Este relato está dedicado al hijo de los amores de Emma.
Reales Órdenes. Deseando S. M. la Reina Gobernadora dispensar los alivios posibles a Doña Narcisa de Vildósola, reducida al estado de viudez por el atroz asesinato que ejecutaron las gavillas rebeldes en la persona de su marido el capitán D. Domingo de Muruaga, S.M. ha tenido a bien mandar que se le conceda la misma asignación con que se atiende a las viudas de los empleados del señorío de Vizcaya. Aranjuez a 20 de mayo de 1834.
LEY DE 1° de ENERO DE 1942 En consideración a los méritos relevantes que concurren en el que fue Fiscal del Tribunal Supremo don Marcelino Valentín Gamazo, y a su muerte ejemplar por Dios y por la Patria, asesinado por la horda marxista con tres de sus hijos, DISPONGO:
Artículo primero.- Se concede a Dña. Narcisa Fernández Navarro de los Paños, viuda de don Marcelino Valentín Gamazo, Fiscal que fue del Tribunal Supremo, asesinado por los rojos, la pensión extraordinaria de catorce mil pesetas anuales. Así lo dispongo por la presente Ley, dada en Madrid a, primero de enero de mil novecientos cuarenta y dos. Francisco Franco.
José (Madrid, 1.6.1889 – 1940, Madrid) Fernández Navarro, de nombre completo Juan José Fernández Navarro de los Paños, fue hijo de Lorenzo Fernández Vázquez y de Mercedes Navarro (de los Paños) Muruaga. Tuvo un hermano, Lorenzo,
y dos hermanas, Narcisa y María de las Mercedes.
Su abuelo pateno fue Lorenzo Fernández Muñoz, parlamentario en una ocasión por Alicante, en la misma ocasión que su hijo Lorenzo Fernández Vázquez, razón por la cual se les confunde con frecuencia. Esta confusión es antigua, e incluso explotada por sus enemigos quienes afirmaban que el hijo no solo fue tal, sino también edecán de su padre a quién siempre seguía y a quién siempre obedecía sin rechistar.
Fernández Muñoz aparece deambulando por diferentes provincias, ocupando diferentes puestos en el Ministerio de Hacienda. Acude incluso a Cuba, aunque acaba repartiendo su tiempo entre Madrid y Alicante. Al final de su vida debió haber acumulado cierta fortuna porque fallece en una bella casa de la huerta de Alicante, “la Dominica”, que recientemente la especulación ha decidido arrasar.
Liberal, tal como se recoge su epitafio: Era hombre de administración y publicista reputado y militó siempre en los partidos liberales (El Liberal, 25/1/1891), debió tener cierta amistad con Laureano Figuerola, el conocido librecambista, impulsor también de la Institución Libre de Enseñanza. De hecho, es Figuerola el director de la tesis doctoral de su hijo Fernández Vázquez, que bajo el título de: Juicio crítico sobre el tratado con Francia de 1761 llamado Tercer Pacto de Familia, se llegó a publicar sospecho que costeado por el orgulloso padre para promoción de su hijo. No es de extrañar por ello que con la llegada de la Gloriosa y siendo Figuerola ministro de Hacienda, llegase el momento estelar para los Fernández Muñoz y Vázquez. En consecuencia, Fernández Muñoz será nombrado director general de contabilidad de la hacienda pública por decreto de 27 de octubre de 1868, formando también parte de la comisión que realizó el primer presupuesto de una Hacienda quebrada de acuerdo a lo que aseguró el ministro. Otros miembros de esta comisión fueron Pascual Madoz, Cristino Martos y Segismundo Moret.
Cesó en 1869, cuando también había caído Figuerola, pero en 1872 fue elegido diputado por Alicante capital, mientras su hijo lo fue, ya se ha dicho, en las mismas elecciones, por el municipio de Denia. Se hace entonces famoso por levantar la bandera de: ¡No más empréstitos!” (La Esperanza 7/6/1871), rumoreándose incluso que llegaría a Ministro aunque finalmente, mucho me temo, no lo consiguió.
Aparcado tras la Restauración, cuando ya se encuentra en franco declive y refugiado en Alicante, la prensa conservadora hizo crueles chanzas sobre él (1883. El eco de la provincia, diario conservador-liberal, Alicante. Sueltos Políticos):
El Sr. Lorenzo Fernández, va acompañado de gran número de izquierdistas.
El Sr. Lorenzo Fernández, ya no va a Madrid ni solo ni acompañado.
El Sr. Lorenzo Fernández, se halla ligeramente indispuesto.
El Sr. Lorenzo Fernández, está restablecido.
El Sr. Lorenzo Fernández, ha recibido noticias importantísimas.
Pero señor, ¿quién será D. Lorenzo Fernández?
La Libertad quiere tener la bondad de sacarnos de dudas. Libertad, ¿quién es D. Lorenzo Fernández?
Fallecido Fernández Muñoz en 1891, sus hijos Lorenzo, Vicente, Manuel, José y Dominga tuvieron que ir a juicio con su madre Josefa Vázquez Martín, probablemente por sucesión intestada.
Lorenzo hijo, el doctor en derecho y diputado por Denia, ejerció durante su vida la profesión de abogado. Siendo muy joven, se le da por periodista del diario La Patria y siendo ya mayor intentó de nuevo ser diputado por Cuenca, distrito de Montilla del Palancar, como liberal independiente, más no lo consiguió (La Iberia 18 2 1893). Por el mismo distrito había venido siendo elegido su suegro José Juan Navarro de los Paños.
Pasemos a la familia de la madre.
La familia de la madre de José Fernández Navarro procede de Cuenca, concretamente de la comarca de la Manchuela, donde nacen los tatarabuelos José Felipe Navarro de los Paños (Rubielos Altos) e Isabel Bárbara de Cubas (Iniesta). Allí también nace el bisabuelo Fernando Antonio Navarro de los Paños (Rubielos Altos, 1771 - ?) abogado, juez, alcalde de Sisante, de las Peñas de San Pedro, Tarancón y Socuéllamos. Su mujer fue Vicenta Alfonsa González Martínez, nacida en Villaescusa de Haro, hija de Julián González, de Castillo de Garcimuñoz y de Josefa Martínez, de San Clemente, todos estos pueblos pertenecientes a la provincia de Cuenca.
El abuelo, José Juan Navarro de los Paños (Rubielos Altos, 1811 – Madrid, 1881), es quizás el antepasado más conocido, vecino ya de Madrid. Abogado, diputado durante varios períodos y senador vitalicio por Cuenca, se casó con Cristina de Muruaga y Vildósola, hija de Narcisa de Vildósola Labayen, descendiente de los Vildósola de Artea o Arteaga (Vizcaya) y del capitán Domingo de Muruaga Amézaga fusilado en 1.834 por una partida carlista cuando se desplazaba de Madrid a Bilbao. El fusilamiento del capitán Muruaga se tiene por el primero de la primera Guerra Carlista, aunque para el comienzo de las hostilidades aún faltarían unos meses. Como diría su propio hijo tras el fin del conflicto civil, para los cristinos quedó la ignominia del fusilamiento de la madre de Cabrera mientras que para los carlistas quedó la vil ejecución del capitán Muruaga.
Dos cuñados de José Juan Navarro, José de Argaiz y Vildósola y Emilio de Muruaga y Vildósola fueron embajadores en Londres y Méjico, respectivamente, durante la primera República.
Pero José Juan Navarro fue, sobre todo, uno de los representantes en España de los intereses del Crédito Mobiliario que daría lugar más adelante al Banco Español de Crédito (Banesto). El Crédito Mobiliario era creación de los hermanos Peréire, dedicándose al préstamo al Estado, a la construcción del ferrocarril, a la actividad bancaria y de seguros, etc. José Juan Navarro fue administrador del Crédito y también de la compañía de los Ferrocarriles del Norte, empresa del grupo, y la gran competidora de la Madrid Zaragoza Alicante (MZA) vinculada a la otra gran familia extranjera de financieros, los Rothschild, con el marqués de Salamanca como su principal valedor en España.
En estos años, cuando Doña Eugenia de Montijo, Condesa de Montijo y Emperatriz de Francia visitaba Madrid, su ciudad natal, se prodigaban banquetes y saraos donde los Navarro de los Paños eran convenientemente invitados:
Podemos dar noticias detalladas del teatro levantado en muy pocos días en el palacio de la señora condesa de Montijo. Su forma es elegante y sencilla, ofreciendo la ventaja de armarse y desarmarse con mucha facilidad, porque no se apoya en las paredes del salón, sino que se sostiene por sí solo. La embocadura y el telón son elegantes y graciosos. Se ha colocado en el salón blanco y ocupa próximamente la mitad de él.
La primera función, compuesta de dos cuadros de Martha y el cuarteto de Rigoletto, no podrá verificarse hasta el lunes o martes de la semana próxima. Acompañará parte de la orquesta del teatro Real y, será el primer ensayo con esta mañana viernes a las nueve de la noche, por cuyo motivo no habrá función en el regio coliseo.
Ya saben nuestros lectores que los cantantes son las señoras de Prendergast y baronesa de Hertega, y los señores Thamberlick y Hunt. El coro de señoras se compone de las señoras y señoritas de Navarro de los Paños, Carvajal, Ochoa, Nueros, etc. El apuntador es el Sr. Pedro Alvarez de Toledo. La fiesta, pues, promete ser magnífica (La Correspondencia de España, 1867 mayo 3).
· El domingo por la noche hubo baile en casa de la señora de Montijo, al que asistieron, entre otras personas, las marquesas de Villafranca e hija, de los Arenales, del Salar e hijas, de Castro Serna, de Villapanés e hijas, de Campoverde, condesas de Montefuerte e hija, de Selafani, Fuenrubia, de Campo Alegre, condesa viuda de Torrejón, señores y señoritas de Navarro de los Paños, Alaminos, Zaragoza, Carvajal etc. Estaban además varios individuos del cuerpo diplomático extranjero (La Correspondencia de España, 24 12 1867).
· Anteayer hubo comida diplomática en el palacio de la condesa de Montijo. Estaban la duquesa de Medinaceli, el embajador de Francia y su señora, el ministro de Prusia y la suya, los ministros de Austria, de Italia, de Bélgica y de Portugal, ya la señora Figeniere; los marqueses de Martorell, los condes de la Nava del Tajo, el duque de Alba y su hijo, el general Lemery, los señores Benavides, Llorente, Caballero, marqués de Cáceres, Navarro de los Paños, Chacón, Sáenz de Llera, Bejarano, Huelin, Figuera, conde Romree, Lesseps y otros (La Correspondencia de España, 21 2 1868).
De la madre de José Fernández Navarro hay poca información disponible. Pero Mercedes Navarro Muruaga debía ser buena aficionada a los trapos cuando en una importante revista del ramo: “La Moda Elegante, periódico de Señoras y Señoritas” se incluye un poema (que adjunto en anexo) escrito para ella por un poeta asalariado, padre de veintidós hijos, que moriría lógicamente arruinado muchos años después.
Narcisa Fernández Navarro (¿ - 24.11.1960), una de las hermanas de José, se casa con un abogado del estado, Marcelino Valentín Gamazo (14.8.1879, Arechavaleta - 5.8.1936, Cerrajón, término de Tevar, Cuenca), con cuya familia había emparentado Antonio Maura (ver anexo). El Sr. Valentín fue nombrado fiscal del estado republicano en el año 1935, cuando las derechas habían ganado las elecciones (1933) y se había producido la Revolución de Asturias (1934). Como instigador de esta revuelta se acusó al socialista Largo Caballero, el llamado Lenin español, que fue encarcelado y procesado. El socialista negó toda relación con los hechos, lo que no se consideró muy gallardo por sus correligionarios. Durante el juicio, el fiscal, Marcelino Valentín Gamazo, calificó el delito como de rebelión militar, delito muy grave que acarreaba pena de muerte. Las derechas le aplaudieron y las izquierdas le señalaron. El tribunal, al que curiosamente pertenecía Enrique Robles Nisarre, finalmente lo absolvió presentando poco después el fiscal su dimisión.
