2053 Novas ab Chaos (capítulo 7º)

Fecha de publicación: 10-dic-2013 17:14:13

Inocentes contradicciones (autor original)

A DNADB (la DNADB)

“La basura no se almacena, se recicla o regresa al origen...” ese fue el pensamiento que me despertó. Era muy de madrugada. Intenté volver a dormir pero no lo conseguí. Tampoco conseguí despejarme del todo, despertar. Puse agua al fuego para cocer café; era un producto escaso y cuando se acababa el que incluía el salario conseguir más era costoso, pero para mi no era un problema porque tomaba poco y solo por las mañanas, después del mediodía tomaba té con leche. Té con crema de leche. Té con nata. Té verde con cualquier cosa que le aportase algo de calcio. Mientras ponía sobre un filtro de tela una cucharada de café molido y dos de edulcorante, mi cerebro luchaba por apartar esa frase sin conseguirlo.

Creí que era debido al asunto que tuve que solucionar ayer. Al asunto de Wolf. No es agradable ejecutar una sentencia que ha sido dictada sobre un aspirante con tantos años de formación y experiencia. Este tipo de situaciones no eran ni mucho menos habituales. Significaban mucho mas de lo que parecía y solo una buena, la propia ejecución. Aquella excepción significaba a poco que se analizase que los jueces viejos que habían valorado los seis años anteriores no pusieron toda la atención que debían o se dejaron llevar por la rutina o algo peor...

La rutina sigue siendo uno de los males de este tiempo, el aburrimiento, la ansiedad y las depresiones no son los detonantes de la mayoría de los delitos, pero si el motivo último o si se quiere entender bien el punto de partida de la mayoría de los delitos y por tanto de las sentencias; además de viejas lacras con vocación de endémicas como el uso abusivo del alcohol, algunas drogas caseras, y sobre todo el sentimiento de posesión, de propiedad sobre otros humanos que muchos seguían alimentando de forma errónea y patológica, y la falta de contacto con otros humanos.

Sí, “el desamor, el abandono y la pena siguen existiendo” y esos son, como han sido siempre, los mayores obstáculos en el camino de la felicidad y de la vida.

El nuevo “no sistema” ha logrado acabar con las luchas por el poder, por el dinero, por las posesiones; pero no ha logrado eliminar los sentimientos y las emociones que llevaban a los humanos a perseguir la posesión. A acumular cosas!! a coleccionar cosas, a veces cosas inútiles. Y entre las posesiones que más perseguían muchos la más común era la posesión de otros seres humanos!! no se trataba de esclavitud, claro, eso no tendría sentido.

“Se trataba más bien de la posesión de la voluntad de otros”.

Algo que siempre ha proporcionado a los humanos que persiguen la sumisión de otros humanos, un placer oculto. Un placer que muchos no entendemos, porque no lo sentimos. A veces... para algunos humanos, el ejercicio del poder es un placer; y cuando resulta placentero, engancha; y cuando engancha siempre es pernicioso. Ese tipo de placer suele arrastrar a quien lo disfruta hacia destinos sin billete de vuelta; casi siempre más tarde que a sus víctimas, desgraciadamente.

No suele haber billete de vuelta para los trastornos emocionales. Y siguen ahí a pesar de los millones de pastillas que se usan para controlarlos.

Resultó que no era debido al recuerdo que mi cerebro se negaba a poner aquel episodio en la estantería de “terminado”. Era más bien una premonición. Una intuición. Pero en ese momento no lo sentí así.

Puse la jarrita de café en la mesa para que se enfriara un poco mientras me frotaba la piel con agua de tomillo y me ponía un poco de aceite de Argán en las arrugas más profundas. Desplazarme en moto no ayudaba a mantener hidratada la piel de mi rostro, la única que me importaba. Me importaba mi aspecto, sí. Supongo que era una de las pocas costumbres del pasado que mantenía: estar limpio y oler bien, siempre!! Lo consideraba una norma de cortesía y amor hacia los otros. Cualquier ciudadano que ha de estar casi permanentemente en presencia de otros atendiéndoles, enseñándoles, curándoles; debiera respetar esta norma. Más, los que por motivo de nuestra ocupación nos vemos en la circunstancia de imponer nuestra presencia. Es decir, a los ciudadanos que venían a nuestra presencia, nadie les preguntaba si querían venir; simplemente se les comunicaba que se presentasen o se les anunciaba nuestra presencia y era una de las pocas cosas a las que no podían negarse. Ese era uno de los últimos párrafos del Route!! y delante tenía muy pocos. Así son nuestras leyes si es que pueden llamarse leyes.

