Imagen de Roberto Pato. 2010
Si hay algún nombre evocador es "Roncesvalles".
Hemos visto hasta ahora tres entradas dedicadas a Roncesvalles: "Canto de Altobiscar: una sorpresa", "Canto de Altabiscar", por V.M. Arbeloa y "Cantar de Roncesvalles", también llamado el Roncesvalles navarro.
Vamos a ver hoy el Roncesvalles de Bernardo del Carpio escrito en 1849 y que forma parte de un libro de poesías, "Ecos nacionales" de Ventura Ruiz Aguilera.
Bernardo del Carpio, héroe del poema, es un personaje mitad leyenda, mitad historia. Fruto de los amores secretos entre el Conde de Saldaña, Sancho Díaz, y la hermana del rey astur Alfonso II, su historicidad, siempre afirmada, fue puesta en duda a partir del siglo XVII. Podéis consultar todos los datos en esa completísima página del enlace anterior, recorriendo las diferentes pestañas.
En cuanto a este precioso poema, titulado "Roncesvalles", de Ventura Ruiz Aguilera (1820-1881), me sorprende la repetición (5 veces) de esa estrofa que dice "...Mala la hubisteis, franceses, en esa de Roncesvalles". Y me recuerda a la repetición en el fraudulento "Canto de Altobiscar" de los versos "Navarzal, cuántos son? cuéntalos bien. Son uno, dos, tres, cuatro...", publicado quince años antes, en 1834.
Pincha para leer mejor
El poema lo he escrito respetando la grafía de la época y al pie de la letra, tal y como aparece en el libro "Ecos nacionales" escaneado por Google. Así que todas las faltas de ortografía que encontréis (que son abundantes), la culpa al maestro armero: Ventura Ruiz de Aguilera o al editor.
Ventura Ruiz Aguilera
- Cuéntame una historia, abuela.
- Siglos ha que, con gran saña,
Por esa negra montaña
Asomó un Emperador.
Era francés, y el vestido
Formaba un hermoso juego;
Capa de color de fuego
Y plumas de azul color.
- ¿Y qué pedía?
- La corona de Leon.
Bernardo, el del Carpio, un dia
Con la gente que traia
"Ven por ella" le gritó...
De entonces suena en los valles
Y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
En esa de Roncesvalles!
- ¿Se acabó la historia, abuela?
- Allí, con fiera arrogancia,
Los Doce Pares de Francia,
Tambien estaban, tambien.
Eran altos como cédros,
Valientes como leones;
Cabalgaban en bridones,
Águilas en el correr.
- Sigue contando.
- Salió el mozo leonés.
Bernardo salió, y luchando
Uno á uno les fué matando,
Y hubiera matado á cien.
De entonces suena en los valles
Y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
En esa de Roncesvalles!
- Me gusta la historia, abuela
- ¡Con qué ejército, Dios mío,
De tan grande poderío
Llegó Carlo-Magno acá!
¡Cuántos soldados!... No tiene
Mas gotas un arroyuelo,
Ni mas estrellas el cielo,
Ni mas arenas la mar.
- Y qué ¿triunfaron?
- Dios no les quiso ayudar.
El alma les arrancaron,
Como espigas se troncharon
Cuando silba el huracán.
De entonces suena en los valles
Y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
En esa de Roncesvalles!
- ¡Qué triste es la historia, abuela!
- Diz que dice un viejo archivo
Que no quedó francés vivo
Despues de la horrenda lid.
Y así debió ser, pues vieron
Al sol de estos horizontes,
Muchos huesos en los montes
Y muchos buitres venir.
-¡Qué gran batalla!
-No fué menor el botin.
Banderas, cotas de malla,
Y riquezas y vitualla
Se recogieron sin fin.
De entonces suena en los valles
Y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
En esa de Roncesvalles!
- ¿Y el Emperador, abuela?
- Huyó sin un hombre luego,
La capa color de fuego
Rota, y sin plumaje azul.
Bernardo, el del Carpio, torna
Á Castilla, tras la guerra,
Y al poner el pié en su tierra
Le aclama la multitud.
- ¡Qué de alegrías!
- En verlas gozáras tú.
Hubo fiestas muchos días,
Tamboriles, chirimías
Y canciones a Jesus.
De entonces suena en los valles
Y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
En esa de Roncesvalles!
Brecha de Roldán en 1960. Imagen del blog de Ángel Lapeña
" 25. Vío un colpe que fizo don Roldáne"
En 1917, en la Revista de Filología Española, IV, Madrid, págs. 105-204, Ramón Menéndez Pidal presenta con el sugestivo título de "Roncesvalles. Un nuevo cantar de gesta española del siglo XIII" el Cantar de Roncesvalles, también llamado el "Roncesvalles navarro".
"Roncesvalles navarro" porque, además de ser encontrado en Pamplona, fue, seguramente, compuesto en Navarra, ya que contiene elementos del romance navarro.