La otra hermana, María de las Mercedes (¿ - 1979), tuvo un primer novio, ingeniero de montes, primero de su promoción, entusiasta naturalista, que fue D. Esteban Fernández Juncosa. Muerto trágicamente de tifus en 1907, cuando ya casi sonaban las campanas de boda, la noticia de tal triste suceso se relató con mucho sentimiento en rotativos de Tarragona y Zaragoza:
El próximo mes de mayo debía contraer matrimonio con la amada de su corazón, la bella y aristocrática señorita Mercedes Fernández y Navarro de los Paños. Todo lo reunía el amigo Fernández; juventud, inteligencia, aplicación y amor al trabajo, honradez y trato sencillo que los hacía ganador de las simpatías de todos cuantos tenía la suerte de tratarlo (Lo Camp de Tarragona, periódich catalanista, 13/4/1907).
Hasta en la esquela se incluyó a Mercedes ya que, por muy poco, no se convirtió en una más de la familia.
Pero la vida continuó, y Mercedes finalmente se casó con un marino militar, Casimiro del Carre Chicarro (¿ - 20.9.1936, Málaga) de familia de marinos emparentada con los Carrero Blanco, y capitán de uno de los primeros submarinos de la marina española. Por sacar a un grupo de mujeres y niños del Peñón de Vélez en el año 1922, durante la guerra de Marruecos, había conseguido la medalla naval. De la boda, y la pedida previa, se dio cuenta al público a través de la prensa:
La señora Dª Carmen Chicarro, viuda de Carro, ha pedido la mano de la bella señorita Mercedes Fernández y Navarro de los Paños para su hijo el alférez de navío D. Casimiro Carre, hijo del difunto marino del mismo apellido (La Época, 23/6/1915).
Una boda: En la capilla reservada de la iglesia de San José se celebró hace pocos días la boda de la bella señorita Mercedes Fernández y Navarro de los Paños con el alférez de navío D. Casimiro Carre, siendo apadrinados por la madre del novio, Dª Carmen Chicarro, viuda de Carre, y el hermano de la novia D. José Fernández, en representación de su hermano D. Lorenzo. Actuaron como testigos, por parte de la novia, su hermano político, D. Marcelino Valentín Gamazo, D. Eduardo García de Acilu, D. Pedro de Ávila y D. Víctor M. Domingo, y por el novio, sus hermanos políticos, D. Luis de Vial y D. Félix Bastarreche, y D. Rafael Morales y D. Pedro Novo. Los novios, a quienes deseamos eternas felicidades, han salido para Granada (La Época 21/10/1915).
Por fin, de su hermano Lorenzo (¿ - 20 11 1943, Madrid), solo he podido averiguar que se casó con Amelia Medrano Moreno, con la que tuvo cuatro hijos: Jesús María (aprox. 1917, Argentina - 30.5.1998, Alicante), María de las Mercedes, Amelia y Beatriz Fernández Navarro de los Paños y Medrano.
El héroe
En el año 1909, poco después de que los ecos de sociedad recogieran la noticia de un viaje “de Zaragoza para Madrid, de las señoritas María de las Mercedes y Narcisa Fernández Navarro” (La Correspondencia de España, 2-5-1909) ocurría en Marruecos el desastre del Barranco del Lobo, uno de los símbolos, junto a Annual, de las sangrientas derrotas españolas en el Rif.
En la Vanguardia de Barcelona se recogió entonces esta noticia:
Soldado voluntario. Madrid 6, 20’40. En el regimiento de Wad-Ras ha sentado plaza de soldado, marchando a la guerra, don José Fernández Navarro, que pertenece a una aristocrática familia de Madrid (La Vanguardia, 7 8 1909)
En efecto, llevado por un arrebato patriótico, José Fernández Navarro se va a alistar para defender Melilla en el mes de agosto, en plenas vacaciones escolares y por un plazo de cuatro años. Soldado en el regimiento de infantería Wad-Ras, el día 6 de septiembre ya se le considera instruido y comienza sus servicios tomando parte de las sangrientas batallas emprendidas para reconquistar el territorio vecino a Melilla. En su hoja de servicios puede leerse que forma parte de un convoy al zoco de Arbaa, que pelea también en Ras Quisviana y que participa de la toma de Zeluán y Nador.
Como resultado de la campaña, por RO de 22 de Abril le conceden la Cruz de Plata del mérito militar con distintivo rojo por su comportamiento en el combate del Zoco El Jemis de Beni Bu Ifrur el 30 de septiembre de 1909. Se le concede también la medalla de la campaña de Melilla y es ascendido a cabo.
En octubre de 1910 enferma y es enviado al hospital de Melilla y poco después al de Málaga:
Bajas de las campaña: Más heridos y enfermos, Málaga. Han llegado más heridos y enfermos que han sido instalados en los hospitales de esta capital. Los enfermos llegados al hospital son … José Fernández Navarro, de Madrid (El País, 27 10 1909).
Sus jefes debieron verle madera militar porque por Real Orden de 4 de Julio de 1910 es enviado a la Academia Militar de Toledo. Va a coincidir allí con Antonio Goróstegui Robles (30.1.1894 - 3.11.1936, Madrid), del que más adelante se volverá a hablar. En junio del año 1913 termina los estudios y es ascendido a segundo teniente. Vuelve inmediatamente a África. En su expediente se puede leer:
· 1913: Incorporado al Regimiento de infantería Borbón nº17 1913-1916 (Ceuta). Entra en combate protegiendo convoyes en el mes de Julio de 1913. Es destinado después al Rincón de Medik situado a 15 km de Tetuán. Allí entra en combate de nuevo. El día 21 de Agosto va enfermo al hospital militar de Ceuta donde está hasta el 9 de octubre. Tiene fiebres tíficas.
· 1914: A comienzos del 1914 pelea duro en Kudia Federico y en el abastecimiento del blocao de Biut. Se recoge en el expediente (7 de marzo): "El comportamiento de este oficial fue heroico pues hallándose gravemente herido de cinco balazos haciendo frente al enemigo revolver en una mano, suplicaba a los demás que no se acercasen que estaba ileso y que peligraban sus vidas de prestarle auxilio".
La gesta es ampliamente comentada en la prensa ávida de héroes que amortiguaran una guerra tan impopular:
Dijimos ayer a nuestros lectores en la información que le ofrecimos referente a la agresión realizada por los moros últimamente que las referencias que teníamos acusaban en el oficial del regimiento de Borbón que mandaba la fuerza un comportamiento muy distinguido. Como las referencias que teníamos eran incompletas no quisimos dar más detalles hasta asesorarnos del hecho que ocurrió del siguiente modo: Cuando la sección del regimiento de Borbón al mando del teniente don José Fernández Navarro fue atacada por los moros situados a poca distancia y ocultos por la niebla la fuerza contestó con sus fuegos en la disposición que es usual de guerrillas, habiendo quedado el señor Fernández Navarro algo separado de sus soldados. Desde los primeros momentos el fuego fue intensísimo recibiendo el teniente Fernández Navarro cuatro balazos no tres como dijimos en nuestro suelto ayer. El valeroso oficial no se atribuló por eso conservando toda su admirable serenidad y sangre fría y continuando al mando de su fuerza. Como los soldados que se hallaban más inmediatos a él le preguntasen si estaba herido para ir a recogerlo el oficial les dijo insistentemente que se hallaba ileso, tanto para impedir que al levantarse para venir a recogerlo fuese herido o muerto algún soldado cuanto para evitar el mal efecto que les hubiera producido el saber que su jefe se hallaba gravemente herido. El sargento del mismo regimiento don Serapio Moreno también observó una conducta valerosísima, digna de los mayores elogios pues cuando la fuerza se retiraba acudió solo en auxilio del oficial y recogió dos fusiles de los soldados de su sección que fueron heridos mortalmente. El soldado Federico Piquetas herido de dos balazos murió más tarde en la posición. El soldado Manuel López Calvo resultó muerto en el sitio de la acción. El sargento señor Moya con ocho soldados condujo al campamento de Dxar Rffien la camilla en que era conducido el teniente señor Fernández Navarro, (Diario de África, citado en El Día de Cuenca 12-10-1927).
El bizarro oficial Fernández Navarro que se encuentra en el Hospital de Ceuta recibió como hemos dicho cuatro heridas dos de ellas en el vientre y otra en la pierna con fractura completa de hueso. Milagrosamente salvó su vida y su curación será lenta. Este heroico militar antes de ingresar en la Academia de Toledo fue como soldado voluntario a la campaña de Melilla. De allí volvió con los galones de cabo y varias cruces rojas ganadas por méritos de guerra. Se dice que el bravo Fernández Navarro será propuesto para la Cruz Laureada de San Fernando. Bien ganado tiene el honroso galardón (La Época, citado en El Día de Cuenca 12-10-1927).
Fue llevado al hospital de Ceuta donde está hasta mayo. Se le concede la Cruz de 1ª clase del mérito militar con distintivo rojo y asciende a primer teniente por méritos de guerra (La Correspondencia, 19 9 1914, ABC 20 9 1914).
Marcha después de permiso a Rubielos, donde aprovechará la ocasión para pedir licencia y casarse con Carmen Rentero Ruano (1894-1925). Como José sólo es teniente, se ve obligado a acreditar que dispone de medios económicos para mantener a una esposa, ofreciendo para ello una garantía de 26.000 pesetas en Deuda Pública perpetua del reino de España.
Carmen era de Jaén, hija de Sancho Rentero y Rentero (Bailén, ¿ - Espeluy, 1929), abogado del Estado y fiscal del tribunal supremo, con propiedades en Espeluy. Su madre es Ana Ruano y Casado de Andújar. Sancho debió enviudar pronto y casarse por vez segunda con Elvira Souvirón. El apellido Souvirón está muy vinculado a la provincia de Málaga, existiendo en esa familia un gran número de abogados.
Tras la boda regresa a Marruecos, en esta ocasión al regimiento de infantería Fernando VII donde permanecerá algo más de un año. Vuelve a combatir en Zeluán y otros lugares.
En Marzo de 1917 es destinado a la Policía Indígena de Melilla, cuerpo que puede considerarse de élite con misiones de guía y reconocimiento para sondear el estado de las cabilas (la unidad prácticamente desaparecerá tras el desastre de Annual por la muerte o deserción generalizada de sus componentes). Permanece allí un año, hasta marzo del 1918. Se le concede el pasador o Medalla de Melilla (Medalla del Rif), y aún encuentra tiempo para entretenerse:
Tiro de pichón. Reina mucha animación entre los numerosos aficionados que tomarán parte en las tiradas que han de celebrarse en día 25 y 27 del corriente. Los inscritos hasta hoy son: … don José Fernández Navarro (El Telegrama del Rif, Diario ajeno a la política, defensor de los intereses de España en Marruecos, 23 6 1917).
En una foto de estos años de un grupo de oficiales de la policía indígena parece que podría ser el que se encuentra a la derecha, pero no hay constancia de ello.
Asciende a capitán por antigüedad en julio de 1918, acudiendo después a la Escuela Superior de Guerra en septiembre de 1919, permaneciendo allí hasta marzo de 1920.
Marcha a continuación destinado a la caja de reclutas de Jaén donde quedará dos años. Vivirá por tanto a distancia el desastre de Annual de 1921.
En 1923 comienza una nueva etapa ya que la familia se traslada a vivir a Cuenca donde residirá hasta la llegada de la República salvo un pequeño intervalo de tiempo en que deberá marchar a Albacete.
En 1925 se le concede la medalla de sufrimientos por la patria. Desgraciadamente en este mismo año su mujer, Carmen Rentero, fallece a la edad de 31 años. Deja cuatro hijos.
Viudo, y en lo que hay que suponer un cómodo destino burocrático, José Fernández Navarro va a comenzar otras variadas actividades. Como también, y quizás influido por la Dictadura de Primo de Rivera se va a despertar en él un cierto espíritu crítico, emprendiendo una contestación aún muy contenida.
Ha salido para Madrid con objeto de asistir a la manifestación del día 13, nuestro fraternal amigo D. José Fernández Navarro (El Día de Cuenca, 12 9 1928).
La aventura más relevante es la compra en 1926 del único periódico de la ciudad, El Día de Cuenca, en un principio con su hermano Lorenzo que hará de director, más tarde él en solitario. El periódico, aún monárquico, se opuso a la dictadura de Primo de Rivera sufriendo multas y cierres. La tarea de periodista le durará hasta 1930 cuando su propia radicalización y su ascenso a comandante le impedirán continuar. Sin descartar por ello posibles dificultades económicas en la siempre difícil aventura que es la gestión de un periódico.
