Madrid

Madrid

Madrid es un municipio y una ciudad de España. La localidad, con categoría histórica de villa,​ es la capital del Estado​ y de la Comunidad de Madrid. Dentro del término municipal de Madrid, el más poblado de España, viven 3 266 126 personas empadronadas, según el INE de 2019. El área metropolitana asociada tiene una población de 6 507 184 habitantes,​ por lo que es la segunda de la Unión Europea, según la fuente, tras la de París, y en algunas fuentes detrás también de la Región del Ruhr, así como la segunda ciudad más poblada de la Unión Europea, solo por detrás de Berlín.

La ciudad cuenta con un PIB nominal de 230 018 millones de euros y un PIB per cápita nominal de 34 916 (40.720 US$),siendo la 1.ª área metropolitana española en actividad económica; y la décima de Europa tras Londres, París, Rin-Ruhr, Ámsterdam, Milán, Bruselas, Moscú, Fráncfort del Meno y Múnich. Madrid es también la ciudad española con más pernoctaciones hoteleras.

En calidad de capital de España, Madrid alberga las sedes del Gobierno de España y sus Ministerios, de las Cortes Generales (Congreso y Senado), del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional, así como la residencia oficial de los reyes de España y del presidente del Gobierno. En el plano económico, es la cuarta ciudad más rica de Europa, tras Londres, París y Moscú.​ Para 2009, el 50,1 % de los ingresos de las 5000 principales empresas españolas son generados por sociedades con sede social en Madrid, que suponen un 31,8 % de ellas.​ Es sede del 4.ª mayor mercado de valores de Europa,​ y 2.ª en el ámbito iberoamericano (Latibex) y de varias de las más grandes corporaciones del mundo.​ Es la 8.ª ciudad del mundo con mayor presencia de multinacionales, tras Pekín y Milán y por delante de Dubái, París y Nueva York.

En el plano internacional acoge la sede central de la Organización Mundial del Turismo (OMT), perteneciente a la ONU, la sede de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (OICV), la sede de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), la sede de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), la Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica (OIJ), y la sede de Public Interest Oversight Board (PIOB).​ También alberga las principales instituciones internacionales reguladoras y difusoras del idioma español: la Comisión Permanente de la Asociación de Academias de la Lengua Española,​ y sedes centrales de la Real Academia Española (RAE), del Instituto Cervantes y de la Fundación del Español Urgente (Fundéu). Madrid organiza ferias como FITUR, Madrid Fusión, ARCO, SIMO TCI, el Salón del Automóvil y la Cibeles Madrid Fashion Week.

Es un influyente centro cultural y cuenta con museos de referencia internacional, entre los que destacan el Museo del Prado, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Thyssen-Bornemisza y CaixaForum Madrid, que ocupan, respectivamente, el 12º, 18º, 67º y 80º puesto entre los museos más visitados del mundo.​

Los orígenes de la ciudad son objeto de revisión histórica tras recientes hallazgos de enterramientos visigodos así como de restos que se remontan a los carpetanos o periodo prerromano. Las excavaciones arqueológicas también arrojan restos que se atribuyen al Madrid romano. Estos hallazgos de época visigoda han venido a confirmar que el posterior asentamiento fortificado musulmán de Maǧrīţ (del siglo ix) se había asentado sobre un vicus visigodo del siglo VII llamado Matrice o matriz (arroyo). No sería hasta el siglo xi cuando Madrid fue incorporada a la Corona de Castilla, tras su conquista por Alfonso VI de León en 1083. Fue designada como sede de la Corte por el rey Felipe II en 1561, convirtiéndose en la primera capital permanente de la monarquía española. La ciudad ha mantenido la capitalidad del país desde entonces, salvo por breves intervalos de tiempo.

Ubicación de Madrid en España.

Apodo:La Capital,​ la Villa,​ la Villa y Corte,​ los Madriles.

Lema:«Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son. Esta es mi insignia y blasón»

Madrid

40°25′08″N 3°41′31″O (mapa)

657​ msnm

(mín.:543​, máx.:846​)

604,45 km²

Siglo IX

3 266 126 hab. (2019)

5265,91 hab./km²

madrileño, -a

matritense

gato, -a

28001-28080

(+34) 91

José Luis Martínez-Almeida (PP)

4.761.578.658 €​ (año 2018)

San Isidro

Virgen de la Almudena

www.madrid.es

Toponimia

El primer nombre documentado es el que tuvo en época andalusí, مجريط Maǧrīţ (AFI [maʤriːtˁ]), que dio en castellano antiguo Magerit [maʤeˈɾit]), sobre cuyo origen se han formulado a lo largo de la historia multitud de hipótesis.

La teoría más extendida hasta tiempos recientes era la del arabista Jaime Oliver Asín, quien afirmó en 1959 que Maŷriţ o Maǧrīţ (ŷ y ǧ son dos formas de representar el mismo sonido), deriva de maǧra, que significa «cauce» o lecho de un río, a la que se añadió el sufijo romance -it, del latín -etum que indica abundancia (los híbridos árabe-romance fueron frecuentes en al-Ándalus). En un primer momento, Oliver Asín afirmó sin embargo que el nombre actual de Madrid no procede de Maǧrīţ sino del romance mozárabe, Matrice, pronunciado Matrich con el significado de «matriz» o «fuente». Los dos topónimos, árabe y romance, según la hipótesis inicial de Oliver, coexistieron en el tiempo y eran utilizados por sendas poblaciones, musulmana y cristiana, que vivían respectivamente en los actuales cerros de la Almudena y las Vistillas, separados por un arroyo que discurría por la actual calle de Segovia, que es el que origina ambos nombres. Oliver fue más allá, afirmando que de estas dos poblaciones procede la denominación popular «los madriles», en plural, que se le da a la ciudad. Sin embargo, poco después Oliver se desdijo de esta teoría del nombre doble y afirmó simplemente que el nombre de Madrid procede del árabe Maǧrīţ.

El lingüista Joan Coromines propuso en 1960 una teoría alternativa, apuntando que Maǧrīţ no es en realidad más que la arabización fonética de Matrich, con metátesis de ǧ y ţ y no tiene por qué relacionarse con la palabra árabe maǧra, posibilidad que ya apuntó Oliver Asín pero que descartó por razones no exclusivamente lingüísticas. Esta teoría la desarrolló más adelante el arabista y lingüista Federico Corriente Córdoba y es la más extendida en la actualidad.

Elementos identitarios

Capitalidad

Capitalidad de Madrid

La capitalidad, con sus efectos espaciales, funcionales y fisonómicos, constituye el factor de diferenciación de Madrid con respecto al resto de ciudades españolas. La capitalidad favoreció el aumento demográfico y la prosperidad económica y cultural de la villa. A pesar de que desde 1561 el establecimiento permanente de la Corte en Madrid otorgara a la Villa la condición de capital (de la Monarquía Católica y del Imperio español entonces), el reconocimiento jurídico de la función de capitalidad hubiese de esperar más tiempo. En concreto, no fue hasta 1931, con el advenimiento de la Segunda República Española, que se oficializaba constitucionalmente este hecho. De igual modo, fue reconocida oficialmente como capital de España durante el franquismo en la Ley de Régimen Especial de Madrid del 11 de julio de 1963,​ un hecho que fue sancionado después en la Constitución de 1978. Hasta 2006 no se promulgó una ley, la Ley de Capitalidad y de Régimen Especial de Madrid,​ por la que el Parlamento desarrolló legislativamente las consecuencias de esta especificidad.

Desde 1561 perdió la condición de capital de España, y consiguiente sede del Gobierno y la administración del Estado, durante una serie de etapas históricas: la primera de ellas entre los años de 1601 y 1606, cuando la capitalidad pasó a Valladolid; posteriormente, de 1729 a 1733, en el llamado lustro real, la corte se trasladó a Sevilla por decisión de Isabel de Farnesio, que buscaba cura para el estado depresivo de su esposo, el rey Felipe V;​ también durante la Guerra de la Independencia la Junta Suprema Central, opuesta a José Bonaparte, se estableció en Sevilla, en 1808, y en 1810, como Consejo de Regencia, en Cádiz; finalmente, durante la Guerra Civil, aunque Madrid no dejase de ser la capital de la República conforme al artículo 5º de la Constitución española de 1931, el Gobierno republicano se trasladó en noviembre de 1936 a Valencia y a Barcelona en noviembre del año siguiente, hasta la caída de Cataluña en febrero de 1939, cuando una parte del Gobierno encabezada por su presidente, Juan Negrín, se trasladó a Alicante. El Gobierno del bando sublevado, por su parte, se estableció en Burgos y, tras finalizar la guerra, se fijó allí la capital hasta el 18 de octubre de 1939 en que se volvió a trasladar a Madrid.

Símbolos

Escudo de Madrid

Los símbolos de la villa de Madrid son la bandera carmesí propia de los ayuntamientos castellanos y el escudo tradicional con el oso y el madroño, tocado con corona real antigua, según el actual reglamento de Protocolo y Ceremonial del Ayuntamiento de Madrid.​

Aunque siempre se habla del «oso y el madroño», antiguamente era una osa. Asimismo el madroño no era identificado como tal, sino era un árbol con frutos rojos, hasta que los frutos del madroño sirvieron para curar una plaga que asoló la ciudad. Desde entonces se identificó el árbol como madroño. En el siglo xvi se plantea la mejora del escudo:

Kilómetro cero en la Puerta del Sol

Al blasón de este Concejo, que lleva una osa e un madroño en campo blanco, se sirva Vuestra Majestad otorgar que lleve una corona dentro del escudo, o una orla azul con siete estrellas de ocho rayos, en señal del claro y extendido cielo que cubre esta Villa

Petición del Consejo de Madrid a Carlos I de España, concedida por el monarca. 1548.

Durante un tiempo el escudo de Madrid tuvo un dragón, aunque algunos expertos señalan que era una culebrilla alada o un grifo dorado.

