El fenómeno del Niño o simplemente El Niño, a veces referido como fenómeno El Niño (FEN), es un fenómeno o evento de origen climático relacionado con el calentamiento del Pacífico oriental ecuatorial, el cual se manifiesta erráticamente cíclico —Arthur Strahler habla de ciclos de entre tres y ocho años—, que consiste en realidad en la fase cálida del patrón climático del Pacífico ecuatorial denominado El Niño-Oscilación del Sur (El Niño-Southern Oscillation, ENSO por sus siglas en inglés), donde la fase de enfriamiento recibe el nombre de La Niña. Este fenómeno, en sus manifestaciones más intensas, provoca estragos en la zona intertropical y ecuatorial debido a las intensas lluvias, afectando principalmente a la región costera del Pacífico de América del Sur.
Günther D. Roth lo define como una irrupción ocasional de aguas superficiales cálidas, ubicadas en el océano Pacífico junto a la costa de los territorios de Perú y Ecuador, debido a inestabilidades en la presión atmosférica localizada entre las secciones Oriental y Occidental del océano Pacífico cercanas a la línea del ecuador. El fenómeno del Niño es el supuesto causante de más de una anomalía climática en el mundo.
El nombre de «El Niño» se debe a la asociación de este fenómeno con la llamada corriente del Niño, anomalía conocida por los pescadores del puerto de Paita, en el norte de Perú, quienes observaron que las aguas aumentaban su temperatura durante «la época de las fiestas navideñas» y los cardúmenes o bancos de peces desaparecían de la superficie oceánica, deduciendo que dicha anormalidad era debida a una corriente de aire caliente procedente del golfo de Guayaquil (Ecuador).
Los primeros registros oficiales del fenómeno fueron reportados por el capitán peruano Camilo Carrillo en 1892, quien notó la existencia periódica de una corriente marina cálida en las costas de Perú y de aguas normalmente muy frías, que se repiten cada cierto tiempo y ahora se ha comprobado que son cíclicas, con repeticiones de diferente intensidad cada 8 años.
Existen otros acontecimientos interesantes relacionados con los años más intensos de El Niño. Entre 1789 y 1793, el historiador británico Richard Grove relata que varios observadores de la época reportaron graves sequías en Asia, Australia, México y el sur de África, por lo que se sospecha que dicho fenómeno pudo haber causado la hambruna que precedió a la Revolución francesa. Entre 1791 y 1793 en México bajó el nivel del lago de Pátzcuaro.
El meteorólogo Jacob Bjerknes postuló en 1969 que El Niño está normalmente relacionado con la Oscilación del Sur, ya que está presente una relación física entre la fase de alta presión anómala en el Pacífico occidental con la fase de calentamiento poco frecuente del Pacífico oriental, lo que va acompañado con un debilitamiento de los vientos alisios del este. Así, la baja presión del Pacífico occidental se vincula con un enfriamiento del Pacífico oriental (fenómeno de La Niña) y con el fortalecimiento de los vientos del este.
Charles Todd, en 1888, sugirió que las sequías en India y en Australia tendían a ocurrir al mismo tiempo; Norman Lockyer notó lo mismo en 1904. Una conexión entre El Niño con las inundaciones de 1894 fue reportada por Víctor Eguiguren Escudero (1852–1919) y en 1895 por Federico Alfonso Pezet (1859–1929). En 1924, Gilbert Walker (por quien la circulación Walker se nombró) acuñó el término "Oscilación Sur". Él y otros (incluyendo al meteorólogo noruego-estadounidense Jacob Bjerknes) se acreditan en haber identificado el efecto El Niño.
El primer meteorólogo en sugerir una explicación razonable del fenómeno de El Niño fue Jacob Bjerknes, cuando dirigió una oficina meteorológica para los pronósticos del tiempo atmosférico anexa al Departamento de Física de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Bjerknes fundó el Departamento de Meteorología en dicha Universidad, ahora transformado en el Departamento de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas. Como profesor en esta universidad, fue el primero en relacionar las inusuales altas temperaturas de la superficie oceánica con vientos débiles del este y las intensas lluvias que acompañan esta situación y un resumen de estas ideas lo expresó en forma precisa el Dr. Richard T. Barber cuando señaló que «The ocean is clearly driving the atmosphere» («El océano claramente dirige a la atmósfera»), lo cual equivale a decir que el flujo de energía en la atmósfera procede principalmente (aunque no exclusivamente, como resulta obvio) de la hidrosfera (océanos y mares).
Posteriormente, otros investigadores de la meteorología han expresado de maneras diversas la idea del paralelismo entre las altas temperaturas de una zona determinada del océano con el debilitamiento de los vientos en dicha zona: en la discusión número 3 de la Tormenta Tropical Sandy del NHC (National Hurricane Center) el 23 de octubre de 2012 se señala que «permanecer de manera casi estacionaria sobre las cálidas aguas de la parte suroccidental del mar Caribe nunca es una buena señal para esta época del año». Este fenómeno está explicado con más detalle en el artículo sobre la diatermancia y en el del Huracán Sandy.
En 1969, Bjerknes ofreció una alternativa de comprensión del fenómeno conocido como la Oscilación meridional de El Niño, al sugerir que un calentamiento inusual en el Pacífico oriental podría debilitar la diferencia de temperatura (de las aguas) entre el este y el oeste, desequilibrando los vientos alisios que son los vientos que empujan las aguas cálidas hacia el oeste. El resultado sería un incremento de aguas cálidas hacia el este, es decir, hacia las costas intertropicales de América del Sur.
