Conflictos del embarazo

Contracciones uterinas

La madre ha vivido un impacto emocional y está en simpaticotonía. Las contracciones uterinas producen sufrimiento fetal. Hay que explorar qué situación ha vivido la madre, o bien qué ocurrió cuando estaba en el vientre de su madre, porque toda emoción no expresada queda memorizada en las células y se repite. 

Embarazo ectópico

Es la implantación del óvulo fertilizado fuera de la cavidad uterina. En el noventa y cinco por ciento de los casos se localizan en la trompa uterina, pero también se pueden detectar en la cavidad abdominal o en el ovario. El conflicto es un embarazo querido y rechazado a la vez:  conscientemente se desea un niño, pero inconscientemente no. Hay una doble presión que puede causar una parálisis, y el niño se encuentra «arrinconado» en un lugar que no está previsto. El conflicto está relacionado con conflictos de tipo: «no ser el momento adecuado»,

«no ser el padre adecuado», «el embarazo está fuera de la norma, de las

costumbres», «estar viviendo en un lugar demasiado reducido», «no poder

responsabilizarse del niño en este entorno», «el niño no va a tener lugar y no tendrá

hogar en el futuro», entre otros.

Huevo huero

Es un embarazo en el que se desarrolla el saco embrionario, pero sin embrión. Se trata de la principal causa de aborto involuntario. El conflicto está relacionado con el deseo de tener un hijo, que no puede concretarse porque se teme no poder llevar bien el embarazo.

Enfermedad trofoblástica gestacional

Se trata de un grupo de patologías que afectan al tejido que, en condiciones normales, se convertiría en la placenta.12 Estas patologías son, entre otras: 

Degeneración hidrópica: dilatación de las vellosidades coriales (el tejido que rodea el embrión y la placenta) sin signos de crecimiento tumoral.

Mola hidatiforme: degeneración de las vellosidades coriales.

Mola invasiva: invasión de la mola hidatiforme en la pared del útero.

Coriocarcinoma: invasión en las capas del útero; ya no se puede diferenciar la estructura de las vellosidades coriales.

La enfermedad trofoblástica gestacional se origina en los tejidos fetales, no en los maternos. En la década de los setenta se descubrió que la mola hidatiforme se forma por la fertilización de un óvulo vacío (es decir, sin material genético). Cuando este óvulo vacío se divide, provoca el consiguiente desarrollo celular dirigido solo por la carga genética del espermatozoide. Otras veces un óvulo vacío es fecundado por dos espermatozoides (por lo que presenta una base genética de cuarenta y seis cromosomas, pero solo de origen paterno) o un óvulo con material genético es fecundado por dos espermatozoides (tiene sesenta y nueve cromosomas, los

veintitrés maternos y los cuarenta y seis paternos). Lo más frecuente es que la mola sea expulsada hacia el cuarto o quinto mes, porque se produce un rechazo. Si este rechazo no existe, se desarrolla una mola invasiva o un coriocarcinoma.

El conflicto está relacionado con el deseo intenso de tener un hijo, pero también es

intenso el deseo contrario. Según la intensidad del conflicto, aparecerá una degeneración hidrópica, una mola o un coriocarcinoma. Es importante explorar la memoria transgeneracional de mujeres que murieron en el parto

Hipertensión arterial gestacional

El aumento de la presión arterial durante la gestación está relacionado con un conflicto de necesidad de resistir para defenderse, de proteger a la familia o al bebé. La madre se siente agredida y puede sentir que su bebé está en peligro.

Toxemia gravídica

La toxemia gravídica es una enfermedad hipertensiva aguda de la gestación, el puerperio o ambos periodos. Su fase sin convulsiones se llama preeclampsia. Por lo tanto, la preeclampsia y la eclampsia son etapas de una misma enfermedad. Esta dolencia aparece en el último trimestre de embarazo, en el parto o en el posparto inmediato. Se caracteriza por una hipertensión arterial severa, edemas, presencia de proteínas en la orina e insuficiencia renal. Si la toxemia avanza, se

produce la eclampsia, con crisis convulsivas tónico-clónicas generalizadas y estado de coma.

Los conflictos están relacionados con el miedo a morir durante el parto o el deseo de matar a alguien para dar vida a ese niño. En ambos casos, se trata de memorias transgeneracionales de mujeres que murieron al alumbrar.

Hemorragia

La hemorragia implica un conflicto relacionado con la familia. Como se trata de sangre que sale al exterior, hay que cuestionarse a quién se quiere eliminar de la familia, quién está de más ahí, en ese contexto.

Por ejemplo, una mujer tuvo una hemorragia después del parto porque estaba su suegra. Ella sentía que estaría mucho mejor sin su presencia.

