El tejido adiposo

El tejido adiposo o graso está formado por células llamadas adipocitos, que almacenan lípidos en su citoplasma. Este tejido cumple funciones importantes en nuestro organismo: amortiguar, proteger y mantener en su lugar los órganos internos.

Es un aislante del frío y del calor que cumple funciones metabólicas, generando grasas para el or ganismo.

En caso de que haya una acumulación excesiva de grasa, debemos preguntar: ¿En qué situaciones la persona cree que no tiene suficiente estructura? ¿En qué le falta estructura específicamente?

Los adipocitos se acumulan preferentemente en la hipodermis, la capa más profunda de la piel. La mujer tiene un porcentaje mayor de tejido adiposo, porque su función es nutrir.

El conflicto de sobrepeso-obesidad

El sobrepeso o la obesidad se producen cuando hay una acumulación mayor de grasas, una mayor retención de líquidos o ambas cosas. Claude Sabbah describe varios conflictos biológicos que programan la obesidad y el sobrepeso, entre ellos:

1. Conflicto de abandono

En la naturaleza, cuando se es abandonado, no se tiene defensa y esto puede significar la muerte. Por ejemplo, en una manada de elefantes una cría acaba de nacer y tarda en caminar unas horas más de lo habitual. La manada la abandona. La cría, después de dar vueltas, perdida y sin dirección, finalmente se desploma y es devorada por los carnívoros. La manada no puede retrasar su marcha porque pone en peligro la supervivencia de todos. En algunas especies, cuando los cachorros alcanzan la madurez y han completado el aprendizaje, los progenitores los

abandonan. La única opción posible para sobrevivir es tener alimento y almacenar la mayor cantidad posible para hacerse grande.

Para poder obtener y conservar recursos y reproducirse, entre los animales es frecuente la exhibición agresiva: se hinchan, se erizan, abren sus alas o se paran sobre dos patas para demostrar que se tiene mayor envergadura. El objetivo es evaluarse mutuamente para establecer una jerarquía de dominancia. El combate no es muy popular en la naturaleza, ya que independientemente del resultado, quedar lesionado le convierte a uno en una presa fácil.

Biológicamente, cuando se es abandonado, hay que imponerse al adversario para atemorizarlo. Si no es posible, entonces la solución es poder huir rápidamente, y en este caso tendremos la delgadez. Por lo tanto, ante un conflicto de abandono tenemos dos soluciones: ser obeso para afrontar un ataque, mostrando una actitud masculina; o bien ser delgado para huir rápidamente y pasar desapercibido, lo que representa una actitud femenina.

2. Conflicto de silueta

Cuando se establece un sobrepeso, aparece un subprograma de desvalorización estética. La persona está a disgusto con su figura, con la imagen que refleja el espejo, incluso a la hora de vestirse, sentirse incómoda, etcétera. Además, en nuestra cultura está permanentemente estimulado, tanto en el ámbito externo por la publicidad, la moda y las revistas, como en el interno, por los propios pensamientos, el juicio sobre uno mismo o la falta de aceptación.

A nivel arcaico, para la biología ser grande y corpulento es una solución perfecta para sobrevivir. Si se suma un conflicto de silueta significa que, para el inconsciente, no se es lo bastante impresionante como para disuadir a los depredadores y evitar ser atacado.

Cuando una persona desea por encima de todo adelgazar, espera que todo aquello que haga produzca el resultado deseado, lo que la mantiene en conflicto. Además, el régimen o la privación de alimento no son comprendidos por el inconsciente biológico porque implica peligro por falta de alimento, lo que estimula el aumento de reservas para evitar perder peso y la retención de agua.

Este conflicto tiene más dificultad para liberarse, porque hay un estímulo constante que lleva una frustración en mi expectativa del cuerpo y, por lo tanto, se reprograma constantemente. Esta situación acompaña al sujeto mientras tenga sobrepeso/obesidad. En consecuencia, es importante informar a la persona de la existencia y comprensión de este conflicto, para que ocurra un cambio en la percepción de su figura y a partir de allí se permita aceptar su propio cuerpo.

3. Conflicto de carencia indigesta

El alimento mejor adaptado para cualquier mamífero es la leche materna. Este conflicto está relacionado con la falta de alimento materno, tanto real (falta de lactancia) como simbólico (falta de afecto de la madre). El cachorro humano sigue un código biológico programado en el que debe ser amamantado por su madre durante los tres primeros años y debe permanecer en estrecho contacto con ella hasta los seis o siete años (momento en que antiguamente se escolarizaba a los niños).

