrado Pedro José de Osío.

El 30 de octubre de 1750, tras la renuncia de Andrés Sucre, Ambrosio recibiría su cargo más importante.

MAESTRO DE CAPILLA

Al recibir el más alto cargo musical posible, la vida musical del templo pasó a depender de Ambrosio. Le acompañaban en tal empresa Pedro de Osío, organista; su hermano Alejandro, sochantre; Cayetano de Castro, bajonista; además de los cantantes Pedro Vicente Suárez, Francisco Atilano Moreno y Manuel Francisco Pacheco. Un año después, Ambrosio se dirige al cabildo eclesiástico, e insiste en la compra de dos violines y un violón (violoncello), dejando por entendido la falta que hacen dichos instrumentos para los oficios de la Catedral, teniendo que pedirlos prestados. Aunque sus recomendaciones no fueron contestadas de inmediato, el 14 de diciembre de 1753 es finalmente hecha realidad. Los violines se compraron a 8 pesos cada uno a don Basilio Colón, precio contrastante con los 80 pesos que se le dieron a Melchor Arvelo por el cello; mismo personaje que había vendido el clave diez años antes. La insistencia de Ambrosio logró un avance para la vida musical de la Tribuna.

Poco después, el Cabildo Eclesiástico aprueba dos nuevos cargos para la Tribuna: teniente de organista (organista segundo) y teniente de sochantre (sochantre segundo), responsables de asistir musicalmente a los oficios, especialmente cuando alguno de los primeros cargos no pudiera estar presente.

En 1758, Carreño ofrece en venta a la Tribuna Catedralicia un legajo de partituras que mandó a traer de España, pero esta prefiere aceptar las partituras donadas por el Dr. Juan Agustín Naranjo, poniendo como pretexto que la Catedral no tiene a los ejecutantes requeridos para interpretar la música del Maestro de Capilla; además de resaltar la osadía de Carreño por haber solicitado dicha música sin previo permiso ni mandato. Este pequeño enfrentamiento entre Carreño y el Cabildo Eclesiástico llevaría a plantearle al Obispo y al Rey mismo la creación de plazas oficiales de músicos (violinistas, cellista e instrumentos de viento).

Durante estos años, Ambrosio Carreño participó activamente en las principales fiesta religiosas caraqueñas, dirigiendo para tales ocasiones la música de la cofradía del Santísimo Sacramento (iglesia de San Mauricio), Nuestra Señora de Guía (iglesia de San Mauricio), Nuestra Señora del Rosario (iglesia de San Jacinto) y la del Convento de las Monjas Concepciones.

Como Maestro de Capilla, debió componer una buena cantidad de obras, de la que no se tiene constancia alguna, excepto por la Misa descubierta por el musicólogo e investigador David Coifman. Esta obra tiene forma de "Misa Cantata", es decir, se divide al estilo barroco. Consta de 14 movimientos: Kyrie I, Christe, Kyrie II; Gloria, Qui tolis, Quoniam; Credo, Et incarnatus, Crucifixus, Et resurrexit, Et in spiritum, Et unem sanctam; Sanctus y Gloria tua. Afortunadamente, la prestigiosa Camerata Barroca de Caracas grabó el "Gloria" de esta misa en el I Volumen de la Colección Monumenta de la música colonial venezolana.


Gloria - Atribuido a Carreño por David Coifman

LA EPIFANÍA DE SANTA ÚRSULA

En medio del sueño de la madrugada del día de Santa Úrsula, 21 de octubre de 1766, los caraqueños recordaron viejas pesadillas. Un temblor azotó la ciudad, causando daños en las iglesias de la ciudad. El convento de la Merced quedó inútil y la misma Catedral sufrió daños severos. Afortunadamente, la ciudad del valle no recibió daños tan devastadores como los del terremoto de 1641, que había dejado a la misma en ruinas. Los daños pudieron repararse, aunque no pasarían muchos años antes de otro gutural de la tierra, más fuerte e iracundo, que afectaría directamente a Ambrosio Carreño.

EL TRUENO DE LA CATEDRAL

En 1774, a raíz de sus frecuentes inasistencias (teniendo que suplantarle Pedro José Antonio de Osío) y su fuerte carácter ocasionó una fuga de instrumentistas y cantantes. Sólo lo acompañaban José de la Luz Urbano (organista ayudante), Pedro Pascasio Arráez (bajonista) y dos cantantes: Juan Gabriel Liendo y José Trinidad Espinoza. Su tendencia a enfrentarse a sus superiores llevó a que el Cabildo Eclesiástico considerara destituirlo, declarándolo persona non grata, aunque sin tomar la medida muy en serio, ya que le necesitaban en el cargo y no había quien se presentara para sustituirlo. Esto hace pensar que Carreño era muy bueno ejerciendo el cargo o habían pocos músicos blancos disponibles para el cargo (ya que no se empleaban a pardos ni negros). Ocupó dicho cargo por casi 28 años, presentando su renuncia el 23 de enero 1778. Fue sustituido por su más acérrimo enemigo: Juan Gabriel Liendo. A partir de entonces se llevaría a cabo una renovación musical por parte de la Tribuna Catedralicia, que ordenaría la compra de nuevas obras para la "modernización" de los servicios religiosos, buscando dejar el estilo barroco atrás.

