La interpretación en el entorno de medicina

Kate Benson y Andrew Groff

La interpretación en el entorno de medicina

Con el aumento de inmigrantes hispanohablantes en Estados Unidos, tener la habilidad de traducir información de inglés a español es más importante que nunca. En una investigación en el año 2011, Ortman y Shin predicen que habrá entre 39 y 41 millones de hispanohablantes en los Estados Unidos en 2020 (Lopez y Gonzalez-Barrera, 2013). Sin embargo, nos preguntamos “¿es solamente la habilidad de traducir entre lenguas suficiente para comunicar efectivamente?” Muchas investigaciones dirán que un entendimiento profundo de la cultura de la lengua que se traduce es muy importante. El entorno de la medicina es un lugar en el que muchas veces podemos observar la importancia de la comprensión de la cultura latina porque la medicina exige mucha atención a los detalles. Los traductores necesitan ser los mediadores entre paciente y médico y tomar un papel activo en el proceso de diagnósticos. Pues, para servir mejor a los pacientes, es crucial que los médicos entiendan la cultura hispanohablante.

Sin lugar a dudas, es imposible lograr la perfección en la interpretación a causa del aspecto social asociado al acto de interpretar. Las interacciones sociales entre dos grupos en el entorno médico fuerzan al traductor a tener una conciencia de la cultura de la que proviene el paciente. La dificultad más significativa en la traducción al español es el hecho de que existen muchas culturas diferentes entre los hispanohablantes. Además de esta diferencia de culturas, hay muchas disparidades en la educación y el estatus socioeconómico de los hispanohablantes. Por ejemplo, según Haffner (1992), muchos hispanohablantes más ricos y con un nivel de educación alto, tienen mejores opiniones del sistema de salud y no dependen tanto de la interpretación de lo que dice el médico. La dificultad en muchos casos de la interpretación médica es con la gente con un estatus socioeconómico más bajo porque usualmente tienen menos dominio del inglés. Con menos comprensión, el papel del intérprete es ampliado porque el intérprete no sólo necesita cambiar palabras sino que también necesita adaptar el mensaje del profesional de salud para que el paciente pueda entenderlo.

El doble papel del intérprete es mejor expresado en su título de intérprete porque ilustra cómo no solo sirve como el punto de negociación entre el paciente y el profesional de salud, sino también como el punto del intercambio de culturas. Linda Haffner, una traductora nicaragüense, describe sus experiencias como traductora profesional en el Centro Médico de la Universidad de Stanford en California. Sus informes indican la dificultad de la tarea de traducir porque cada caso es diferente y requiere una sensibilidad hacia la gente a quien se está ayudando. Por ejemplo, cuando Haffner trabajó con una mujer joven con contracciones, la madre no entendía completamente el procedimiento que Haffner trató de explicar. La paciente creyó que recibiría una raquea que es un tipo de bloqueo espinal. El procedimiento tiene mucho potencial de complicaciones severas en la región de México donde la paciente vivía. En realidad, una dosis de la anestesia epidural fue ordenada. La habilidad de entender ciertos aspectos de una cultura hispana pueden ayudar a un traductor a mejorar el proceso medicó.

Según Haffner, la importancia de la familia en la vida diaria es uno de los aspectos más importantes en el entendimiento de los hispanohablantes. El concepto de la familia cuando un paciente hispanohablante visita al hospital o la clínica resulta ser una de las dificultades más grandes en la traducción médica porque añade un nivel de complejidad al proceso. Cada persona en la familia puede traer una perspectiva diferente sobre la salud que solamente complica la entrega de un diagnóstico o mensaje. Otro problema emerge cuando los hijos de los pacientes sirven como los intérpretes para sus padres u otros parientes. No todo en la medicina es fácil, especialmente cuando se necesita explicar un diagnóstico negativo a una persona a quien se ama. Como sociedad, no debemos contar completamente en los miembros de la familia para ser intérpretes. Necesitamos intérpretes fiables y neutrales con la entrega de un mensaje, con la explicación de diagnósticos, incluso cuando este mensaje evocará una reacción emotiva.

