23 - Medicamentos y fases de la enfermedad

El sistema nervioso se divide en sistema nervioso central y sistema nervioso periférico, y dentro de este último nos centraremos en el sistema nervioso autónomo, que regula nuestra actividad

inconsciente e involuntaria, así como la de las glándulas exocrinas y endocrinas.Simplemente recibe estímulos del entorno, captados por los sentidos, y responde a ellos mediante los músculos involuntarios.

El sistema nervioso autónomo, a su vez, se divide en sistema nervioso simpático y  sistema nervioso parasimpático. Estos dos sistemas tienen acciones opuestas: el sistema simpático es el que se activa en una situación de lucha o huida, y el sistema parasimpático se activa cuando estamos en relajación, con nuestros procesos metabólicos en un estado de normalidad, sin estrés.

Los fármacos de acción simpática o simpaticotónicos estimularán los procesos regulados por el sistema nervioso simpático. Los síntomas de la activación de este sistema son:

• Midriasis para ampliar el campo de visión frente a una situación de peligro.

• Se inhiben los procesos metabólicos de la digestión.

• Se dilatan los bronquios para captar más aire a fin de abastecer la demanda de oxígeno que permite afrontar la situación de estrés.

• Aumenta la frecuencia cardiaca para llevar los nutrientes más rápido al lugar de demanda.

• Aumenta la liberación de glucosa por parte del hígado para tener más energía circulante en sangre.

• Activación hormonal para afrontar la situación de peligro.

• Se inhibe la contracción de la vejiga, que nos avisa de que hay que vaciarla.

• También se produce una estimulación a nivel intestinal en el último tramo del recto para eliminar desechos fecales.

Los síntomas que provoca el sistema nervioso parasimpático serán los contrarios de

los que se han descrito para el simpático: son los síntomas de relajación cuando nuestro organismo funciona metabólicamente en un estado no alterado por ninguna situación de peligro, y los fármacos que potencien estos síntomas serán fármacos de acción parasimpática o parasimpaticomiméticos.

Recordemos ahora las fases de la enfermedad. En la fase activa de la enfermedad, nuestro organismo se encuentra en simpaticotonía, y en la fase de resolución o nos encontramos en una actividad parasimpática.

Analizamos de qué manera un fármaco —dependiendo de su naturaleza y de cómo actúa sobre el sistema nervioso autónomo— puede modificar el estado de estas fases de la enfermedad. A continuación hablaremos del impacto de estos fármacos, inspirándonos en estudios de R. Hamer.

Fármacos simpaticotónicos

Entre los fármacos simpaticomiméticos más habituales encontramos:

Los antibióticos en general. Son fármacos que ponen en guardia a nuestras células, ya que su acción no es suficientemente selectiva frente a bacterias y por lo tanto nuestras propias células se ven atacadas.

Los antiinflamatorios inhiben los procesos de inflamación en la fase de reparación. Por esta causa tendrán un efecto simpaticomimético.

Los análogos de la hormona tiroides que aumentan el metabolismo basal.

Los corticoides tienen una acción análoga al cortisol que se libera como respuesta al estrés.

Los broncodilatadores también tienen acción simpaticomimética permitiendo la entrada de más aire en nuestros pulmones.

La quimioterapia y la radioterapia en las que nuestro organismo se siente agredido, ya que re presentan una agresión a nivel celular y a nivel psíquico.

Fármacos parasimpaticotónicos

Dentro de los fármacos de acción parasimpaticotónica destacan:

Los antihipertensivos, que actúan disminuyendo la presión arterial.

Los antitiroideos que ralentizan el metabolismo.

Los analgésicos.

Los opiáceos.

Los anestésicos que potencian la vagotonía.

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Efectos de los medicamentos según las fases de la enfermedad

MEDICAMENTOS SIMPATICOTÓNICOS

Si tomamos un fármaco simpaticotónico en fase activa aumentará la simpaticotonía, como se muestra en la figura:

El organismo ya se encuentra en simpaticotonía y, por lo tanto, la acción simpaticomimética de un fármaco elevará aún más el estado de estrés. Se trata de una situación comprometida para nuestro organismo, ya que los órganos pasan a funcionar en una simpaticotonía constante, con lo que se potencian todos los síntomas propios de esta fase, cosa que podría ser poco saludable en determinadas situaciones dependiendo del estado de cada organismo.

Por el contrario, la acción de un fármaco simpaticotónico en la fase de reparación hará que se atenúen los síntomas de parasimpaticotonía. En la fase de reparación es cuando aparecen los síntomas más molestos de la enfermedad, nos encontramos cansados, tenemos dolor e inflamación. Este suele ser el momento en el que acudimos al facultativo para que nos prescriba una medicación que atenúe los síntomas. Es aquí cuando el facultativo debería proporcionar

fármacos simpaticomiméticos, cuya acción se ve representada en la figura:

La acción de los fármacos simpaticomiméticos en esta fase prolonga la fase de reparación: los síntomas son más tenues, pero se prolongan en el tiempo tal como se representa en la figura siguiente:

Puede ocurrir que se tome una dosis abusiva de fármacos simpaticomiméticos en fase de reparación. Esto puede conducir a volver a entrar de nuevo en simpaticotonía. Si la dosis y la posología del fármaco son suficientes, podríamos retardar esta fase de reparación, tal como se indica en la siguiente figura:

MEDICAMENTOS PARASIMPATICOTÓNICOS

La acción de un fármaco parasimpaticotónico suministrado en la fase activa de la enfermedad provocará una bajada en el estrés correspondiente a esta fase, atenuando los síntomas de la simpaticotonía. Esta situación suele ser saludable para la biología porque los procesos metabólicos se ralentizan y tenemos una situación como la representada en la imagen siguiente:

La acción de un fármaco parasimpaticotónico suministrado en la fase de curación o reparación ocasiona el aumento de los síntomas de la vagotonía. Como resultado, se acentúan mucho los síntomas parasimpáticos. Se trata de una situación que puede plantear problemas porque el metabolismo está en procesos vagotónicos, y pueden darse situaciones como la bradicardia o la reducción de la actividad respiratoria. En la imagen siguiente se ve con claridad: