Por ahí anda rondando la máxima “El pasado es experiencia que el presente aprovecha y el futuro perfecciona”. El lector, con tan solo echarle una ojeada, notará que es indudablemente coherente pero, al mismo tiempo, se preguntará, ¿acaso, como humanidad, se están aprovechando las experiencias del pasado?

El Homo Sapiens, desde sus orígenes, se ha visto enfrentado a problemas varios; para la resolución de los mismos, ha puesto en práctica su capacidad de creación e inteligencia. Es así como ha logrado numerosos e importantes avances; sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, las dificultades variaban y mientras en algunas ocasiones se tornaban bastante complejas, en otras, se percibían como sencillas.

Es así como llega la Edad Media: siglos que acogen una serie de eventos que terminan afectando de una u otra forma al ámbito social, cultural, económico, político y religioso de la Europa de la época e inevitablemente, del globo terráqueo. Como si fuera poco, el Medioevo vio nacer a imponentes líderes gobernantes de vastas extensiones de tierra, que al día de hoy siguen siendo recordados como piezas fundamentales de la historia. Es, en este contexto, en donde surge una gran pregunta:

¿Era éste un escenario hecho para poner a prueba la capacidad humana?

Es probable que lo haya sido, y que se nos hubiera presentado como una de aquellas “experiencias” de las cuales se habla al comienzo de este texto, pero, de manera casi instantánea, nos empieza a llamar la atención lo que precede a estos tiempos.

Tantas situaciones de relevancia conllevaron a que se presentarán diversas consecuencias, en donde podemos encontrar opiniones fragmentadas en dos partes: los que creen que salimos bien librados de este periodo, y que más bien, se prestó para modelar aspectos que se preservan al sol de hoy, y los que opinan que el Medioevo fue un tiempo de retrocesos y de estancamiento a muchos niveles, de los que se sufriría en los siglos venideros.

Está cuestión, es la que sale a flote cuando se realiza un minucioso análisis de estos tiempos, y que sin duda, genera una ambigüedad entre quienes deciden adentrarse en ella.

“La Huella Histórica”, invita a que el lector forje su propio criterio, en un proceso de inmersión a puntos clave del Medioevo y de la actualidad, desde el feudalismo hasta el comunismo y capitalismo, desde las cruzadas hasta las diferencias religiosas del siglo XXI, y desde la Peste Negra hasta el ébola; todos éstos expuestos por alumnos de grado 8.

Este periódico, facilita el establecimiento de un paralelo entre el pasado y el presente, para que así el lector se percate del “¿qué se ha hecho erróneamente?" y el “¿cómo se puede corregir?"