El Cantar de Roncesvalles es, junto al del Mío Cid, el otro testimonio llegado hasta nuestros días de la antigua épica española. De ahí la importancia de este hallazgo.
Lo encontrado es tan sólo un centenar de versos distribuidos en dos folios por ambas caras (recto y vuelto), aunque Menéndez Pidal calcula que en origen rondaría los 5000 versos.
Su originalidad y su independencia con la Chanson de Roland o con otras manifestaciones de la épica francesa es evidente desde el primer verso:
Carlomagno conversa con la cabeza del Arzobispo Turpín "como si fuese bivo". Pero, además, lo más llamativo es que en el Cantar de Roncesvalles Roldán no muere por herida alguna:
45. »Non vos veo colpe nin lançada po que oviésedes male,
46. »por esso non vos creo que muerto sodes, don Roldáne.
Folio 1 recto y vuelto
Como ya hemos dicho, en los primeros versos Carlomagno conversa con la cabeza del arzobispo Turpín. A continuación encuentra el cadáver destrozado de Oliveros y le echa en cara el verlo separado de Roldán, de quien había jurado no separarse jamás.
Encuentra por fin a Roldán muerto, recostado en una roca, a quien agradece la cantidad de amigos que le ha procurado. Es el "Planto" (llanto) de Carlomagno, lugar común en el género. Aquí vemos una de las originalidades del "Cantar de Roncesvalles", cuando el emperador no encuentra en él "ni golpe ni lanzada".
1. raçonóse con ella, como si fuese bivo:
2. «Bueno pora las armas, mejor pora ante Jesuchristo,
3. »consejador de pecadores e dar... tanto ...da...
4. »el cuerpo priso matirio por que le... dino
5. »¨Mas quién aoncseyará este viejo mesquino,
6. »que finca en grant cuita con moros en periglo!»
7. Aquí clamó sus escuderos Carlos el enperante:
8. «Sacat al arçebispo desta mortaldade!
9. »Levémosle a su tierra a Flanderes la ciudade.»
10. El enperador andava catando por la mortaldade;
11. Vido en la plaça Oliveros o yaze
12. el escudo crebantado por medio del braçale;
13. non vyo en ell quanto un dinero sano
14. tornado yaze a orient, como lo puso Roldáne.
15. El buen enperador mandó la cabeça alçare
16. que la linpiasen la cara del polvo e de la sangre.
17. Como si fuese bivo, començólo de preguntare:
18. «Digádesme, don Oliveros, cavallero naturale,
19. « dó dexastes a Roldán? digádesme la verdade.
20. »Quando voz fiz conpanneros diéstesme tal omenaje
21. »por que nunca en vuestra vida no fuésedes partidos máes
22. »Dizímelo, don Oliveros, dó lo iré buscare?
23. »Yo demandava por don Roldán a la priesa tan grande.
24. »Ya mi sobrino, dónt vos iré buscare?»
25. Vío un colpe que fizo don Roldáne:
1.dialogó con ella como si estuviera vivo:
2.»bueno para las armas, mejor para Jesucristo,
3.»consejero de pecadores y dar... tanto ...da..
4.»el cuerpo tomó martirio porque le... dino
5.»¡Mas quién aconsejará a este viejo mezquino
6.»que resiste en gran duelo de los moros con peligro!"
7.Aquí llamó a sus escuderos Carlos el emperador:
8."¡Sacad al arzobispo de esta mortandad!
9.»Llevémoslo a su tierra, a Flandes la ciudad."
10.El emperador andaba buscando por la mortandad;
11.Vio el sitio donde Oliveros yace
12.el escudo reventado por mitad del brazal;
13.no vio sano en él ni lo que una moneda ocupa;
14.yace vuelto a oriente, como lo puso Roldán.
15.El buen emperador ordenó la cabeza alzar
16.Que le limpiasen la cara del polvo y de la sangre.
17.Como si estuviese vivo, comenzóle a preguntar:
18."Decidme, don Oliveros, caballero de linaje,
19.»dónde dejasteis a Roldán? Decidme la verdad.
20.»Cuando os hice compañeros, me hicisteis la promesa
21.de que nunca en vuestra vida os habríais de separar
22.»Decidmelo, don Oliveros, adónde lo iré a buscar?
23.»Preguntaba por don Roldán con gran inquietud.
24.»Sobrino mío, adónde os iré a buscar?"
25.Vio un golpe que hizo don Roldán:
26. «Esto fizo con cueyta con grant dolor que aviáe.»
27. Estonz alçó los ojos, cató cabo adelante,
28. vido a don Roldán acostado a un pilare,
29. como se acostó a la ora de finare
30. El rey quando lo vido, oít lo que faze,
31. arriba alço las manos, por las barbas tirare,
32. por las barbas floridas bermeja salía la sangre;
33. essa ora el buen rey oít lo que diráde,
34. diz: «Muerto es mio sobrino, el buen de don Roldáne!