Me senté y llevé la jarrita a los labios. Todavía estaba demasiado caliente. Introduje la clave de mi artilugio de navegación. No en el que llevaba implantado cerca de la nuca, ese se despertaría solo cuando llegase el horario de trabajo, a las 08:00h. sino del otro, del que llevaba el mismo sello que el tatuaje que tenía en mi antebrazo no el del izquierdo, sino en el derecho... era mi tableta personal. Consulté mis existencias: 11 baterías cargadas, cuatro baterías cargando, dos latas de aditivo para motores de nafta, dos llantas con neumáticos traseros en buen estado y dos delanteras con neumáticos a medio uso; poco vodka patatero, nada de carne fresca, algo de carne curada, tocino suficiente, judías para el resto del trimestre, lentejas para tres semanas, poco pescado salado, algunas patatas, mucho arroz, dos huevos de gallina, tabaco para el resto del año, un repollo morado, dos cajas pequeñas de nueces peladas, una de cacahuetes tostados, ninguna de almendras tostadas, casi medio kilo de edulcorante de Estevia, la misma cantidad de sal, un manojo de romero, otro de tomillo, otro de cogollos de marihuana y nada de fruta...

Todos los días reservaba unos minutos para actualizar y cumplimentar mi inventario. Lo hacía por tres motivos: el primero era estar al día de lo que tenía y recordar los intercambios y compras que debía realizar si se presentaba la ocasión; el segundo era asegurarme de no tener que tirar nada, no me perdonaría tirar algo de comida, y deshacerme de todo aquello que no fuese a consumir o no necesitase. Cambiarlo lo antes posible para que no se estropease y sirviese a otras personas. Y el más importante; que todas mis posesiones quepan en la parrilla de mi moto y eventualmente en un pequeño remolque que se engancha a la parte trasera.

La libertad para mi no esta completa si no puedo llevarme conmigo “mi hogar” a donde quiera que decida trasladarme o si tengo que ausentarme del sector 7 por más de dos semanas.

Ahora ya podía meterme un chute mañanero de café dulce. Estaba a la temperatura adecuada, tibio. Acerqué la jarrita a los labios y bebí pausadamente. A pequeños sorbos, con placer. Dejando que el bebedizo descendiese hasta mi estómago proporcionándome esa sensación de calidez tan bienvenida en las mañanas de otoño en el desierto.

Cuando la jarrita no dio más de si la limpié con un trozo de papel higiénico y encendí el primer cigarrillo del día. Con la misma llama quemé el trozo de papel que acababa de utilizar. Reciclar, reciclar, no dejar más huella que la de las pisadas en la arena; el viento se encargará de borrarlas. Me hubiese gustado tener un Camel de los de ayer pero tuve que conformarme con un Philips Morris. Aspiré el humo profundamente y lo expulsé de inmediato. El humo pasó a través de los tenues rayos de luz que lograban atravesar la mosquitera y formó figuras imposibles que solo duraron unos segundos las que más. Pensé en lo que tenía que hacer y en lo que quería hacer. La ocupación y la devoción. Una forma de despertar el cerebro sin sobresaltos.

Nada podía planificar hasta que no recibiese las comunicaciones sobre mi ocupación para las siguientes 4h. Las primeras del día. La ocupación, las horas de ocupación son otra forma de hablar o de dividir el día, nada que ver con la realidad, que en mi caso es el tiempo que acabo dedicándole a diario. El tiempo de ocupación pública acaba cuando todos los ítem hayan sido completados. Después de eso llegaban las horas de devoción; pero los jueces, como otros humanos con ocupaciones públicas, podíamos ser interrumpidos en esas horas... requeridos para una ampliación de las horas de ocupación por causas urgentes. Ítem inaplazables.

Al acabar el cigarrillo, me puse el cinto con tachuelas, saqué el Cruciante de su funda de latón, lo miré unos segundos: que magnífico artilugio, pensé. Tan duro, tan tenaz, tan brillante, tan noble, una obra de arte y un arma temible. Veintitrés centímetros de hoja de un espesor de siete milímetros a lo largo de la parte central con doble filo a los lados; y doce más que se ocultaban en la empuñadura de un polímero muy parecido al caucho en el que iban incrustados algunos chips y cubierto por una capa de bronce colado tras un guardamanos del mismo metal que la hoja. Lo introduje de nuevo en la funda. Metí en mi mochila un puñado de uvas pasas, higos secos y un diminuto trozo de chocolate.