En las tribus de cazadores-recolectores el niño puede mamar siempre que quiera: tiene acceso constante al pecho de la madre, mantiene contacto con ella durante el día y duerme junto a ella por la noche. Los cálculos realizados en alguna tribu (los !kung, por ejemplo) han demostrado que puede hacerlo una media de cuatro veces cada hora, de dos minutos cada una, y esta lactancia prosigue hasta los tres años. Esta elevada frecuencia de lactancia entre las madres cazadoras-recolectoras tiene consecuencias fisiológicas, ya que no suelen concebir durante varios años tras el nacimiento de un hijo, aunque retomen su actividad sexual.

Todo lo que al bebé le llega por la boca va a construir su primera flora intestinal. El embrión se encuentra en un medio aséptico y, cuando nace, su sistema inmunológico aún no se ha puesto en marcha. El contacto con los microorganismos empieza en el canal del parto y en el contacto con la piel de la madre. Durante el embarazo y los primeros días después del parto, las glándulas mamarias segregan calostro, un líquido compuesto por inmunoglobulinas, proteínas, grasas, células y agua que actúan como defensa. El vínculo entre la madre y el niño es vital para el correcto desarrollo del bebé. Cuando la madre tiene la oportunidad inmediata y continua de tener al niño y amamantarlo en el postparto, le transfiere el afecto que siente hacia él, facilitando el

comienzo de una relación con él como individuo autónomo. El bebé y la madre siguen fusionados en el mundo emocional. Otra ventaja importante de la alimentación natural es que la madre no sabe realmente qué cantidad de leche ha tomado su hijo. La cantidad consumida está determinada por el niño, que si deja de succionar se supone que está satisfecho. Por el contrario,

cuando es alimentado con biberón, se le estimula para ingerir hasta la última gota, lo que introduce un aspecto artificial respecto a la cantidad de alimento que se debe consumir.

El entorno emocional en el que el bebé se desarrolla viene marcado por el vínculo con la madre. Amamantar a su hijo facilita este vínculo, incidiendo en el desarrollo y la maduración emocional de ambos. El destete prematuro o brusco provoca dos cosas: la pérdida del alimento más nutritivo y la pérdida de contacto, dejando una huella en el niño en función de cómo la madre viva la experiencia. En nuestra sociedad industrializada, donde la mujer se ha incorporado al trabajo, se ve obligada a dejar a su bebé al cuidado de otras personas, a veces poco conocidas. Separarse del hijo puede vivirse como un abandono.

4. Conflicto de identidad

Se refiere a la experiencia de no tener lugar en la familia, o en el clan, bien porque no se es del sexo deseado (ser una niña en lugar de un niño, o viceversa), o bien porque la madre se queda embarazada para solucionar algún síntoma.

5. Conflicto de las grasas

La grasa es un tejido imprescindible para el metabolismo, ya que proporciona un almacén de energía de gran aporte calórico y poco peso. Nuestros órganos y tejidos (especialmente el cerebro), utilizan la glucosa como fuente de energía para sus reacciones intracelulares. Esta se obtiene mediante la degradación de diferentes compuestos de los alimentos. Nuestro cuerpo no dispone de grandes almacenes para guardar la glucosa ingerida, pero sí está adaptado para guardar grandes cantidades de triglicéridos. Por tanto, la mayor parte de la glucosa no utilizada es transformada en estos lípidos, y cuando se necesita ocurre el proceso inverso. Así, los

triglicéridos son moléculas muy importantes y sobretodo ventajosas, tanto en nuestra vida cotidiana, como evolutivamente. Contando únicamente con estas reservas, el ser humano ha podido adaptarse a la caza, a la vida nómada, etcétera. En consecuencia, han de considerase como moléculas aliadas de nuestro desarrollo y no como las simples causantes de las terribles grasas que se acumulan. Solo los excesos son perjudiciales. En consecuencia, hemos de reconocerlas como valiosas. La grasa proporciona resistencia al frío y mantiene el calor. Por tanto, nos protege de las «relaciones frías» y evita «la pérdida de calor humano». También protege los órganos vitales, amortiguándolos y manteniéndolos en su lugar, de manera que nos

protege real y simbólicamente de contactos peligrosos.

Además, la grasa almacena una población de células madre que pueden convertirse en hueso, cartílago, vasos sanguíneos y células musculares, por lo que en el ambiente adecuado nos puede proporcionar estructura si fuera necesario.

6. Otros factores a tener en cuenta:

Obesidad derivada de una alteración glandular.

Por ejemplo, hipertiroidismo, diabetes, alteraciones de la vesícula biliar, etcétera. Tendremos en cuenta el significado biológico de la glándula afectada además del resto de conflictos.