Escudo heráldico de la Villa de Madrid, con el oso y el madroño

Entre las antigüedades que evidentemente declaran la nobleza y fundación antigua de este pueblo, ha sido una que en este mes de junio de 1569 años, por ensanchar la Puerta Cerrada la derribaron, y estaba en lo más alto de la puerta, en el lienzo de la muralla labrado en piedra berroqueña un espantable y fiero dragón, el cual traían los griegos por armas y las usaban en sus bandera, ...

Juan López de Hoyos, escritor y humanista español. Historia y relación verdadero de la enfermedad, felicísimo tránsito y suntuosas exequias fúnebres de la serenísima reina de España doña Isabel de Valois, nuestra señora. 1569

A partir de entonces, muchos escudos en Madrid tenían dragones. El escudo oficial de 1859 incluía un grifo dorado que parecía un dragón.​

En 2004, la corporación municipal adoptó un logotipo basado en el escudo de la villa de Madrid, en línea de color azul claro, que es utilizado en los documentos internos y de comunicación externa.

Historia

Historia de Madrid

Prehistoria

Pese a que no se han encontrado restos fósiles humanos, sí se ha hallado gran variedad de útiles, especialmente en el entorno de Arganda del Rey y del Manzanares, que permiten probar la existencia de asentamientos humanos en las terrazas del río en el lugar que hoy ocupa la ciudad.​ La ciudad actual se asienta en territorio que en el momento previo a la dominación romana ocupaba el grupo carpetano.

Época romana y visigoda

La conquista y colonización por Roma de la península ibérica, llevada a cabo inicialmente como maniobra militar romana en su larga serie de guerras con Cartago, dura casi dos siglos, desde la segunda guerra púnica hasta el 27 a. C. en el que completan la pacificación del norte del territorio y lo dividen en tres provincias.​ La región que actualmente ocupa Madrid se situaría en la Tarraconense.

Si bien es posible que durante el periodo romano el territorio de Madrid no constituyese más que una región rural, beneficiada por la situación de cruce de caminos y la riqueza natural, el hallazgo de los restos de una basílica del periodo hispano-visigodo en el entorno de la iglesia de Santa María de la Almudena​ ha sido presentado como una evidencia de la existencia de un asentamiento urbano en ese periodo. Otras muestras arqueológicas de la presencia de una población estable en Madrid se encuentran en los restos de dos necrópolis visigodas, una en la antigua colonia del Conde de Vallellano —paseo de Extremadura, junto a la Casa de Campo— y otra en Tetuán de las Victorias. Dentro del casco medieval se encontró una lápida bastante deteriorada con la leyenda, nunca completada e interpretada de varias formas, pero que podría indicar la presencia de población estable ya en el siglo VII:

min.n. bokatus. indignvs. prs. imo / et tertio. regno. domno. rvd. / mi. regvm. era dccxxxv

Época musulmana

La primera constancia histórica de la existencia de un asentamiento estable data de la época musulmana.​ En la segunda mitad del siglo ix, el emir de Córdoba Muhámmad I (852-886) construye​ una fortaleza en un promontorio junto al río,​ que es una de las muchas fortificaciones que ordena construir en el territorio fronterizo de la Marca Media con el triple propósito de vigilar los pasos de la sierra de Guadarrama y proteger Toledo de las razzias de los reinos cristianos del norte, de ser punto de partida a su vez para incursiones musulmanas en dichos reinos y de asentar la autoridad de Córdoba en esta región. La primera noticia escrita sobre Madrid la encontramos en el cronista cordobés Ibn Hayyan (987-1075), quien, citando a otro cronista anterior, al-Razi (888-955), dice:

A Muhammad y al tiempo de su reinado se le deben hermosas obras, muchas gestas, grandes triunfos y total cuidado por el bienestar de los musulmanes, preocupándose por sus fronteras, guardando sus brechas, consolidando sus lugares extremos y atendiendo a sus necesidades. Él fue quien ordenó construir el castillo de Esteras, para guardar las cosechas de Medinaceli, encontrándose en su lado noroeste. Y él fue quien, para las gentes de la frontera de Toledo, construyó el castillo de Talamanca, y el castillo de Madrid y el castillo de Peñahora. Con frecuencia recababa noticias de las marcas y atendía a lo que en ellas ocurría, enviando a personas de su confianza para comprobar que se hallaban bien.

Vestigios de la muralla musulmana junto a la Cuesta de la Vega

Junto a la fortaleza se desarrolla, hacia el sur y hacia el este, principalmente, el poblado. Esta población recibe el nombre de Maǧrīţ (AFI [maʤriːtˁ]) (en castellano antiguo Magerit [maʤeˈɾit]), que podría ser una arabización del nombre romance Matrice, «matriz», en alusión a un arroyo de ese nombre que discurría junto a la primitiva ciudad, por la actual calle de Segovia,31​ o bien ser un híbrido entre la palabra árabe Maǧra, que significa 'cauce' o 'curso de agua', y el sufijo romance -it (< latín -etum), que indica abundancia; el significado sería por tanto 'lugar abundante en aguas', en referencia a los varios arroyos de superficie y subterráneos que podían encontrarse en el solar de la ciudad.​

La noticia más completa sobre el Madrid musulmán la da el geógrafo al-Himyari en el siglo xv, quien citando fuentes más antiguas dice de esta ciudad que era:

Una noble ciudad de al-Ándalus construida por el emir Muhammad ibn Abd al-Rahman. De Madrid al puente de Maqida [¿Valdemaqueda?], que era el límite de las tierras del islam, hay 31 millas. En Madrid hay un barro con el que se hacen unas ollas que pueden utilizarse para ponerlas sobre el fuego durante veinte años sin que se rompan, y lo que se cocina en ellas se conserva sin que le afecten ni el frío ni el calor del ambiente. El castillo de Madrid es uno de los más poderosos, construido por el emir Muhammad ibn Abd al-Rahman. Ibn Hayyan menciona en su Historia el foso que fue cavado fuera de las murallas de Madrid, diciendo que se encontró en él una tumba con un esqueleto que medía 51 brazos, esto es, 102 palmos (aprox. 9 m), desde el cojín de la cabeza hasta el extremo de los pies. De ello levantó acta, certificándolo, el cadí de Madrid, quien acudió al lugar y lo observó junto a varios testigos.

Se ha mantenido a lo largo del tiempo la tradición de que el primitivo hisn o fortaleza andalusí ocupaba el solar en el que luego se levantó el alcázar cristiano y más tarde el actual Palacio Real. Muchos investigadores han trabajado con esta hipótesis, desarrollando propuestas de reconstrucción del trazado de las murallas de la vieja al-mudayna o ciudadela a partir de esta idea. Sin embargo, no hay ninguna evidencia arqueológica ni documental de que el hisn estuviera en ese emplazamiento, y en la actualidad los estudiosos tienden a pensar que la muralla de la ciudadela pasaba por la actual plaza que separa la catedral de la Almudena del Palacio y por tanto no incluía el solar de este último. La ciudad andalusí amurallada, por lo tanto, se habría levantado en el cerro delimitado al sur por la hondonada del arroyo de San Pedro (actual calle Segovia), al norte por la del arroyo del Arenal (actual calle del Arenal) y al oeste por el barranco que termina en la vega del Manzanares. Extramuros se desarrolló, hacia el sur y el oeste, una población mayor que fue rodeada en época cristiana de una segunda muralla.

De los diversos trabajos arqueológicos desarrollados en la ciudad desde mediados del siglo xix en adelante, han hallado restos como: la muralla árabe de la cuesta de la Vega, la atalaya de la plaza de Oriente y los vestigios de un viaje de agua de la plaza de los Carros. Se conocen otros restos de muralla, hoy desaparecidos, por los planos antiguos de la ciudad. La mezquita mayor, cuya existencia daba a la población el carácter de medina o ciudad, ocupaba el lugar en el que luego se levantó la iglesia de Santa María, derribada a su vez en el siglo xix para ensanchar la calle Mayor. Esta ya era en tiempos andalusíes la calle principal de la ciudad.

En el año 932, el rey Ramiro II en su proceso de conquista territorial en el sur del reino de León atacó la fortaleza omeya de Madrid, en su idea de conquistar Toledo. Pero ya ocupadas por al-Nasir, tiempo antes, las fortalezas de la margen derecha del Tajo, Ramiro solo pudo desmantelar las fortificaciones de Madrid y depredar sus tierras más próximas, de donde trajo numerosas gentes. Las murallas de Madrid fueron reforzadas tras este ataque.

Durante la época califal, Madrid perteneció a la cora de Guadalajara. Tras la desintegración de este califato, la ciudad pasó a integrarse en el reino taifa de Toledo.

En el Madrid árabe nació en el siglo x Maslama al-Mayriti, llamado «el Euclides andalusí», notable astrónomo y fundador de una escuela matemática en Córdoba.

Conquista cristiana y establecimiento de la capitalidad

Con la caída del reino taifa de Toledo a manos de Alfonso VI de León, la ciudad fue tomada por las fuerzas cristianas en 1085 sin resistencia, probablemente mediante capitulación. La ciudad y su alfoz quedaron integrados en el reino de Castilla como territorios de realengo. Los cristianos sustituyen a los musulmanes en la ocupación de la parte central de la ciudad, quedando los barrios periféricos o arrabales, que en el periodo anterior fueron habitados por la aljama de la Villa. También existió una judería en el entorno del que sería más tarde barrio de Lavapiés.​ Durante el siguiente siglo, Madrid sigue recibiendo embates de los nuevos poderes musulmanes de la península, los almorávides, que incendian la ciudad en 1109 y los almohades, que la someten a sitio en 1197. La victoria cristiana de Las Navas de Tolosa aleja definitivamente la influencia musulmana del centro de la península.