Anemia

El conflicto de la anemia es el de: «no quiero molestar a los otros, quitarles la vida, quitarles oxígeno», «me da la impresión de que molesto en mi familia». Puede existir un cuadro familiar bastante conflictivo, vivido como una forma de borrarse para dejarle más oxígeno al niño: «no tengo derecho de combatir dentro de esta familia» (la anemia priva a los músculos del oxígeno suficiente para combatir).

Por ejemplo, una embarazada anémica había tenido una relación conflictiva con su pareja en su anterior embarazo; sentía que molestaba.

Hemorroides

Las hemorroides son venas varicosas que aparecen en el recto. Por lo tanto, implican una noción de familia (sangre) y una noción de identidad (ano). La madre puede vivir la gestación con la sensación de no tener un lugar propio. El conflicto puede expresarse con frases como: «¿Quién soy yo?», «¿cuál va a ser mi lugar en esta familia?»; o bien: «tengo que drenar las suciedades de la familia».

Edema

Es una acumulación de líquido en el espacio intercelular. Puede aparecer en las piernas o en los brazos. Se vincula a la fase de resolución de un conflicto anterior al embarazo, o bien en relación con este. Hay un conflicto de pérdida de referentes. Cuando estos se pierden, la solución biológica es retener agua.

Toxoplasmosis

La toxoplasmosis es una infección causada por el Toxoplasma gondii , un parásito intracelular que puede causar infecciones desde leves y asintomáticas hasta graves y mortales, que afectan principalmente al feto. Se considera que esta infección se transmite de los animales a los seres humanos.

El parásito cruza la placenta. Por lo tanto, la madre infectada puede transmitir la enfermedad al feto. El mismo nombre del parásito da una idea de toxicidad. Así pues, hay que buscar algo en la madre que ella juzgue tóxico para el niño (tóxico desde el punto de vista emocional), algo que ha vivido o que ha pensado que es tóxico para su hijo.

Pérdida de líquido amniótico

El líquido amniótico es el fluido que rodea y amortigua al embrión, y luego al feto durante la gestación. Resguarda y protege al bebé y permite los movimientos fetales. El impacto emocional de perder líquido amniótico tiene relación con la pérdida de referentes o la necesidad de más referentes.

Placenta previa

Hay placenta previa cuando ésta se inserta en la parte inferior del útero, cubriendo todo el orificio cervical interno o parte de él, o bien quedando muy cerca, de manera que obstruye el canal del parto total o parcialmente. Es como si la placenta protegiera al niño para que no fuera agredido. Por lo tanto, el conflicto tiene relación con la noción de protección (de una violación, de una agresión, del padre, etcétera).

Es el caso de la mujer que durante el embarazo no desea tener relaciones sexuales y se siente agredida por el marido.

Desprendimiento de placenta

Los desprendimientos de placenta son complicaciones bruscas que surgen poco antes o después del parto, y son difíciles de predecir. Estas anomalías pueden tener lugar por defecto o por exceso: la placenta se desprende antes de lo debido, o bien no se desprende del todo.

El desprendimiento prematuro consiste en la separación total o parcial de la placenta del útero antes del nacimiento del feto. La función de la placenta es alimentar al bebé, por lo que hay que explorar los miedos de la madre a ser tóxica para su hijo

El desprendimiento tardío se produce cuando la placenta se demora en desprenderse del útero más allá del tiempo considerado normal. Algunas veces deriva en una retención completa de la placenta, pero en otras se expulsa la mayor parte de esta. En este último caso, la parte retenida puede causar hemorragia e infección y, en consecuencia, complicaciones muy graves para la madre. Se deben buscar conflictos relacionados con la necesidad de proteger y alimentar más tiempo al bebé.

Embarazo gemelar

La experiencia nos ha demostrado que el hecho de tener gemelos se relaciona con memorias de pérdidas de hijos, de abortos (espontáneos o provocados) y de hijos no reconocidos o extramatrimoniales en las dos o tres generaciones anteriores. Tener gemelos representa una oportunidad para reparar estas pérdidas o estas memorias de falta de reconocimiento.

Parto y nacimiento

En el parto, la madre pasa a simpaticotonía. En este momento se despiertan todos los conflictos anteriores a la concepción, vividos durante el embarazo, e incluso las memorias transgeneracionales (de su propia madre y/o abuela en ese momento). Al abandonar el útero, se inicia el patrón básico de abandono que regirá a lo largo de toda la vida.

