45 días cerca de María...

Fecha de publicación: 25-ago-2013 16:56:04

Marías (2078)

"Por no alcanzar a rascarse la espalda en ese lugar que está entre las escápulas, muchos humanos se acercan al territorio de las sanguijuelas y les permiten chupar su sangre, después el picor desaparece y el bicho no volverá a comer durante los siguientes seis meses". Parece un intercambio en el que los dos animales salen ganando, pero cuando Manuela decía esta frase no estaba pensando en la sanguijuela sino en otro tipo de chupa-sangres... animales de 20 uñas y bastantes más de las 400 neuronas que poseen estos parásitos hematófagos; animales que prefieren adherirse a la cartera (o la cuenta corriente) de sus desafortunados huéspedes.

Esta (sanguijuela) y la de ixodoidea (otro ectoparásito hematófago más conocido como garrapata) son las dos definiciones que mejor representan a María, a esta María; aunque a veces también utiliza estrategias más propias de los cucos recién nacidos... Ella conoce todas las formas en las que agarrarse al primer desgraciado que sienta picor en la espalda; tiene un sentido innato para identificar a sus víctimas y desalojar de su lado a cualquier otro animal que considere un competidor (aunque a veces se ha equivocado y el error ha estado a punto de costarle la vida...); conoce a la perfección todas las formas posibles del chantaje emocional y todas las malas artes para ocultar sus verdaderas intenciones.

María no es especialmente hermosa, aunque algún día lo fue y las arrugas aún no consiguen ocultar del todo a la hembra de hace casi 50 años. El tiempo le ha arrebatado la tersura de la piel, pero ella se comporta de tal forma que parece ser tan inconsciente de su aspecto de higo paso, como un Yorkshire de su tamaño. Es arrogante, prepotente, y solo necesita un par de cervezas (y una pajita) para exhibir una sonrisa tan encantadora como falsa; con una más, su equilibrio se ve comprometido y deambula con cierta inestabilidad que recuerda a los humanos afectados por la enfermedad de Parkinson. En realidad es alcohólica, pero siempre se retira antes de la hora de Cenicienta y bebe otros brebajes más fuertes que la cerveza a escondidas, oculta en la intimidad de sus habitaciones privadas.

Con los años, María ha creado un caparazón que impide que en su cerebro entre un gramo de empatía hacia nada ni nadie que no sea ella misma. Esa concha es tan helada y resbaladiza que nada puede mantenerse sobre ella y más dura a la altura de la cara; parece imposible que el peso del caparazón no la arrastre hasta el fondo del lago alcohólico en el que está sumergida la mayor parte del día, sin embargo consigue mantenerse a flote!! En realidad consigue que siempre haya cerca algún homínido dispuesto a sacarla a flote y a pagarle su dosis diaria de alcohol. Observándola bien se hace evidente que María no se acerca al mar (ni a la piscina) si no hay nadie cerca; que tiene miedo a morir sola...

María es fría. Muy fría. María ha creado a su alrededor un ambiente en el que "todo es negocio"; todo lo hace por negocio, por supervivencia. Si estafa, es por negocio; si engaña, es por negocio; si mata, es por negocio; todo es negocio... Ese ambiente la protege de cualquier sentimiento que pueda alejarla de su objetivo: vivir a costa de cualquier animal que se acerque lo suficiente como para chuparle la sangre; y al mismo tiempo le sirve de excusa ante su propia conciencia, si es que en alguna parte de su cerebro conserva todavía algo parecido a la conciencia.

Nadie sabe quien es en realidad María, porque ella misma ha olvidado que cosa es la sinceridad. Nunca dice la verdad acerca de si misma; nunca dice la verdad acerca de nada; nunca muestra un gramo de vulnerabilidad. María es un zombi, una muerta viviente hecha a si misma que no recuerda cuando se mató y se resucitó como esclava de sus propios apetitos. María es peligrosa y no está sola; hay muchos seres de la misma especie que se reconocen y para protegerse de ellos mismos se reparten el territorio de caza...