Emprende también la apertura de algún negocio. Sabemos así, por anuncios en su propio periódico que es concesionario en Cuenca de ELCAR, empresa de automóviles americanos de cierto lujo. De igual forma, se recoge en un periódico que está en el Consejo de Administración de la “Sociedad Automisto Madrid-Cuenca-Valencia”, una empresa de transportes cabe imaginar.
Cuenca y su Prensa. Por compañerismo, en primer lugar, y por atención después para la Prensa de Cuenca, el informador se ve obligado a visitar las redacciones de los periódicos conquenses y en donde, dicho sea de paso, el recibimiento que se le tributa es halagador. Un plantel de muchachos jóvenes y amantes del periodismo practican en Cuenca tan grato oficio. Su laboriosidad, inteligencia y cultura la emplean con creces en su labor, y no es de extrañar que en posesión de tan preciados atributos, consigan hacer periódicos tan amenos como “El Día de Cuenca” de tanta autoridad y prestigio. Dirige este periódico único diario en la provincia su propietario el notable escritor don José Fernández Navarro, perteneciente, además, al Consejo de Administración dela Sociedad Automisto Madrid-Cuenca-Valencia (La Correspondencia Militar, lunes 30-1-1928).
1930 es un agitado año bisagra entre la monarquía y república. Se suceden los conflictos llegándose a producir auténticos intentos de golpe de estado. El más sonado es el golpe de Jaca en el que participan algunos familiares y en el que hablaremos en otro lugar. Este golpe, que fracasa estrepitosamente, va seguido a los pocos días de otro intento en Madrid, en el aeródromo de Cuatro Vientos, que igualmente naufraga.
Desafortunadamente, el expediente militar de José Fernández Navarro, consultado en el archivo de Segovia, termina en el año 1929. Posiblemente porque la parte que falta se envió a los tribunales de guerra en el año 1939. De manera, que a partir de aquí, solo cabe seguir a las noticias de prensa.
En cualquier caso, y por lo que parece, en el año 1930 José está en Madrid, en prisión por una acumulación de faltas leves a la disciplina. Y coincide allí con el aviador Ramón Franco, hermano de Francisco Franco:
24 noviembre 1930: CÓMO SE FUGÓ RAMÓN FRANCO DE PRISIONES MILITARES
La vuelta triunfal a la nueva España de los exiliados politices; sitúa en plano de actualidad un suceso que hubo de ser trascendental en el desarrollo de los acontecimientos posteriores.
La fuga de Prisiones Militares de San Francisco del comandante aviador Ramón Franco, objeto de cábalas y apasionamiento, sin que llegara a ponerse en claro las causas de su decisión, y los procedimientos puestos en práctica para llevarla a feliz término.
La evasión estaba preparada para el día en que estallare el movimiento revolucionario, planeado de antemano. Aquélla podía efectuarse por tres sitios distintos: por la ventana de la capilla, que se utilizó, por otro ventanal del cuarto de aseo, sobre un patio del cuartel de San Francisco, donde se aloja el Regimiento de Infantería de León, y por la puerta principal de la propia prisión, esperando para efectuarlo de esta forma mandase la guardia un sargento de los comprometidos en el movimiento.
Franco contaba para realiza r sus planes con el capitán José Fernández Navarro, temple de acero y alma del episodio, que a la sazón sufría prolongada detención gubernativa por faltas leves a la disciplina, ¡aquella famosa disciplina de los generales borbónicos!; dos oficiales más, un cabo y dos soldados del personal de ordenanzas de prisiones. Como agentes exteriores, el capitán de Inválidos Julio Reyes y Pablo Rada, el fiel ayudante de Franco desde la empresa épica del Plus Ultra, quien además servía de enlace con los elementos que por prudentes razones no acudían a prisiones en las horas de comunicación, a cuyo efecto pasaba puntualmente todas las madrugadas, a las tres, por la calle del Rosario y amarraba a un hilo que se echaba Franco lo que pudiéramos llamar el “parte diario”. Este mismo procedimiento se empleaba para poder dar instrucciones a los comprometidos de fuera.
De armas estaban bien. Introducidas poco a poco por los amigos que acudíamos en las horas de visitas, pese a todas las trabas molestias e inconvenientes que para ello oponían las autoridades, se iban almacenando debajo de la tarima que hay delante del altar de la capilla, como sierras de acero y la cuerda anudada.
Rada había modelado y construido llaves de la citada capilla y celdas de los complicados. Por las noches se efectuaban ensayos, Fernández Navarro, que por la disposición especial del ventanillo de su celda era el único que podía abrirse desde dentro, introducía el brazo por aquél, y llevando su llave amarrada a la muñeca –había que descontar la contingencia de que se le escurriera de la mano- guiado por Franco llegó a adquirir tal destreza en su menester “científico” que a tientas cumplía su misión en pocos segundos, poniéndose de esta forma en condiciones de abrir la celda a Franco en caso de que por cualquier circunstancia fuese encerrado por las noches.
Hubo que apresurar el momento. El coronel del regimiento de León fue llamado una madrugada a la Presidencia; la guardia del cuartel de San Francisco había sido reforzada y colocados centinelas en los patios interiores; en Madrid se tomaban precauciones extraordinarias, y Berenguer hablaba de su famoso “despertador”. A Franco le dieron la orden de prepararse para su inmediato traslado a un castillo. Sus amigos temíamos, fundadamente, le aplicasen la ley de fugas, o al menos lo inutilizaran para toda posterior actividad.
Todo previsto había que obrar rápidamente; perder tiempo pudiera ser fatal. Los hierros de las ventanas estaban serrados -“poco a poco el gorrión había limado con su pico los barrotes de su jaula” decía Franco a Berenguer en su famosa carta de despedida- y en la madrugada del 23 llegaba Rada con Julio Reyes, en un auto, a la calle del Rosario y hablaban con el dueño de la panadería pista falsa para la policía … Pero aquel día hubo contraorden de traslado, ¿estratagema del Gobierno?, y se aplazó la fuga para el día siguiente. De aquella madrugada no podía pasarse, recelos de los guardianes, visitas extraordinarias del personal de San Francisco, algo raro ocurría. Incertidumbre, nerviosidad en el ambiente de prisiones.
Son las tres y quince de la madrugada del 24 de noviembre. El ronco mosconeo del horno de la panadería es el único síntoma de vida en la solitaria calle del Rosario, cuyo pobre alumbrado ha sido suprimido por manos misteriosas; un auto se detiene bajo la ventana de la capilla, los haces luminosos de sus potentes faros de carretera convergen sobre la garita de un centinela que se abstrae, quizás añorando su terruño lejano. Dos sombras le acechan prestas a desviar su arma si intenta disparar. En las proximidades, otros coches con leales amigos: Burguete, Perico Romero... y más lejos, ocupando el viaducto y lugares estratégicos, más partidarios con fe en un ideal y dispuestos a defender a Franco y vender caras sus vidas.
Todo se desarrolla en breves instantes; la cuerda de nudos queda sujeta a la ventana, que parece sonreír por la mella del barrote que le falta; Franco desciende el primero, bien pertrechado de armas –sería comprometedor para los que quedan-: el comandante Reyes, deseoso de libertad, huye también; ¿Quién se opone en esos momentos? y lleva consigo el resto de las armas. Es tan rápida la maniobra, que Reyes cae sobre Franco y un pequeño despertador, que no ha querido abandonar, choca contra el pavimento y en su caída da la voz de alarma con el metálico tintineo de su sonería. La pipa de Franco; que éste conserva imperturbable entre sus labios, cae también y es recogida al día siguiente por el juez instructor. Fernández Navarro, desde lo alto pulsa la cuerda, y al sentirla descargada la corta y deja caer. Los de abajo la recogen. Luego cierra la puerta de la capilla con un papel a modo de cuña y se siente henchido de gozo al percibir el trepidar del motor del coche que veloz se aleja. Queda en su poder una llave; ¿cómo destruirla?; por ser domingo no se ha podido adquirir ácido sulfúrico, pero ¡ah!, ya qué importa. La guarda tranquilo en su bolsillo, y encerrándose en su celda finge dormir. Juan Biondi de Onrubia (Nuevo Mundo, 24 4 1931).
A finales de año y tras el citado golpe de Jaca, el nivel de compromiso de José Fernández Navarro sube hasta el punto de participar en su secuela de Cuatro Vientos. Tras su fracaso consigue huir y esconderse. Estos son aquellos hechos:
15 Diciembre de 1930: cuartelada de Cuatro Vientos. Tras el fracaso de la sublevación de Jaca (12-12-1930), el militar Gonzalo Queipo de Llano (por entonces en la reserva), Ramón Franco (hermano del futuro dictador) y un pequeño grupo de oficiales y paisanos asaltaron el aeródromo de Cuatro Vientos en un intento de promover una insurrección republicana en contra del Rey Alfonso XIII (15-12-1930). Queipo de Llano tomó el control de la emisora y proclamó la instauración de la República en toda España: «Sublevada guarnición Madrid. Proclamada República. Toque diana». Sin embargo y en contra de lo planeado, el asalto no fue secundado en la ciudad, donde estaba previsto que los militantes socialistas organizaran una huelga general. Sofocada la intentona por el general Orgaz, quien rodeó el aeródromo y aprisionó al personal sublevado, Queipo de Llano y Ramón Franco huyeron en avión a Portugal lanzando octavillas durante la huida (hemeroteca del ABC).
Como consecuencia de este golpe se procesa a 36 personas, 14 en rebeldía. Son estos últimos el general Queipo de Llano, teniente coronel Puig García; comandantes Franco, Roa, Pastor e Hidalgo de Cisneros; capitanes don Arturo González Gil, don José Fernández Navarro y de inválidos don Julio Reyes; teniente de aviación don Joaquín Collar; ex comandante don Alfonso Reyes; capitán de artillería don Antonio Rexach; ex oficial señor Martínez de Aragón y mecánico Pablo Rada (La Vanguardia. Barcelona 29-3-1931).
José Fernández Navarro permanece escondido en Madrid varios meses hasta que aprovechando las vacaciones de Semana Santa, huye del país vía Gibraltar. Como se puede leer a continuación, son varias personas las que reivindican haberle auxiliado. En el plan de fuga final le ayuda el capitán Bayo que conduce un automóvil mientras que Justiniano García afirma haberle prestado su documentación además de haberle alojado en su propia casa. Alberto Bayo es un curioso personaje, militar, aviador, miembro de la “Unión Militar Republicana Antifascista”, que sobrevivió a la Guerra Civil y acabó entrenando a los guerrilleros castristas en Méjico. A Justiniano García, del partido comunista, se le relaciona con los servicios secretos de la inmediata República y con la dirección de checas que dependían de las Milicias Populares. Como se verá más adelante en este relato, José Fernández Navarro dirigirá muy brevemente la 5 Milicia al comienzo de la guerra. De esta Milicia surgirá el famoso 5º Regimiento.
1931: El capitán Fernández Navarro. Gibraltar. A bordo del buque Valderas, ha embarcado con rumbo a Marsella el capitán José Fernández Navarro, que fue uno de los ayudó a huir al comandante Franco, cuando la intentona republicana de Diciembre. El capitán desde aquella fecha estuvo escondido para escapar a la acción de la justicia y aprovechando las fiestas de Semana Santa marchó en automóvil a Gibraltar. En dicho punto ha embarcado con destino a Marsella, desde donde se dirigirá a París (Crónica Meridional: diario liberal independiente y de intereses generales, 10-4-1931).
1931: Para la historia de la Revolución. Don José Fernández Navarro ha visitado al ministro de Marina con objeto de enterarle de la actuación que con respecto a él observó el comisario de la Armada, D. Ernesto Vicente el pasado mes de diciembre. Fue en el ministerio de Marina, donde le presentó un amigo, y como hablasen en voz muy baja, por estar en el despacho varias personas, don Ernesto Vicente con tono enérgico dijo: —Señores, estamos entre marinos! Este señor es capitán de Infantería y está procesado y perseguido por los sucesos de Cuatro Vientos. Ahora mismo me lo llevo a mi casa. Así lo hizo, y desde entonces Fernández Navarro dispuso de un hotelito en la Dehesa de la Villa, cuya llave quedaba en un lugar conveniente, y a donde pudo ir a dormir con plena seguridad durante muchos días (Heraldo, 27 4 1931).