El periódico “Academic Emergency Medicine” publicó un artículo que trata sobre la necesidad de un conocimiento básico de español entre los médicos. En el estudio, los investigadores enseñaron una clase de términos médicos para que los residentes médicos aprende vocabulario médico. Después, los investigadores estudiaron las interacciones de los médicos con sus pacientes, mayormente pacientes hispanohablantes. La clase duró cuarenta y cinco horas. El objetivo fue un aprendizaje de español de un nivel conversacional, una énfasis en los términos médicos, y para establecer relaciones positivas entre paciente y doctor. En los casos prácticos, los investigadores estudiaron las interacciones durante una visita para obtener una historia médica y hacer un examen físico. Para los médicos con competencias limitadas en la lengua, las observaciones mostraron que los residentes fueron más efectivos en sus exámenes y establecieron relaciones más personales y positivas con sus pacientes. Los pacientes estuvieron más cómodos y fue más probable que siguieron con el tratamiento si el residente habló en su lengua nativa. Aún así, los residentes cometieron errores de comunicación durante sus exámenes. Los errores durante los exámenes incluyeron la generalización de ser y estar, errores de morfología de género, errores con formal e informal conjugación de verbos, y cambios de código. El estudio concluyó que la educación es un beneficio, pero todavía no es un método para reemplazar a los traductores profesionales en un hospital (Prince, Nelson, 1995). La experiencia de la población hispanohablante en los Estados Unidos con la medicina será mejor con una educación de español para los médicos y un aumento de intérpretes.

También es necesario proporcionar textos escritos a los pacientes y examinar los efectos de su traducción. Por ejemplo, un análisis del cuestionario de salud general, traducido para hispanohablantes, es importante en el evaluación de la calidad de salud para hispanohablantes. El cuestionario de salud general (GHQ) analiza el “bienestar psicológico y detecta problemas psiquiátricos no psicóticos” en pacientes. Es un cuestionario internacional, pero todavía hay poca información acerca del éxito de la traducción de las doce preguntas.

Figura 1. Primera página del cuestionario de salud general. http://www.globalhealingcenter.net/cuestionario-salud.html

Los profesionales médicos utilizan el cuestionario en oficinas de salud muy ocupadas y para evaluar la salud en general. La Universidad Complutense de Madrid llevó a cabo un estudio de la “consistencia interna y la validez externa y estructural” del GHC en poblaciones españolas para determinar el nivel al cuestionario aborda el bienestar físico y problemas psiquiátricos. Puede ver la primera página del GHC en figura 1. Con más detalle, exploraron los aspectos del estudio multidimensional. Estudios anteriores establecieron que el GHQ se aplica a la gente con una variedad de edades y enfermedades. Un estudio reivindica que los resultados del cuestionario quedan mejor para la diagnosis de ansiedad y depresión, disfunción social, y pérdida de confidencia. El estudio se enfoca en la población de adultos españoles en una comparación con el ISRA, un cuestionario bien estudiado que analiza la ansiedad, y que tiene correlato con otras medidas de salud. El resultado indicó que la consistencia interna es de calidad suficiente. Calculó la validez externa por una comparación directa entre el GHQ y el ISRA (Sánchez-López). Para resumir, el estudio encontró que la fiabilidad y validez del GHQ en poblaciones españolas es un poco menor que algunas otras sociedades, y peor que otras, pero todavía produce una medida dentro de un valor admisible.