35. »Aquí veo atal cosa que nunca vi tan grande;
36. »yo era pora morir, e vos pora escapare.
37. »Tanto buen amigo vos me soliádes ganare;
38. »Por vuestra amor arriba muchos me solián amare;
39. »pues vos sodes muerto, sobrino, buscar me an todo male.
40. »asaz veo una cosa que sé que es verdade:
41. »que la vuestra alma bien sé que es en buen logare;
42. »Mas atal viejo mezquino, ¨agora que faráde?
43. »Oi é perdido esfuerço con que solía ganare.
44. »Ai, mi sobrino, non me queredes fablare!
45. »Non vos veo colpe nin lançada po que oviésedes male,
46. »por esso non vos creo que muerto sodes, don Roldáne.
47. »Dexamos vos a çaga donde prisiestes male;
48. »las mesnadas e los pares anbos van alláe
49. »con vos, e amigo por amor de a vos guardare!
50. »Sobrino, ¨por esso non me queredes fablare?
26."Esto lo hizo con rabia, con el gran dolor que tenía."
27.Entonces alzó los ojos, miró hacia delante,
28.vio a don Roldán recostado en una roca,
29.como se recostó a la hora de morir.
30.El rey cuando lo vio, escuchad lo que hace,
31.alzó arriba las manos, para arrancarse las barbas,
32.por las barbas floridas roja salía la sangre;
33.en ese momento oíd lo qué dirá el rey,
34.Dice: "Muerto está mi sobrino, el bueno de don Roldán!
35.»Veo aquí una cosa que nunca vi tan grande;
36.»era yo quien debía morir, y vos salvaros
37.»Tan buenos amigos vos me solíais lograr;
38.»Gracias a vuestro amor muchos me solían amar;
39.»ya que estáis muerto, sobrino, me han de buscar todo mal.
40.»bien claro veo algo que sé que es verdad:
41.»que vuestra alma bien sé que está en buen lugar;
42.»Pero este viejo mezquino, ¿ahora qué hará?
43.He perdido hoy la fuerza con la que solía ganar.
44.»Ay, sobrino mío, ¡no me queréis hablar!
45.»No os veo golpe ni lanzada por los que tuvieseis mal,
46.»por eso no os creo que estéis muerto, don Roldán.
47.»Os dejamos en retaguardia donde sufristeis el mal;
48.Las mesnadas (tropas) y los (12) pares ambos van (iban) allá
49.Con vos ¡ay, amigo! a protegeros con afán!
50.Sobrino, por eso no me queréis hablar?
Folio 2 recto y vuelto
En este segundo folio le cuenta Carlomagno a Roldán todas sus hazañas juveniles para conseguir gloria y pasa a la primera persona del plural para relatar las conquistas comunes.
Y también la imposibilidad de conquistar Zaragoza, donde resultó herido.
Es tan grande el dolor del emperador ante su sobrino muerto, que cae desvanecido.
Abruptamente, pasa el Cantar a relatar el llanto del duque Aymon ante el cadáver de su hijo Rinaldo para, enseguida, tras sacar al hijo de entre tanta mortandad, atender al emperador desmayado.
51. »Pues vos sodes muerto, Françia poco vale.
52. »Mio sobrino, ante que finásedes era yo pora morir máes.
53. »Atal viejo meçquino, qui lo conseyerade?
54. »Quando fui mançebo de la primera edade,
55. »quis andar ganar preçio de Francia, de mi tierra natural[e];
56. »fuime a Toledo a servir al rey Galafre
57. »que ganase a Durandarte large;
58. »ganéla de moros quando maté a Braymante,
59. »dila a vos, sobrino, con tal omenage
60. »que con vuestras manos non la diésedes a nadi;
61. »saquéla de moros, vos tornástela alláe.
62. »Dios vos perdone, que non podieste máes!
63. »Con vuestra rencura el coraçón me quiere crebare.
64. »Salíme de Françia a tierra estranna morare
65. »por conquerir proveza e demandar linaje;
66. »acabé a Galiana, a la muger leale.
67. »Naçiestes, mi sobrino; a diezesiete annos de edade,
68. »fizvos cavallero a un preçio tan grande.
69. »Metím al camino, pasé ata la mare,
70. pasé Jerusalem, fasta la fuent Jordane;
71. »corriémos las tierras della e della parte.
72. »Con vos conquís Turquía e Roma a priessa dava.
73. »Con vuestro esfuerço arriba entramos en Espanna,
74. »matastes los moros e las tierras ganávas,
75. »adobé los caminos del apostol Santiague;
51.Ya que vos estáis muerto, Francia poco vale.
52.»Sobrino mío, antes de que murieseis, yo tenía que haber muerto ya.
53.»A este viejo mezquino, ¿quién lo aconsejará?