1931: Para la historia de la revolución. Recibimos la siguiente carta: "Señor don Manuel Fontdevila, director del HERALDO DE MADRID. Presente. Muy señor mío: Habiendo aparecido una nota en el periódico de su digna dirección, suscrita por el capitán don José Fernández Navarro, y que dice: "Para la historia de la revolución"; y siendo un deber mío el que no pueda quedar incompleta dicha historia, tengo que manifestarle que a dicho capitán le tuve escondido en mi casa (que es la suya), Alenza, 6, entresuelo, F. desde el día 27 de diciembre de 1930 hasta el día 2 de abril de 1931, fecha en que partió para el Extranjero con mis documentos y llevado en automóvil por el digno capitán del Ejército D. Alberto Bayo. Yo me siento orgulloso de haber hecho este acto en beneficio de la República, que nunca pude creer que fuera más que un deber de buen ciudadano. Gracias anticipadas, mi amable director, y sabe queda de usted afectísimo amigo, s, s. q. s. m. e., Justiniano García. Madrid, 9-V-1931. (Heraldo de Madrid, 9 5 1931)
José Fernández Navarro, que en este año ascenderá a Comandante, decide presentarse como candidato por Cuenca en las elecciones que se celebran en Junio de 1931. Desafortunadamente no está muy claro por qué partido lo hizo o, siquiera, si lo hizo en las filas de un partido. Así, el periódico ABC afirma que lo hace por el partido radical-socialista, mientras que para el Heraldo lo hizo por Acción Republicana. Por último en una tesis doctoral se recoge que tan sólo fue un “republicano autonomista”.
1931: ABC: Por el partido radical-socialista luchará el capitán D. José Fernández Navarro (ABC, 14 6 1931).
1931: Se presenta Juan Fernández Navarro como “republicano autonomista”, fuera de las listas más oficiales o de partidos nacionales en la provincia de Cuenca. No salió. Sacó 4.507 votos frente a los 33.630 del más votado. (Cuenca durante la II R, Tesis doctoral de Ángel López Villaverde).
1931: CUENCA. El escrutinio celebrado en la Audiencia Provincial ha durado nueve horas, habiendo dado el siguiente resultado: Fernández Navarro, de Acción Republicana, con 4.507 (El heraldo de Madrid, 3 julio 1931).
Es probable que José simpatizara con cualquiera de estos dos partidos, por otra parte de ideología cercana y que acabarían fundiéndose años después. La Acción Republicana era creación de Azaña, mientras que el partido radical-socialista provenía de una escisión del partido radical de Lerroux. Su ideología la explica el profesor Ángel López Villaverde en estos términos: "un carácter plenamente liberal y democrático, un rotundo anticlericalismo, un claro pacifismo y una posición avanzada en materia social, ajena, sin embargo, a la tradición marxista" (Cuenca durante la II República: elecciones, partidos y vida política, 1931-1936. pp. 93.).
Además de ello, en el libro de Manuel de Paz Sánchez, Militares masones de España: diccionario biográfico del siglo XX, Fundación Instituto de Historia Social, 2004 (página 163), se indica que José Fernández Navarro fue masón, iniciado en 1931 en la logia Mantua nº 31 de Madrid, perteneciente a la Gran Logia Española GLE, pidiendo la baja en 1934. Se le da también por miembro de la UMRA.
La logia Mantua fue la primera afiliada a la GLE en Madrid, donde hasta entonces había sido predominante el Gran Oriente. Tuvo su templo en la calle de Alcalá nº 171, siguiendo una línea muy ortodoxa. Bajo su órbita se puso en marcha otra logia de mujeres, la logia Amor, liderada por la escritora Carmen de Burgos. Carmen de Burgos, Colombine, había sido pareja del también escritor Ramón Gómez de la Serna durante veinte años. También se integró allí la famosa niña prodigio Hildegart, aquella cuya madre educó tan primorosamente que cuando se le hizo mayor y se le quiso escapar del redil, no lo puedo soportar y ella misma la mató. Con ambas y aún con la hermana de Carmen, Ketty, trató José como se verá.
Existe también en el portal de archivos españoles (PARES) dos expedientes a José Fernández Navarro por delito de masonería. En el primero, sumario 888-44, que se inicia en 1944 se le declara en rebeldía. En el segundo sumario, 714-44 del mismo año, se concluye con una condena en rebeldía de 12 años y un día de reclusión menor e inhabilitación absoluta perpetua.
Proclamada la República, Azaña, primero ministro, destina a Fernández Navarro a un puesto de su absoluta confianza: el mando de la tropa que ha de guardar el propio edificio del Ministerio de la Guerra. José se convierte en una persona popular con una presencia constante en prensa. Es miembro muy activo de asociaciones que reivindican la I República y la figura de Riego, coincidiendo allí con personas que, como él, tuvieron parientes que fueron parte de ella. En numerosos encuentros y homenajes se rodea de las mismas personas que creo debieron serle muy afines y que creo también poder utilizar para entender su propia ideología, su forma de ver el mundo: periodistas y escritores, abogados o dramaturgos; personas que presidían asociaciones humanistas, de amigos del país, filantrópicas, en defensa de los derechos humanos, o la misma cruz roja. Y sin que faltaran las mujeres, aquellas mujeres pioneras en la lucha por su nueva condición.
Esta son algunas de estas noticias de prensa:
1931: Un mártir de la libertad. El general Riego. A propuesta del ministro de Fomento (Álvaro de Albornoz) se ha celebrado en Tuña (Tineo) un acto homenaje a la memoria de la víctima de la reacción fernandina.
En Tineo. Congreso y excursión. Las sesiones del Congreso del partido republicano radical socialista, iniciadas el sábado y clausuradas el lunes en Oviedo, han revestido interés grandísimo en toda esta provincia, de abolengo francamente democrático. A propuesta del ministro de Fomento se incluyó en el programa del congreso una gira a Tuña, pueblecito del Ayuntamiento de Tieno, lugar de nacimiento del gran revolucionario Rafael del Riego Flórez. Sublevado contra la tiranía de Fernando VII, en Cabezas de San Juan, el 1 de Enero de 1820… Con un tiempo espléndido, se puso en marcha hacia Tuña una caravana de más de cien automóviles, ómnibus y autocars… Fueron iniciados los discursos con uno a cargo del alcalde de Tineo, Sr. Maldonado … Habló a continuación D. José Fernández Navarro, un día ayuda de Franco para que éste pudiera escapar de Prisiones Militares y más tarde complicado en el alzamiento de Cuatro Vientos. Trazó una justiciera semblanza de Riego, poniendo de manifiesto su espíritu de lucha y la colaboración que había hallado en la masonería para la sublevación de Cabezas de San Juan. Lo mismo al final que en diversas partes de su discurso, el señor Navarro fue ovacionado (La Libertad, 1 10 1931).
1931: El sábado se celebraron en Madrid varios actos de homenaje a la memoria de Riego. En la Sociedad Económica de Amigos del País, bajo la presidencia de D. Pedro de Répide, se celebró el primer acto de los organizados por la Comisión del Homenaje a Riego. Asistió el alcalde de Madrid… Don José Fernández Navarro, en nombre de las logias, hizo sucinta historia de la masonería en relación con el problema constitucional y de la libertad… Los oradores fueron muy aplaudidos (La Voz, 9-11-1931).
1932: LA LABOR DE LA REPÚBLICA. LO QUE ES EL HOGAR DEL SOLDADO, QUE AYER INAUGURO DON MANUEL AZAÑA EN EL MINISTERIO DE LA GUERRA. Al ser implantada la República el panorama dela vida del soldado en los cuarteles cambió por completo. El individuo sujeto al servicio de las Armas pasó a ser ciudadano libre, a quien por el rigor de la disciplina militar y por la alta misión que desempeñaba en la patria comenzósele a guardar toda clase de consideraciones. Así, pues, el cuartel, desde el 14 de abril, es menos cuartel; y sin que en el se relaje la disciplina, que es "la matriz del bienestar de la patria" , como muy bien ha dicho el Sr. Azaña, hay allí más calor de hogar. 'El ministro de la Guerra actual, que con sólo unos plumazos consiguió más que toda la brillante serie de ministros de la Monarquía —incapaces de hacer sonar la propia voz por encima del ruido de los sables —, se ocupó en seguida de la situación del soldado, lo elevó a la categoría de ciudadano, y como a tal hizo que se le guardara toda clase de consideraciones. Una de las primeras disposiciones del Sr. Azaña fue la de crear el Hogar del Soldado en todos los Cuerpos del Ejército. Poco a poco, de los gastos de material habrían de ir saliendo los fondos necesarios para que los ciudadanos sujetos al servicio de las armas tuvieran en sus cuarteles un pabellón aparte, una estancia aparte, un rincón hogareño, su casa, con elementos de higiene, de distracción, de cultura.
Así surgió el Hogar del Soldado que ayer se inauguró en el ministerio de la Guerra para los ciudadanos que cumplen su misión en el departamento –uno 287 en efectivo y unos 90 agregados de las inspecciones generales del Ejército—, y cuya organización se debe al jefe de las secciones de Ordenanzas, de la Estafeta militar, recinto del ministerio el inspector de caballerizas, comandante D. José Fernández Navarro … Total una obra excelente. ¿Y cuánto se ha gastado en ella? El comandante Fernández Navarro, que nos acompaña en nuestra visita, nos lo dice: Solamente unas ocho mil pesetas… y no está completo el Hogar del soldado. Lo estará muy pronto. ¿Pues qué va usted a hacer?. Ahí fuera, entre esos jardincillos tengo proyectado un pequeño campo de deportes, con pasarelas, barras fijas, anillas, tenis … ¿Y la labor educativa? También la tengo preparada. En el otoño comenzaremos, en actos culturales que ensanchen el amor de estos jóvenes ciudadanos a la también joven República- ¿Y para ello¿ Para ello organizaremos conferencias, conciertos, veladas … (El Heraldo 26 7 1932).
En agosto de 1932 ocurre la denominada Sanjurjada lo que narro a través de la Wikipedia por si el lector no está al tanto:
La Sanjurjada (Wikipedia).
Se conoce como La Sanjurjada al fallido golpe de Estado que intentó parte del ejército español la madrugada del 10 de agosto1 de 1932 contra la Segunda República, liderado desde Sevilla por el general Sanjurjo. Constituyó el primer levantamiento armado contra la República desde su instauración en 1931, y su fracaso convenció erróneamente a muchos políticos y militares republicanos de que el peligro de las conspiraciones había pasado y la aceptación de la República era definitiva.
En Madrid el golpe tuvo un desenlace muy distinto y constituyó un fracaso desde el principio: el Presidente del Consejo de Ministros, Manuel Azaña, y su gobierno ya conocían el plan gracias a una traición, y la mayoría de militares rebeldes fueron detenidos después de un breve combate en la Plaza de Cibeles. Azaña contempló la batalla desde el balcón del edificio del Ministerio de la Guerra.
Durante la Sanjurjada el comandante Fernández Navarro estaba al mando de las tropas que custodiaban el Ministerio de la Guerra. Cuenta el ABC en su hemeroteca:
Recordemos, a grandes rasgos, lo que ocurrió en España en la madrugada de aquella dramática jornada estival. Un grupo de unos treinta confabulados, en su mayoría oficiales del Ejército acogidos a la Ley de retiro promulgada por Azaña, se reunieron frente a la fachada posterior del Ministerio de la Guerra, en la madrileña calle de Prim. «Según el plan previsto, cuenta uno de los protagonistas del suceso, un oficial comprometido había de franquearnos la puerta, introduciéndonos en el pabellón central, desde el cual, con la complicidad de la fuerza de vigilancia, nos dirigiríamos a las habitaciones del ministro don Manuel Azaña, a quien detendríamos. Inmediatamente comunicaríamos al Cuartel General, Capitanía de la región y otros establecimientos que el Ministerio había caído en nuestras manos». Mas no sucedió así. Las previsiones fallaron. Al aproximarse el grupo a la verja, la guardia hizo fuego, al que respondieron los sublevados. Hubo una decena de muertos y dieciocho heridos entre los sublevados, cinco heridos de las fuerzas del Gobierno y dos ajenos al movimiento (ABC, Coleccionable 70 años de ABC, 31 8 1975).
Mientras que Azaña, en su diario, relata:
«El tiroteo era muy intenso. Resonaban los disparos en la noche, como una operación siniestra, bárbara, pero más me sonaban a mí en el alma. El ruido de la fusilería me hacía pensar en el odio, en la brutalidad que la desencadenaba. Al ministerio llegaban muchos balazos. Percibíamos muy bien el chasquido cuando daban en la piedra. ¿Quién tira? ¿Es el regimiento que han creído ver en la Castellana? No se sabe. El fuego ha durado media hora. Desde el balcón oigo al comandante Fernández Navarro gritar ¡Alto el fuego! Pero la tropa tarda en obedecerle. Ya clarea.