Aunque no se suele citar a este autor, la mayoría de los autores posteriores se basan en las ideas de Bjerknes y las llevan a extremos increíbles en diagramas que relacionan las altas temperaturas en el suroeste asiático, que originan la formación de un bucle convectivo (ver figura), con descenso en las costas occidentales de América del Sur, unos 16 000 km al este, idea completamente exagerada y alejada de la realidad por dos razones principales:
Las diferencias de temperatura, presión atmosférica y lluvias entre las costas sudamericanas y las asiáticas del océano Pacífico no se deben a un cambio en los patrones de dirección de los vientos, sino a la dirección este-oeste de las corrientes marinas en la zona intertropical. Ello significa que no son los alisios los que ocasionan el apilamiento de aguas cálidas en el Pacífico occidental, sino las aguas cálidas de la corriente ecuatorial, que transportan una enorme cantidad de energía hacia el oeste, las que ocasionan el calentamiento de la atmósfera en las zonas ya próximas al continente asiático, como se puede comprobar por los fenómenos de meteorología tropical (trombas marinas, tormentas tropicales de gran intensidad, tifones, etc.) que se producen muy cerca de la línea ecuatorial (donde el agua tiene una temperatura bastante elevada), como sucedió con el huracán o tifón de grado 5 Bopha en 2013, que se originó apenas a unos 5º al norte del ecuador. El propio Bjerknes, como ya se ha indicado, señaló el motivo subyacente de esta situación. Así, es la temperatura elevada de las aguas oceánicas la causante de que los vientos alisios se debiliten, es decir, disminuyan de velocidad, disminución que se debe al ascenso del aire en contacto con las aguas muy cálidas y, a su vez, ese ascenso produce las intensas lluvias que acompañan el fenómeno. En el artículo sobre el Huracán Sandy se indica la formación de trombas marinas en el Golfo de Venezuela, frente a Punto Fijo en la Península de Paraguaná, el día 21 de octubre, dos días antes del desarrollo de la tormenta tropical Sandy.
Lo anterior explica la situación en el Pacífico occidental, pero no en las costas sudamericanas, que es donde se produce el fenómeno de El Niño. En este caso, la explicación es más sencilla y no tenemos que buscar el motivo a 16 000 km de distancia. En dicha explicación intervienen tres factores: la rotación y traslación terrestres, la configuración de las costas sudamericanas, y las corrientes de marea:
El fenómeno de El Niño se produce a fines de diciembre (de ahí el nombre) por ser el momento del solsticio de verano en el hemisferio sur. En ese momento se produce un mayor calentamiento de los océanos al sur del ecuador pero además, ocurre una alteración de las corrientes de marea pasando un gran volumen de agua del hemisferio norte al hemisferio sur (dentro de la zona intertropical) que se ha medido cuidadosamente y que incluso se ha considerado como una causa importante en la disminución de la velocidad de rotación y de la traslación terrestres. Es el mismo caso que ocurre en la marcha de un automóvil: cuando las ruedas no están bien balanceadas, la excentricidad de su movimiento genera una disminución considerable en la velocidad del vehículo.
La configuración de las costas sudamericanas resulta crucial para explicar la meteorología y climatología tan distintas entre las costas orientales del Atlántico y las occidentales frente al océano Pacífico: mientras que en el Atlántico la mayor parte de la corriente ecuatorial se desplaza hacia el noroeste debido a las costas brasileñas que ocasionan dicha desviación al norte del cabo de San Roque, en el Pacífico no sucede lo mismo (al menos, no en el mismo grado) porque la corriente ecuatorial en dicho océano se origina en las costas del Ecuador en un punto donde se forma un doble golfo al norte y al sur de la línea ecuatorial. Pero el estudio de las mareas es mucho más complejo de lo que generalmente se cree y deben analizarse muy detenidamente las líneas cotidales y los puntos anfidrómicos de las mareas. Un mapa inserto en el artículo citado hace referencia a las corrientes de marea en la costa sudamericana del Pacífico, en el que se puede ver cómo esas corrientes tienen sentido horario en torno al punto anfidrómico y la parte oriental del sistema anfidrómico respectivo desciende en latitud junto a la costa y, lo más importante para lo que se ha expresado antes, cruza la línea ecuatorial, pudiendo llegar hasta las latitudes en las que la corriente del Perú se aleja de la costa hacia el noroeste, es decir, hacia dicha línea ecuatorial.
Las corrientes de marea se explican en la carta de las líneas cotidales (líneas horarias del avance de las mareas) en el que se ve la formación de una zona de mareas muy importantes en el golfo de Panamá, que puede suministrar el agua caliente necesaria para una corriente de marea que avance junto a las costas del Pacífico en Colombia y Ecuador hasta atravesar la línea ecuatorial, tal como se expresa en el mapa de la cita anterior. Como esta corriente de marea es una corriente superficial y es de agua caliente (menos densa que el agua de la corriente de Humboldt o del Perú) se superpone a las aguas frías de la costa peruana y cubre en gran parte a esas aguas frías. No es que la surgencia de aguas frías en la costa del Perú deje de producirse (ello sería imposible porque es consecuencia del movimiento de rotación terrestre que es invariable) sino que las aguas cálidas transforman por completo la meteorología (no la climatología; ver el artículo tiempo y clima) de dicha región costera. Las mareas pueden ser explicadas con los conocimientos astronómicos únicamente pero sus efectos en la superficie oceánica requieren de un comprensión más completa y compleja que involucra aspectos como las masas continentales, la rotación terrestre, la geometría de las cuencas oceánicas y la propia variabilidad de la meteorología. Conociendo el historial de todos los aspectos involucrados se puede correlacionar con el desarrollo de las distintas épocas en las que se produce el fenómeno de El Niño y establecer así, un ciclo en el tiempo que identifique un determinado patrón explicativo. Se han estudiado algunos de esos patrones cíclicos para otras partes de nuestro planeta, pero no para esta zona de las costas sudamericanas.