De esta época proceden dos destacados hechos religiosos que marcan el desarrollo de la personalidad del cristianismo popular de Madrid: el «descubrimiento» de la imagen de la Virgen de la Almudena y la vida de Isidro Labrador, que más tarde sería canonizado.​ La ciudad va prosperando y recibe el título de villa en 1123.​ Siguiendo el esquema repoblador habitual en Castilla, Madrid se constituye en concejo, cabeza de una comunidad de villa y tierra, la comunidad de villa y tierra de Madrid. El gobierno de la ciudad recae en todos los madrileños con el rango de vecinos, reunidos en concejo abierto hasta que en 1346, el rey Alfonso XI implanta el regimiento, en el cual ya solo representantes de la oligarquía local, los regidores, gobiernan la ciudad. En 1152, el rey Alfonso VII estableció los límites de la comunidad de villa y tierra entre los ríos Guadarrama y Jarama. En 1188, una representación de Madrid participa por primera vez en las Cortes de Castilla. En 1202, Alfonso VIII le otorgó su primer fuero municipal, que regulaba el funcionamiento del concejo, cuyas competencias fueron ampliadas en 1222 por Fernando III el Santo.

A pesar del apoyo madrileño a Pedro I, posteriormente los soberanos de la casa de Trastámara residirían con frecuencia en la villa debido a la abundancia y calidad de sus cotos de caza, a la que eran muy aficionados. Antes incluso, ya el libro de Montería de Alfonso XI anotaba: «Madrid, un buen lugar de puerco y oso», y posiblemente de esa característica derivaba el escudo que las huestes madrileñas llevaron a la batalla de las Navas de Tolosa​ Posteriormente, un prolongado pleito entre el Ayuntamiento y la Iglesia acabó con un acuerdo de reparto de pastos para ésta y pies de árbol para aquel, con lo que un árbol fue incorporado al escudo junto al oso u osa y las siete estrellas de la constelación homónima.​ La identificación del árbol con el madroño es más oscura, más allá de la homofonía con el nombre de la ciudad.

Las Cortes de Castilla se reúnen por primera vez en Madrid en 1309 bajo el reinado de Fernando IV y posteriormente en 1329, 1339, 1391, 1393, 1419 y dos veces en 1435. A partir de la unificación de los reinos de España bajo una Corona común, las Cortes se convocaron en Madrid con mayor frecuencia.

En la guerra de las Comunidades, a la cabeza de su regidor Juan de Zapata, Madrid se une a la sublevación contra Carlos I (1520)​, tomando el alcázar el 31 de agosto de 1520 (véase: Sitio del Alcázar de Madrid). Sin embargo, tras la derrota de los comuneros en Villalar, la villa es asediada y ocupada por las tropas reales a mediados de mayo de 1521. A pesar de todo ello, el sucesor de Carlos I, Felipe II decide instalar la corte en Madrid el 13 de febrero de 1561 (hace 459 años).

El establecimiento de la capitalidad en Madrid sería decisivo para la evolución de la ciudad y haría que los avatares del país y la monarquía, en mayor o menor medida, influyeran en el destino de la ciudad. Salvo un breve periodo entre 1601 y 1606, en que la corte se traslada a Valladolid, la capitalidad será consustancial a Madrid. Una famosa expresión indicaba esa identidad: «sólo Madrid es corte», lo que, de forma conceptista, también se entendía al revés: «Madrid es sólo corte».

Antiguo alcázar de Madrid a comienzos del siglo xvi

Iglesia de San Nicolás de los Servitas, la más antigua del casco histórico de Madrid.

Restos de la torre de los Huesos, una antigua atalaya islámica, en la plaza de Oriente

Vista de Madrid desde el oeste, frente a la puerta de la Vega, por Anton Van der Wyngaerde (llamado en España «Antonio de las Viñas») en 1562, encargado por Felipe II de recoger vistas de sus ciudades. Se aprecia en primer plano las riberas del Manzanares, cruzado por los antecesores del puente de Segovia (en primer término), y el puente de Toledo (más al sur, derecha), que se construirán en forma monumental años más tarde. El edificio más destacado, al norte (izquierda), es el Alcázar, que forma parte del circuito amurallado y que sufrirá varios incendios hasta el fatídico de 1734 que lo destruirá casi completamente, siendo sustituido por el actual Palacio Real. Entre el caserío se destacan las torres de las iglesias (de izquierda a derecha: San Gil, San Juan, Santiago, San Salvador, San Miguel de los Octoes, San Nicolás, Santa María, San Justo, San Pedro, la capilla del Obispo, San Andrés y, extramuros, San Francisco), que no muestran aún el perfil de cúpulas y chapiteles que las caracterizará en los siglos siguientes. Aparece, fuera de las murallas y sobre el río, una instalación artesanal dedicada al tratamiento de pieles: las Tenerías del Pozacho. La reciente instalación de la corte provocó el aumento de la presión fiscal sobre los particulares mediante el gravamen de la regalía de aposento, que produjo todo tipo de resistencias, entre las que destacaba la construcción de casas a la malicia.​

Con el establecimiento de la corte en Madrid, su población empieza a crecer de forma significativa. A la burocracia real, los miembros de la corte y todas las personas necesarias para su sustento, se unen desheredados y buscavidas de todo el Imperio español. En 1625, Felipe IV derriba la muralla de la ciudad, ya sobrepasada, y edifica la que será la última cerca de Madrid. Esta cerca, construida exclusivamente por razones fiscales (impuesto de portazgo) limitará el crecimiento de la ciudad hasta el siglo xix. Las tareas de gobierno se centralizan en el Alcázar Real, conjunto de edificaciones situadas en los terrenos que más adelante ocuparán el Palacio Real y la plaza de Oriente. Paralelamente, se aumenta la superficie de otro palacio en el extremo este de la ciudad, más allá de la cerca. Se trata del palacio del Buen Retiro, empezado a construir por los Reyes Católicos (que también trasladaron a sus proximidades el monasterio de San Jerónimo el Real, situado anteriormente cerca del Manzanares, zona de la actual estación de Príncipe Pío), del que se conservan sus jardines, el Salón del Reino y el Salón de Baile, conocido, este último, como el Casón del Buen Retiro y utilizado por el Museo del Prado.

Madrid de los Austrias

Ilustración y neoclasicismo

El cambio de dinastía traería cambios importantes para la ciudad. Los monarcas de la nueva dinastía la encontraron como una población oscura, de calles angostas, masificada, sin sistemas de alcantarillado y pestilente.​ Los Borbones se plantean la necesidad de equiparar Madrid a otras capitales europeas. El incendio del alcázar de Madrid en 1734 (suceso desgraciado que causa la desaparición de una tercera parte de la colección real de pinturas) dio lugar a la construcción del Palacio Real. Las obras duraron hasta 1755 y no fue ocupado hasta el reinado de Carlos III. Puentes, hospitales, parques, fuentes, edificios para el uso científico, ordenanzas de alcantarillado y otras actuaciones fueron promovidas por este último monarca, (quien recibe el título popular de «mejor alcalde de Madrid»), con la colaboración de arquitectos y urbanistas de gran categoría profesional y artística: Francesco Sabatini, Ventura Rodríguez y Juan de Villanueva, entre otros.

El proyecto del Salón del Prado, en las afueras de la ciudad, entre el conjunto del Buen Retiro y la cerca, es probablemente el más importante y el que ha dejado una herencia más importante a la ciudad: los paseos del Prado y Recoletos, las fuentes de Neptuno, Cibeles y Apolo, el Real Jardín Botánico, el Real Observatorio Astronómico o el edificio inicialmente destinado a acoger al Real Gabinete de Historia Natural, aunque finalmente sería asignado al entonces recién constituido Museo del Prado. Sin embargo, no siempre la relación del «rey alcalde» con sus súbditos-vecinos fue buena; varias medidas de su programa de modernización fueron contestadas de manera violenta durante el motín de Esquilache de 1766 aunque en él confluyeron, además, causas más complejas.

La ciudad aparece vista desde el suroeste, y algo distinta de como la pudo dibujar Wyngaerde doscientos años antes. El Alcázar de los Austrias ha sido sustituido por el palacio borbónico de Felipe V, el puente de Segovia (a la izquierda) es el actual, y el perfil de la enorme cúpula de San Francisco el Grande domina el resto de iglesias de la villa. Al norte (a la izquierda) se adivina la «montaña» del Príncipe Pío, donde tuvieron lugar los fusilamientos del 3 de mayo de 1808, inmortalizados en el cuadro de Goya.

El Ensanche y la Era industrial

Ensanche de Madrid

El levantamiento del pueblo de Madrid en contra de las tropas francesas el 2 de mayo de 1808 marca el principio de la guerra de la Independencia. El rey José Bonaparte realizó reformas en la capital, y fueron frecuentes sus órdenes de derribar conventos para hacer plazas, por las que adquiere el mote de Pepe Plazuelas.​ El devenir de la guerra lo forzó en dos ocasiones a huir de Madrid pero la ocupación de la ciudad se saldó con la destrucción de valiosos recintos, como el Palacio del Buen Retiro.

La desamortización supuso un cambio drástico en el sistema de propiedad inmobiliaria, además de concentrar una gran colección de arte, el Museo de la Trinidad, que en 1872 fue disuelto y sus fondos pasaron a engrosar los del Museo del Prado (creado durante el reinado de Fernando VII en el edificio previsto para Gabinete de Ciencias). También supone la creación en Madrid de la Universidad Central, que conservará el nombre de Complutense ya que proviene del traslado físico y jurídico del claustro y alumnos de la renombrada Universidad de Alcalá a la cercana capital.

Durante el siglo xix, la población de la ciudad sigue creciendo.​ La percepción de los cambios que harán que desaparezca la ciudad preindustrial estimula la aparición de una literatura «madrileñista», de carácter costumbrista, como la de Ramón de Mesonero Romanos. La información estadística y de todo tipo recopilada por Pascual Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico para toda España fue especialmente exhaustiva para Madrid, cuyo artículo tiene un encabezamiento muy significativo: «Madrid: audiencia, provincia, intendencia, vicaría, partido y villa».

En 1868 se derriba por fin la cerca de Felipe IV y la ciudad puede crecer, en principio de una forma ordenada, gracias al plan Castro y la realización de los ensanches​ Será la oportunidad de fabulosos negocios, que enriquecieron a José de Salamanca y Mayol, marqués de Salamanca, quien dio nombre al nuevo barrio creado al este de lo que pasará a ser el eje central de la ciudad (el paseo de la Castellana, prolongación del paseo del Prado). Se establece un moderno sistema de abastecimiento de aguas (el Canal de Isabel II) y se establece la comunicación por ferrocarril que convertirá a Madrid en el centro de la red radial de comunicaciones, lo que también deja su huella en la trama urbana (estación de Delicias, estación de Atocha y estación de Príncipe Pío).