1932: Acto de homenaje. El banquete que se celebró anoche. EN HONOR DEL SEÑOR FERNÁNDEZ NAVARRO. En el Círculo de Bellas Artes se celebró anoche el homenaje organizado por la sociedades de Amigos de Riego, Amigos de Fígaro, Casa de la República, I. R.A., Liga Internacional de Mujeres Ibérica se Hispanoamericanas y Cruzada de Mujeres Españolas, Sección Española de los Derechos del Hombre y otras asociaciones culturales y filosóficas, en honor de D. José Fernández y Navarro, por su nombramiento de comendador de la Orden Civil de la República concedido por el Gobierno por su comportamiento en los sucesos del día 10, como jefe de las tropas del Ministerio de la Guerra.
Alrededor del homenajeado, en la mesa presidencial, se sentaron el director general de Seguridad, Sr. Menéndez; el jefe superior de Policía, D. José Aragonés; don Francisco de Vega, D. Rafael de la Cruz, D. Alfonso Pareja, doña Carmen de Burgos, D. Pablo Andarías, D. Carlos Malagarriga, el doctor Cadenas Rubio, Sr. Tato y Amat, D. A. de Rivas Cherif, don Mariano Larrañaga, Sr. Blanco Soria y, señoras de Larrañaga, doctora doña Celia Algoresa, doctora doña Clementina Gómez, abogada doña Hildegar, señora de Rodríguez, doña Asunción Polo y doña Isabel Huelgas de Madrid Moreno. También se encontraba entre los comensales la oficialidad de las tropas del Ministerio de la Guerra, a las órdenes del comandante Navarro, compuesta por los capitanes Pastor y Noé, y los tenientes Manzano, Rodrigo, Cubillas y Serrano. Entre otros concurrentes se encontraban el capitán Sediles, el Sr. Lezama y otros, hasta unos 150 comensales.
Al final del banquete el señor Cárdenas Rubio leyó numerosas adhesiones de sociedades culturales, filosóficas y políticas, y muy especialmente de agrupaciones políticas y de la Prensa de Cuenca, donde el homenajeado cuenta con grandes simpatías.
A continuación ofreció el banquete, leyendo unas cuartillas muy sentidas, el Sr. Larrañaga, que ensalzó los méritos del homenajeado. Después hablaron Carmen de Burgos, el capitán Andarías, por los veteranos de la República; el Sr. Málagarriga, por la Liga de los Derechos del Hombre; el Sr. Tato y Amat, por los Amigos de Riego y la Casa de la República, y el Sr. Vega de la Iglesia. Todos ellos tuvieron frases de cariño para el homenajeado e hicieron resaltar también la conducta heroica observada por el director general de Seguridad y las fuerzas de su mando en la madrugada del día 10.
El acto terminó con grandes ovaciones al festejado, que se hicieron también extensivas al director de Seguridad. La fiesta resultó brillante y simpática (La Voz, 3 9 1932).
1932: Banquete a don José Fernández Navarro. Para celebrar el nombramiento de comendador de la Orden civil de la República, concedido al comandante D. José Fernández Navarro por su ejemplar conducta en la pasada intentona monárquica, se celebró anteanoche un banquete en uno de los más populares Círculos de Madrid. Al acto concurrió más de un centenar de amigos y correligionarios del homenajeado, entre los que figuraban destacadas personalidades de la política, las armas, las letras y las artes, así como varias y bellísimas damas... Finalmente, el homenajeado, con extraordinaria emoción que no excluyó lo más mínimo ni el acierto ni la expresión afortunada de la palabra, agradeció el homenaje, que trasladó a sus oficiales y a sus soldados, haciendo notar que éstos, por la índole de los servicios que prestan, no eran acaso, los más indicados para rechazar por la violencia un movimiento revolucionario, y que, sin embargo, cumplieron con indiscutible valentía y eficacia. El acto tuvo gran brillantez, y los oradores fueron aplaudidísimos, dándose calurosos vivas a la República (La Libertad, 4-9-1932).
1933: Un banquete en la Casa de la República.
A las dos de la tarde, en la Casa de la República, se ha celebrado un almuerzo fraternal para conmemorar el segundo aniversario del triunfo electoral del 12 de abril, determinante de la proclamación del régimen republicano.
En la mesa presidencial tomaron asiento, entre otros señores, Belén Sárraga, Puig d'Asprer, Gandarías —ayudante que fue del general Villacampa—, Malagarriga, Tato Amat, Fernández Navarro y Blanco Soria.
En las demás mesas se congregaron unos cien comensales.
Hablaron Tato Amat, Andarías, Meseguer, Armenta, Solares, Blanco Soria, Malagarriga, Fernández Navarro, Belón Sárraga y Puig d'Asprer. Todos ellos fueron muy aplaudidos. Fue una fiesta sencilla, cordial y llena de amor a la joven República, por la que se brindó con entusiasmo y emoción (El Heraldo de Madrid, 12 4 1933).
1933: Nombramiento acercado
El comandante Fernández Navarro, agregado militar de la embajada de España en la Argentina. Ha sido nombrado agregado militar de la embajada de España en la República Argentina el pundonoroso comandante de Infantería y fervoroso republicano don José Fernández Navarro. El nombramiento, al ser conocido de los innumerables amigos de Fernández Navarro, ha causado la natural alegría. Fernández Navarro se merece todos los honores y distinciones de la República, porque ha sido y es uno de sus paladines más entusiastas. Toda la vida ejemplar de Fernández Navarro está cuajada de hechos que pregonan su fuerte temple de republicano. Militar heroico, que hizo siempre del deber una bandera, consiguió, por méritos de guerra, un empleo, dos cruces rojas y medalla de sufrimientos por la patria. Sufrió prisión por no claudicar de sus sentimientos democráticos ni de su ideario republicano. Cuando Ramón Franco logró fugarse del caserón de San Francisco, Fernández Navarro, preso con el héroe del Plus Ultra, le ayudó eficazmente en la evasión; y luego, en Francia, con el puñado de hombres que conspiraban contra la tiranía borbónica, se destapó siempre por su entusiasmo republicano y por su dinamismo, que a veces le acarrearon antipatías y disgustos.
El mismo Ramón Franco, en su libro “Decíamos ayer...”, habla de esto: «El paso de Fernández Navarro de la Monarquía a la República —escribe— se hizo con armas y bagajes, como suele decirse. En momentos del mayor peligro, su ayuda noble y desinteresada, sus ofrecimientos de dinero, no aceptado por nosotros, y su caballeroso comportamiento en cada instante le hicieron ganarse nuestra amistad y le ponen a cubierto de todas las insidias y maledicencias que contra él se desencadenaron».
Fernández Navarro, en fin, organizador del Hogar del Soldado del Ministerio de la Guerra, fue el jefe de aquellos soldaditos republicanos que en la madrugada del 10 a 11 1de agosto último defendieron el recinto del palacio de Buenavista de los ataques de varios generales monarquizantes y de la fuerza que éstos habían engañado para lanzarla contra la República.
El cargo, pues, lo tiene bien ganado. Fernández Navarro, nuevo agregado militar de nuestra Embajada en Buenos Aires, es uno de los representantes más genuinos del Ejército republicano español (Heraldo de Madrid, 23/5/1933).
1933: BANQUETE AL COMANDANTE FERNANDEZ NAVARRO
Organizado por un grupo de íntimos amigos del comandante don José Fernández Navarro, se ha celebrado un banquete de despedida al distinguido militar en un restaurante de las afueras de Madrid, Al final pronunciaron algunas palabras los señores Larrañaga, Benlliure, Back, Sarradell y la señora Ketty Burgos. El Sr. Larrañaga hizo entrega al comandante Fernández Navarro de un hermoso botón, montado en platino, que es reproducción exacta de la placa de comendador de la República, la cual le ha sido concedida por los relevantes servicios que prestó a la República el día 10 de agosto. Dirigía él en aquella fecha las fuerzas del ministerio de la Guerra. Por último, el Sr. Fernández Navarro pronunció breves palabras de agradecimiento (El Heraldo de Madrid, 15-6-1933).
El fajín del general Riego. Esta mañana, en el despacho del ministro de la Guerra, se ha celebrado el acto de la entrega al Sr. Azaña del fajín del general Riego, que se conservaba en el Museo de Armas de Infantería.
Asistió al acto una Comisión formada por doña Ketty de Burgos, hermana de doña Carmen, que fue en vida presidenta de la Sociedad de Amigos de Riego; Tato Amat, Blanco Soria, Concha Peña y el comandante Fernández Navarro. También asistió el alcalde de Madrid. Por la familia del gran liberal, D. Rafael de Riego y señora. El presidente del Consejo pronunció unas palabras de gratitud hacia quienes han sabido guardar una reliquia liberal tan preciada hasta que ha sido posible entregarla a un Gobierno republicano (Luz, 7 11 1932).
1933: Informaciones políticas. En Guerra, visitas. El jefe del Gobierno recibió en audiencia a las siguientes personas: teniente coronel y comandante de la guardia civil, respectivamente, Sres. Navarro y Naranjo, que visitaron al Sr. Azaña para darle las gracias por haber sido nombrados comendadores de la Orden de la República: comandante de infantería Sr. Sánchez de Paredes que ha sido designado para mandar el grupo de Infantería que guarnece el ministerio de la Guerra en substitución del comandante Sr. Fernández Navarro, que fue nombrado agregado militar a la Embajada de España en Buenos Aires (ABC. 17 8 1933).
Nueva interrupción. Elecciones y victoria de las derechas. Acudo de nuevo a la Wikipedia:
Noviembre 1933 – Febrero 1936: Segundo bienio de la Segunda República Española. (Wikipedia).
El segundo bienio de la Segunda República Española, también llamado bienio negro, o bienio rectificador, o bienio conservador, constituye el periodo de la II República comprendido entre las elecciones generales de noviembre de 1933 y las de febrero de 1936 durante el que gobernaron los partidos de centro-derecha republicana encabezados por el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, aliados con la derecha católica de la CEDA y del Partido Agrario, primero desde el parlamento y luego participando en el gobierno. Precisamente la entrada de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934 desencadenó el hecho más importante del periodo: la Revolución de Octubre, una fracasada insurrección socialista que sólo se consolidó en Asturias durante un par de semanas (el único lugar donde también participó la CNT) aunque finalmente también fue sofocada por la intervención del ejército (Revolución de Asturias).
1934: El Señor Lerroux recibió en su despacho oficial del Ministerio de la Guerra a: … comandante de Infantería Fernández Navarro que fue jefe de la sección de ordenanzas del ministerio de la Guerra (El Heraldo de Madrid. 5-12-1934).
1935: En Guerra. El ministro de la Guerra, general Masquelet recibió en audiencia a las siguientes personas: … Comandante Fernández Navarro… (ABC 14 4 1935).
1936: Disponibles INFANTERÍA. Comandante don José Fernández Navarro, forzoso (El siglo futuro 22 4 1936).
La Guerra Civil.
Por auténtico milagro no se enfrentaron personajes de estos relatos en la toma del Cuartel de la Montaña que es inicio simbólico de la guerra en Madrid. Antonio Robles Núñez Arenas no llegó al Cuartel por estar enfermo en Segovia. Enrique González Estéfani Caballero debió sublevarse en los cuarteles de campamento, Getafe o Carabanchel, mientras que es posible que Manuel Serrano Alguacil lo hiciera en Cuatro Vientos. Antonio Goróstegui Robles no encontró un automóvil que lo llevara a Toledo. Así que, finalmente solo encontramos en el cuartel de la Montaña a José Fernández Navarro. Y no dentro, sino fuera. Y dirigiendo el ataque.
La Verdad de lo que pasó en el cuartel de la Montaña. Hemos hablado acerca de ello con quien, efectivamente, estuvo allí: el comandante José Fernández Navarro, bien conocido por su espíritu de lucha y de izquierdismo, por su probada lealtad republicana a lo largo de una actuación recta y clara.