Las consecuencias de este fenómeno climático lleva a regiones aleatorias de América del Sur a:
Alteración de los efectos de la corriente de Humboldt.
Pérdidas pesqueras en ciertas especies e incremento en otras.
Intensa formación de nubes generadas en la zona de convergencia intertropical.
Periodos muy húmedos.
Baja presión atmosférica.
Generación de aluviones.
Pérdidas agrícolas.
Colombia
El fenómeno del niño en Colombia causa una disminución pronunciada en la cantidad de precipitaciones y en la humedad en las regiones Caribe y Andina mayormente, con las siguientes consecuencias: afectación al sector agrícola, posibles limitaciones de la cantidad de energía eléctrica que se puede generar (que puede incrementar la probabilidad de llevar a cabo racionamientos de agua para el consumo humano y animal), aumento en la cantidad de incendios forestales y disminución de los niveles y los caudales de los ríos.
Como principal efecto económico del fenómeno de El Niño en Colombia se encuentran las repercusiones negativas sobre el sector agropecuario: las variaciones en los rendimientos de los diferentes cultivos. Según el Ministerio de Agricultura de Colombia, el fenómeno de El Niño significa una reducción del 5 % del rendimiento agrícola. Los cultivos más afectados históricamente han sido el fique, la yuca, la palma africana, la cebada, el arroz y la papa. En el caso de la producción de la leche, se han tenido reducciones en su producción cercanas al 5 %.
Históricamente las repercusiones sobre la producción de café por el fenómeno de El Niño no han sido importantes.
El fenómeno del niño ocasiona disminuciones importantes en los productos agrícolas.
En Colombia, el instituto gubernamental encargado de realizar estudios e investigaciones relacionadas con la atmósfera, el tiempo y el clima es el IDEAM. Las características climatológicas que se presentan durante el fenómeno del niño pueden ser consultadas en sus bases de datos, así como en sus informes y reportes.
América del Sur
El sur de Brasil y norte de Argentina experimentan un clima más húmedo que en condiciones normales, sobre todo durante el verano. En invierno puede producir como efecto el aumento de temperatura media y reducción considerable de ocasionales heladas, especialmente en la zona centro y norte de Argentina debido a que la nubosidad por las noches conlleva a que radiación solar acumulada en la Tierra se refleje en las nubes produciendo un esporádico efecto invernadero. La región central recibe el invierno con gran lluvia y el altiplano peruano-boliviano a veces es expuesto a eventos de nevadas de invierno inusuales. En Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil se presentan intensas lluvias que provocan inundaciones que afecta a las personas y los cultivos de trigo y cebada además aparecen enfermedades fúngicas.
Guatemala
Uno de los eventos climáticos de mayor impacto en Guatemala es el fenómeno de El Niño, con importantes implicaciones en el clima, que se ha reflejado en la variación de los regímenes de lluvia. Bajo eventos severos se ha registrado una disminución importante en los acumulados de lluvia el inicio de la época lluviosa, con implicaciones de menor disponibilidad de agua, incendios, etc.
El fenómeno se ha asociado a mayor incidencia de frentes fríos, aumento del número de huracanes en el Pacífico mientras que disminuyen en el Atlántico, Caribe y golfo de México, tal como se ha venido observando en los últimos años. A través del análisis de isótopos de oxígeno, se ha clasificado el nivel de impacto que ha tenido el Niño en zonas como Baja California, en México.
Estas condiciones atmosféricas causan inundaciones importantes en las cuencas de los ríos, principalmente las correspondientes a la vertiente del Pacífico, las cuales se ven agravadas por la alta vulnerabilidad de muchas zonas pobladas establecidas en áreas de alto riesgo como márgenes de ríos y laderas propensas a deslizamientos. Al igual que a muchos otros países, este impacto climático podría ocasionar una gran catástrofe, difícil de superar.
Costa Rica
Al igual que en el resto de Centroamérica, el fenómeno de El Niño provoca una variación inusitada en las condiciones atmosféricas. Se ha analizado por parte del Instituto Meteorológico Nacional de Costa Rica que una de estas variaciones está relacionada con la cantidad de huracanes que se forman en la cuenca del Atlántico: Cuando el fenómeno de El Niño es muy intenso, la probabilidad de formación de huracanes en el Mar Caribe disminuye. Por tanto, se da una disminución de la cantidad de lluvia acumulada en especial, en la Vertiente del Pacífico.
Lo anterior se traduce en una serie de afectaciones en las actividades económicas del país, en especial, del cultivo del arroz y la actividad ganadera en la Provincia de Guanacaste debido a las sequías prolongadas que se presentan en estas zonas.
En determinadas regiones aleatorias (desconocidas) del sudeste asiático provoca:
Lluvias escasas.
Enfriamiento del océano.
Baja formación de nubes.
Periodos muy secos.
Alta presión atmosférica.
Escasez de alimentos marinos.
Cultivos arruinados.
Escasez de agua en los ríos.
Cambio de circulación atmosférica.
Cambio de la temperatura oceánica.
Pérdida económica en actividades primarias.
Pérdidas de hogares.
Resumiendo las conclusiones de quienes han estudiado las huellas dejadas desde hace algunos milenios por eventos climáticos excepcionales en varias zonas situadas entre la desembocadura del río Piura, al norte, y la de la quebrada de los Burros, cerca de Tacna, en el extremo sur de Perú.
No se sabe bien cuáles eran las condiciones climáticas que reinaban en la costa peruana antes de la era interglacial actual —Holoceno, que se estableció desde hace 10 a 15 milenios—. El nivel del mar era de 80 a 120 m más bajo y la línea de la orilla más alejada, hasta varios kilómetros. Los autores están de acuerdo en pensar que las condiciones climáticas sobre la costa peruana ya eran desérticas o al menos áridas. Algunos investigadores afirman que los eventos de El Niño existen desde hace por lo menos 40 000 años.
