Si hay un color asociado a la mala suerte, ése es el amarillo. Tanto a lo largo de la historia como a día de hoy, en determinadas disciplinas como en el teatro, el amarillo es un color a evitar. Pero.. ¿por qué?
Tradicionalmente, el color amarillo ha tenido una connotación negativa. Por ejemplo: el cristianismo, por ejemplo, identificaba el amarillo con el azufre de los infiernos, asociándolo con aspectos tan negativos como el orgullo, la falsedad o la traición. En la Edad Media, el amarillo se empleaba para alertar de la existencia de una epidemia (mediante una bandera amarilla), y los herejes y los apestados vestían de ese color (recuerda lo del Sambenito). Es más, a la prensa que deforma los hechos con fines morbosos, se le llama "prensa amarilla"...
Una de las supersticiones más extendidas relacionadas con el color amarillo pertenece al ámbito del teatro. En España, se trata de un color vetado tanto en el decorado como en la vestimenta de los actores. Se supone que esta creencia está relacionada con la muerte de Molière; en febrero de 1673 estrenó el ballet-comedia El enfermo imaginario, y dicen que mientras representaba la obra en un teatro de París (vestido de amarillo), se sintió indispuesto y murió unas horas más tarde en su domicilio, posiblemente a causa de una tuberculosis... Y claro, durante la representación, Molière vestía ropa de color amarillo.
Pero (siempre hay un pero) hay que mencionar ciertos aspectos que nos pueden hacer dudar sobre la verosimilitud de esta historia. Y es que en cada país los actores le tienen superstición a un color diferente: los franceses creen que es el verde el color que trae mala suerte (y tiene su razón: antiguamente para conseguir los pigmentos de ese color verde se debían usar elementos químicos como el óxido de cobre con el que tintaban la ropa y esto hacía enfermar a muchos de los actores que habían vestido una prenda teñida con ello), a los comediantes británicos les trae mala suerte el color azul y en Italia el color del que huyen los actores es el morado.