54.»Cuando fui mozo en la primera edad,
55.»quise ir a ganarme el aprecio de Francia, de mi tierra original;
56.»me fui a Toledo a servir al rey Galafre
57.»el que venciese a la gran Durandarte;
58.»la logré de los moros cuando maté a Braymante,
59.»os la di a vos, sobrino, con la promesa
60.»de que con vuestras manos no se la dieseis a nadie;
61.»la conseguí de los moros, vos se la devolvisteis.
62.»Dios os perdone, que no pudisteis más!
63.»Con vuestro amargor el corazón me quiere reventar.
64.»Salí de Francia a vivir en tierra extraña
65.»por lograr proezas y exigir linaje;
66.» conseguí a Galiana, la mujer fiel.
67.»Nacisteis, sobrino mío; hace 17 años
68.»os hice caballero del rango mayor.
69.»Me puse en camino, crucé el mar,
70.pasé Jerusalén, hasta las fuentes del Jordán;
71.»recorrimos tierras de una a otra parte.
72.»Con vos conquisté Turquía e iba rápido a Roma.
73»Con vuestro gran apoyo entramos en España,
74.mataste a los moros y las tierras conquistabas
75.»preparé los caminos del apostol Santiago;
76. »non conquís a çaragoça, ont me ferió tal lançada.
77. »Con tal duelo estó, sobrino, agora non fués bivo!
78. »Agora plogués al Criador, a mi sennor Jesuchristo,
79. »que finase en este logar, que me levase contigo
80. »D'aquestos muertos que aquí tengo conmigo (no aparece en el original)
80bis. »dizir me ias las nuevas, cada uno como fizo.»
81. El rey quando esto dixo, cayó esmortecido.
82. Dexemos al rey Karlos fablemos de ale,
83. digamos del duc Aymón, patre de don Rinalte.
84. Vido yazer su fijo entre las mortaldades;
85. despennós del cavallo, tan grant duelo que faze,
86. alçóli la cabeça, odredes lo que diráde:
87. «Fijo, vuestras mannas, ¨qui las podriá contare?
88. »que cuerpo tan caboso omen non vió otro tale.
89. »Vos fuérades pora bivir, e yo pora morir máes!
90. »Mas atal viejo mezquino siempre avrá male.
91. »Por qué más me conuerto por que perdoneste a Roldáne.
92. »Finastes sobre moros, vuestra alma es en buen logare!
93. »¨Quí levará los mandados a vuestra madre a las tierras de Moltalbane?»
94. El duc faziendo su duelo muyt grande,
95. veniáli el mandado que yaziá esmortecido el emperante.
96. Mandó sacar el fijo de entre las mortaldades.
97. Veniá el duc Aymón, e ese duc de Bretanna
98. E el caballero Belart, el fi de Terrín d'Ardanna;
99. vidieron al rey esmortecido do estava,
100. prenden agua fría, al rei con ella davan.
76.»no conquisté Zaragoza, donde me hirió esta lanzada.
77.»¡Con gran duelo estoy, sobrino, de que ahora no estéis vivo!
78.»Ahora quisiera el Creador, mi señor Jesucristo,
79»que muriese en este lugar, que me llevase contigo
80.»De estos muertos que aquí tengo conmigo
80bis.»has de darme las noticias, cada uno cómo hizo."
81.El rey, cuando esto dijo, cayó desvanecido.
82.Pero dejemos al rey Carlos, hablemos de otra cosa,
83.hablemos del duque Aymón, padre de don Rinaldo
84.Vio muerto a su hijo en medio de la mortandad;
85.derrumbose del caballo, tanta pena le da,
86.le levantó la cabeza, oiréis lo que dirá:
87."Hijo, vuestras destrezas, ¿quién las podría contar?
88.»qué cuerpo tan bien acabado, nadie vio algo igual
89.»Estabais hecho para vivir, y yo en cambio para morir ya!
90.»Pero este viejo mezquino siempre tendrá mal.
91.»Por lo qué más me conmuevo es porque perdonaste a Roldán.
92.»Moriste frente a los moros, vuestra alma está en buen lugar!
93.»¿Quién llevará las noticias a vuestra madre, a las tierras de Montalbán?"
94.El duque haciendo su duelo muy grande,
95.Llegábale el recado de que yacía desvanecido el emperador.
96.Ordenó sacar al hijo de entre la mortandad.
97.Llegaba el duque Aymón, ese duque de Bretaña
98.Y el caballero Belart, el hijo de Terrín d'Ardanna;
99.vieron al rey donde desvanecido estaba,
100.toman agua fría, al rey con ella daban
Roldán yace moribundo. Batalla de Roncesvalles
Cuando, el 25 de mayo publiqué la entrada sobre el Canto de Altobiscar, a más de uno (yo incluido), le extrañó que V. M. Arbeloa no entrara al trapo de un tema tan nuestro y con tanta repercusión en la literatura vasca. Fue un espejismo. No pasaron 10 días cuando me llego un correo suyo disculpándose (¿de qué?) por el retraso y adjuntando este trabajo que hoy podéis leer y que publicó “hace años”.