En la parte norte de Perú, se observa un evento de El Niño que provoca inundaciones cada 5 o 10 años. En el sur, estos eventos son escasos, pero pueden sobrevenir y son a menudo devastadores.
Las huellas dejadas por los diferentes Niño varían según las regiones. Las cronologías pueden ser diferentes. Se puede constatar que, de norte a sur de la costa peruana sobrevienen cada 200, 300 o 500 años, una catástrofe climática mayor que probablemente ha provocado a menudo o facilitado la desaparición violenta de varias civilizaciones como la cultura Chavín, la dinastía Naylamp o la cultura Lambayeque. Esta ciudad fue destruida en 1585 por un evento de lluvias torrenciales, asociadas a un fenómeno El Niño fuerte. En la época se atribuyó la culpa de la destrucción de la ciudad al gobernador, que habría sido castigado por haber cambiado de lugar la estatua del fundador de la ciudad.
En los años 1460, una serie asociada de El Niño-La Niña provocaron hambrunas y pestes que seguramente influyeron en una profunda crisis del Imperio inca.
El Niño y la Niña en el siglo XX
:Eventos de El Niño y La Niña en el siglo XXI
Temperaturas superficiales del Océano Pacífico en las costas ecuatoriales y subtropicales correspondientes al 16 de septiembre de 2013
Efecto de las mareas en las cuencas oceánicas, mostrando las líneas cotidales en color blanco, donde las mareas se producen a la misma hora (las líneas difieren entre sí en una hora del reloj) y los puntos anfidrómicos (pequeños círculos blancos en zonas azules), donde el nivel de las mareas varía muy poco a lo largo del tiempo. Puede verse que las mareas tienen un gran desarrollo al oeste del istmo de Panamá, en el océano Pacífico, mientras que en las costas peruanas, la diferencia en el efecto de las mareas sobre el nivel del mar es relativamente escaso y ello genera una especie de "desbordamiento" de las aguas del hemisferio norte al hemisferio sur, junto a la costa occidental sudamericana.
El mayor evento del siglo xxi de El Niño fue el de 2015-16. Carta de las temperaturas anómalas de la superficie oceánica en octubre de 2015.
Patrón normal del Pacífico. Vientos ecuatoriales apilan agua más caliente hacia el oeste. El agua fría se va hacia las costas de Sudamérica. (NOAA / PMEL / TAO).
El Niño de 1997-1998 afectó gran parte del continente americano. En la foto, inundaciones al sur de California.
Línea del tiempo de los episodios El Niño entre 1900 a 2020.
Diversos investigadores han concordado en una cronología completa de los eventos de El Niño a partir de los elementos históricos.
Los eventos calificados como niños muy fuertes o meganiños históricos serían los siguientes:
Niño de 1578
Niño de 1728
Niño de 1790-93
Niño de 1828
Niño de 1876-78
Niño de 1891, probable Niño costero (evento local sin mayor influencia global)
Niño de 1925-26 (inicia con el Niño costero de 1925)
Niño de 1982-83
Niño de 1997-98
Niño de 2014-16 (finaliza con el Niño costero de 2017)
Lo que suman 10 eventos muy fuertes en 475 años, es decir aproximadamente cada 50 años, aunque cada vez más frecuentes.
Otros 10 eventos son calificados entre Fuerte y Muy Fuerte (F+) y otros 21 de Fuertes. Por lo tanto, ha habido 40 eventos Fuertes y Muy Fuertes en 475 años, es decir uno cada 9 años.
Con todas las reservas del caso se puede decir que cada 500 o 1000 años el Perú ha sido golpeado por una catástrofe mayor (Mega Niño), capaz de remodelar paisajes y desorganizar o provocar la desaparición de sociedades.
Niños Muy Fuertes como los de 1925, 1983 o 1997 sobrevendrán aproximadamente cada 50 años, en media.
Niños normales o canónicos sobrevendrán en promedio cada 3 o 4 años. Estos tienen a menudo efectos benéficos sobre las culturas y la generación de los recursos en agua, pero provocan una sobre dos o tres veces (en promedio cada diez años) daños apreciables.
Finalmente, hay que recordar que en el Perú, las inundaciones no siempre son provocadas por el Fenómeno El Niño. Los huaicos a menudo catastróficos son muchas veces vinculados por deslizamientos de terreno, (provocados por temblores, accidentes glaciares o exceso de lluvias relacionadas con El Niño o no). Las investigaciones del Síndrome El Niño puede poner orden en el contexto de las posibilidades del cambio climático. El hallazgo de un cierto ciclaje en la reaparición de El Niño puede hipotetizar acerca de no cambios climáticos globales. Hay expertos en disidencia en pensar en la hipótesis de un no recalentamiento global del clima del planeta, por los antiguos mega «Niños Muy Fuertes», y que en la actualidad sean menos frecuentes.
En noviembre de 1997 se realizó un foro para predecir los impactos de El Niño. «¿Cuánto va a llover en la región?» o «¿cuánto se intensificarán los vientos para los huracanes?» fueron dos de los de cientos de preguntas que se realizaron en el foro. Las consecuencias del fenómeno El Niño, en 1997, fueron muy fuertes; no solamente afectaron las costas de Sudamérica, sino que también afectó Centroamérica, el Pacífico mexicano y la corriente de California, ocasionando intensas lluvias desde el estado de Baja California, en México, afectando a varias ciudades como Ensenada, Rosarito, San Diego y Tijuana, entre otras, hasta el sur del Perú y norte de Chile. Provocó, aparte de epidemias, gran erosión en las costas, incendios forestales, pérdida pesquera y agrícola. Incluso el 13 de diciembre de 1997, invierno boreal, se dio un frente frío junto con las intensas lluvias del fenómeno que produjeron una nevada en el norte y centro del estado de Jalisco. Esto trajo consigo un descenso en la temperatura de -7 °C, después de 116 años que no se presentaba a este nivel. En este mismo día se presentaron nevadas en ciudades donde no nieva anualmente como Guadalajara, San Luis Potosí, León y Aguascalientes, provocó también la suspensión de actividades en los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas en México.
