Regreso al oeste (14ª)

Fecha de publicación: 16-dic-2012 18:22:10

New York Imagen: t.radclyffe

Se acerca el invierno... otro invierno. En las madrugadas de esta semana que termina, mientras observaba el lento discurrir de las “gemínidas” iluminando un firmamento ya de por si bien arrebolado de luces; luces de satélites cercanos, de planetas lejanos, de estrellas que han muerto hace miles de años; pensaba en las colmenas, en los hormigueros y en lo a gusto que se está en ellos durante el invierno.

Pensaba en esa sensación de “comunidad”, de seguridad... se que es sólo eso, una sensación, que la comuna no existe y la seguridad no es más que una ilusión pero, en las colmenas se está calentito, arropado, a salvo de las inclemencias y del rigor estacional. El cerebro funciona mejor a 36 grados que a 35 y un poco más abajo ya no funciona¡! Y por eso nos engaña. Nos engaña en su propio beneficio que a fin de cuentas es también el nuestro.

La vieja Betelgeuse, la gigante roja en la constelación de Orión, un poco a la derecha de Gémini en estas latitudes del Atlántico oeste, está pasando el último tramo de su vida, este brillo de ahora es el anuncio de su muerte. Y esas luminarias que atravesaban el firmamento muy lentamente después de desintegrarse al entrar en las atmósfera eran restos del asteroide Phaeton que probablemente fue un cometa que se agotó intentando llegar al sol...

Todos nos agotamos y agotamos el tiempo de la vida intentando llegar a alguna parte, aunque a veces no sabemos muy bien hacia donde queremos ir. Sólo sabemos donde no queremos estar¡! Y muchos intentamos huir de la colmena, del hormiguero. No por egoísmo... en realidad nos gustaría vivir en un lugar parecido con otros que tuviesen el mismo pensamiento... lejos de las “reinas”, de la explotación, lejos de Matrix, al otro lado de esta globalización que nos oprime tanto o más que el aislamiento de hace doscientos o trescientos años.

Sí... algunas hormigas no están a gusto en el hormiguero, lo odian. Tienen otras ilusiones... y no pueden hacerlas realidad e ese “estado social comunitario” donde lo único que importa es que la “reina” esté bien gorda, bien alimentada, bien amada y protegida. Trabajar, trabajar hasta que se pone el sol y seguir trabajando después dentro de la colmena porque hay que ahorrar¡! Almacenar¡! Pero, para quien?? Oh¡! Para la reina, para las nuevas generaciones, por la continuidad del “sistema”. Basta¡!

Durante años buscó la forma de huir... hacia donde?? sólo sabía que no quería estar en la colmena. Pero le daba miedo la soledad... en realidad le daba miedo la libertad¡! Buscó a otras que pensaran lo mismo... quizá podría convencerlas para que huyeran con ella y formasen otra comunidad, en otra parte, sin reina, sin opresión, organizando el trabajo de otra forma... de una forma que les permitiese disfrutar del sol, del aroma de las flores; no sólo correr y correr para almacenar y ahorrar. Quizá en un grupo más pequeño, lejos de los grandes hormigueros, todo se podría organizar de otra forma.

Huyeron... se protegieron, se alimentaron, almacenaron lo justo para vivir, ahorraron un poco por si la primavera se retrasaba. Y la primavera se retrasó... Algunas pensaron en regresar a la gran colmena pero no fue necesario; una de ellas halló la solución: trabajar más, ahorrar más... para estar más seguras cuando llegase el invierno; para no pasar hambre, para no pasar frío, para no pasar miedo...