Restauración

En los primeros treinta años del siglo xx, la población madrileña llega a más de un millón de habitantes.​ Nuevos arrabales como Las Ventas, Tetuán o El Carmen acogían al recién llegado proletariado, mientras en los ensanches se instalaba la burguesía madrileña. Estas transformaciones fomentaron la idea de la ciudad lineal, de Arturo Soria. Paralelamente se abrió la Gran Vía, con el fin de descongestionar el casco antiguo y se inauguró el metro en 1919.​ Durante el reinado de Alfonso XIII, se cedieron terrenos del real pecunio, al noroeste del Palacio Real, para fundar la Ciudad Universitaria.

Segunda República y Guerra Civil

Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 dieron un gran triunfo a la conjunción republicano-socialista en Madrid, que obtuvo el 69,2 % de los votos​ (90 630 votos para la conjunción y 31 616 para los monárquicos, que se tradujeron en 15 concejales socialistas y 15 republicanos frente a 20 concejales monárquicos). Pedro Rico, del Partido Republicano Democrático Federal, fue elegido alcalde por la corporación municipal. El triunfo republicano en Madrid y la mayoría de las capitales de provincia supuso la descomposición de la monarquía y el advenimiento de la Segunda República Española, apenas dos días después de los comicios. El comité republicano asumió el poder el día 14 por la tarde, y proclamó la República en la Real Casa de Correos de la puerta del Sol, sede del Ministerio de la Gobernación, ante una multitud enfervorizada.​ La Constitución de la República promulgada en 1931 fue la primera que legisló sobre la capitalidad del Estado, estableciéndola explícitamente en Madrid.​ Una de las primeras acciones del nuevo gobierno fue ceder al pueblo de Madrid la Casa de Campo, hasta entonces propiedad real; abriéndose al público por primera vez el 1 de mayo de 1931 en una fiesta campestre multitudinaria.

El estallido de la Guerra Civil española tuvo lugar en Melilla a media tarde del viernes 17 de julio y fue conocido en Madrid en las horas siguientes. Todavía el sábado 18 y el domingo 19 guardó la ciudad una cierta normalidad. Tras el aplastamiento de la rebelión en Madrid, mal planificada, en el cuartel de la Montaña y los cuarteles de Carabanchel, en los que los elementos leales del Ejército y de las Fuerzas de Seguridad fueron auxiliados por las milicias populares (organizadas desde finales de 1934 por el Partido Comunista de España bajo el nombre de Milicias Armadas Obreras y Campesinas), a las que el Gobierno autorizó la entrega de armas. A partir de ese momento comenzó una represión indiscriminada no sólo hacia los que habían participado en la rebelión, sino contra aquellos que por no compartir las ideas políticas del Frente Popular, estaban considerados como «desafectos al Régimen». Surgieron numerosos centros de interrogación, detención y tortura (las «checas»), de donde muchos detenidos solo salían para ser «paseados», y aparecían después sus cadáveres en los alrededores de la ciudad. Se produjeron numerosas «sacas de presos» en las que las llamadas Milicias de Vigilancia entraban en las cárceles (San Antón, Ventas, etc.) con sus listas de personas para eliminar, «sacaban» a los presos que figuraban en las listas y los fusilaban en las afueras de la ciudad. Especial magnitud revistieron las matanzas de Paracuellos de Jarama, y Torrejón de Ardoz en noviembre/diciembre de 1936, en las que los cálculos más fundamentados arrojan entre 2000 y 3000 víctimas. También innumerables domicilios particulares fueron incautados, y la misma suerte corrieron las sedes de los partidos políticos de derechas. Se asaltaron e incendiaron iglesias, con irreparables pérdidas artísticas y culturales y por decreto gubernamental oficial de agosto de 1936, fueron definitivamente cerradas todas las iglesias de la España republicana y por tanto también las de Madrid.

La resistencia de las milicias, militarizadas en forma de Ejército Popular de la República en 1937, dirigidas por la Junta de Defensa de Madrid, consigue frenar la ofensiva durante la batalla de Madrid en los barrios del oeste de la ciudad, especialmente en el entorno del barrio de Argüelles y la Ciudad Universitaria, donde se estabilizó el frente, y que resultó arrasada en el conflicto, perdiéndose además de los propios edificios de la Universidad elementos tan valiosos como el Real Sitio de la Moncloa, que incluía el palacio homónimo (el actual es una reconstrucción de la posguerra) y la Casa de Velázquez.

La ciudad no volvería a sufrir otro asalto por tierra durante la guerra, pero fue castigada por el fuego artillero y los bombardeos aéreos, primeros en la historia sobre una capital, a imagen de los que otras europeas sufrirán durante la Segunda Guerra Mundial. Las operaciones de la aviación del bando sublevado, apoyada por aparatos de la Alemania Nazi y de la Italia fascista​ provocan en cuatro meses, del 7 de noviembre de 1936 al 9 de marzo de 1937, 1.490 muertos, 430 desaparecidos y 3.502 heridos​ aparte de causar numerosos destrozos en edificios emblemáticos, como los que afectaron, del 14 al 17 de noviembre de 1936, al Museo del Prado, el Museo de Arte Moderno, el Instituto Cajal, el Museo Arqueológico Nacional y el Palacio de Liria.​ La aviación también fue utilizada para atemorizar al enemigo.​

La resistencia de Madrid fue exaltada por la propaganda en favor de la causa republicana con el lema «¡No pasarán!» y mofada al terminar la Guerra, con la canción de Celia Gámez «¡Ya hemos pasao!», pero la situación obliga a las instituciones y el Gobierno, así como aparte de la población civil, a ser evacuados hacia las regiones del interior y del Levante. El final de la guerra fue especialmente caótico en Madrid, con el enfrentamiento violento entre unidades armadas del Partido Comunista y las leales a la Junta de Defensa de Madrid, dirigida por el general Miaja, el coronel Segismundo Casado y el socialista Julián Besteiro. Los choques armados en las calles de la ciudad causaron numerosas víctimas y dieron lugar a sangrientas represalias y fusilamientos por ambos bandos. En los dos últimos días de marzo y primero de abril de 1939 entraron en la ciudad las tropas nacionalistas, acogidas con masivas manifestaciones de júbilo por la población.

Acabada la guerra el 1 de abril de 1939, Madrid comienza a padecer la represión franquista; en julio de ese año, el conde Galeazzo Ciano, ministro de Asuntos Exteriores de la Italia fascista, escribe en su diario que son entre 200 y 250 ejecuciones diarias.

Dictadura franquista

Terminada la guerra, la ciudad sigue su imparable crecimiento espacial, al tiempo que restaña las heridas que la contienda había dejado en la ciudad, especialmente en su fachada oeste. Cientos de miles de españoles emigran del campo a la ciudad.​ Madrid (junto con Barcelona o Bilbao) es una de las ciudades que más se benefician de estos movimientos de población. A partir del 5 de junio de 1948, comienza el proceso de anexión a Madrid de hasta trece municipios limítrofes, que termina el 31 de julio de 1954 (Aravaca, Barajas, Canillas, Canillejas, Chamartín de la Rosa, Fuencarral, Hortaleza, El Pardo, Vallecas, Vicálvaro, Villaverde, Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo, con lo que su extensión pasa de 66 km² a los 607 km² actuales y gana unos 300 000 nuevos habitantes.​ El desorden urbanístico fue la norma: crecieron poblados chabolistas (descritos magistralmente por Luis Martín-Santos en su novela Tiempo de silencio), al tiempo que el centro histórico era sujeto a especulación, permitiéndose el derribo de edificios de valor artístico o tradicionales para ser sustituidos por otros de estética moderna, se construyen edificios de arquitectura innovadora como las suspendidas Torres de Colón. En algunos casos las intervenciones arquitectónicas tienen un carácter de marcar la presencia política, tratando de potenciar el concepto de «Madrid imperial» franquista, como en la zona de Moncloa, donde se levantan el Arco de la Victoria y el Ministerio del Aire, en un estilo neoherreriano, o la Casa Sindical (actualmente Ministerio de Sanidad), edificio de los Sindicatos Verticales.

El Plan de Ordenación del Área Metropolitana, aprobado en 1963, acuciado por la explosión demográfica de la capital, inició la tendencia a desviar la concentración poblacional urbana de Madrid hacia municipios metropolitanos como Alcorcón, Alcobendas, Coslada, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles, San Sebastián de los Reyes, San Fernando de Henares y Torrejón de Ardoz, que se convierten en ciudades dormitorio. En 1973 se inauguran los primeros tramos de la M-30, el primer cinturón de circunvalación de la ciudad.

Soldados republicanos del Quinto Regimiento marchando (1936)

Calle de San Bernardo a mediados del siglo xix por David Roberts

Llegada de Carlos III —apodado «El mejor alcalde de Madrid»—​ a la ciudad (1759), óleo de Lorenzo Quirós

Vista de la Plaza de Moncloa con el Ministerio del Aire y el Arco de la Victoria, uno de los símbolos del franquismo en la capital.

Pancarta antifascista junto a la Plaza Mayor (1937)

La calle de Alcalá a mediados del siglo xviii por Antonio Joli

Transición y Democracia

Tras la muerte del dictador Franco, Madrid fue uno de los escenarios principales durante el periodo de la Transición.​ Los primeros meses del año 1977 destacaron por la agitación política y social, con huelgas, manifestaciones y contramanifestaciones violentas con víctimas mortales. Otros graves acontecimientos fueron los dos secuestros por parte del GRAPO y el episodio de la matanza de Atocha de 1977 que resultó en el asesinato por parte de miembros de la ultraderecha de los abogados laboralistas en un despacho situado en esta calle. Su multitudinario entierro, previo a la legalización del PCE fue narrado cinematográficamente en Siete días de enero, de Juan Antonio Bardem. Con la consolidación del régimen democrático, la constitución de 1978 confirma a Madrid como capital de la España democrática en cuyo apoyo tendrían lugar las manifestaciones multitudinarias tras el desbaratado golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.

En 1979, tuvieron lugar las primeras elecciones municipales democráticas desde la Segunda República en las que la lista de la UCD con José Luis Álvarez al frente fue la más votada, pero sin mayoría absoluta. Resultó elegido alcalde de la ciudad Enrique Tierno Galván, gracias al pacto del PSOE con el PCE. Durante esta alcaldía el Ayuntamiento regeneró la ciudad desde el punto de vista urbanístico y social. Lo que era la capital agonizante del franquismo llegó a ser el núcleo cultural más importante de Europa. La Movida madrileña fue un ejemplo de esta pujanza. Hubo también importantes mejoras en la calidad de vida de los habitantes de la ciudad. Tras la muerte de Enrique Tierno Galván, fue sustituido por Juan Barranco, del PSOE, con apoyos del PCE. Después la ciudad viró a posiciones más conservadoras con Agustín Rodríguez Sahagún, del CDS, y José María Álvarez del Manzano, del PP. Alberto Ruiz-Gallardón, del PP, fue nombrado alcalde de la ciudad tras su periodo al frente del gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid. Finalmente, el 27 de diciembre de 2011, Ana Botella se convierte en la primera alcaldesa de la historia del municipio, tras el nombramiento de su antecesor como ministro de Justicia de España.

La elección democrática de alcaldes trae definitivamente grandes beneficios a la ciudad, al verse obligados los alcaldes a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, ante los que responden (los alcaldes franquistas eran elegidos directamente por Franco): construcción de bibliotecas, instalaciones deportivas, centros de salud; eliminación de los núcleos chabolistas; limpieza del río Manzanares; mejora del viario; cierre de la M-30 por el norte, enterramiento de la M-30 en la zona del Manzanares; construcción de nuevas vías de circunvalación (M-40, M-45, M-50), a la vez que se aumenta la capacidad de las carreteras de acceso (convertidas en autovías o duplicadas con autopista de peaje); regulación de aparcamiento (ORA) en el interior de la ciudad, que llega al límite de la M-30, con reiteradas protestas vecinales, todo ello con el objeto de absorber y regular el tráfico creciente. El papel de las grandes empresas inmobiliarias ha sido decisivo al marcar el nuevo estilo urbanístico en la ciudad de Madrid. Los nuevos barrios se articulan en torno a la manzana cerrada al exterior, con un núcleo formado por zonas verdes, piscinas, áreas de juegos infantiles, pistas deportivas, etc. Este nuevo estilo urbanístico ha ido modelando un nuevo concepto social en el que la calle ya no se entiende como un lugar de convivencia sino como un mero elemento de tránsito. Las personas en Madrid ahora tienden a reunirse más en bares, domicilios particulares, parques o incluso aparcamientos, apareciendo fenómenos antes desconocidos como el botellón.

En la mañana del 11 de marzo de 2004, la red de transporte de cercanías de la ciudad fue el escenario de los atentados del 11 de marzo de 2004 reivindicados por Al-Qaeda, el ataque terrorista más grave sufrido en España y en la Unión Europea por el que resultaron asesinadas 192 personas y se causaron heridas a más de 1900. El 11 de marzo de 2007, justo tres años después, los reyes de España inauguran en la plaza de Carlos V un monumento conmemorativo a las víctimas del atentado.​ El 30 de diciembre de 2006, ETA voló el aparcamiento de la terminal T4 del entonces conocido como Aeropuerto de Madrid-Barajas, causando la muerte a dos personas. Desde los atentados contra Luis Carrero Blanco (1973) y el bar de la calle del Correo (1974, frente a la Dirección General de Seguridad), Madrid ha sufrido buena parte de la actividad de esta banda terrorista, así como la de otros grupos de todo signo, como los de ultraderecha, el GRAPO o el terrorismo islámico.

En el siglo xxi, la ciudad sigue abordando nuevos retos: mantenimiento de la población dentro del núcleo urbano (Madrid es el municipio de España en el que el aumento del precio de la vivienda ha sido mayor); expansión de la ciudad (con la creación de nuevos barrios mediante el Plan de Actuación Urbanística: Montecarmelo, La Peseta, Arroyo del Fresno, Valdebebas, Las Tablas, Sanchinarro, Ensanche de Vallecas...); remodelación del centro histórico; absorción e integración de la inmigración que acude a la ciudad.

Demografía

Demografía de Madrid

El municipio, que tiene una superficie de 605,77 km²,​ cuenta según el padrón municipal para 2017 del INE con 3 182 981 habitantes y una densidad de 5254,44 hab./km².

La Gran Vía en 1965, por entonces llamada avenida de José Antonio

Enrique Tierno Galván y Ramón Tamames asisten a una manifestación (1979)

Gráfica de evolución demográfica de Madrid entre 1842 y 2017

Población de derecho según los censos de población del INE.

Población según el padrón municipal de 2017.

Entre 1877 y 1887 crece el término del municipio porque incorpora a La Alameda. Asimismo, crece entre 1940 y 1950 porque incorpora a Aravaca, Barajas de Madrid, Canillas, Canillejas, Carabanchel Alto, Carabanchel Bajo, Chamartín de la Rosa, Fuencarral, Hortaleza, El Pardo, Vallecas y Vicálvaro, y entre 1950 y 1960 incorpora a Villaverde.

Población

La población de Madrid ha ido experimentando un importante aumento desde que se transformó en capital. Este aumento es especialmente significativo durante el periodo de 1940 a 1970, en que casi triplicó su número de habitantes debido a la gran cantidad de inmigración interior. Este acelerado crecimiento y la falta de planificación urbana produjo que se organizaran núcleos de infraviviendas y zonas residenciales, principalmente en los distritos del sur, en las que los servicios públicos no llegarían hasta muchos años después.

A partir de los años setenta, este aumento se desacelera en favor de los municipios de zona metropolitana y Madrid incluso comienza a perder población. Desde 1995 el crecimiento poblacional es de nuevo positivo, debido principalmente a la inmigración exterior. Según los datos disponibles, a 1 de enero de 2019​ la población de Madrid ascendía a 3.275.195 habitantes, frente a los 2 938 723 del censo de 2001.

Movimientos de población

Natalidad

En 2017 se registraron 29.032 nacimientos en la ciudad de Madrid, 14.916 varones y 14.116 mujeres. La tasa de natalidad es del 9 puntos. La mayor parte de los nacimientos fueron por parte de madres de entre 35 y 40 años, suponiendo un 34% de todos los nacimientos; le siguieron las madres de 30 a 35 años con un 32% del total y de 25 a 30 con el 13%. Las madres de más de 40 años supusieron el 12% de todos los nacimientos y las de menos de 25 años un 8%. La edad media de las madres era de 33 años. El 45% de las madres no estaba casada en el momento del parto

Mortalidad

En 2017 se registraron 28.594 defunciones en la ciudad de Madrid.

Inmigración

Según el censo de 2019​ la población extranjera de Madrid es de 462 343 habitantes sobre un total de 3 238 191, lo que supone el 14,12 %. Los distritos con más población inmigrante son Centro con un 22,81 %, Usera con un 22,07 %, Villaverde con un 19,50 % y Carabanchel con el 19,37 %. Por el contrario, los distritos con menor población inmigrante son Retiro con el 7,75 %, Fuencarral-El Pardo con el 8,50 %, Moratalaz con el 9,36 % y Barajas con el 9,45 %.

Área metropolitana

Área metropolitana de Madrid

Junto a la ciudad de Madrid, se conforman una serie de núcleos urbanos que establecen una relación de interdependencia entre sí. En el caso de Madrid, la interdependencia se decanta claramente a una dependencia hacia el centro del área, Madrid, lo que se conoce como un área metropolitana dependiente de su núcleo, en oposición a conurbación, en el que la dirección de la dependencia es menos clara, con una mayor interdependencia en ambos sentidos. Según el concepto moderno de área metropolitana,94​se clasifican regiones de distinta intensidad en sus relaciones urbanas: área urbana metropolitana, área suburbana metropolitana, área de expansión periurbana y área de difusión periurbana. Existiría otro nivel de relación, el de área de influencia de Madrid, que llegaría a zonas interiores de las comunidades autónomas vecinas de Castilla-La Mancha y Castilla y León. Cada nivel de interdependencia es más estricto que el siguiente, pudiéndose asimilar la idea de área suburbana metropolitana con la idea de área metropolitana definida por la Universidad Complutense. ​La población de esta área en 2004 sería de 5 045 947.

Gentilicio

El gentilicio de los habitantes de Madrid es «madrileño» o «matritense».​ No obstante, históricamente, los habitantes de Madrid han sido apodados también como «gatos» debido a que, según la leyenda, la conquista de la ciudad por las tropas de Alfonso VI, a finales del siglo xi, se realizó mediante el asalto de la muralla por la que treparon las tropas castellanas.​ Otras leyendas señalan, en cambio, que este apelativo de «gatos» les fue otorgado a los ciudadanos de Madrid en la Edad Media por su gran habilidad a la hora de trepar por murallas y acantilados con las manos desnudas.

Morfología urbana

Evolución histórica del plano de Madrid

Evolución histórica del plano de Madrid

El casco antiguo, con origen en la medina musulmana, surge de un emplazamiento estratégico (el control de un vado del Manzanares) que determinará una serie de limitaciones topográficas: la disposición del caserío original en las zonas elevadas sobre el río y el barranco de la calle de Segovia, donde se establecerán, al lado norte la alcazaba y al sur los barrios mozárabe y judío (transmutados en morería y judería con la ocupación cristiana del siglo xi).