El 18 de Julio, cinco jefes adictos a la República recibimos en el Ministerio de la Guerra órdenes, por acuerdo del Consejo de Ministros que se estaba celebrando, de ir al Parque número 1, en el Pacífico. Llevábamos cada uno una orden para sacar 500 fusiles, cuatro ametralladoras y 50.000 cartuchos. Habíamos de proceder con ello a armar cinco batallones de voluntarios, que deberían quedar organizados, y a disposición de las autoridades legítimas, aquella misma noche.
Ese mismo día, los batallones tomaron el número de antigüedad de sus jefes respectivos.
Hubo, por tanto, el batallón número 1, el número 2, el número 3, el número 4 y el número 5. Yo era el jefe más moderno, y mi batallón hubo de ser, por esto, el 5°. Quinto batallón; después, 5º Regimiento... He aquí la respuesta, sencilla, clarísima, a la pregunta que muchos se han formulado: ¿Por qué el 5º Regimiento se llama 5º Regimiento.
En la calle de Goiri, había otro Centro Obrero… El Centro era pequeño. La sala baja, la escalera, todo estaba abarrotado de gente. Pedí a sus directivos quinientos hombres que estuviesen dispuestos a obedecerme. Así me lo prometieron, y ellos mismos, se encargaron de facilitar las listas. Pudo despejarse algo el Círculo. Los hombres fueron saliendo armados. Y según salían les fui distribuyendo por compañías.
Así, en el Círculo Socialista del Este, se formó el 5º Batallón; más tarde, 5° Regimiento, y precisamente el día 18. El día 19 avanzamos y ocupamos la glorieta de los Cuatro Caminos.
En la mañana del 20 recibí la orden de ir con el batallón al cuartel de la Montaña y entrar por la plaza de España. La orden era apremiante… Cuando llegué a la plaza de España, cerca ya del cuartel, me encontré con un capitán de la Guardia civil, que me hizo entrega del mando.
Y con arreglo a esa responsabilidad que allí acepté, hube, lógicamente, de dar, cuando lo creí oportuno, la señal de asalto… Yo conocía el Cuartel. Sabía su punto débil, aquel por donde se puede acercarse al edificio amparándose del fuego. Es la parte que mira a la Estación del Norte: la explanada de los Gimnasios. Por allí trepé. Es un escarpado fuerte. Había algunos alambres de espino y dos reductos de sacos terreros. Desde abajo se veía que estaban abandonas, por miedo sin duda al fuego de cañón que estaban disparando desde la plaza de España. Entré por la tronera de uno de aquellos reductos seguido de algunos hombres. Y grité con toda la fuerza de mis pulmones: ¡Viva la República! Continué gritando para que los soldados me oyesen. Dije que los jefes los habían engañado, y que debían abandonarlos viniéndose con nosotros. A mi lado cayó el último herido. Por la puerta que da a esa explanada salió un grupo de soldados, algunos con instrumentos de música. Yo salí del reducto. Les hablé. Cogí la bandera, y seguido de ellos y de algunos paisanos avancé hacia la explanada principal. Tiraban desde las ventanas. Grité: «¡No tiréis!». Los carros blindados habían quedado detenidos en la cuesta. Detrás, unos guardias y muchos paisanos armados. «¡Adelante, adelante!», les gritaba yo. Adivinaba el estupor de los que estaban dentro, y comprendía que era necesario aprovechar este desconcierto. «¡Adelante!»
Así se tomó el cuartel. Y cuando vi que estaba tomado, me marché. No quise ver lo que comprendí que iba a pasar. No quise verlo, ni podía impedirlo. Nos habían hecho bastantes bajas, y conozco el furor del pueblo. Faltan a la verdad los que dicen que pudo evitarse algunos excesos. Ni yo ni nadie hubiera podido hacerlo. Sólo el intentarlo hubiese hecho que me confundieran con los sublevados.
Aquel mismo día 20, el batallón salió hasta Torrelodones, a cortar un supuesto avance de la columna Mola, y regresó, por orden del ministro, al día siguiente, al saber que la columna Mola no se movía. Esa misma tarde -no comíamos ni dormíamos –el batallón salió para Somosierra, Llegamos a Somosierra. El enemigo se retiró. Era ya de noche. Quise seguirlo, para no perder contacto con él. Me adelanté con veinte hombres. Avanzábamos descalzos. Llegamos al kilómetro 104.Oímos un “¡alto, quién vive!», y quedé prisionero. Los brazos en alto, los fusiles al pecho. En ese momento, los míos rompieron el fuego. Di un salto y escapé. Estaba solo. La noche era obscura, y faltaban nueve kilómetros para llegar a nuestras líneas. Mi brazo derecho colgaba, roto por un balazo a la altura del hombro. En la mano del mismo lado, otra herida. Más que las heridas, pesaba sobre mí el cansancio. No podía andar. Tuve que tenderme en el suelo. Al amanecer conseguí llegar a nuestras líneas, y fui llevado al Hospital de Carabanchel. Así terminó para mí el 5º Batallón, que fué, más tarde, 5º Regimiento.
Así habló de aquellas jornadas, de las que pronto va a cumplirse un año, este bravo e inteligente jefe, que las vivió como protagonista en sus horas más inciertas y dramáticas (Mundo Gráfico, 23 6 1937).
Como único comentarios a esta descripción quiero añadir que aunque pudo ocurrir que Fernández Navarro recibiera el mando al llegar, más tarde, otros jefes y oficiales acudieron al asalto del Cuartel de la Montaña. Así, por ejemplo, llegaron fuerzas de la guardia civil al mando del comandante José Bretaño Ramos, y de guardias de asalto al mando del Comandante Burillo. Además, el capitán artillero Urbano Orad de la Torre (miembro de la Unión Militar Republicana Antifascista, UMRA, y masón) y el teniente Gabriel Vidal dirigieron el tiro de las piezas de artillería que derribaron parte de los muros del cuartel y, por último, el teniente coronel Mangada acudió también con el 1º Batallón, socialista.
El 5º Regimiento
En este punto quiero añadir la actuación del comandante Fernández Navarro en lo que concierne a la creación del 5º Regimiento. La siguiente lectura sintetiza muy bien lo ya relatado por el “Mundo Gráfico”:
Madrid: El primer hito decisivo en Madrid es la decidida voluntad de actuar de los militares leales de la UMRA, y así el mismo 18 de julio, mientras el gobierno se debate en la búsqueda de acuerdos con los sublevados, los oficiales que siguen al teniente coronel Hernández Sarabia, aseguran la guardia presidencial, el regimiento de infantería del Ministerio, el propio Ministerio, y todos los centros de mando y comunicaciones de la división. Además y de acuerdo con el teniente coronel Rodrigo Gil jefe del parque de artillería se repartieron 5.000 fusiles en lotes de 1.000 que presumiblemente armaron a los cinco batallones de voluntarios que se crearon tempranamente entre los días 18 y 19. Los cerrojos de estos fusiles habían seguido una complicada y negociada ruta desde el cuartel de la Montaña (cuyo comandante, el teniente coronel Serra, todavía no se había declarado en rebeldía) y el parque, pero el caso es que el mismo día 18 por la tarde se encontraban en poder de Rodrigo Gil, que ferviente republicano, comenzó su reparto, como decimos. Las unidades de milicianos creadas fueron:
1. Batallón Primero de Asturias. Socialista bajo el mando del Teniente Coronel Mangada. (Algunas informaciones aseguran que se constituyó con mineros llegados a Madrid la tarde del 18 de julio, pero esto el altamente improbable, pues ninguna de las dos columnas de asturianos que salieron con rumbo a Madrid sobrepasaron Benavente, habiendo de retroceder al recibir las noticias de la sublevación de Oviedo.
2. Batallón Socialista - UGT. Bajo mando del Teniente Coronel Julio Marina.
3. Batallón Anarquista - CNT. Bajo mando del Teniente Coronel Víctor Lacalle.
4. Batallón UGT. Bajo mando del Comandante Narciso Sánchez Aparicio.
5. Batallón, principalmente comunista. Bajo mando del Comandante José Fernández Navarro, del que la mayor parte de los encuadrados provienen de las MAOC de Cuatro Caminos para formar el 5º Regimiento y que será primeramente mandado por Enrique Castro Delgado y serán comisarios Vittorio Vidali (Comandante Carlos) y el gaditano Daniel Ortega.
Otras informaciones dan este reparto para el día 19 y ya con la autorización gubernamental que coincide con la toma de posesión como Ministro de la Guerra del general de brigada Castelló, que mandaba hasta la fecha la brigada de infantería de Badajoz (http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprB/Columnas.htm).
A partir de lo anterior, una mayoría abrumadora de fuentes dan por seguro los siguientes hechos:
1. El regimiento tiene como antecedente a las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC). Estas milicias, se habían formado en 1934 para la protección de dirigentes de izquierda, así como fuerza de choque frente a grupos como la Falange. Estaban compuestas mayoritariamente por militantes comunistas.
2. El regimiento se nutre en estos primeros momentos de la población obrera de Cuatro Caminos y barrio de Tetuán.
3. El regimiento parte, más en concreto, del 5º Batallón de voluntarios que organiza el comandante Fernández Navarro a raíz de la sublevación y por encargo del Ministerio de la Guerra. En el Ministerio, la iniciativa de la creación de estos batallones la habían tomado militares afiliados a la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA) y, en particular, el teniente coronel Hernández Saravia.
4. Por último, que el proceso posterior de creación y organización del 5º regimiento lo dirige el Partido Comunista. Este partido, a la vuelta de la toma del Cuartel de la Montaña, decidió ocupar el convento de los Salesianos, en la calle de Francos Rodríguez, y crear el 5º Regimiento de Milicias Populares”.
Existen, sin embargo, algunas dudas y contradicciones, aunque de menor entidad, sobre determinadas actuaciones del comandante José Fernández Navarro tanto en lo referente al asalto al Cuartel de la Montaña como en la creación del 5º Regimiento. Veamos así, en primer lugar, su papel jugado de acuerdo a la opinión de dos miembros del partido comunista y fundadores del regimiento:
Primer Relato
1936: Estampas de 1936. Un batallón de voluntarios. Por Manuel Carnero Muñoz: El pueblo pedía armas. El pueblo madrileño, como el de toda España quería luchar, quería defender su República. Pedía armas. El Gobierno no se acababa de decidir. Y al fin se produjo un tímido gesto de armar al pueblo.
El Gobierno formó una Comandancia General de Milicias, al frente de la cual puso al comandante Barceló que nombró como su ayudante al capitán Justo López Mejías, un oficial que se había sublevado en Jaca con Fermín Galán.
Se decidió organizar cinco batallones de voluntarios. En aquel momento nadie podía suponer que uno de esos batallones, un solo, pasaría a la historia de España como un símbolo de honor y de heroísmo.
El Quinto Batallón de Voluntarios debía tener como base de reclutamiento la barriada de Cuatro Caminos. Hacia esa barriada, a su centro, casi a la misma Glorieta, a un callejón que estaba cerrado por una casa, precisamente a esa casa, llegaron un comandante llamado Fernández Navarro y dos capitanes, Gallo y Arellano. Fernández Navarro era un militar profesional cargadísimo de prejuicios y sobre todo con un santo temor a los comunistas. Allí, en la casa, estaba el armamento y la munición para ese Quinto Batallón de Voluntarios.
En esa noche histórica, cálida, con apretadas discusiones, estaba surgiendo el glorioso Quinto Regimiento. El parto fue difícil. Fernández Navarro se resistía. Si tímida había sido la decisión del gobierno –cinco batallones con 300 fusiles y 2 ametralladoras cada uno para dominar la sublevación del ejército- Fernández Navarro era todavía más temeroso. No quería que los comunistas formasen parte del naciente Quinto Batallón. Los camaradas del Comité del Radio Norte del Partido Comunista discutían enérgicamente. Le hacían ver que, ante la sublevación, ante la necesidad de empezar a pegar tiros inmediatamente, era precisa la unidad más estrecha. Eran apoyados por Gallo, capitán que se había sublevado en Jaca con Fermín Galán y por Arellano, un militar honrado y leal al pueblo que vestía un extraño uniforme de pana gris. Pero el comandante no accedía. Y socialistas, comunistas y jóvenes socialistas unificados se apretujaban, a la espera de una decisión que urgía, en aquel callejón sin salida de la barriada de Cuatro Caminos.
El comandante Barceló estaba inspeccionando la formación de los cinco batallones de voluntarios. A Cuatro Caminos envió a su ayudante Justo López Mejías. La casualidad de que hubiésemos compartido con él los tensos momentos de la sublevación de Jaca, la gran amistad que nos unía, permitió que pudiésemos explicarle con claridad la situación planteada, la inactividad de este Batallón de Voluntarios, aún en estado intrauterino, mientras, según nos informaba el propio Justo, ya debiéramos estar saliendo para el Cuartel de la Montaña donde se estaban concentrando los fascistas.