Dicho período de 116 años, comparándolo con el clima relativamente cálido que viene prevaleciendo en la Era Postglacial desde el último período glacial (Würm), equivaldría a 1 minuto de tiempo.
El fenómeno de El Niño afectó en 1997-98 gran parte del Ecuador, Perú, Colombia y Chile; en este último se vio reflejado en los temporales de Chile central en 1997, concentrándose sus efectos entre noviembre de 1997 y abril de 1998. En Perú, las lluvias promedio mensuales alcanzaron 701 mm en Tumbes y 623 mm en Chiclayo, superando ampliamente los niveles normales. Pero puede afectar a otros países.
Los departamentos más afectados del país fueron los de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, e Ica.
Los ríos que desembocan en el Pacífico alcanzaron caudales muy importantes; algunos de ellos fueron:
Los daños causados se concentraron en la infraestructura vial, agricultura e infraestructura urbana eléctrica. Se estimaron 880 km de carreteras destruidas donde 115 km corresponden a carreteras asfaltadas, 394 km a afirmadas y 334 km a vías sin afirmar y trochas. Igualmente han sido afectados 845 km de carreteras asfaltadas, 4 640 km de carreteras afirmadas y 1 060 km de vías sin afirmar aproximadamente. Se tienen 58 puentes dañados totalmente y 28 puentes afectados con una longitud total de 4 395 m.Igualmente las vías de ferrocarril central, del sur y del sur-oriente han sufrido el embate de más de 150 huaicos.
Se han afectado poblaciones urbanas o rurales de Tumbes, Paita, Piura, Ica, Oxapampa, Villa Rica, Pozuzo, Junín, y Trujillo, comprometiéndose sus obras de saneamiento de agua y desagüe.
La amplitud excepcional de este fenómeno obliga a modificar el razonamiento técnico tradicional y proponer medidas y tipos de obras diferentes de los recomendados en el pasado.
En Ecuador, El Niño afectó a casi todo el país, pero principalmente a las provincias de la zona costera: Esmeraldas, Manabí, Los Ríos, Guayas y El Oro. Algunas provincias serranas de la región andina también resultaron afectadas, con grandes pérdidas económicas que provocaron inestabilidad económica y política que se da en dicho país.
Durante las últimas décadas el número de eventos de El Niño aumentó, aunque se necesita un período de observación mucho mayor para detectar cambios robustos. En 2014 se informó en Nature sobre una robusta tendencia al aumento en Los Niños extremos.
Varios estudios de datos históricos sugieren que la reciente variación de El Niño está vinculado al calentamiento global, pero no hay consenso sobre este aspecto. Por ejemplo, incluso después de restar la influencia positiva de la variación decenal, se demuestra que está posiblemente presente en la tendencia ENOS, la amplitud de la variabilidad ENOS en los datos observados todavía aumenta, por tanto como 60 % en los últimos 50 años.
Puede ser que el fenómeno observado de eventos de El Niño más frecuentes y más fuertes se produce solo en la fase inicial del calentamiento global y luego (por ejemplo, después de que las capas inferiores del océano también se calienten) El Niño será más débil de lo que era. También puede ser que las fuerzas estabilizadoras y desestabilizadoras que influyen en el fenómeno finalmente se compensarán entre sí. Se necesita más investigación para proporcionar una mejor respuesta a esa pregunta. Sin embargo, los nuevos modelos publicados en la revista Nature en 2014 indicaron que el calentamiento global no mitigado afectaría particularmente las aguas superficiales del Pacífico Oriental ecuatorial y duplica la ocurrencia de Los Niños extremos.
En un futuro, regiones como Indonesia donde el cultivo principal consistente de arroz será más vulnerable al incremento de la intensidad del fenómeno El Niño. David Battisi, profesor de la Universidad de Washington, investigó los efectos de los futuros fenómenos de El Niño de la agricultura de Indonesia usando el informe anual del IPCC del año 2007 y 20 modelos logísticos diferentes que estudian factores climáticos como la presión atmosférica, nivel del mar y humedad, y encontró que la cosecha de arroz experimentará un decrecimiento en sus cultivos. Bali y Java, que poseen el 55% de los cultivos de arroz en Indonesia, probablemente experimentarán 9-10% de menos monzones, los cuales prolongan las temporadas de hambre. La cosecha normal de arroz empieza en octubre y la recolección en enero. Sin embargo, como el cambio climático afecta al fenómeno del Niño, produce un retraso en la plantación de cultivos, así que la recolección será mucho más tarde y en condiciones más secas, produciendo cultivos con menor rendimiento.
Según el Instituto para la Tierra de la Universidad de Columbia el fenómeno climático El Niño sería el causante de numerosos conflictos surgidos tras la segunda guerra mundial. Según los investigadores del Instituto para la Tierra los episodios más duros de El Niño habrían precedido al 30 % de las guerras civiles en un centenar de países. El riesgo de un conflicto se doblaría respecto a los periodos de La Niña. Globalmente la aparición de excesivas temperaturas y grandes sequías estarían relacionadas con el 21 % de los 234 conflictos que el Instituto para la Tierra ha analizado desde 1950 a 2004.