En ese momento sentí un pequeño tirón detrás de la oreja izquierda. El celular incluido en el nano-implante se conectaba, ni siquiera cambiaba la temperatura pero los viejos, los que habíamos recibido el implante bastante después de los treinta años, siempre notábamos aquella presencia, aquel cuerpo extraño. Me puse los berillos, se conectaron de inmediato al módulo implantado y leí el primer ítem; era “urgente”. Lo raro es que los primeros ítem del día no fuesen urgentes!!

Ítem 0*

Juzgar: ciudadano Piotr, código 7&k$$d17.

Recoger pruebas y entrevistar víctima: H-12. Sector 8.

Contrastar DNA.

Localización provisional Sector 2. En movimiento.

Enviar sentencia para ejecución inmediata antes de 23:00h.

Inaplazable.

README:

Ampliación: instrucciones, recomendaciones, autorizaciones:

& Ultimar si opone resistencia.

- Joder!!. Se me escapó una exclamación destinada a sosegarme un poco. Hangar 12... un hospital; sector 8; Piotr... un nombre que recordaba. Tenía que ser alguien que se relacionase conmigo al menos de forma esporádica.

Si recordaba un nombre real era porque lo había leído antes y eso ocurría cuando juzgaba a algún ciudadano. Pero era poco probable que un ciudadano al que yo hubiese juzgado estuviese vivo y casi imposible que cometiese otro delito!!

No... no podía ser nadie a quien yo hubiese juzgado antes. Tenía que ser alguien de mi círculo más próximo. Un amigo?? No. No era posible. O yo no quería que fuese posible.

& Ultimar si opone resistencia”... esta ampliación como todas las que llevan delante el símbolo “&” es una autorización, una ampliación de la licencia básica. Significa que se autoriza al judice para eliminar al individuo en determinadas circunstancias: en este caso “...si opone resistencia”. Es decir, si el ciudadano Piotr se opone a recibir juicio y sentencia o si intenta huir para eludir la ocupación del juez, este puede matarle allí mismo. En ese momento!! Y no es lo mismo que si la ampliación dijese: “& Ultimar si responde, se defiende o ataca”; que suele ser la ampliación más habitual cuando se trata de ciudadanos con “conocimientos o medios o las dos cosas para realizar ese tipo de acciones, y han de ser juzgados por un delito con violencia”.

& Ultimar si opone resistencia” es más definitiva; se autoriza en pocas ocasiones. Pero en Chaos nada es casualidad. El tal Piotr debía haber hecho algo muy grave; pero además se le considera: violento, con medios o conocimientos de defensa y/o evasión/ocultación y... o ha sido juzgado antes o es un sindico!! En todo caso alguien que desempeña alguna ocupación con licencias ampliadas: médico, cirujano, farmacéutico, científico, técnico especializado en implantes.

- Relájate Bento, coño!! me dije a mi mismo mientras recogía el casco y los berillos de sol de camino a la salida delantera. A quien conozco en el sector 8?? aunque no tiene por que vivir allí, claro, pero los delitos suelen cometerse donde uno pasa la mayor parte de su tiempo y los medios de transporte son ahora un 8% de los que eran a finales del siglo pasado. La mayoría de ciudadanos no usa vehículos rápidos. Por tanto: “el sector es el lugar donde un ciudadano tiene a sus amigos y a sus enemigos”.

Salí al exterior. La luz de la estrella ya había ganado fuerza. Coloqué la mochila en la parrilla tras la parte trasera del asiento, el casco en el manillar, la llave en el contacto, arranqué la moto y la dejé ronroneando; me gusta que el motor caliente un poco antes de hacerlo trabajar fuerte.

Retrocedí hasta la puerta. Comprobé que la había cerrado bien y coloqué los señuelos que a la vuelta me indicarían si alguien había entrado o intentado entrar en mi guarida. Volví a la moto, acomodé mi cuerpo sobre el asiento, me puse el casco, corregí la postura de los berillos para que no tocasen la pantalla del casco ni me hiciesen daño en las orejas, esperé a que ajustasen el filtro a la luz exterior y miré al frente, un poco hacia el cielo para que los cristales orgánicos se oscureciesen más de lo necesario, la luz me molestaba más cuando no había dormido bien.