La autoridad que López Mejías traía, como delegado de Barceló, obligó a Fernández Navarro a aceptar la decisión justa. El batallón fue formado por socialistas, comunistas, republicanos y jóvenes socialistas unificados. Las dos ametralladoras se entregaron a compañeros que sabían manejarlas… Y cuando ya se encendía el sol en el horizonte, unos cuantos tranvías chirriantes, los famosos 17, cargados con el Batallón, bajaron por Bravo Murillo hacia Quevedo y enfilaron la calle de San Bernardo. Fernández Navarro, que no había quedado complacido con la decisión de López Mejías, no fue al frente de la improvisada tropa. Se quedó esperando los acontecimientos en la Glorieta … Y allí, en la calle de San Bernardo, un convento detuvo nuestra marcha. Desde el tejado nos hicieron nutrido fuego. Los hombres se arrojaron de los tranvías y quisieron asaltar el reducto que había dejado de ser santo para ser faccioso. Trabajo costó –cuántas voces no tuvieron que dar Arellano y Gallo-, para que los tranvías siguiesen su marcha sin hacer caso al pequeño obstáculo que trataba de impedir que se cumpliese el objetivo de llegar a la Montaña… (España Republicana, portavoz del movimiento antifranquista, 1-5-1966).
Segundo Relato
A las once de la noche, la sublevación en Marruecos había sido confirmada, dejando de ser un rumor. Poco después el gobierno empezó a enviar camiones a los locales socialistas y republicanos. Los comunistas se movieron rápidos. A las doce de la noche cada comunista tenía un fusil y municiones suficientes. A la una de la madrugada el comandante Fernández Navarro y Francisco Galán llegaron a organizar el Quinto Batallón de Milicias. Castro los dejó hacer, porque estaba seguro de que ellos sabían hacer «aquello» mejor que él… Fernández Navarro gritaba, Paco Galán le seguía sin gritan... Castro miró a los dirigentes comunistas que se fundían entre los milicianos... «Ni una duda... ni una ausencia»… Se sintió contento. Y a esperar...
A la seis de la mañana llegó un aviso, sin disimulo de angustia.
—A las camiones.
Castro miraba distraídamente aquella operación precipitada y todavía un poco torpe. De vez en cuando sus ojos se clavaban en el comandante Fernández Navarro y hacía un gesto de desagrado… Los camiones se pusieron en marcha. Hundidos en el interior de un taxi. Castro y Carnero seguían a la caravana. De la iglesia de San Bernardo salieron unos disparos. La columna se detuvo en seco. Gritos y voces que quieren ser órdenes... Castro se acerca al comandante Fernández Navarro...
—El Cuartel de la Montaña es más importante...
Después habló con Carnero:
—Que unos cuantos camaradas se queden atrás y acaben con eso...
Sin misericordia.
(De vuelta en Cuatro Caminos)
¿Y ahora, Castro?
—Pregunta a esos — dijo, señalando con la mirada al comandante
Fernández Navarro y a Galán.
Y Carnero se fue hasta ellos. Y Carnero regresó hasta él.
—Que esperemos.
Se puso en pie y se dirigió despacio, casi con rabia hacia los otros. Y delante de ellos se detuvo.
— ¿Qué?
—Hay que esperar, camarada.
—Esperar, ¿a qué? ¿A que los fascistas salgan de sus guaridas y nos ametrallen? ¿A que la gente se aburra y se marche?... Estas cosas cuando se empiezan hay que terminadas, comandante Navarro... Hay que terminarlas, camarada Galán. ¿O es que te has olvidado de Lenin? —preguntó casi sin mirarle.
—Hay que esperar — insistió el comandante.
—A la mierda su espera, comandante
— ¡Castro!
Pero Castro continuó andando. Carnero se le acercó y comenzó a caminar a su lado. Y llegaron hasta donde estaban Villasante, González y otros más. Y después de mirarlos; y después de pensar unos segundos preguntó:
— ¿No hay por aquí un local grande que podamos convertir en cuartel?
El convento de Franco Rodríguez.
—Ir y tomarlo… Que se queden esos cabrones con el Quinto Batallón... Nosotros vamos a crear el Quinto Regimiento... Nuestro Quinto Regimiento... Lo que sea, menos estar aquí tumbados en las aceras, dejando pasar el tiempo y dándoles tiempo a ellos (Enrique Castro Delgado, Hombres made in Moscú, 1965)
Las dudas sobre la actuación de José F. Navarro son, en mi opinión las siguientes:
Uno. Sobre si acudió desde un primer momento al asalto del Cuartel o si se retrasó un tanto llevado por las dudas hacia los comunistas como éstos acusan, o quizás por sus dudas hacia la preparación de los milicianos y a lo que pudiera ocurrir:
El 5º Batallón lo dirigía el comandante Fernández Navarro y le ayudaron los capitanes Gallo y Arellano a quienes se unió Francisco Galán. Barceló era quien estaba al frente de la Comandancia General de Milicias y mandó al capitán Justo López Mejías a inspeccionar ese batallón número 5. Después de una instrucción breve bajaron todos desde Cuatro Caminos en los tranvías de la línea 17, al frente de ellos Gallo y Arellano. Fernández Navarro se quedó en Cuatro Caminos, por estar en desacuerdo con López Mejías sobre la idoneidad de bajar al Cuartel de forma inmediata (http://florentinoareneros.blogspot.com.es/2011/08/jose-bretano.html).
Dos. Sobre si formó parte como comandante en el 5º Regimiento y durante cuánto tiempo. En algunas fuentes se indica que sí fue uno de sus primeros mandos y en otras se le omite. Yo me inclino a pensar que no perteneció ya que, de acuerdo con su propio relato en el Mundo Gráfico, fue herido en la sierra de Madrid en los primeros días de la guerra, antes de que el Regimiento comenzara materialmente a formarse.
No se le recoge así significativamente en: El Quinto Regimiento de Milicias Populares, Carlos A. Pérez, boletín El Miliciano, nº. 6 1996, http://www.belliludi.com/quinto.html), como tampoco en el importante libro del primer comandante del regimiento, Enrique Castro, el ya citado “Hombres made in Moscú”.
Por internet hay abundantes páginas donde se refieren a un Comandante Lucas Fernández Navarro, cita en mi opinión errónea que debe entenderse como José Fernández Navarro. Lucas Fernández Navarro fue un geólogo y catedrático de universidad que falleció en 1930. Así, por ejemplo: Otros iniciales colaboradores del Quinto fueron dirigente de la FUE, como Carnero; el Comandante Lucas Fernández Navarro, responsable militar del quinto batallón original, y también, del teniente retirado de la Guardia Civil Francisco Galán, hermano de otro mítico Galán. http://madridquebienresiste.forumup.es/post-7003-madridquebienresiste.html
Tres. Si llegó a militar en el partido comunista.
En alguna referencia se da por hecho:
Algunos dirigentes del Partido comunista se mostraron sorprendidos y asombrados ante el súbito y fulminante crecimiento de sus huestes; su capacidad había sido desbordada y no pudieron hacer frente al vendaval. El «comandante Carlos» era el perfecto animador, el director de aquel «gran festival revolucionario», como diría César Falcón en Mundo Obrero de aquellos días. El carnet del Partido se convertiría para muchos en patente de corso; para otros representaría un buen seguro, tapadera para sus antecedentes y apoyo para situarse. Se imprimieron a millares y se repartieron a boleo. Con el tiempo ampararían las más bajas acciones, las mayores cobardías y los crímenes más repugnantes. La captación de militares, generalmente mediante el halago y la promesa de ascensos y puestos destacados, estuvo a cargo de un equipo capitaneado por «Carlos», y por E. Castro Delgado, Checa y los militares, ya afiliados entonces, Fernández Navarro, Francisco Galán y uno, exiliado portugués desde hacía años, que llamaban el comandante Oliveira. Uno de los primeros carnets que se dieron a militares profesionales fue el del teniente coronel Barceló, que hasta el 18 de julio había sido ayudante del entonces jefe del Gobierno y ministro de la Guerra, Casares Quiroga (Justo M. Amutio. Chantaje a un pueblo, Madrid, G. Del toro, 1974).
Pero no lo creo verosímil. No es acorde con los hechos ya mostrados ni con el hecho adicional de que, recuperado de sus heridas, ya no volviera al 5º Regimiento. Me ratifico pues en mi convicción de que Fernández Navarro fue, “tan solo”, un republicano con ideales cercanos a los de la Revolución Francesa, la libertad, la fraternidad… masón y probablemente integrante o simpatizante de la “Unión Militar Republicana Antifascista”. Un héroe de la República que, ya cansado y quemado como también fue el caso de otros personajes de su generación, fue por estas fechas defenestrado del primer plano de la actualidad.
Me parece muy significativo, por último recordar su relato acerca de cuando cayó herido en la Sierra de Madrid: En ese momento, los míos rompieron el fuego. Di un salto y escapé. Estaba solo. La noche era obscura, y faltaban nueve kilómetros para llegar a nuestras líneas. Mi brazo derecho colgaba, roto por un balazo a la altura del hombro. En la mano del mismo lado, otra herida.
Desde luego, da la impresión de que sus propios soldados lo dejaron abandonado y lo que es peor y el propio militar confesará a uno de sus hijos: nunca supo quién le había disparado, si los de adelante o los de atrás. Y si fueron los de atrás, si fue casual o si fue con intención.
La guerra prosigue
El resto de la participación de José Fernández Navarro en la Guerra está muy confusa por la falta de noticias de prensa y por la ya citada dispersión de su expediente. Por una única noticia de prensa puede conocerse que se recuperó de sus heridas en Cuenca:
El comandante Fernández Navarro, en Cuenca
CUENCA 19 (12 m.).—Ha llegado a esta capital, donde permanecerá algunos días, el pundonoroso comandante José Fernández Navarro, que se encuentra herido, afortunadamente ya en convalecencia. Parece que el comandante Fernández Navarro se hará cargo del mando del nuevo batallón de voluntarios que se está formando en Cuenca, lo cual ha producido muy buena impresión en esta capital (La Voz, 19 10 1936)
Pero tuvieron que ser unos días muy duros para José Fernández Navarro. Mientras estuvo convaleciente, su cuñado, el marino Casimiro Carre Chicarro había sido fusilado en Málaga. De igual forma, en agosto un camión de milicianos llegaba a la casa de su hermana Narcisa en Rubielos Altos en búsqueda del fiscal, de Valentín Gamazo. Vejado ante su familia es sacado de la casa en compañía de tres de sus hijos, 21 años el mayor, siendo los cuatro fusilados en un paraje denominado El Cerrajón, no lejos de Rubielos.
A esta Narcisa, como a su bisabuela Narcisa, la viuda del capitán Muruaga, también le darán como remedio una pensión. Triste tradición.
Hay que pensar que bastante maltrecho, física y anímicamente, José Fernández Navarro vuelve al frente de Madrid hacia finales de año. Pero allí todavía le esperará una última y bella sorpresa motivo por el que está en estas líneas: Emma.
Emma Goróstegui Robles
Emma es hermana de Antonio Goróstegui Robles, hijos ambos del militar Antonio Goróstegui de Campuzano y de Pilar Robles Nisarre. Mujer heterodoxa, es muy diferente al resto de las mujeres de su familia. Religiosa y convencional en algunos aspectos, no lo es en absoluto en otros. Han escrito y muy bien sobre Emma quienes bien la conocieron, por lo que yo no debo hacerlo. Por tanto, lo que sigue, es una mera reseña referida a un determinado momento de su vida. El encuentro con José Fernández Navarro.
El principal interés de Emma, en sus años jóvenes, es la equitación, llegando a ser una destacada amazona en los años treinta. Es posible seguir su trayectoria en diferentes medios de prensa que adjunto en apartado anexo. Por otra parte, en 1922 se hace dama de la Cruz Roja, lo que le será más adelante de utilidad:
Nuevas damas de la Cruz Roja. Ayer se celebró en el hospital de San José y Santa Adela el acto de imponer Su Majestad la Reina los brazaletes de enfermeras de la Cruz Roja a las damas que han aprobado el curso breve, recientemente terminado.