Lo escrito por Arbeloa corrobora lo que se dice en la entrada del 25 de mayo, pero añade muchos más datos y hace referencias a autores y poemas que me van a dar pie a hacer una nueva entrada sobre un tema familiar: “El Roncesvalles navarro”, versión fragmentaria (100 versos) de la Chanson de Roland, escrita, según VMA, en romance navarro.
Quiero agradecer de todo corazón esta generosa y profunda aportación de Victor Manuel:
EL CANTO DE ALTABISCAR
Después de recitarnos los textos históricos más significativos sobre la rota de Roncesvalles, tuvo aún tiempo Javier, mientras bajábamos desde Lepoeder por la antigua calzada romana y camino de Santiago, para entonar otro canto épico, que no tenía nada que ver ni con la Chanson de Roland ni con el romancero español.
No era tampoco, como alguien pudiera imaginar, El Roncesvalles navarro [si este enlace no funciona bien, no preocuparse, que sobre él irá la próxima entrada], aquel cantar de cien versos, compuesto en romance navarro durante el siglo XIII y encontrado en Pamplona, en el que vemos a Carlomán, esmorecido, lamentarse ante los cadáveres de tres de sus pares:
Vido a don Roldán acostado a un pilare,
como se acostó a la hora de finare...
No. Nuestro juglar andariego comenzó a decir los primeros versos con mucho pecho, sorprendiendo una vez más al sosegado Antonio y hasta a los sudorosos peregrinos franceses que acababan de pasar:
Oiu bat aditua izan da
Euskaldunen mendien artetic...
(En medio de los montes Euskaldunes
se eleva un grito, nuncio de borrascas...)
La versión castellana que cito es la del poeta navarro Hermilio Olóriz –que así firmaba por entonces-, en el primer número de la Revista Euskara (1878), la revista de la Asociación Euskara de Navarra, de la que era secretario. Olóriz, entonces un joven poeta romántico y patriota, hace una versión literaria del Cantar, en romance real irregular, después de haber conocido las versiones de Pablo Ilarregui y de Obdulio de Perea.
Olóriz llama al Altabiskarco Cantua, que él traduce por “Canto de Altobiscar o Aztobiscar” (sólo este segundo nombre es correcto, como sabe el lector) grito de independencia en el que se siente palpitar el noble e indomable espíritu de la raza euskara, ese himno sagrado de nuestras montañas, sencillo y grandioso como las más sublimes concepciones homéricas... Ni que decir tiene que el poeta pamplonés cree ciegamente -en contra lo que puedan decir críticos como Jean François Bladé, quien en 1869 denunció la impostura- en la originalidad del poema al que sitúa nada menos que en el siglo VIII, citando en su favor a Mr. De Monglare (¿Monglave?), J. Agustín Chao, Modesto Lafuente, Gómez Avellaneda y Julio Nombela. No se queda ahí el ingenuo de Olóriz sino que, con argumentos peregrinos, que hoy nos hacen sonreír, asevera que el supuesto poema euskaro, escrito en una lengua filosófica, en una lengua cuya cuantidad poética es infinita, es un romance octosílabo, que es nada menos que el origen del romance castellano.
Nuestro bardo andarín comienza a recitar el Cantar nada más comenzar a descender desde Haritzmakur. El fiero dueño del caserío ha oído un grito en su puerta, que ha despertado hasta a su perro. Algo más que un grito, un clamor se oye luego en el collado de Ibañeta. Pasan miles de soldados, esos hombres del Norte, que han venido a turbar con un zarzal de lanzas el reposo de las montañas que Dios alzó para que los hombres no las atravesasen. Ya las rocas que arrancan los vascones comienzan a caer sobre la tropa enemiga. Oh, cuántos huesos quebrados, qué mar de sangre:
Escapa! Escapa! indar eta zaldi dituzuenac.
Escapa hadi, Karlomanoerregue, hire luma beltzekin eta hire capa gorriarekin;
Hire iloba maitea, Errolan zangarra, hantchec ila dago.
(... Los de Francia/ que aún tenéis un corcel y aún tenéis fuerzas / huid, huid, de la feroz batalla. / Y tú, Rey Carlo-Magno, con el yelmo / de plumas negras y la roja capa / huye porque Roldán ya en tierra cae / como los robles al golpear el hacha).
