Nos llamamos "cristianos" (Hechos 11:26), no añadiendo adjetivos que diferencien o separen en confesiones distintas.
Las congregaciones se identifican como "iglesias de Cristo", nomenclatura bíblica. "Las iglesias de Cristo os saludan" (Romanos 16:16).
Algunos creyentes en la antigua Corinto decían: "Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo". "¿Acaso está dividido Cristo?", les pregunta el apóstol Pablo, reprendiéndolos y llamándolos “carnales" (1 Corintios 1:12-13; 3:1-6).
Debidamente advertidos, no decimos "la iglesia del pastor Pedro", o el nombre que sea, ni seguimos a hombre alguno.