La Niña es un fenómeno climático que forma parte de un ciclo natural-global del clima conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS, El Niño-Southern Oscillation, ENSO por su acrónimo en inglés). Este ciclo global tiene dos extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría, precisamente conocida como La Niña. En el pasado también se lo llamaba anti-El Niño, o "El Viejo". Cuando existe un régimen de vientos alisios fuertes desde el oeste, las temperaturas ecuatoriales disminuyen y comienza la fase fría o La Niña. Cuando la intensidad de los alisios disminuye, las temperaturas superficiales del mar aumentan y comienza la fase cálida, El Niño.
Cualquiera de ambas condiciones se expande y persiste sobre las regiones tropicales por varios meses y causan cambios notables en las temperaturas globales, y especialmente en los regímenes de lluvias a nivel global. Dichos cambios se suceden alternativamente en períodos que varían promedialmente de los cinco a los siete años y se tienen registros de su existencia desde épocas prehispánicas.
Tanto El Niño como La Niña, son los ejemplos más evidentes de los cambios climáticos globales, siendo parte fundamental de un vasto y complejo sistema de fluctuaciones climáticas. El Niño es conocido como el periodo cálido y La Niña como el periodo frío. La Niña se caracteriza por tener temperaturas frías y perdurables, si se le compara con El Niño, ya que este se caracteriza por temperaturas oceánicas inusualmente calientes sobre la zona ecuatorial del océano Pacífico.
Los episodios de La Niña, al igual que el fenómeno de El Niño, producen cambios a gran escala en los vientos atmosféricos sobre el océano Pacífico, incluyendo un incremento en la intensidad de los vientos alisios del Este (Este-Oeste) en la atmósfera baja sobre la parte oriental del océano Pacífico en Sudamérica, y de los vientos del oeste en la atmósfera superior. Estas condiciones reflejan cambios significativos en la circulación ecuatorial de Walker.
Los episodios cálidos del niño y fríos de La Niña, forman parte del ciclo El Niño-Oscilación del Sur, ENOS. Estos ciclos tienen un período medio de duración de aproximadamente cuatro años, aunque en el registro histórico los períodos han variado entre 2 y 7 años.
Durante un episodio de La Niña, es típico observar condiciones más secas respecto a lo normal sobre la parte centro-ecuatorial del océano Pacífico, debido a un debilitamiento de la corriente en chorro entre los meses de diciembre y febrero, y por el fortalecimiento de los sistemas monzónicos en Australia, el Sudeste de Asia, América del Sur, Centroamérica y África.
En las primeras fases de los episodios de La Niña, la termoclina —isoterma de 20 °C que separa las capas superficiales del océano de las más profundas— se localiza a poca profundidad respecto a lo habitual, principalmente en los sectores centrales del océano Pacífico y frente a las costas de América del Sur (Ecuador, Perú y Chile). Durante la fase madura la termoclina gradualmente se profundiza en la parte occidental del Pacífico y en el sector central en las últimas fases de los episodios.
Como resultado de los cambios indicados, las temperaturas subsuperficiales del mar se vuelven gradualmente más cálidas de lo normal en los sectores occidental y central de la zona ecuatorial del océano Pacífico, creándose condiciones muy favorables para una transición a un estado neutral, o a un episodio de El Niño. Los factores críticos que determinarán dicha transición son los vientos del Este de nivel bajo. En las últimas fases de los fenómenos El Niño, la profundidad de la termoclina y de la temperatura del mar subsuperficial llegan a ser inferiores a lo normal por diversas partes ecuatoriales del océano Pacífico. Esta evolución indica un vaciado del calor hacia la parte superior del océano y a la vez son los preparativos para una fase de transición hacia un estado neutral, o a un año más del fenómeno de La Niña .
Anomalías de la temperatura de la superficie del mar mostrando condiciones de La Niña (azul) en noviembre de 2007.
Cronología de todos los episodios de La Niña entre 1900 y 2020.
Es importante señalar que cuando finaliza un evento El Niño, no necesariamente se debe esperar que se desarrolle un episodio de La Niña inmediatamente. Sin embargo, esta transición sí tiene lugar en la mayoría de los casos. Por ejemplo, los eventos El Niño de 1957, 1965 y 1991 presentaron un rápido descrecimiento de las temperaturas de la superficie del océano, pero no se desarrollaron eventos fríos de La Niña.
También, ha habido ocasiones en que unos episodios cálidos conllevaron episodios fríos en la estación siguiente, tal y como sucedió en 1969, 1972 y 1987; pero en cada uno de estos episodios, las condiciones frías completamente establecidas se desarrollaron hacia fines de julio. Las condiciones de un episodio La Niña moderado, se desarrollaron a continuación de El Niño 1982/83. En este caso, las condiciones de La Niña se desarrollaron entre septiembre y noviembre de 1983.
Regularmente los eventos de El Niño ocurren más frecuentemente que los eventos de La Niña. Por ejemplo, durante el período 1950-1998 (49 años) y según los registros de la NOAA, han ocurrido un total de doce eventos del fenómeno El Niño contra sólo nueve de La Niña.
Eventos de "La Niña" desde 1950 a 2018
De acuerdo a los registros de NOAA, los eventos La Niña de mayor duración han sido los ocurridos en 1954-1956 y en 1998-2001, siendo este último de 2 años, 9 meses de duración. El evento reciente de mayor intensidad se desarrolló entre 1973-1974, con un máximo en diciembre de 1973.
En los trópicos las variaciones experimentadas en el clima global por efecto del fenómeno de La Niña son radicalmente opuestas a las variaciones ocasionadas por El Niño.
En América Central es bastante probable esperar condiciones relativamente más húmedas de lo normal, principalmente sobre las zonas costeras del mar Caribe. En América del Sur predominan las condiciones más secas y más frescas de lo normal sobre Ecuador y Perú, secas y calurosas en Chile central, así como condiciones más húmedas en Guyana y el nordeste de Brasil.