Cuando Felipe II hizo de Madrid la capital de España, acordó con las autoridades de la Villa establecer una llamada Carga de Aposento, que no era exactamente lo mismo que la anterior regalía de aposento, puesto que fue una carga permanente, no transitoria, que las autoridades madrileñas pactaron con el rey, a cambio de que este estableciese la capitalidad en Madrid, Según esta carga, aquellos que tuvieran una casa de más de una planta, cederían una de ellas para aposentar la gran cantidad de funcionarios y cortesanos de segundo rango que habrían de llegar a la flamante capital de un importante imperio. Las autoridades de la ciudad pensaron en las ventajas económicas que la capitalidad traería, pero los madrileños, no especialmente contentos, empezaron a construir las que fueron llamadas casas a la malicia, de una sola planta, para no sufrir las incomodidades de la Carga. Como resultado de esto el casco urbano se extendió rápidamente y en unos cuarenta años (a principios del siglo xvii) llegó hasta la cerca que más tarde se construiría (por el norte hasta los llamados bulevares y por el este hasta el arroyo de la fuente Castellana, es decir, el paseo de Recoletos y El Prado) y que perduraría prácticamente hasta el siglo xix, mientras la ciudad volvía a crecer en altura.

Las ampliaciones urbanas necesariamente hubieron de hacerse hacia el este, por el obstáculo de las pendientes sobre el río. Las calles más amplias que desembocan en el Prado servían como espacio de prestigio, como escenario de procesiones y paradas cortesanas. El planteamiento del paseo del Prado en tiempo de Carlos III respondía a los mismos criterios, determinó el futuro eje viario y de expansión urbana del paseo de la Castellana.

La rápida expansión del siglo xvi se hizo tan deprisa que no dejó espacio para la creación de plazas. Fue a principios del siglo xix, con el rey José I, que tenía como pretensión equiparar Madrid a otras capitales europeas que ya contaban con museos reales abiertos al público. Con dicha institución pretendía retener las obras de arte que su hermano Napoleón y ciertos militares franceses estaban llevándose a Francia. El museo como tal no llegó a fundarse; fue su sucesor en el trono español, Fernando VII de España, quien abordó su creación y lo inauguró en 1819, como Museo del Prado.​ El pueblo de Madrid le apodó El «rey plazuelas», puesto que abrió muchas plazas en la capital en perjuicio de iglesias y conventos, que fueron derribados. La más importante fue la plaza de Oriente, delante del Palacio Real.

Tras unos siglos en que el crecimiento quedó contenido en el casco antiguo, aumentando la densidad de ocupación originando, entre otras cosas, el modelo de las corralas, bien descrito por el costumbrismo madrileño), el ayuntamiento, impulsado por promotores privados (marqués de Salamanca), planteó una ambiciosa ampliación urbana.

Más allá de los bulevares que se abrieron cuando se derribó de la cerca del siglo xvii, se construyó el ensanche de la segunda mitad del siglo xix proyectado por Carlos María de Castro llegando la zona urbana hasta el entonces denominado paseo de Ronda, que discurría por las actuales Reina Victoria, Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela, Doctor Esquerdo, Reina Cristina, Infanta Isabel, Ronda de Atocha, Ronda de Valencia y Ronda de Toledo. De 1878 a 1910 duran los trámites de expropiación para la construcción del cementerio de la Almudena en tierras del entonces pueblo de Vicálvaro, motivo por el este pierde parte de su territorio en favor de la capital, al desgajarse de él las conocidas como «las Huertas de Vicalvaro» (los barrios de La Elipa y Las Ventas del Espíritu Santo). En las zonas que quedan en el extrarradio del ensanche van apareciendo núcleos espontáneos de viviendas de autoconstrucción más o menos precarias en las vías de acceso a la ciudad.

A comienzos del siglo xx se planifica en su zona noreste la Ciudad Lineal de Arturo Soria. Su ambicioso plan no llegó a completarse en todos sus extremos, y su integración con la naturaleza quedó definitivamente desvirtuada con la urbanización de todos los espacios intermedios, tanto hacia el centro urbano como hacia el exterior. También se amplió la edificabilidad en la mayor parte de las parcelas, aunque todavía hay algunas siguen teniendo el mismo aspecto que a principios de siglo. También es uno de los pocos bulevares que se han conservado.

Desde finales del siglo xix el centro histórico sufrió alteraciones puntuales de alguna importancia, siendo la intervención más significativa la apertura de la Gran Vía, que junto con zonas de la Castellana (Nuevos Ministerios, AZCA) forman unos ejes «pantalla» que aíslan a ambos de sus lados zonas de menor altura de edificación y menor anchura del viario.

La periferia urbana actual corresponde con el espacio exterior a la llamada «almendra central» definida por la M-30, y que corresponde en su mayor parte a los antiguos municipios absorbidos tras la Guerra Civil. Además de los cascos históricos de esas poblaciones, las nuevas áreas residenciales creadas en el antiguo suelo agrícola son: o bien barrios de chabolas posteriormente reedificados (Orcasitas, El Pozo del Tío Raimundo); o zonas de planificación de los años 1950 (San Blas); o promociones privadas de especulación urbanística de los años 1970 (barrio del Pilar), que a veces se han calificado de «chabolismo vertical». Los espacios intersticiales son ocupados por zonas de utilización productiva o los equipamientos públicos, que en la mayor parte de los casos tuvieron que conformarse con el escaso suelo que quedó libre de la especulación, en ausencia de una planificación con mayor perspectiva.

Arquitectura

Arquitectura de Madrid

La mayor parte de los lugares turísticos de Madrid se encuentran en el interior de la llamada almendra central (la zona circundada por la M-30), principalmente en los distritos Centro, Salamanca, Chamberí, Retiro y Arganzuela. El centro neurálgico de Madrid es la Puerta del Sol. En ella, frente a la Real Casa de Correos, está el kilómetro 0, punto de partida de la numeración de todas las carreteras radiales del país. La razón es que cuando se hizo dicha numeración, en el siglo xix, la Real Casa de Correos era la sede del Ministerio de la Gobernación, equivalente al actual Ministerio del Interior, que era el que tenía las competencias en la materia.​ De esta plaza nacen diez calles.

La calle de Alcalá conduce desde la Puerta del Sol hacia el noreste de la ciudad. Desde ella se llega a la plaza de Cibeles, en la que se encuentran lugares emblemáticos como la fuente de Cibeles, el Banco de España o el Palacio de Comunicaciones (Antonio Palacios, 1918), actual sede del Ayuntamiento de Madrid. Posteriormente la calle alcanza la plaza de la Independencia, en la que se encuentran la puerta de Alcalá y una entrada al parque del Retiro, en el que se encuentran lugares emblemáticos como el palacio de Cristal, junto al estanque (1887, Ricardo Velázquez Bosco). En las inmediaciones con la M-30 se cruzará con la plaza de Toros de Las Ventas, de José Espeliús, ejemplo muy tardío del estilo neomudéjar (1929). Desde principios de 2011, se traslada por parte de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid el kilómetro 0, punto de partida de la numeración de todas las carreteras del país.

La calle Mayor conduce hasta la plaza Mayor, construida y reconstruida en sucesivas intervenciones de los Maestros Mayores de Obras de Madrid, los arquitectos más presentes en el plano madrileño, como Juan Gómez de Mora (1619) o Juan de Villanueva (1790); continuando por el llamado Madrid de los Austrias —en referencia a la dinastía de los Austrias— se llega finalmente a la calle Bailén, cerca de la catedral de la Almudena, para la que se realizaron diversos proyectos desde el siglo xviii (Ventura Rodríguez) hasta llegar al que finalmente se ejecutó, el de Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro, ganadores del concurso convocado en 1950 (la cripta neorrománica, la parte más antigua y valiosa del conjunto, es de finales del siglo xix, tiene como autor a Francisco de Cubas); y de la Real Basílica de San Francisco el Grande (Francisco Cabezas y Francesco Sabatini, 1784).

Cerca de este punto se encuentran las ruinas de la muralla musulmana y Torre de los Huesos de la antigua fortaleza de Mayrīt, así como de la posterior muralla cristiana. En este entorno se encuentran algunas de las zonas ajardinadas más bellas de la ciudad, como el Campo del Moro y los Jardines de Sabatini. Algo más al Oeste están la Casa de Campo y el Parque Madrid Río, cruzado por los puentes de Segovia (Juan de Herrera) y de Toledo (Pedro de Ribera) de las calles del mismo nombre. En la segunda, más adelante, se encuentra la puerta de Toledo, de Antonio López Aguado.

Desde allí la calle de Bailén conduce hasta la plaza de España, que con 36 900 es la plaza más grande de España, en la que se encuentran el monumento a Miguel de Cervantes, los edificios España y Torre de Madrid y el Templo de Debod, un templo egipcio trasladado piedra a piedra a España como agradecimiento por la ayuda ofrecida en la construcción de la Presa de Asuán. También en esta plaza nace la Gran Vía de Madrid, que avanzará dejando al norte el barrio de Malasaña, de una importante actividad nocturna y cultural, cruzándose con las calles del Carmen y Preciados en la plaza de Callao y más adelante con la calle Montera —las tres provenientes de la puerta del Sol—. En este punto Malasaña deja paso al barrio de Chueca, de ambiente alternativo. La Gran Vía finalmente terminará al cruzarse con la calle Alcalá.

La calle de Arenal llega al Teatro Real (Antonio López Aguado y Custodio Moreno, 1850), en la plaza de Ópera, continuando hasta la plaza de Oriente, donde se encuentra el Palacio Real (Filippo Juvara y Juan Bautista Sachetti, 1738-1764).

Las calles del Correo, Carretas y de Espoz y Mina, parten hacia el sur hacia el barrio de las Letras. En esta zona se encuentran multitud de bares de copas y pubs, especialmente en el entorno de las calles Huertas, Atocha y de la plaza de Santa Ana. Esta área termina en el entorno de la glorieta del Emperador Carlos V, junto al Ministerio de Agricultura (Ricardo Velázquez Bosco) y a la emblemática Estación de Atocha, del ingeniero y arquitecto Alberto de Palacio (autor también del puente de Vizcaya), ampliada en la década de 1990 por Rafael Moneo.