Ferragut (izda, lanza rota) cae ante Roldán. Capitel del palacio de los reyes de Estella
Jon Juaristi afirma que la tradición oral vasca no conserva memoria alguna de la batalla de Roncesvalles. En Navarra no fue así. Baste recordar el mencionado cantar de gesta navarro sobre Roncesvalles, bien estudiado por el profesor González Ollé, quien recuerda otras pruebas de tradición oral: el capitel del palacio de los reyes de Estella, con el combate de Roldán y Ferragut, y la Nota emilianense, escrita en un mal latín en el monasterio de San Millán, segunda mitad del siglo XI, y resumen rápido de la batalla en la versión francesa rolandiana.
Pues, si no había tradición vasca, había que inventarla. El año 1834 el socarrón estudiante bayonés en París, Francisque-Eugène Garay de Monglave, que desconocía el vascuence, compuso un poema sobre la “batalla” de Roncesvalles, para cantarlos con sus compañeros vasco-franceses de la Escuela Politécnica. Según Bladé, se inspiró en los cantos osiánicos (del legendario bardo escocés Ossián, siglo III), traducidos y adaptados por el poeta también escocés James Mcpherson (1736-1796), y muy populares en toda Europa. Uno de los compañeros de Garay, Louis Duhalde d´Espelette, que tampoco dominaba la lengua de su niñez, tradujo de mala manera a su dialecto bajo-navarro el poema, con el título Altabiskarco Cantua, y así se publicó el mismo año en el Journal de l´Institut Historique, del que Garay era secretario
Como otros autores hacían por ese tiempo (Otaegui, Michel, Chao) para envejecer sus inventos hasta los tiempos del señor de Oñaz, de Sancho Abarca, o del mismísimo Aníbal, Garay inventó la trapisonda de haber visto una copia en pergamino del Cantar en casa del ministro revolucionario de justicia, sustituto de Danton, el vasco-francés Dominique Joseph Garat (1749-1833), después senador y conde del Imperio. Éste a su vez lo habría recibido del general Latour d´Auvergne, el célebre primer granadero de Francia, a quien lo habría entregado, el año 1794 en San Sebastián, el superior de un convento de Fuenterrabía.
Para cuando el clérigo anglicano y erudito vascófilo Wentworth Webster identificó definitivamente, en 1883 la patraña, muchos autores habían dado el texto por auténtico, y a los citados podríamos añadir Amador de los Ríos, Fauriel, Michel, y el mismo Manterola. El maestro Menéndez y Pelayo se asombraba de que esta mediana fabricación osiánica hubiera tenido un éxito verdaderamente increíble y escandaloso.
Navarro Villoslada, que declara no querer entrar a discutir la antigüedad del texto, y haciéndose perdonar el anacronismo, pone en boca de la loca Petronila, capítulo IV del segundo libro de Amaya, una traducción libre del Cantua, en forma de un ágil romance, que no debía de conocer Olóriz cuando escribió el suyo. Esta vez la lucha es entre godos y vascones. Con este escalofriante final:
A cebarse en carne goda / vendrán de noche las águilas
y blancos siempre los huesos / quedarán de la batalla.
Paradójica placa que todavía permite el Ayuntamiento de Ansoáin
También Arturo Campión [leed el enlace] se inspira en el poema de Garay para su poemita en prosa, Orreaga [este enlace te invita a dercargarte, sin miedo, todas las versiones del poema] que incluye, entrecomillado, uno de los versos de aquél.
Hasta Sabino Arana Goiri, en Bizkaya por su independencia, da una versión libre de dos fragmentos del Canto de Altabiscar.
Ya cerca del fin de nuestra caminata, Javier, que ya se sabía la historia del embuste literario, declama con voz velada el cuadro desolador tras la matanza de los francos:
Gabaz arranoac joain dira haraguipusca lehertu horien jatera
Eta hezur oriec oro churituco dira eternitatean”
Y en la traducción romanceada de Olóriz:
… De la invasión armada
los huesos blanquearán eternamente
y allá en la noche las voraces águilas
vendrán al son de los profundos vientos
a comer de sus carnes machacadas!
Recuerdos de adolescencia
Tendría 13 ó 14 años cuando en algún libro de texto de Geografía e Historia de Navarra (creo que bien podría ser el de Julio Gúrpide Beope, pag. 94) me topé con un tremendo poema: "Canto de Altobiscar". Me impresionó tanto que, a partir de entonces, el fiero Etcheco Jauna, Ibañeta, Roldán, los buitres comiendo la carne machacada de los soldados de Carlomagno... empezaron a formar parte de la mitología de mi adolescencia.
Por esa misma época pasábamos alguna semana de verano en Roncesvalles y, recorriendo aquellos parajes, me afanaba por encontrar el posible lugar de la batalla, algún resto de aquella carnicería, una punta de saeta oxidada entre la hojarasca, el eco de un irrintzi... En vano.
Pero hoy he tenido, al menos, la suerte de volver a encontrar ese viejo poema. Era así:
En medio de los montes de Vasconia
se eleva un grito, nuncio de borrascas,
y de su puerta en el dintel erguido:
Quién vá? pregunta el fiero Etcheco-Jauna.
