El miércoles 21 de abril de 2010 escribí estas líneas: ¿Está libre el BDSM del mal ontológico?
Me gusta leer mucho y sobre temas muy variados, algunas veces relaciono conceptos que a primera vista parecen no tener mucha relación entre sí, como es el BDSM y el mal ontológico, pero ciertos comentarios en varios hilos de este foro terminaron llevándome a hacer esta pregunta.
El mal ontológico o mal metafísico se estudia en metafísica como parte del problema del mal. Aquel viejo planteo de ¿Si Dios es bueno como permite la existencia del mal?
Al dividir el problema se plantea la existencia del mal ontológico, que plantea que algo por existir, existe en forma limitada o no existe.
¿Y esto qué tiene que ver con el BDSM?
En muchos hilos de este foro se plantea que nadie puede decir que determinada práctica, actitud, protocolo, etc., es o no es BDSM, defendiendo la postura de que el BDSM es tan amplio que existe tantas variedades de éste como personas que lo practican.
Podemos aceptar sin ningún problema que el BDSM es muy amplio, esta amplitud es lo que lo hace tan interesante, y que es bastante problemático encontrar sus límites, ya que estos son muy difusos, pero al decir que nadie está habilitado para decir que algo es o no BDSM, estamos dando herramientas para que se diga que cualquier cosa es BDSM.
Con sólo decir que alguien entiende el BDSM en cual o tal sentido es suficiente para decir que es BDSM, con todo lo que esto implica.
Así algo que tiene límites difusos pasa a no tener límites, librándose del mal ontológico, y entrando en el problema de si existe realmente algo que sea BDSM.
No se si leyeron el cuento “La lotería en Babilonia” de Borges, en el cual se termina planteando la existencia de La Compañía como algo tan amplio que no podía ser diferenciada del destino, y por ende teniendo la misma importancia si existía o no.
De este mismo modo si consideramos el BDSM como algo tan amplio que todo puede estar dentro de sus límites, vamos a terminar confundiendo el BDSM con la vida misma, terminando por decir que el ir a la heladería a tomar un helado de vainilla es tan BDSM como cualquier otra práctica, lo cual no sería demasiado problemático, pero terminaríamos por preguntarnos si existe dentro de la vida algo diferente que se distingue, de otras cosas de la vida, y que es el BDSM, o si lo que existe es la vida solamente, y el BDSM no es más que otra forma de La compañía.
El problema viene cuando se plantean como BDSM cuestiones de abuso de poder en base a la clase social o se considera a una sumisa indigna del matrimonio, planteando como base para estas relaciones diferencias de poder de facto, y no consensuado.
A mí me gusta pensar que el BDSM es algo concreto, muy amplio sí, pero que tiene límites y que hay algunas cosas que no entran dentro de la esfera BDSM, prefiero un BDSM con mal ontológico, que pensarlo sin límites y por lo tanto potencialmente inexistente.0