A menudo, la madre y el niño viven este momento como una separación acompañada de agresión. La mujer que da a luz se encuentra conectada inmediatamente a otro momento de separación, el de su propio parto: se produce un contacto emocional con lo vivido durante su propio nacimiento, además de una activación de las memorias de embarazos y partos problemáticos de sus ascendientes.

Después del parto, en la cuarentena o puerperio, la madre pasa a vagotonía, estado en el que se recupera tras el nacimiento del bebé. Puede tener una depresión posparto debido al cambio o reequilibrio hormonal. Pero este tipo de depresión se relaciona sobre todo con los conflictos que reencuentra, las vivencias de la madre durante su propio nacimiento y la memoria  transgeneracional.

Parto prematuro

Un parto es prematuro cuando se produce antes de las treinta y siete semanas de gestación, pues la mayoría de los embarazos duran más de treinta y siete semanas contadas desde la última menstruación. Expresa la necesidad de nacer «ya». Puede ser que la madre esté asustada o enferma, o que antes haya sufrido un aborto inducido o una muerte fetal.

Parto pelviano o de nalgas

El parto pelviano está relacionado con conflictos de identidad, con la necesidad de demostrar quién se es realmente o de mostrar la propia identidad sexual. Hay que interrogar a la madre sobre qué significa para ella que su hijo sea un niño o una niña. También puede implicar miedo a ir hacia delante. Si se considera que el entorno es peligroso, se retrocede, se va hacia atrás. Hay que indagar los miedos de la madre y qué significa para ella ir hacia delante.

Parto transverso

Un parto transverso significa «no quiero salir», o bien «se perdió al buscar la salida». Es como buscar la dirección equivocada para sobrevivir. 

Parto tardío o prolongado

Un parto tardío se produce cuando, ante una situación conflictiva, la madre quiere retener al niño, pues no se considera preparada para separarse de él. Fue el caso de una mujer que se estaba construyendo una nueva casa y mientras tanto vivía en un piso en el que le faltaba espacio. El deseo de retener a su hijo hasta que su casa estuviera terminada la llevó a tener un parto tardío.

Cordón umbilical

Cuando el niño nace con una vuelta de cordón umbilical, puede haber una memoria biológica arcaica relacionada con la necesidad de salvar a la pareja: «hay que sacrificar al niño para que la pareja continúe». El primer imperativo es perpetuar la especie: el niño no es capaz de salvar la especie, pero la pareja sí. Es un proceso inconsciente que se inscribe en una memoria familiar.

Además hay que explorar posibles ahogamientos, vividos por la madre durante el embarazo o a nivel de memorias transgeneracionales (ahorcamientos, etcétera).

Nacimiento con carencia respiratoria

Produce una inmensa rabia. El niño que aspira líquido amniótico vivirá como una traición la acción de la madre, que no ha colaborado con él. Ciertos estudios científicos demuestran que una merma respiratoria de más de una hora durante el nacimiento incrementa el riesgo de suicidio, sobre todo en la adolescencia.

Ictericia

La ictericia del recién nacido se caracteriza por el color amarillento de la piel, la conjuntiva (blanco de los ojos) y las mucosas, como consecuencia de un aumento de bilirrubina (pigmento biliar que proviene de la degradación de los glóbulos rojos) en sangre. Muy frecuente en los recién nacidos, la ictericia afecta a un sesenta por ciento de los bebés. Se trata de una condición temporal e inofensiva que suele desaparecer por sí sola. En raras ocasiones, sin embargo, es muy grave. Puede deberse a una incompatibilidad sanguínea del grupo Rh. En este caso la emoción oculta tiene relación con la necesidad de proteger al niño de una familia tóxica, letal, o con el deseo de que el bebé no pertenezca a esa familia.

La ictericia también puede ser consecuencia de complicaciones graves, como trastornos hepáticos, biliares o intestinales. Estos casos están ligados a situaciones de ira interiorizada por la madre.

Cesárea

Ya hemos dicho que el bebé decide el momento del nacimiento. Por lo tanto, una cesárea programada puede experimentarse como un síndrome de interrupción, con el sentimiento de haber sido desviado de la dirección vital original o expulsado del propio medio. Hay que explorar memorias de Proyecto Sentido o transgeneracionales de conflictos relacionados con tener hijos.

Las experiencias traumáticas durante la gestación y el nacimiento dejan huellas importantes y pueden condicionar la vida. La persona que nació con retraso o prematuramente, por medio de una cesárea o con la ayuda del fórceps, con sensación de asfixia por el cordón umbilical o por haber tragado líquido amniótico, se encontrará con que, en ciertos momentos claves de su vida en los que hay que nacer a una situación nueva, padecerá la misma angustia que aquel bebé que no pudo pasar de una realidad a otra sin sufrir.