En el caso particular de Nicaragua el fenómeno de El Niño está íntimamente relacionado con la ocurrencia de sequías sobre su territorio. Contrariamente, La Niña se asocia con estaciones lluviosas benignas o más húmedas y también con la ocurrencia de eventos meteorológicos extremos que causan desastres naturales como depresiones atmosféricas, tormentas y ciclones tropicales.
En años de La Niña, durante el período de junio a agosto, sobre Centroamérica prevalecen las condiciones más frescas y húmedas, de tal manera que sobre Nicaragua es posible esperar un período canicular benigno, o en su defecto la ausencia de este mínimo estival en la marcha mensual del régimen de precipitación.
Según la información histórica que posee INETER (Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales) sobre vórtices ciclónicos que han impactado al territorio nacional en los últimos 100 años, se puede concluir que los desastres naturales de origen meteorológico más trágicos han ocurrido en años La Niña. Durante el evento 1970-71, en septiembre de 1971 el huracán Irene atravesó el país de este a oeste siguiendo la ruta más al sur utilizada hasta la fecha por un vórtice ciclónico, recibiendo el nombre de Olivia como tormenta tropical en aguas del océano Pacífico. En el evento 1974-75, catalogado como el de mayor duración en los últimos 49 años, en septiembre de 1974 Nicaragua se vio seriamente afectado de forma indirecta por el huracán Fifí, el cual causó severas inundaciones en los Departamentos de Chinandega y León principalmente, como resultado de la circulación atmosférica creada por el sistema ciclónico.
En octubre de 1988 otro evento de La Niña clasificado como el más intenso del período 195?-1998, propició la entrada al territorio del segundo huracán más desastroso en la historia de Nicaragua, el Joan, y el más intenso respecto a la escala internacional de Saffir-Simpson de los que han impactado directamente al país. A pesar de que los daños fueron cuantiosos en infraestructura, en el sector agrícola, en forestaría y en algunos ecosistemas, se podría decir en relación a la última catástrofe provocada por el huracán Mitch que la pérdida de vidas humanas causadas por el Joan podrían ser inferiores al 10% de las originadas por este último.
Nuevamente la ocurrencia del evento de La Niña 1995-1996 clasificado como débil internacionalmente, creó condiciones propicias para que en julio de 1996 el huracán Cesar irrumpiera sobre territorio Nicaragüense a la altura de Kukra Hill y que posteriormente atravesara el territorio nacional con intensidades de tormenta y depresión tropical. En lo general, se podría decir que el huracán Cesar (intensidad 1 en la escala internacional) no ocasionó grandes daños económicos ni significativas pérdidas humanas respecto a Joan y Mitch.
En mayo de 1998 de forma abrupta finalizó uno de los eventos de El Niño más intensos del pasado siglo XX, creando condiciones propicias para que de forma acelerada se iniciase la gestación de un episodio de La Niña, el cual actualmente está en su sexto mes de vida junio - noviembre y que ha sido catalogado por la comunidad científica internacional de intensidad moderada. Así mismo las últimas predicciones de los Modelos Numéricos de pronósticos de los Centros Internacionales, indican un fortalecimiento del Episodio Frío/La Niña durante lo que resta de 1998, continuando con condiciones moderadas hasta abril - junio de 1999.
Una vez más un Episodio Frío/La Niña, potenció el desarrollo de condiciones atmosféricas y oceánicas favorables para que se desarrollara en la cuenca del mar Caribe el huracán Mitch, considerado como el vórtice ciclónico más potente (categoría 5 en la escala internacional Saffir-Simpson) que nunca jamás había afectado de forma indirecta al territorio nacional, causando a la vez los daños más arteros y trágicos en la población más pobre de Nicaragua, así como en infraestructura; afectando a la vez significativamente a los sectores económicos más sensibles, como el sector agrícola, ganadero, energía y salud, principalmente.
Sobre la base de lo antes expuesto se puede decir, que es más que evidente la relación que existe entre el fenómeno de La Niña y la exagerada actividad ciclogenética que se observa en la cuenca del Océano Atlántico - Golfo de México - Mar Caribe, así mismo en años La Niña la probabilidad crece tanto que es muy probable que un vórtice ciclónico afecte directa o indirectamente al país, originando desastres naturales de origen meteorológico, tales como lluvias intensas, tormentas y ciclones tropicales, y consecuentemente inundaciones, marejadas de tempestad y deslizamientos de tierras, entre otros.
El fenómeno de La Niña genera más lluvia en los Andes centrales, que resulta en inundaciones catastróficas en los Llanos de Mojos en el Departamento del Beni en Bolivia. Tales inundaciones están documentadas para los años de 1853, 1865, 1872, 1873, 1886, 1895, 1896, 1907, 1921, 1928, 1929 y 1931.
Este fenómeno, sobre el que se ha escrito poco y que aparece por primera vez en la literatura científica a finales de 1989, se divide en cuatro fases.
El Preludio al fenómeno La Niña, es la terminación del fenómeno El Niño (Oscilación del Sur)
El Inicio del fenómeno La Niña, que se caracteriza por:
Un fortalecimiento de los vientos alisios que confluyen en la zona de convergencia intertropical y un desplazamiento más temprano de esta hacia el norte de su posición habitual.
Un aumento de la convención en el océano pacífico, al oeste del meridiano de 180°, donde la temperatura del agua superficial del océano sube de su valor habitual (28 y 29 °C)
El Desarrollo del fenómeno se identifica por:
Un debilitamiento de la corriente contra ecuatorial, lo que ocasiona que la influencia de las aguas cálidas proveniente de las costas asiáticas afecten poco las aguas del pacífico de América.
Una ampliación de los afloramientos marinos, que se producen como consecuencias de la intensificación de los vientos alisios.