Un rayo de luz golpeó mis ojos. Bajé la pantalla del casco y recordé algo: Piotr... Piotr... Claro!! Piotr era Wolf. Anoche mismo había leído ese nombre y había reenviado la valoración ejecutada y firmada.

- Joder!!. Que había hecho?? y lo que más me preocupaba, lo que fuese que hubiese hecho, ocurrió antes o después de reunirse conmigo??

Wolf... Piotr... un ex-aspirante, un magistrato. Se le supone un mayor conocimiento del Route, se le atribuyen medios o conocimientos de defensa y/o evasión/ocultación.

Un mayor conocimiento del Route por razón de formación para ocupación pública supone una “especial obligación de cumplimiento, de lealtad hacia sus versos, hacia la ética que destilan sus palabras y su espíritu”. De ahí dimana una ampliación “&” tan dura y terminante como: “& Ultimar si opone resistencia”. Pero nunca es casual, gratuita, vengativa, es un prejuicio sí; pero un prejuicio con justificación aplicado, sobre alguien que ha cometido un acto criminal después de siete años de ocupación pública como magistrato!!

Salí hacia el H-12 del sector 8 como una exhalación. Lo que me esperaba allí no me iba a gustar. Lo sabía. Pero no intuí hasta que punto no me iba a gustar.

El sector 8 no quedaba precisamente al lado del sector 7, no eran correlativos. Creo que los urbanistas que diseñaron el nuevo sistema de localización fueron víctimas de los prejuicios del principio de la nueva era. Uno de ellos era:

huir del orden, el orden es un ingrediente del control, el orden es contrario a la libertad, El orden era la obsesión de los antiguos dictadores y sus perros guardianes, el orden era la excusa que usaban para reprimir a la ciudadanía”.

Pero aún siendo cierto todo eso, también lo era que los prejuicios existían en los mismos tiempos y también eran perjudiciales. El objetivo era:

Que no pareciese que seguían un orden, numeraron los sectores de forma aleatoria. Para las computadoras que se encargaban del sistema de localización no era un problema y los humanos tenían la sensación de “caos”. Una sensación que les encantaba. A mi también si he de ser sincero.

Mientras recorría las calles o lo que quedaba de ellas, la mayoría eran pistas de arena bien mantenidas; iba mirando las pantallas led que cubrían las fachadas de todos los edificios grandes que aún se mantenían en pie y las que estaban sobre postes en los parajes en los que no había edificaciones. No aparecía nada acerca de mi asunto.

El Ítem 0* decía: Localización provisional Sector 2. En movimiento. Es decir Piotr no estaba en su sector. Algo normal teniendo en cuenta que hacía solo unas horas que había perdido su ocupación. Algo habitual en los aspirantes que pierden la oportunidad: largarse a vivir a otro sector, a otra ciudad, a otra región de la vieja Europa. El mensaje decía que estaba en movimiento pero no que estaba huyendo, así que si huía lo hacía muy bien. Si los hackers, nuestros hackers supiesen o intuyesen que huía su imagen junto a su nombre habitual aparecería de forma intermitente en las pantallas led como un bonito spot publicitario en que dependiendo del delito que hubiese cometido, este dato aparecería de forma escueta bajo el rótulo: “buscado por...”.

No tenía spot publicitario. Aún... esto significaba que no estaba huyendo. Y si no estaba huyendo podía ser por dos motivos: no sabía que se le buscaba para ser juzgado o si lo sabía y estaba preparándose para “recibir al judice”. Esto último no era buena cosa porque Piotr había sido aspirante hasta ayer y conocía la mayoría de los protocolos y procedimientos que los jueces utilizaban.

Probablemente por este segundo motivo me habían adjudicado el procedimiento a mi. No solo porque ayer mismo había puesto un muro infranqueable entre él y su futuro en el H-33 y estaba claro que no iba a convencerme ni sobornarme; sino porque los viejos jueces, los que vivimos en aquel tiempo que algunos quieren olvidar, a veces no seguimos los protocolos habituales o los seguimos pero por otros caminos. Dicen que somos desconfiados en exceso...

Y puede que estén en lo cierto.

Pero así son las cosas en la nueva era.

Aparqué la moto al lado de la entrada de urgencias en el hangar 12 del sector 8. No había casi movimiento. Solo el propio del cambio de turno. Los que habían trabajado en el “segundo turno de noche” iban abandonando el hangar con calma después de haber informado a los que comenzaban el “primer turno de la mañana”.