Intranquilo su perro se despierta,
álzase al punto, husmea, ronco ladra
y su estruendosa voz en Altobiscar
con cien lúgubres ecos se agiganta.
Yá bélico rumor oye Ibañeta,
que entre las rocas iracundo avanza
y de derecha á izquierda se aproxima;
mas tambien en las cumbres elevadas,
guerreros cuernos á la muerte evocan,
y afila el montañés tajantes hachas.
Vienen! Vienen!... cual nubes de tormenta
brillan relampagueando sus corazas,
y ¡qué de enseñas de colores flotan
entre el inmenso bosque de sus lanzas!
Navarzal, cuántos son? cuéntalos bien.
—Son uno, dos, tres, cuatro;
cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez;
son.., ¡cielos! once, doce,
trece, catorce, quince, diez y seis;
diez y siete, diez y ocho, diez y nueve;
veinte.., ¡y miles y miles aún se ven!
—Unamos, pues, los brazos, y arrancando
esas enormes rocas de sus basas,
caigan sobre sus míseras cabezas,
que al precipicio rueden aplastadas.
Hijos del Septentrion, á qué vinisteis?
Á qué el reposo herir de las montañas?
¡Dios las alzó para que nunca el hombre
con menguados intentos las franqueara!
Mas las rocas oscilan, se derrumban;
haces enteros al abismo arrastran,
ya todo es confusion! !Qué mar de sangre!
¡Qué de huesos molidos! Los de Francia
que aun tenéis un corcel y aún tenéis fuerzas,
huid, huid, de la feroz batalla.
Y tú, Rey Carlo-Magno, con el yelmo
de plumas negras y la roja capa,
huye, porque Roldán yá en tierra cae,
como los robles al golpear del hacha!
Huyen ... Huyen! ... ¿Qué fué de sus banderas?
¿qué, del inmenso bosque de sus lanzas?
Con su traidora sangre enrojecidas,
yá tampoco relumbran sus corazas.
Navarzal, cuéntalos, ¿cuántos anhelan
burlar, huyendo, nuestra ardiente saña?
Son veinte, diez y nueve,
diez y ocho, diez y siete, diez y seis,
quince, catorce, trece,
doce, once, diez, nueve, ocho, siete, seis;
cinco, cuatro, tres, dos, uno. ¡Ni uno!
Todos yacen sin vida á nuestros piés.
Todo acabó! Con tu bravío perro
ya puedes ir en paz, Etcheco-Jauna,
á abrazar á tu esposa y á tus hijos,
á limpiar tus saetas, á encerrarlas
en el guerrero cuerno y, sosegado,
dormir sobre él.¡De la invasion armada
los huesos blanquearán eternamente;
y allá en la noche, las voraces águilas,
vendrán, al son de los profundos vientos,
á comer de sus carnes machacadas!
Nota: he preferido la expresión "montes de Vasconia" al original de Hermilio Olóriz "montes euskaldunas"; "haces enteros" frente al original "haces enteras", hoy en desuso en femenino; y el muy navarro "navarzal" frente a "mancebo".
Publicación del Canto de Altobiscar
En aquellos años no me planteaba cuándo fue creado el poema. Daba por supuesto que sería de la misma época de la batalla.
Ahora, casi medio siglo después, sí que me lo he planteado y la sorpresa ha sido mayúscula.
El poema original en euskera ("Altabiçaren Cantua") y traducido al francés (Le Chant d'Altabiçar") se publicó en 1834 en el "Journal de l'Institut historique". Garay de Monglave, fundador de dicho periódico, lo presentó como un cantar de gesta contemporáneo a la batalla de Roncesvalles. Procedía -según Garay- del pergamino que con sus propios ojos vio en casa del conde de Garat, al que, a su vez, se lo había proporcionado Latour d'Auvergne, quien lo había recibido en 1794 de manos del superior de un convento de San Sebastián.
Se trataba, pues, de la alternativa vascona al Cantar de Roldán.
El revuelo que causó la publicación del poema fue muy grande y mucha gente, aunque con alguna duda, creyó en su autenticidad. ¡Era tan hermoso! El aire general de antigüedad, el ladrido del perro retumbando en Ibañeta, la doble numeración de los guerreros... La belleza del poema y los deseos, especialmente por parte de los vascófilos y luego del nacionalismo, de que fuera auténtico superaban con creces a las posibles dudas del espiritu crítico.
Uno de los más furibundos defensores de su autenticidad fue precisamente Hermilio Olóriz quien hizo la traducción al castellano que acabáis de leer para la Revista Euskara (1878-83):
"Por fortuna, los hombres de ciencia más eminentes, han reconocido su autenticidad, su magestuoso sabor antiguo, su indisputable mérito. Alguno, como Mr. Bladé, ha negado su antigüedad y se ha esforzado en probar, con argumentos poco sólidos y sutilezas, que dicha composicion es apócrifa y data solamente de fines del siglo pasado; pero las razones que aduce este escritor son de tan poco peso, tan sistemático se muestra al combatir los cantos heróicos de los vascongados, y en tales errores incurre al hacer ciertas comparaciones que su trabajo, apreciable por otra parte, carece en esta de importancia...."