El fortalecimiento de la corriente ecuatorial del sur, especialmente cerca del ecuador, arrastrando aguas frías que disminuyen las temperaturas del pacífico tropical oriental y central.
Una mayor cercanía de la termo clima a la superficie del mar en el pacífico tropical, lo que favorece la permanencia de especies marinas que encuentran sus alimentos durante periodos largos.
La maduración es el final del evento La Niña, y ocurre después de que la intensidad de los vientos alisios ha regresado a su estado normal
El fenómeno la Niña puede durar de 9 meses a 3 años y según su intensidad se clasifica en débil, moderado y fuerte.
Es más fuerte mientras menor es su duración, y su mayor impacto en las condiciones meteorológicas se observa en los primeros 6 meses de vida del fenómeno. Se presenta con menos frecuencia que el Niño y se dice que ocurre cada 3 a 7 años.
Según la NOAA desde 1950 se han presentado 8 fenómenos de la Niña.
El Programa Mundial de Investigación Climática de la OMM a través del Programa de Océanos Tropicales y la Atmósfera Mundial monitorea el océano Pacífico Tropical utilizando boyas fijas, boyas a la deriva, mareógrafos, batí-termógrafos y satélites, los cuales generan información para conocer las condiciones actuales de este y alimentar los modelos para la predicción del futuro comportamiento y características de La Niña. Algunos científicos han logrado analizar su impacto a través del análisis de los isótopos de oxígeno de las plantas.
Se ha observado que en el periodo seco noviembre-abril la precipitación es superior a la histórica y que la precipitación anual supera las normas históricas y las registradas en los años El Niño.
En el análisis del periodo 1971-1997 se ha observado que durante los 5 eventos La Niña el primer sub-periodo lluvioso (mayo-junio), tiene un comportamiento errático, no encontrándose una correlación directa de aumento de la precipitación en el periodo lluvioso con la ocurrencia de La Niña.
Del análisis resulta que el mes de mayo presenta déficit de precipitación en todas las regiones del país (Perú), en cambio el mes de junio solamente la región del Pacífico y el Atlántico presentan déficit y excesos, mientras que la región norte y central solo presenta déficit. El mes de julio es el más estable y presentan déficit y exceso en todas las regiones del país.
En el segundo subperiodo lluvioso de los 5 eventos La Niña examinados, la región del Pacífico ha presentado en promedio un exceso de 14,7 %, la región Norte de 11,4 %, la región Central de 5 % y la región Atlántico un ligero déficit de -2,8 %.
Es de suma importancia establecer la diferencia entre los términos Corriente y Evento El Niño. El primero de estos, Corriente de El Niño, trata de un evento periódico y normal que sucede cada año durante los meses de diciembre a abril. Este tiene características de aguas cálidas que provienen del norte de la cuenca de Panamá y bajan por las costas de Sudamérica, marcando el inicio de la estación cálida y húmeda de la región costera del Ecuador.
El segundo término, Evento La Niña o también conocido como evento ENOS (El Niño-Oscilación Sur) por su relación con la Oscilación del Sur, por el contrario se trata de un evento no periódico, por lo que este sucede hasta cierto punto de manera sorpresiva y sus consecuencias se dan a nivel global y no únicamente en las costas de Sudamérica como en el caso anterior.
Por su parte al evento ENOS se le define científicamente como la respuesta dinámica del océano Pacífico al forzamiento prolongado de los vientos ecuatoriales, así como la presencia de aguas cálidas frente a las costas de Ecuador y Perú con anomalías (desviaciones de su valor normal) superiores a una desviación estándar por no menos de cuatro meses. Cada evento ENOS varía notablemente entre uno y otro, principalmente en lo que se refiere a su intensidad y duración, por lo que se los ha clasificado en cuatro categorías de acuerdo a su intensidad. Estas son: débil, moderado, fuerte y extremadamente fuerte.
Debido a las características de los eventos ENOS y sus grandes consecuencias a nivel global se llevan a cabo una serie de investigaciones y se crean un sinnúmero de proyectos e institutos dedicados a su estudio y monitoreo, con sus resultados se busca, en cierta forma, disminuir los desastrosos impactos de este evento a nivel mundial, mediante un pronóstico oportuno de su ocurrencia.
La Niña costera es un evento climatológico que consiste en un enfriamiento anómalo del Pacífico oriental ecuatorial cercano a la costa sudamericana, diferente aunque relacionado con el conocido fenómeno de La Niña, el cual se desarrolla en el Pacífico central y tiene implicancias a nivel del clima global. Los efectos climáticos de la Niña costera pueden ser tan o más importantes que los de La Niña global, pero a un nivel local, tal como ocurrió con la Niña costera de 2018 en comparación a la débil Niña global de 2017-18, en este caso, con respecto al clima en Perú.
La relación y las diferencias entre la Niña costera y la Niña global han sido estudiadas por el Comité Multisectorial Encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN) en Perú. En oposición a la Niña costera, está el fenómeno del Niño costero, un evento cálido que ha traído graves consecuencias en la región. Para la medición de estos fenómenos, se usa el Índice Costero El Niño (ICEN), el cual se compara con el Índice Oceánico del Niño (ONI), y cuyos valores negativos o positivos definirán la intensidad de un evento de la Niña o del Niño, respectivamente.
Monitoreo de El Niño/La Niña del Centro Regional del Clima para el Oeste de Sudamérica
Soluciones técnicas para contrarrestar el impacto de El Niño en la costa de Ecuador
[6] Temperaturas del Océano Pacífico en proximidades del ecuador desde 1950 (medias mensuales). Se puede ver la secuencia de fenómenos de "El Niño" y "La Niña".
What is an El Niño?. Animación de la variación de temperaturas en el fenómeno de 1997 (en inglés)[7]
Estudio del fenómeno de El Niño del NOAA (en inglés)