Creo que es el momento de añadir que los turnos de ocupación en la Sanidad, la Educación y otras tareas públicas, además de las que incluyen la extracción o manipulación de productos químicos potencialmente tóxicos en ciertas concentraciones; las que precisan de preparación previa, formación continua, periodos de relajación posterior, que son todas las que requieren de una “implicación emocional por parte de los ciudadanos que las desempeñan”; son ahora de “cuatro horas!!”. Es decir seis turnos de cuatro horas en las 24h.

Eso decidieron los síndicos. Y se fue implantando paulatinamente. No solo en beneficio de los profesionales que desempeñan este tipo de tareas y sus receptores; sino porque fue la única forma que se planeó para que cuando creciese la población activa, que ahora comienza a los 12 años porque el estudio se considera una ocupación productiva; hubiese ocupaciones para TODOS. La población crece a un ritmo más lento del esperado!! por eso no se aplican los mismos horarios a todas las ocupaciones.

Muchos aún seguimos dedicando ocho horas y algunos días más. En ocasiones dedicamos el tiempo necesario para que una determinada tarea quede finalizada.

Entré y de camino a lo que en los antiguos hospitales se conocía como “recepción” y que ahora era una estancia en la que había pantallas informativas, pantallas parlantes, máquinas de café, té, agua, zumos y gente esperando o descansando; me quité el casco y dejé que los cristales orgánicos de los berillos se fuesen adaptando a la luz led del interior.

Me acerqué a una de las pantallas parlantes. La gente me iba dejando espacio vital al tiempo que caminaba y también al lado de las pantallas. Todos reconocían aquel cinto con tachuelas de bronce y sobre todo aquella funda y el escudo de la empuñadura. No se apartaban porque tuviesen miedo de mi, de la presencia de un judice. En el nuevo mundo a los jueces no se les venera, ni a su vestimenta; pero todos hacen lo posible por facilitar su trabajo. Se apartan como se apartarían ante el paso de un vehículo sanitario. La presencia de un judice en una zona hospitalaria puede ser por dos motivos: visita a una víctima o recoge fluidos y tejidos para contrastar DNA. En todo caso, los ciudadanos saben que ha ocurrido algo grave y a todos les gustaría que se actuase rápido de ser ellos las víctimas. Solo unos pocos, los más ancianos, hacían un gesto de saludo o una leve reverencia al estilo japonés que yo devolvía con la obligada cortesía.

La pantalla reconoció mis iris de inmediato y en mis berillos apareció el plano que me guiaría hasta la estancia donde estaba la víctima. Seguí las indicaciones caminando despacio por los pasillos. Apartándome ante el paso de camillas o sillas de ruedas. Los pasillos eran amplios pero tanto las camillas como las sillas de ruedas circulaban solas, guiadas por un sistema automático y no era aconsejable ni adecuado acercarse a ellas porque a cierta distancia se detenían. Si la posibilidad colisionar o de lesionar a un humano en movimiento o parado o al que transportaban coincidía con sus niveles de alerta programados, se paraban todas las que pudiesen verse implicadas y no continuaban hasta que el obstáculo ya no estaba.

#Entratas:

Berilos: literal, morfológico: IA (Interlingua) . sb . Gafas

IANA: Gafas que se conectan de forma automática con los "nano-implantes" y con muchos otros dispositivos digitales repartidos por todo el territorio de Chaos. Reciben órdenes de sus portadores y ejecutan acciones muy avanzadas.

Ítem: literal, morfológico: IA (Interlingua) . sb . Entrada, anotación.

IANA: Cada uno de los puntos completos de una ocupación concreta. Entrada de la agenda diaria. Algo de lo que hay que encargarse de inmediato.

Piotr: literal, morfológico: IA (Interlingua) . sb . Nombre propio.

IANA: Nombre real de un aspirante, conocido como Wolf que ejerció en Chaos durante los primeros años de la Nueva Era y no alcanzó la ocupación de judice. Fue retirado por el judice Bento.

Bento: literal, morfológico: IA (Interlingua) . Sb . Nombre propio.

IANA: yo... el que subscribe... un amante de la historia...

Judice que ejerció en Chaos desde el principio de la Nueva Era. Uno de los pocos jueces que vivió los acontecimientos de los últimos años de los viejos tiempos; que participó en la creación y mantenimiento del sitio www.megido.org y luego en Apocalypse.

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