Al irse Carreño, la Tribuna Catedralicia le pagó 100 pesos por sus servicios prestados.

ALUMNOS, CARGOS Y TESTAMENTOS

Si se toma en cuenta el periodo en el cual Ambrosio Carreño fue Maestro de Capilla (1750-177), es válido suponer que haya tenido muchos alumnos. ¿Quiénes, de los que destacarían más adelante, pudieron ser sus pupilos? Urbano, Arráez, Velásquez, y Bello fueron formados bajo el auspicio de Ambrosio. En 1765 tuvo el primer acercamiento a la familia Olivares. Carreño vivía en la parroquia de Altagracia, en una casa propiedad de la Compañía de Jesús; y sus vecinos eran los pardos Félix Olivares y Teresa Chávez, abuelos paternos de Juan Manuel y Juan Bautista Olivares. Juan Manuel entonces contaba cinco años, edad suficiente para que sus abuelos lo hayan acercado al círculo de Ambrosio Carreño.

Luego de renunciar a su cargo como Maestro de Capilla, se ausenta un par de años de Caracas. En 1779 lo encontramos como sacristán mayor de la iglesia parroquial de San Felipe (Yaracuy), cargo que cambia en 1780 por uno similar en la parroquia de San Sebastián de los Reyes (Aragua). Alegando enfermedad, regresa a Caracas en 1781. Dicta un primer testamento en esta ciudad el 9 de enero de 1784. Alejandro sustituiría a Liendo como Maestro de Capilla en 1789.

En 1794, Ambrosio figura como cófrade de Nuestra Señora de la Guía en la iglesia de San Mauricio de Caracas. Es poco probable que tan afectado de salud haya fungido funciones como maestro de las nuevas generaciones de músicos; pero no imposible: quizá le impartió clases a su sobrino, Cayetano.

Le perdemos la pista hasta que redacta su último testamento, el 31 de mayo de 1801 ante el escribano público.

UN ENTIERRO A MERCED DE LA CARIDAD

Gracias al arduo trabajo del musicólogo e investigador David Coifman (quien halló en 2009 el registro de defunción) hoy podemos saber a ciencia cierta que Ambrosio Carreño falleció en Caracas el 21 de junio de 1801, poco después de haber dictado su última voluntad y deseos: ser enterrado en la Iglesia de la Santísima Trinidad; vestido con los hábitos clericales y sacerdotales que como presbítero usó por muchos años. La reproducción del documento en mención la hacemos por cortesía del mismo David Coifman, quien nos ha proporcionado esta joya.

Según el registro, Ambrosio Carreño fue enterrado el día 22 de junio, según su voluntad, en la Iglesia de la Santísima Trinidad, ubicada al norte de Caracas, la misma en la que Simón Bolívar recibió las aguas del bautismo. Irónicamente, alguien que había tenido que reubicar su registro de bautismo para evitar "problemas" de raza, eligió como última morada un templo construido por el pardo Juan Domingo Infante.

Resulta interesante el último deseo de Carreño: que el entierro fuese cantado según la caridad que se le quiera hacer; dando total libertad en este aspecto. Si bien el oficio fúnebre no fue cantado con la mayor pompa posible, se evidencia que el trueno de la Catedral no fue despedido sin música; pues su entierro fue cantado por menor.

En 1812, en una Venezuela hundida en la crisis y en la guerra, un terremoto sacudió los cimientos mismos de Caracas y la Iglesia de la Santísima Trinidad quedó en ruinas. Años pasarían hasta que alguien se dignara a levantar los escombros sobre los altares. En 1874, Antonio Guzmán Blanco expropió el terreno y ordenó convertir el antiguo templo en panteón nacional. Es probable que los restos de Ambrosio se hallan perdido, ya fuera por el terremoto o para dar paso a otros con relucientes charreteras; pero, también irónicamente, años más tarde su sobrina bisnieta, Teresa Carreño, reposaría también allí. Victoria silenciosa para la familia, que tantos prodigios dio a la nación, siendo el primero de todos Ambrosio Carreño.

Registro de defunción de Ambrosio Carreño, hallado por David Coifman




Ruinas de la Iglesia de la Santísima Trinidad - Ferdinand Bellermann (c. 1842)

Fuentes Consultadas:
FamilySearch.org - Registros de la Iglesia Católica en Venezuela (Microfilms)
BARRETO, IGNACIO - Música . Venezuela, Enciclopedia TemáticaCALZAVARA, ALBERTO - Historia de la música en Venezuela - Fundación PamperoCOIFMAN, DAVID - Música Oratoriana y Catedralicia de Santiago de León de Caracas (c. 1770-1783)GUIDO, WALTER - "Ambrosio Carreño" - Biblioteca Fundación Empresas PolarSTEVENSON, ROBERT - Revista Musical Chilena