La Reina Victoria conversó a su llegada con varios oficiales y soldados heridos, y especialmente con el hijo del gobernador militar de Madrid, general Burguete. Terminada su visita a los heridos, pasaron las Reinas y demás personas al pabellón de María Cristina, donde se celebró el acto de imposición de brazaletes.
La superiora del hospital, sor Isabel Moya, fue llamando a las nuevas damas enfermeras, que recibieron de manos de la Reina la insignia.
Son las nuevas enfermeras las duquesas de Aliaga y Montellano, marquesa de Valdeiglesias … Emma Goróstegui … Una vez terminado el acto, se dirigieron las Reinas a los pabellones de Alfonso XIII y María Teresa, visitando los heridos que allí se hallaban, y abandonando inmediatamente el hospital (La Correspondencia de España, 10 1 1922).
La manzana y Emma
Malversada por ir de boca en boca y por personas que poco la conocen, la historia de la manzana de Emma fue dando vueltas y vueltas hasta llegar al despropósito. La fábula como a mi es referida, cuenta que comenzada la guerra Emma es detenida y llevada ante un pelotón de fusilamiento. Rara, como siempre ha sido, Emma, crecida o ida en el momento de su ejecución, pide al oficial que manda el pelotón que haga el favor de esperar un momento mientras que ella se come una manzana. El oficial aturdido, creyendo estar ante una loca la aparta a un lado.
Y esta escena no se repite una vez sino varias. A la tercera, el oficial se la lleva a su casa sobrecogido. Y de ahí al lecho, y más tarde la deja preñada. A ella que era soltera.
Por disparatada que la historia parezca, otras más peregrinas se contaron según supe después. Que ella intentó saltar las trincheras de Madrid a caballo, camino de Villaviciosa, pero fue sorprendida y forzada. O que ella se enamoró de un oficial republicano y pidió un cura. Y que no lo encontraban por Madrid porque los que quedaban eran muy pocos y estaban muy escondidos. Y que entonces, se negoció y se consiguió que el frente se detuviera por unas horas. Y un cura, temblando de miedo, cruzó las trincheras y los casó. Y luego volvió indemne. Y ya, y solo después de casada, Emma se entregó.
La realidad, contada por el hijo único de los amores de Emma, es bastante más humana y bastante más prosaica. Aunque también, hay que reconocerlo, menos heroica.
Pilar, hermana de Emma, que estaba fuera de Madrid sorprendida por la guerra, le pide a Emma que vaya a su casa en la capital para supervisar el estado de la vivienda. Una vez allí, es sorprendida por la visita de una partida de milicianos que acudían en registro de la casa. Los milicianos miran y revuelven todo deteniéndose alguno en los libros de ingeniería en alemán del marido de Pilar. Emma no se puede reprimir y hace alguna chanza sobre los conocimientos de alemán del miliciano y éste, molesto, la amenaza con llevársela a comisaria. Es entonces cuando Emma, digna ella, dice que bien, que bueno, pero que antes necesita un momento porque quiere comerse un melocotón. Y que esperen. Y, dicho y hecho, coge un melocotón de una mesa y comienza a mordisquearlo.
Sin embargo, marchados los milicianos, Emma queda atemorizada. Y los porteros de la casa le advierten: muchos son los que se van y ya no vuelven más. Así que ella reflexiona, elabora un plan y lo ejecuta de inmediato. Vestida con su uniforme de la cruz roja, talismán que la debe proteger de todo mal, atraviesa Madrid en un tranvía camino del frente, camino del frente donde ella sabe que está José Fernández Navarro, el compañero de su hermano y el héroe de la República. Sin duda, él podrá y sabrá protegerla.
El hijo de Emma ha escrito que ella ya conocía a José desde sus tiempos de cadete de Toledo. Mientras su hermano Antonio estudiaba en la academia, su padre también estaba destinado en Toledo y allí, por consiguiente, vivía toda la familia. Así pues, Emma y José se conocieron, entablaron una cierta amistad y luego se dejaron de ver. Pero ella le siguió la pista, y sabía de él y sabía de sus hazañas y sabía que estaba en el frente de Madrid.
José debió quedarse atónito ante una enfermera de la cruz roja que le pedía ayuda mientras el trataba de reconocer quién estaba dentro de ese uniforme. Pero accedió a la ayuda y la ubicó en un hospital de campaña donde ella se dedicó a cuidar heridos.
En 1937 José es enviado a la costa mediterránea, a Valencia, a buscar ayuda para la sitiada Madrid. Emma le acompaña. Y de acuerdo con un espléndido relato del hijo de Emma es allí donde definitivamente se reencuentran los ya dos maduros amantes.
Poco durará la dicha.
El Fin
José Fernández Navarro abandonó el frente para dirigir una academia de suboficiales según me cuenta su familia por el resto de la guerra. Hacia el final, atemorizado por lo que pudiera ocurrirle, se une a una masa de unas 20.000 ó 30.000 personas, difícil es de saber, que confluyeron hacia el puerto de Alicante en la búsqueda del último barco que pudiera liberarles de una muerte más que segura. La espera es vana y allí se acaba definitivamente la guerra y la esperanza para José y para otros tantos como él. Las escenas en el puerto son aterradoras, sucediéndose los suicidios en apretada cadena por haber llegado muchos al colmo de la desesperación. Pero nadie acude, nadie ayuda.
José como los demás apresados es llevado primero a lo que se llamó el Campo de los Almendros y, más tarde, al tristemente famoso campo de concentración de Albatera. Luego, como casi la totalidad de los jefes y oficiales que quedaron en Alicante, fue fusilado. Existe una referencia de que lo fue en el cementerio del Este de Madrid el 22/12/1942.
Epílogo
La familia de Emma la recogerá y auxiliará tras la guerra. Pero no debió ser fácil para ella volver a su encorsetada vida anterior más ceñida aún por el nuevo régimen de Franco.
Sin embargo, pocos años después le llega una oferta insospechada. Un primo, que creo que es Mariano Robles Romero Robledo, hijo de Leopoldo Robles Nisarre y de Manuela Romero-Robledo, le hace el ofrecimiento de administrar y vivir en una finca que posee en la provincia de Alicante. Y Emma acepta y allí marcha con su hijo. Y ella monta a caballo y recorre la finca y él corre y juega libre como los pájaros. Ambos han quedado liberados, siquiera por un tiempo, del yugo de los convencionalismos y del implícito reproche que continuamente, como una sombra, les acompaña.
Pero, como la vuelta del péndulo, otro giro llega. El hijo de Emma ha de estudiar y no debe seguir viviendo como un gañán en la montaña. Así que las circunstancias y las convenciones empujan y Emma y el hijo de Emma han de volver al redil.
Y así, el hijo de Emma es enviado de la montaña a un internado de huérfanos de militares, ubicado en un pueblo de Galicia y regentado por unas monjas. Y Emma sigue a su hijo alojándose en una humilde pensión y realizando pequeños trabajos que le permitan subsistir. Y así transcurre monótono el tiempo.
Rompen la monotonía los domingos. Ese día los huérfanos, en fila, salen de paseo por las calles. Y es que Emma no puede ver a su hijo porque las monjas, esclavas de su propio reglamento, no conciben que un huérfano tenga madre. Y por eso el domingo es tan importante. El domingo Emma se sienta en una calle y ve pasar a su hijo de la mano de los que forman la larga fila. Y ella tan solo puede aspirar a que sus miradas se crucen y que, después, su hijo le haga un pequeño gesto, un discreto saludo. Entonces ella puede sonreír y marcharse satisfecha para esperar otra semana, para esperar a disfrutar otro fugaz momento de felicidad.
Málaga, Abril 2013
Adenda
Después de terminar de escribir esta reseña, encontré una nueva referencia que confirmaría la conjetura de que Lorenzo Fernández Vázquez fue el padre de José (1889 – 1940), Lorenzo (¿ - 1943), Narcisa (¿ - 1960) y María de las Mercedes Fernández Navarro de los Paños (¿ - 1979), mientras que Lorenzo Fernández Muñoz fue su abuelo.
Se encuentra la cita en una web sobre la denominada División Azul, que reúne diferentes datos sobre el oficial de infantería Jesús María Fernández Navarro de los Paños y Medrano (aprox. 1917, Argentina- 30.5.1998, Alicante), hijo de Lorenzo Fernández Navarro de los Paños y de Amelia Medrano Moreno. Los añado también aquí por encontrarlos de interés, quedando además agradecido a los informantes.
Se dice así en primer lugar que “la familia tenía antepasados alicantinos, incluido uno que había sido diputado por esta circunscripción en la época de Sagasta, aunque también tenían raíces en La Mancha”.
Que el padre, Lorenzo Fernández Navarro de los Paños, “emigró a Argentina, no por necesidades económicas, como solía ser habitual, sino en busca de más amplios horizontes personales. Allí nació Jesús María. Cuando su padre sintió que se acercaba su última hora decidió regresar a su Patria, a la que el joven Jesús María llegó en 1925, con sus 9 años”.
Que en 1931 Jesús María era estudiante universitario en Murcia y afiliado a la Agrupación Escolar Tradicionalista (AET) y que se convirtió en un activista político lo que le llevaría a pisar la cárcel.
Que en julio de 1936, “Jesús María se encontraba en una finca de unos familiares en Rubielos Altos (Cuenca). Los milicianos se presentaron en ella y se llevaron a su tío (Marcelino Valentín Gamazo, fiscal general de la República entre nov. a dic. de 1935) y a sus tres hijos, de los que nunca más se supo: cuatro “paseados”. Él, con 19 años, pudo escapar a esa suerte alegando el estar simplemente de visita. No acabó aquí la tragedia de la familia. Otro de sus tíos (Casimiro del Carre Chicarro), oficial de la Armada, en cuanto se tuvo conocimiento del Alzamiento había marchado a Cartagena para ponerse al frente de su unidad... pero fue fusilado, junto con la práctica totalidad de la
oficialidad del buque (el destructor “José Luis Díez”) el 20 de septiembre de 1936 (Este suceso ocurrió en Málaga en cuya catedral el oficial está enterrado. Sin embargo, en algún lugar como la Causa General se dice que fue fusilado en Cartagena). El joven Jesús María había partido precisamente hacia Cartagena con idea de embarcarse en ese buque de guerra, pero fue detenido al llegar a la ciudad. Haciendo valer el hecho de haber nacido en Argentina escapó a la muerte o la prisión y se le permitió marchar a Alicante, donde un buque alemán iba a evacuar a súbditos extranjeros. Jesús María embarcó en él, pero apenas recaló la nave en Lisboa, desembarcó, marchó hacia la frontera española, penetró en Extremadura y se unió a un Tercio de Requetés … obtuvo –gracias a que ya había cursado 2º de la Carrera de Ciencias Naturales- la posibilidad de presentarse a los cursos de Alférez Provisional, de los que salió debidamente “estampillado”.
Estuvo más tarde en las batallas de Brunete y Teruel, donde fue herido de gravedad, siendo propuesto para la Medalla Militar Individual que, finalmente, no consiguió.
El 18 de julio de 1942 fue admitido en la denominada División Azul y a finales de agosto, estaba ya en Rusia y puesto al frente de una Sección de Morteros dado que tenía estudios universitarios -había realizado dos cursos de Ciencias- que le permitían efectuar los necesarios cálculos de tiro.
Tiempo después, y dada su experiencia y solvencia, pasó a mandar una Sección experimental de morteros “Franco”, arma de mayor calibre pero de excesivo tamaño. Jesús María Fernández Navarro fue repatriado a finales de octubre de 1943, continuando en el ejército. Además de ello, terminó la carrera de Ciencias Naturales. Se retiró como coronel, falleciendo en 1998. Jesús María estuvo casado con Mercedes Álvarez de Miranda y Vicuña (1923 - 2005), hermana de Carmen, María Jesús (¿ - 2000) y del catedrático Ángel Álvarez de Miranda (1915 – 12.6.1957). El matrimonio tuvo varios hijos que son, o han sido, militares de profesión.
Luis Robles Teigeiro. Málaga, 2014.
Adenda
Málaga.—Doña María de la Mercedes Fernández Navarro de los Paños, viuda del Capitán de Fragata D. Casimiro del Carre Chicarro : 13.000,00 pesetas anuales, 3 percibir por la Delegación de Hacienda de Málaga, desde el día 24 de noviembre de 1942.—Reside en Málaga.— Diario Oficial del Ministerio de Marina 9.3.1943