Hay cinco instrumentos internacionales más valiosos y utilizados para considerar la salud mental. The WHO - Disability Assessment Scale (WHO-DAS II), the Burden Assessment Scale, the Family Burden Scale, Lehman’s Quality of Life Interview (QOLI) y Continuity of Care in Mental Health Services Interview (CONNECT) son los instrumentos que el artículo de ‘Culture, Medicine and Psychiatry’ trata de traducir para establecer una equivalencia cultural entre el inglés y el español y adaptar las medidas para la cultura de los hispanohablantes en Latinoamérica. El artículo presenta la traducción con referencia a los aspectos de la semántica, el contento y la equivalencia técnica. Cada instrumento tiene un propósito específico dentro de los estudios de salud mental en general. Los investigadores intentan evitar la simplificación y transferencia que resulta en errores interculturales por una consideración e inclusión de la cultura latinoamericana. Las traducciones no deben subestimar el entendimiento cultural.

Al utilizar un método específico para traducir los documentos de salud importantes, mencionado arriba, se produce un buen resultado para la equivalencia técnica y la semántica. Una revisión por un grupo bilingüe confirmó la equivalencia del contento. La adaptación requiere una consideración de la validez de los instrumentos en la cultura, por un grupo bilingüe también. El estudio presenta un método meticuloso de traducción que mantiene los aspectos más importantes de un instrumento, y hacen los cambios necesarios para que el instrumenta meta las necesidades de la comunidad hispanohablante.

Es importante considerar también las creencias culturales que podrían afectar el tratamiento médico de una enfermedad. En España, hay una creencia cultural en el equilibrio de la temperatura. La gente española cree que el consumo de un alimento bastante frío o caliente puede interrumpir las funciones del cuerpo, y resultar en una enfermedad. Aunque no es un aspecto de la traducción literal un médico debe estar consciente de aspectos culturales en sus traducciones, para tratar la enfermedad sin falta de respeto para la cultura del paciente.

En conclusión, la importancia en desarrollar un sistema efectivo para interpretar la lengua española en el entorno de la medicina es crítico. Davidson (2000) afirma: “En realidad, los intérpretes están hablando para pacientes que son inmigrantes recientes, la mayoría desde el Tercer Mundo. Subraya la realidad, que en el discurso hospital, los intérpretes arbitran más que los diagnósticos y el cuidado de pacientes. Arbitran una forma de interacción cross-cultural entre los inmigrantes y los agentes de las instituciones del Primer Mundo”. El hecho de que las pacientes para quienes los intérpretes están hablando son inmigrantes recientes, la mayoría desde el Tercer Mundo, subraya la realidad de que los intérpretes arbitran el discurso hospital. Esencialmente, los intérpretes en nuestros hospitales han introducido y enseñado la cultura de los Estados Unidos a inmigrantes nuevos.

Fuentes

Davidson, B. (2000). The interpreter as institutional gatekeeper: The social-linguistic role of interpreters in Spanish-English medical discourse. Journal of Sociolinguistics, 4(3), 379- 405.

Haffner, L. (1992). Cross-cultural Medicine A Decade Later: Translation is Not Enough, Interpreting in a Medical Setting. The Western Journal of Medicine, 157(3), 255-259.

López, M.H. y Gonzalez-Barrera, A. (2013, September 5). What is the future of Spanish in the United States? Recuperado de http://www.pewresearch.org/fact-tank/2013/09/05/ what-is-the-future-of-spanish-in-the-united-states/

Matías- Carrelo, L.E., Chávez, L.M., Negrón, G., Canino, G., Aguilar-Gaxiola, S. y Hoppe, S. (2003). Spanish Translation and Cultural Adaptation of Five Mental Health Outcome Measures. Culture, Medicine and Psychiatry 27, 291-313.

Prince, D. y Nelson, M. (1995). Teaching Spanish to Emergency Medicine Residents. Academic Emergency Medicine, 2(1), 32-36.

Sánchez-López, M. y Dresch, V. (2008). The 12-Item General Health Questionnaire (GHQ-12): Reliability, external validity and factor structure in the Spanish population. Psicothema, 20 (4), 839 - 843.