Salve Regina

Salve Regina es la más famosa antífona dedicada a la Virgen María.

Uso litúrgico: Desde la primera Víspera de la Solemnidad de la Trinidad (7mo Domingo después de Pascua), hasta el sábado antes de Adviento.

SALVE REGINA

En su origen, se trataba de una secuencia con rima en "e". Se atribuyó a muchos, incluido San Bernardo de Claraval (1090-1153), aunque actualmente se sabe que él sólo añadió el final: O clemens, o pia / o dulcis, Virgo Maria (que introduce una pareja de versos con rima en "ia").

En 1250 Gregorio IX la aprobó y prescribió que se cantara al final del rezo de las Completas. Los monjes la cantaban antes de dormir y los frailes de la Orden de Predicadores la cantaban en procesión con velas encendidas. Dentro de la liturgia, se canta desde la primera víspera de la Solemnidad de la Trinidad hasta el sábado antes de Adviento.

De las cuatro antífonas dedicadas a la Virgen, Salve Regina es la más famosa, siendo musicada más adelante por compositores de toda las épocas, como Victoria, Palestrina, Monteverdi, Vivaldi, Handel, Haydn, Salieri, Schubert, Liszt, Puccini, entre otros.

Texto en latín:

Salve, Regina, Mater misericordiae.

Vita, dulcedo et spes nostra, salve.

Ad te clamamus exsules filii Hevae.

Ad te suspiramus gementes et flentes in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte;

et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exsilium ostende.

O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.

Texto en castellano:

Salve, Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva.

A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;

y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.