La Carrera de San Jerónimo sale hacia el sureste, cruzando las plazas de Canalejas y de las Cortes —junto al Palacio de las Cortes— y llegando hasta el llamado Triángulo del Arte de los museos del Prado, Reina Sofía y Thyssen-Bornemisza en el ajardinado Paseo del Prado. No muy lejos se encuentra el Observatorio Astronómico de El Retiro (Juan de Villanueva), la Basílica de Nuestra Señora de Atocha y el Panteón de Hombres Ilustres (Fernando Arbós y Tremanti). También en este entorno se encuentra la iglesia de San Jerónimo el Real que da nombre a la calle, el Hotel Ritz, el Palacio de la Bolsa, de Enrique María Repullés, y la Real Academia Española.

En el mismo Paseo del Prado se encuentra la fuente de Neptuno, lugar de celebración de victorias del club de fútbol Atlético de Madrid (en rivalidad con las del Real Madrid, que se celebran en la de Cibeles). Esta calle continúa hacia el norte con el nombre de Paseo de Recoletos hasta la plaza de Colón, en la que se encuentra la Biblioteca Nacional (Francisco Jareño), las Torres de Colón (Antonio Lamela) y un centro cultural subterráneo bajo los Jardines del Descubrimiento, en el espacio ocupado por la antigua antigua Casa de la Moneda (que era también obra de Jareño), en cuyo exterior se levantan el Monumento al Descubrimiento de América, de Joaquín Vaquero Turcios, el Monumento a Colón, de Arturo Mélida y Jerónimo Suñol, y la bandera de España más grande del país, con una superficie cercana a los 300 metros cuadrados y un mástil de 50 metros de altura. En este punto cambia de nuevo su nombre a paseo de la Castellana, se convierte en una de las vías más importantes de la capital y alcanza su extremo norte. El paso subterráneo que hay en su inicio, junto la Plaza de Colón, ha sido recientemente sometido a una primorosa remodelación por parte del arquitecto portugués Álvaro Siza (ganador del Premio Pritzker en 1992) para convertirlo en Centro de Información Turística y Cultural del Ayuntamiento. En su tramo final se hallan las áreas empresariales de AZCA y Cuatro Torres Business Area, que contienen algunos de los edificios más altos del país, entre ellos los cuatro primeros (las Cuatro Torres). En la primera se levanta una de las obras más destacadas de la arquitectura contemporánea en Madrid, la Torre del Banco de Bilbao (hoy BBVA), del arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza, autor asimismo de otro de los hitos de este periodo: el edificio Torres Blancas.

Escuela de Madrid (arquitectura)

Rascacielos

Edificios más altos de Madrid

Si bien Madrid nunca ha sido una ciudad que destaque por sus rascacielos, durante el siglo xx, especialmente con la construcción de la Gran Vía, se levantaron los primeros que, aunque no podían considerarse rascacielos, sí eran edificios destacados. No es hasta 1953 cuando se levanta el primer rascacielos en Madrid, el Edificio España y en 1957 le supera la Torre de Madrid. En la década de 1980 se levantan los rascacielos de AZCA, como la Torre Picasso y la torre de telecomunicaciones Torrespaña, si bien ésta no se suele considerar como un rascacielos. Durante el siglo xxi fue construida en AZCA la Torre Titania (de 104 metros, erigida en el solar de la destruida Torre Windsor); y en el paseo de la Castellana se edificó el parque empresarial Cuatro Torres Business Area, complejo de cuatro rascacielos de más de 200 metros de altura, los cuatro más altos de España.

Plano de 1762, con la cerca de Felipe IV. Este muro no sería derribado hasta mediados del siglo xix.

Plano de Madrid de Pedro Teixeira (1656) Mantua Carpetanorum sive Matritum Urbs Regia.

Vista de los rascacielos del complejo Cuatro Torres Business Area

Templo de Debod, transportado piedra a piedra desde Egipto

Vista nocturna del Palacio Real y la calle de Bailén.

Bloques de viviendas en Canillas, uno de los municipios absorbidos por Madrid a lo largo del siglo xx

Vista aérea de Madrid

Gente en la Puerta del Sol

Iglesias

Iglesias de Madrid

Madrid cuenta con un considerable número de iglesias, la mayor parte católicas.

Palacios

Palacios de Madrid

En Madrid existen numerosos inmuebles considerados palacios, entre los que se incluyen varias residencias de la realeza española.

Escultura urbana

Escultura urbana en Madrid

Las calles de Madrid son un verdadero museo de escultura al aire libre, además del llamado Museo de Escultura al aire libre de la Castellana, dedicado a obras abstractas, entre las que destaca la Sirena varada de Eduardo Chillida, que debe su nombre a la negativa del ayuntamiento franquista a colocarla en el lugar inicialmente previsto, lo que originó un escándalo en ambientes artísticos y un conjunto de opiniones dispares en un público poco preparado para las innovaciones estéticas; el autor la llamaba «Punto de encuentro».

Desde el siglo xviii, el espacio del Salón del Prado se adornó con un programa iconográfico de fuentes monumentales con referencias clásicas: la fuente de la Alcachofa, las Cuatro Fuentes, la fuente de Neptuno, la fuente de Apolo y la fuente de Cibeles, todas ellas diseñadas por Ventura Rodríguez. En la plaza de Oriente se exhibe una serie de reyes de España desde los visigodos y los distintos reinos cristianos medievales, que fueron bajados de la cornisa de Palacio donde previamente se habían colocado, a consecuencia, según una versión, de un sueño premonitorio de la reina Isabel de Farnesio, en el que vio como las estatuas se venían abajo, lo que interpretó como una caída de la monarquía. La otra versión dice que el motivo fueron los problemas de cimentación que se vio que su considerable peso podía causar, por lo que fueron sustituidas por adornos más ligeros. Otras de las estatuas se conservan en los Jardines de Sabatini, en el parque del Retiro, en el Salón de Reinos (antiguo Museo del Ejército), en el paseo del Espolón de Burgos y en Toledo.

Las esculturas ecuestres son particularmente importantes, empezando cronológicamente por dos del siglo xvii: la de Felipe III, en la Plaza Mayor, obra de Giambologna, y la de Felipe IV, en la plaza de Oriente (sin duda la más importante de Madrid, proyectada por Velázquez y construida por Pietro Tacca con asesoramiento científico de Galileo Galilei). Del siglo xix son la estatua de Espartero, en la calle de Alcalá frente al Retiro, y la del Marqués del Duero en la Castellana.​ En Nuevos Ministerios estuvo la estatua ecuestre de Francisco Franco, de José Capuz, que se retiró en 2004 por decisión del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, medida que suscitó algún escándalo, coincidiendo con el debate sobre la memoria histórica; durante el gobierno de Felipe González se habían colocado cerca de ella estatuas de Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero.

El paseo de la Castellana alberga también estatuas notables, como la de Colón, la de Emilio Castelar (de Mariano Benlliure, prolífico escultor que tiene mucha obra expuesta en Madrid, en calles o edificios, como varias tumbas en el Panteón de Hombres Ilustres), la Mano de Fernando Botero, el Monumento a la Constitución (un cubo de mármol de MacaelAlmería–) y el Monumento a José Calvo Sotelo en la plaza de Castilla, presidida por el Obelisco de Calatrava.

Dispersas por todo Madrid, sobre todo en el centro, se encuentran muchas otras notables esculturas: las más famosas los leones de las Cortes, hechos por Ponciano Ponzano del bronce fundido de cañones tomados en la Guerra de África (1886), frente a los que se encuentra una estatua de Miguel de Cervantes. En las tres puertas del Museo del Prado se encuentran estatuas de Goya (Mariano Benlliure), Velázquez (Aniceto Marinas) y Murillo (Sabino Medina), y frente al Casón del Buen Retiro se alza una estatua de la reina regente María Cristina de Borbón, también de Benlliure. En la Plaza de la Lealtad se encuentra el Obelisco a los caídos por España, y en la plaza del Dos de Mayo, donde estuvo el cuartel de artillería de Monteleón, el grupo escultórico de Daoiz y Velarde. En las escalinatas de la Biblioteca Nacional se encuentra una serie de estatuas de literatos españoles, y en su interior una destacable de Marcelino Menéndez y Pelayo. En la plaza de España se encuentra un grupo escultórico de grandes dimensiones: el Monumento a Cervantes, de Lorenzo Coullaut Valera.

Muchas zonas del parque del Retiro son realmente escenografías escultóricas: El Ángel Caído de Ricardo Bellver, el Monumento a Alfonso XII, proyectado por José Grasés Riera, la estatua ecuestre de Martínez Campos, de Benlliure, y más escondidos los monumentos a Julio Romero de Torres y a Ramón y Cajal (Victorio Macho, 1926). Dentro del Jardín Botánico se encuentra una estatua de Carlos III, que también dispone en la Puerta del Sol una ecuestre, realizada recientemente sobre un diseño del siglo xviii, y muy cercana a dos de las más famosas: la copia de la La Mariblanca (nombre vulgar de una Diana que presidió una fuente clásica –la original está en el Museo de Historia–) y El Oso y el Madroño. No obstante, la estatua más popular de Madrid posiblemente sea la de Eloy Gonzalo (obra de Aniceto Marinas), el héroe de Cascorro, que preside el Rastro con una amenazante lata de gasolina.

En la plaza de la Ópera se encuentra la pequeña estatua de Isabel II, que fue derribada y arrastrada durante la proclamación de la Segunda República, al igual que ocurrió con la de Felipe III de la Plaza Mayor.​ Algunas estatuas de republicanos destacados fueron apartadas tras la Guerra Civil y rescatadas en democracia, como el busto de Pablo Iglesias, de Emiliano Barral. Otro famoso busto, el de Antonio Machado por Pablo Serrano (este esculpido durante el franquismo, en 1966), que tuvo que mantenerse oculto durante años en el domicilio del fiscal Chamorro,106​ ahora se encuentra en Baeza, con un original instalado en el año 2008 en la entrada de la Biblioteca Nacional y otro en la calle dedicada al poeta, en la zona norte de Madrid. No muy lejos se encuentra una escultura de tubos semicirculares de grandes dimensiones, cruzando sobre la calzada central de la avenida de la Ilustración, realizada por Andreu Alfaro, autor también del grupo escultórico del intercambiador de Aluche. De Pablo Serrano también se instaló en 1972 una de las obras de su serie Unidades Yunta en el actual Museo Arte Público, otra denominada Unidad Yunta Diada en 1973 en el barrio de Retiro, a los pies de la Torre de Valencia y muy cerca de ahí, en la calle de Serrano, esquina con Juan Bravo, está su espléndida obra La Fuente y el Río, llamada también Poseidón, del mismo año. Del mismo escultor encontramos en la Ciudad Universitaria el Monumento a Gregorio Marañón de 1970 realizado en bronce y piedra. La escultura, con dos metros y medio de alto, erigida por suscripción popular, está situada en una zona ajardinada frente a la Facultad de Medicina, en el lateral izquierdo del edificio. Por último en el paseo de la Castellana se encuentra otro retrato de Serrano, la escultura a Indalecio Prieto, el político socialista, que se encuentra en la plaza de San Juan de la Cruz, custodiando el edificio de los Nuevos Ministerios.

