Yo...
Mi nombre es Andres.Profeso el BDSM como una forma de vida, y tengo una visión personal sobre él.
Mi peregrinación por este rico universo me ha dado el privilegio de disfrutar, de acertar, de equivocarme, de conocer gente, de aprender algo, y de seguir preguntando.
Día a día la gente que lo compone, en su extraordinaria diversidad, me sigue maravillando y enriqueciendo. Jamás dejan de despertar mi interés.
En éste humilde espacio virtual, quiero compartir mi filosofía y experiencias con ustedes. Todos estos pequeños trabajos, están a disposición de quien quiera aprovecharlos, y no sólo están libres de ser compartidos, sino que me siento honrado de ello. Simplemente pido quien difunda mis textos que no olvide mencionar mi autoría.
Sería además muy grato si se me informara del destino que tendrán mis palabras, para poder observar las críticas positivas o negativas a que pudieran dar lugar, como una forma de seguir aprendiendo.
Sobre el título de este espacio
Conocer, cuidar, educar... son los tres deberes y obligaciones del Dominante, para ellas invierte el Poder que la sumisa le entrega y que es su mayor tesoro, y en ellas reside además su placer último y sublime.
... Conocer a la sumisa, más aún que ella misma, para darle lo que necesita, y no simplemente lo que quiere.
... Cuidar a la sumisa, aún de ella misma, de su natural tendencia al Tánatos, a la baja autoestima, a no dosificarse y quedar vacía.
... Educar a la sumisa, conducirla a expresarse en plenitud y a explorar su potencial sin dañarse.
Todo lo demás, prácticas físicas y emocionales, íntimas o en comunidad, todos los sufrimientos y todas las delicias que del cultivo del BDSM se desprenden, son simplemente el tránsito hacia el gozo de responder a esos tres llamados que todo Dominante noble experimenta en su interior, y cuyo clímax no se trata de otra cosa que del ver el florecer y el brillar de la esencia y dones de aquella que se le ha entregado, y a quien ha dado la mano para que se descubra y surja.