Las Lágrimas de San Lorenzo, también denominadas Perseidas, se trata de una lluvia de estrellas fugaces que se puede ver cada año en torno al 11-12 o 12-13 de agosto. Se denominan así por su proximidad con la festividad de San Lorenzo (el 10 de agosto).
El nombre de las Lágrimas de San Lorenzo está relacionado con la tradición cristiana. Hubo un tiempo en el que el cristianismo era condenado por el Imperio Romano, de modo que el emperador romano Valeriano proclamó un edicto de persecución contra los cristianos, debido al cual san Lorenzo (257 d. C.) fue quemado vivo en una hoguera, concretamente en una parrilla, muy cerca de una zona que en la ciudad de Roma era conocida como Campo de verano. Este cruento suceso, aparte de un espantoso sufrimiento, provocó que Lorenzo vertiera unas lágrimas que, al fuego de la hoguera, lucían doradas.
El 10 de agosto se celebra el día de este santo, lo que coincide con este fenómeno astronómico, de ahí que la relación directa provoque que también sea denominado como Lágrimas de San Lorenzo.
Un último dato más que curioso, al margen de lo de que los romanos asaran a la parrilla a personas, es que nuestro mártir, según las narraciones de San Ambrosio de Milán, mientras estaba siendo quemado en la parrilla, exclamó: “Assum est, inqüit, versa et manduca“, que se traduce como “asado está este lado, dame la vuelta y come”.
Otras leyendas aún más antiguas, de origen griego, hacen referencia también a las Lágrimas de San Lorenzo, pero en este caso a esa lluvia de estrellas se le denomina Perseidas.
Para saber el porgué del nombre, hay que remontarse a la mitología y al nombre original de esta lluvia de estrellas, que hemos mencionado antes, Perseidas.
Si os fijáis, en el firmamento existe una serie de constelaciones, cada una bautizada con el nombre de un personaje griego. La que se relaciona con este fenómeno es, como cabe espera, la constelación de Perseo. Esto se debe a que, en el momento en el que tiene lugar la observación de esta lluvia de estrellas, da la impresión de que estos meteoros provienen de dicha constelación (aunque en realidad esto no sea así en absoluto).
Según la mitología, Perseo es el hijo de Zeus y Danae, la hija única del rey Acrisio. Zeus se enamoró de Danae y para acceder a la habitación de la ninfa (que se encontraba encarcelada en una torre por su padre, quien se negaba a que tuviera descendencia por temor a ser destronado), se metamorfoseó en lluvia dorada y así engendró al semidios, Perseo.
Zeus convirtió a Perseo en constelación, y cada verano lanza una lluvia de destellos dorados para recordar la forma en la que fue engendrado.
Constelación de Perseo: Se ve al hijo de Zeus, con la cabeza de la Medusa.