En forma de relieves, adosadas a edificios o encaramadas a sus cornisas se encuentran multitud de esculturas. En las postrimerías del barroco destacan las complejas portadas de Pedro de Ribera (la del antiguo Hospicio, hoy Museo de Historia de Madrid, y la del Monte de Piedad, además de la decoración de puente de Toledo y muchos otros edificios singulares). En época contemporánea se encuentran más ejemplos escultóricos, como los Pegasos (caballos alados) procedentes del Ministerio de Fomento o Agricultura, en Atocha. Esculpidos en mármol por Agustín Querol fueron reemplazados a causa de su excesivo peso, que estaba causando graves problemas de cimentación, por copias huecas en bronce. Tras pasar años almacenados, fueron colocados en 1997 en la plaza de Legazpi. Otro tanto ocurrió con el grupo central del edificio, La Gloria, que un año más tarde fue instalado en la glorieta de Cádiz, en Usera, siendo así la primera escultura pública con la que contó el distrito. Otros ejemplos destacables son el Fénix del edificio de La Unión y el Fénix, la Minerva del Círculo de Bellas Artes o los aurigas del Banco Hispano Americano en la plaza de Sevilla (inmortalizados en la película La Comunidad).

En otro orden de cosas (aunque también inmortalizados en alguna película, como El día de la Bestia) están los letreros publicitarios luminosos de neón, algunos de los cuales han adquirido rango de históricos y están legalmente protegidos, como el de Schweppes en la plaza del Callao o el de Tío Pepe en la Puerta del Sol.107

Parques y jardines

Madrid es una de las ciudades europeas con mayor proporción de zonas verdes por habitante, concretamente 70 m² frente a los 20 m² de media en Europa. Además, con cerca de 300 000 árboles, es la segunda ciudad del mundo en número de estos en las calles y paseos, solo superada por Tokio. Dos de los tres parques regionales existentes en la Comunidad de Madrid protegen porciones del municipio de Madrid. Más de la cuarta parte de su término se encuentra protegido por el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, donde se incluyen el monte de El Pardo y el Soto de Viñuelas, espacios naturales situados al noroeste y norte del casco urbano, respectivamente. Al sur quedan protegidas 783 ha dentro del Parque Regional del Sureste.

  • El parque del Retiro está situado en pleno centro de la ciudad, y con 118 hectáreas, es uno de los lugares más significativos de Madrid. Cuenta en su interior con numerosos monumentos y lugares de interés, como son el Palacio de Cristal, la puerta de España, desde la calle Alfonso XII, La rosaleda, el estanque y gran cantidad de fuentes. También cuenta con la primera estatua del mundo dedicada al diablo: la del Ángel Caído.

  • El parque Madrid Río es un parque nuevo fluvial en torno al río Manzanares entre el Puente de los Franceses y el Nudo Sur, y que con 121 ha y 6 km de longitud. Conecta algunas de las principales zonas verdes de la ciudad y los distritos centrales y del suroeste. Algunas de sus zonas más destacadas son el Salón de Pinos, los Jardines de la Virgen del Puerto, los Jardines del Puente de Toledo y el parque de la Arganzuela.

  • La Casa de Campo se ubica en el distrito de Moncloa-Aravaca y con una extensión de 1722,60 ha, la Casa de Campo es el verdadero pulmón de Madrid. Tal es su tamaño que en su interior se encuentran situados el Parque de Atracciones de Madrid, el Parque zoológico de Madrid, o el Teleférico que conecta con el parque del Oeste. Históricamente perteneciente a la Casa Real, la proclamación de la Segunda República significó su entrega al pueblo de Madrid en 1931, abriéndose por primera vez este parque forestal al disfrute de los madrileños.

  • El parque del Oeste está situado entre la carretera de La Coruña, la Ciudad Universitaria y la zona de Moncloa. Tiene una superficie de 98,60 ha y contiene especies como cedros del Líbano, chopos, tilos y hayas. Además, cada año, se celebra en el parque el Concurso Internacional de Rosas Nuevas de la Villa de Madrid.

  • Parque Juan Carlos I, con 220 ha. El parque Juan Carlos I es uno de los mayores de la ciudad. Alberga el recinto ferial IFEMA, donde se celebran algunas de las exposiciones anuales más importantes de Europa tales como el SIMO. Además, destaca el llamado Jardín de las Tres Culturas, que contiene tres zonas ajardinadas que representan a las culturas cristiana, judía y musulmana.

  • El parque del Capricho se encuentra en la Alameda de Osuna, al noreste de la ciudad, y cuenta con una superficie de 14 ha. Está considerado uno de los parques más bellos de la ciudad. De sus rincones destacan la plaza del Capricho, el Palacio, el estanque, la plaza de los Emperadores, o la fuente de los Delfines y de las Ranas.

  • La Dehesa de la Villa se localiza al noroeste de la ciudad de Madrid, su principal característica es que mantiene su condición de bosque, y está en su mayor parte sin ajardinar. El árbol más común de la dehesa es el pino, del que hay seis especies, principalmente piñoneros y carrascos. Entre estos se encuentran otras muchas especies como encinas, acacias o cipreses. Las aves más comunes son, como en el resto de la ciudad, palomas, gorriones y urracas. Otras especies que se ven habitualmente son la abubilla, el pico picapinos o el petirrojo.

  • El Pinar de San José se encuentra en el barrio de la Peseta, al oeste de la ciudad de Madrid. Su principal característica es que mantiene su condición de bosque sin ajardinar. En el Pinar de San José, actualmente todavía se conservan miles de pinos piñoneros que fueron plantados en 1906 por la Orden de San Juan de Dios. Las aves más comunes en este pinar son: estorninos, abubillas, palomas torcaces, urracas, gorriones molineros, cotorras argentinas, pitos reales, agateadoras, carboneros y herrerillos. El Pinar de San José cuenta con una superficie de 27,03 hectáreas, pudiendo llegar a ocupar 50 hectáreas según el actual proyecto de expansión del parque forestal.

  • El parque de Enrique Tierno Galván se encuentra ubicado en el distrito de Arganzuela, posee una superficie de 45 ha y se encuentra situado el sur de la antigua estación de ferrocarril de Delicias, ahora Museo del Ferrocarril y que posee una bella estampa de la época. La zona en la que se encuentra enclavado el parque es conocida como el «Cerro de la Plata».

  • El Real Jardín Botánico está sito junto a la pinacoteca del Museo del Prado. Tiene cuatro terrazas escalonadas, la terraza de los Cuadros, la de las Escuelas Botánicas, la del Plano de la Flor y la de los Laureles, que contienen plantas de América y del Pacífico, además de plantas europeas.

  • El parque de Berlín se encuentra en el distrito de Chamartín, en el barrio de Ciudad Jardín. Inaugurado en 1967, cuenta con algo más de cinco hectáreas. Es destacable la estatua en bronce del oso que representa en su escudo a la ciudad alemana de Berlín, a la que se dedicó el parque.​

  • El parque lineal del Manzanares discurre paralelo al río Manzanares entre los distritos de Usera, Puente de Vallecas, Villaverde y Villa de Vallecas. Con una superficie de 530 ha, es apreciado por su valor ecológico dentro del núcleo urbano.

  • El parque Félix Rodríguez de la Fuente es un pequeño parque de 1,55 ha situado en el distrito de Chamartín inaugurado en 1980 dedicado al célebre naturalista.

  • El parque Juan Pablo II está en el sur del distrito de Hortaleza. Posee una superficie de unas 10 ha.

  • El parque Norte se halla en el barrio de La Paz, en el distrito de Fuencarral-El Pardo.

Barrios periféricos

Si bien es la zona centro la que concentra la mayor parte del interés turístico, algunos lugares de interés se encuentran en los barrios de la periferia. Es el caso del Planetario, situado en el parque de Enrique Tierno Galván junto a la M-30, en el entorno de Arganzuela y Puente de Vallecas.

El Palacio Real de El Pardo se encuentra en el distrito no urbanizable de Fuencarral-El Pardo. Su entorno, el monte de El Pardo, está protegido tanto por formar parte del Patrimonio Nacional como por su valor ecológico, debido a sus abundantes y diversas flora y fauna autóctonas. También este espacio protegido alberga el palacio de la Zarzuela, residencia de la Familia Real Española y el llamado «Pabellón del Príncipe de Asturias», de reciente construcción (año 2001).​ Este último fue objeto en su día de mucha polémica, tanto por su coste (2,7 millones de euros),​ como por lo anacrónico de su diseño.

Organización político-administrativa

Organización político-administrativa de Madrid

Elecciones municipales

Elecciones municipales en Madrid

Lago de la Casa de Campo con los rascacielos de la plaza de España al fondo

Pablo Serrano: Unidades-yunta, Madrid (1972)

Fuente de Cibeles, una de las imágenes icónicas de Madrid.

Resultados elecciones municipales de 2019 en Madrid

Candidaturas con representación

La ciudad de Madrid está gobernada por el Ayuntamiento de Madrid, cuyos representantes se eligen cada cuatro años por sufragio universal de todos los ciudadanos mayores de 18 años de edad. El órgano está presidido (2019) por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.