La gran mentira
Pero a finales de 1883, Wentworth Webster descubrió una de las más grandes patrañas literarias. Obtuvo declaraciones de gran transcendencia y escribió una notable carta a don José Manterola (quien en 1880 había fundado la revista cultural Euskal-Erria) incluyendo la declaración de Mr. Duwisin, testificada por otra autoridad no menos respetable, la del ilustre vascófilo Mr. D'Abbadie, de las que se desprende que el original del Canto de Altobiscar había sido compuesto en francés por el bayonés Garay de Monglave, que no sabía vascuence, en París, donde residía como estudiante. Lo compuso para cantarlo en las reuniones de estudiantes vascos. Uno de los compañeros, Louis Duhalde d'Espelette lo tradujo al vasco, en verso libre. Webster publicó su sensacional descubrimiento en el Boletín de la Real Academia de la Historia del año 1883.
No es, pues, de extrañar que el Dictionnaire de Contemporains de Vapereau califique a Garay de Monglave de "expert en pamphlets et quelque peu filibustier".
Yo, por mi parte, simplemente os muestro su etimología de "euskaldunak" (escualdunac, en la grafía de aquella época y en el país vasco-francés) en la misma presentación del Canto de Altobiscar:
Tras el desenmascaramiento
A pesar de que el Canto de Altobiscar es el poema más apreciado y estudiado de la literatura vasca, tras la denuncia de Wentworth Webster, no he obtenido (quizás los haya) ningún dato de nadie que haya rectificado, que haya reconocido su error, no tanto por haber apoyado la autenticidad del poema, sino por haber creído que ponerla en duda era un ataque al pueblo vasco. Ni Arturo Campión (autor de Orreaga), ni Hermilio Olóriz... Da la impresión de que ha habido un pacto de silencio entre "vascófilos" sobre esta tremenda metedura de pata.
Sí he encontrado una carta de Carmelo Echegaray a Marcelino Menéndez Pelayo enviada desde Guernica el 15.04.1904:
"Un Diputado portugués, Pereira de Lima ha publicado recientemente un libro acerca de iberos y vascos. No lo he visto todavía, pero sé que no va muy de acuerdo con la crítica en ciertos puntos: por ejemplo, aún cree en la antigüedad del Canto de Altobiscar, cuyo origen está puesto bien en claro por un artículo de Webster en el Boletín de la Real Academia de la Historia."
O este párrafo del mismo Unamuno en "La sangre de Aitor" donde se hace eco del poema:
"Vio luego al echeco-jauna de Altobiscar asomarse en la puerta de su caserío, y oyó ladrar a su perro.Vio venir las huestes de Carloman; vio a los euskaldunas aguzar sus azconas en la peña; les oyó contar los enemigos, cuyas lanzas refulgían; vio rodar los peñascos de Altobiscar e Ibañeta; oyó la trompa de Roldan, moribundo, y vio escapar a Carloman, con su capa roja y su pluma negra."
También me ha asombrado lo que dice el ABC de 18.06.1936 haciendo una valoración del libro de Javier Ibarra, "Historia de Roncesvalles":
"Muchos nombres de lugares españoles tienen resonancia en el alma nacional, pero Roncesvalles quizá sea el más conmovedor. Dos mil años de historia patria recoge la síntesis de esa palabra: "Roncesvalles"; capítulos de independencia bravía y de gesta heroica. Allí donde se cantó el Canto de Aztobiscar que podría ser el himno nacional de España. Allí donde murió Roldán mirando el horizonte de Francia..."
No me imagino a los chicos de la Roja recitando eso de "Navarzal, cuántos son? cuéntalos bien..."
No he conseguido el libro de Gúrpide, pero no recuerdo (perdón si me equivoco. Han pasado casi 50 años) que dijera nada de la falsedad del Canto de Altobiscar.
En 1981 Benito Lertxundi pone música a la letra en vasco del poema en Altabizkarko Kantua.
Quiero destacar las páginas de Auñamendi Entziklopedia que, cada vez que las he consultado sobre este tema, han dicho verdad.
Finalmente quiero señalar que, a pesar de todo, el "Canto de Altobiscar" ha sido considerado siempre como el primero y el más importante de los cantos vascos.
Documentación
Pongo a vuestra disposición los dos poemas originales escaneados del "Journal de l'Institut historique" de Garay de Monglave. Como son imágenes, podéis descargároslas (ya sabéis, botón derecho del ratón y "guardar imagen como..."). Luego podéis verlas en todo su esplendor e imprimirlas, si así lo deseáis. Se leen muy bien.