Por ejemplo, una mujer que acababa de tener a su primer hijo. Los primeros días el bebé tiene dificultades para amamantar y pierde peso. El pediatra le da dos días de margen antes de empezar a darle el biberón. Una semana después, la madre tenía un sobrepeso de diez quilos: la analítica reveló signos de hipotiroidismo. El Sentido Biológico de su hipotiroidismo era detener el tiempo para poder «alimentar al bebé». Además, el número de quilos (que considera que ha

engordado) enlazan con dos puntos importantes a tener en cuenta: a los trece años es intervenida de un quiste folicular de ovario de diez litros y, además, a los diez años vive un abuso.

• Bloqueos personales.

El número de quilos de sobrepeso/obesidad es indicativo del impacto producido por el conflicto y gran número de veces tiene un significado a nivel inconsciente, tal y como hemos visto en el ejemplo anterior.

Por ejemplo, una mujer de cincuenta y seis años engorda dieciocho quilos en un mes y medio. La situación desencadenante se origina cuando se va unos días de casa para realizar un curso y su hija y su abuela enferman. Ella no deja el curso, pero vive la experiencia como un abandono. Recuerda que ella no quería cumplir los dieciocho años porque significaba un aumento de sus responsabilidades, y ya se ocupaba de demasiadas cosas. Ella es la hija mayor de cinco  hermanos, la madre muere cuando ella tiene catorce años y tiene que hacerse cargo de los

hermanos y de la familia.

Como podemos observar el número de quilos puede tener una gran relevancia a la hora de situar el conflicto y puede tratarse de algo muy evidente o algo muy sutil.

• Factores metabólicos

Una zona adipocitaria particular se desarrolla bajo una influencia hormonal particular. Algunas hormonas favorecen la fabricación de grasas, como el cortisol o la insulina; mientras que otras dificultan su combustión, como las hormonas femeninas.

Así, la obesidad alta, con mayor acumulación de grasa en la zona de la cara, el cuello, el tórax y la espalda, está ligada a un desarreglo del cortisol plasmático, generalmente asociado a la sobrealimentación y al estrés. Recordemos que una de las funciones del cortisol es coordinar la respuesta de lucha o huida. En una obesidad alta, además de la autodevaluación y el abandono, debemos tener en cuenta la función paterna, la sobrecarga de responsabilidad, la masculinidad, etcétera.

La obesidad abdominal, localizada en la parte inferior del tórax y la parte superior de las piernas, tiene relación con un desarreglo de la insulina. También se asocia al sedentarismo o a la sobrealimentación. En este caso es importante el tema de la protección de los hijos. También puede tratarse de un escudo protector frente a la agresión. Si el abdomen baja hasta tapar el pubis, hay una protección del sexo por memorias de violación o de incesto. La insulina tiene relación con situaciones de asco o repugnancia.

La obesidad baja, localizada en las caderas, nalgas, piernas y brazos, se vincula con las hormonas femeninas (estrógeno y progesterona) y, por lo tanto, con la protección de la feminidad. Otro matiz a tener en cuenta son los meridianos de acupuntura: por la zona externa de las caderas pasa el meridiano de la vesícula biliar, cuyos conflictos siempre se relacionan con ira, rabia o cólera interiorizada.

Hay obesidades en las que se mezclan todos los factores posibles, como la obesidad constitucional familiar, que evoluciona por brotes en momentos precisos de la vida.

O la obesidad hipotalámica, que puede empezar por un impacto afectivo con episodios depresivos. En estos casos debemos tener en cuenta, además del Proyecto Sentido y el transgeneracional, lo que el doctor Hamer llama «la constelación esquizofrénica».

Recordemos

Tenemos que tener en cuenta todo aquello que pueda mantener el sobrepeso: conflictos bloqueantes y conflictos autoprogramantes. Evidentemente, siempre se ha de tener en cuenta el Proyecto Sentido y el árbol transgeneracional.

Un ejemplo relacionado con el Proyecto Sentido: dos mujeres con obesidad, ambas son las hijas menores, son concebidas cerca del climaterio y la madre cree que el aumento del volumen abdominal se debe a un tumor. Recordemos que en esta capa embrionaria se han de tener en cuenta las creencias y los valores. Por ejemplo, creencias desvalorizantes como «no valgo, no merezco, no soy suficientemente bueno». Necesidad de tener las cualidades requeridas como

«tener que estar a la altura, tener que dar la talla, tener que cargar con todo, tener que aportar lo esencial, o tener que aguantar». Estar en peligro, necesidad de protección:

«el mundo es un lugar peligroso», «solo puedo contar conmigo mismo, no puedo contar con los demás». Identidad en el clan, como «siento que no pertenezco», o «si no me ven, no existo», o «no ser reconocido», «necesito que me vean».