El universo BDSM es un lugar de competencia de egos, en donde cada Dominante guarda celosamente cada conocimiento que tiene, porque cree que eso le da una ventaja sobre el resto de los Dominantes, ante la escasa cantidad disponible de sumisas que hay en el ambiente. Entonces la función de un Master es la de formar a un Dominante que pasa a ser luego un potencial competidor.
Si contemplamos este cuadro desde una perspectiva puramente darwinista, no habría motivo por el cual un Dominante se tomara el trabajo de ayudar a otro. Entonces, ¿Podemos suponer que todo Dominante que ejerce algún tipo de Magisterio tiene siempre un motivo oculto deshonesto, o es que pueden existir razones nobles que lo impulsen?
Yo descubrí el mundo del BDSM en la sala de sadomasoquismo del ya extinto chat de UOL. Por ese entonces esa sala era una puerta de entrada de muchas personas curiosas que hacían lo que podían con sus inclinaciones y la escasa información que allí se podía encontrar. Era moneda corriente que entraran personas con tendencia sumisa, y al encontrarse con un entorno agresivo, salían huyendo y no regresaban más. Personas que tal vez jamás volverían a animarse a vivir su sumisión de manera sana y constructiva, permanecerían en la represión de mantenerse ocultas en la vida vainilla sin poder desarrollarse, a merced de los vicios y desventuras que esto podría acarrear, porque antes de entrar, desde la antesala, lo que vieron no fueron más que desatinos. En resumen, no sólo una inmensa pérdida para ellas mismas, sino también para los Dominantes que perdieron la oportunidad de posibles relaciones, y para todo el ambiente, ya que se perdió la riqueza con la que lo habrían nutrido.
Ya en aquel entonces yo veía que si se pudiese mejorar un poco la calidad de los Dominantes de esa sala, posiblemente esas personas con tendencia sumisa en lugar de salir corriendo podrían haberse quedado, pero yo mismo en ese momento no contaba con los conocimientos ni los recursos para poder orientar a nadie, de hecho, me hubiera sido útil contar con alguien que me orientara a mí.
Hoy se repite la historia. El lugar de esa sala de UOL hoy lo ocupan los grupos de facebook. Se replican las mismas condiciones, y nuevamente, nos encontramos con principiantes que, muchas veces sin malas intenciones, con bastante ingenuidad, porque creen que las cosas son y tienen que ser de una determinada forma y con una determinada estética, vuelven el ambiente hostil a los curiosos.
Entonces, claramente, una de las razones de mayor peso que mueven a un Dominante a compartir sus modestos saberes y experiencia es mejorar el clima de la comunidad para hacerlo más hospitalario. Dicho así rápidamente puede parecer pretencioso. Uno podría pensar que una persona que pretende dignificar con su sola palabra toda una subcultura no tiene una visión realista ni del trabajo que se propone ni de sus propias capacidades. A ese mesías le falta humildad y criterio. Me refiero a algo un poco más realizable: en vez de salvar el mundo, ayudar al que te toca en suerte. Sobre ese grano de arena he visto mejorar sensiblemente muchos espacios. Es realmente increíble cuánto puede ayudar a cambiar el perfil de una comunidad la buena predisposición y el compromiso de unos pocos.
Así, se empieza por tender una mano a esos chicos perdidos que muchas veces tienen gran potencial. En principio son detalles sobre cómo comportarse en comunidad, pero luego se trata de un camino de autodescubrimiento y aprendizaje más profundo.
Acá aparece una segunda razón para enseñar. Aunque tal vez no sea un propósito inicial o un objetivo motor, es una grata consecuencia de la actividad. Por más que el Master muestra un panorama general, lo hace desde su propia y honesta creencia de lo que es bueno. Esto significa que sus aprendices, los que sigan adelante con ese Master, por regla general, tendrán una ideología y estilo similares. Se genera entonces una comunidad de gente con ideas afines y gustos compatibles. Es decir, en otras palabras, se difunden una escuela de pensamiento y se conforma una pequeña comunidad de gente que se siente cómoda y a gusto, que habla un lenguaje común y que llega a compartir amistad y afectos.
Puedo hablar además de mis razones personales. La que más rápido acude a mí se fundamenta en la piedra basal de todo cuanto se desarrolla dentro del BDSM: El placer. No me refiero al placer físico sino a la experiencia increíblemente disfrutable que significa compartir el tiempo con alguien y proponerse el proyecto conjunto de departir. La dialéctica Maestro/alumno no se vive en este rol en un sentido vertical, como suele suceder con la mayoría de los vínculos en BDSM, sino en un clima de camaradería.
Además, el placer de enseñar no aparece nunca divorciado del placer de aprender, porque siendo Master aprendes mucho. Las preguntas de los novatos te hacen pensar en puntos de vista que de otra forma jamás se te hubieran ocurrido.
A ser Master puede moverte el deseo de ser mejor en el sentido más noble. Si alguna vez sentiste que tenías tanta carrera dentro de esto, que eras tan buen Dominante que ya nadie podía darte un consejo o una sugerencia, es porque jamás escuchaste de verdad las preguntas de los novatos.