Desarrollar una fuerte intimidad con Dios es la base de un crecimiento espiritual constante y permanente. La adoración es el camino para desarrollar tal intimidad. Para ello debo generar los espacios en mi rutina diaria para tener encuentros íntimos con el Creador. Es necesario buscar el momento y el lugar a diario para hablar con Dios, escuchar su voz al leer su Palabra y congregarme con su Iglesia en las actividades semanales. Una buena intimidad con el Padre se logra por medio de una buena conversación con Él, es decir hablarle (oración) y escucharle (leer la Biblia); adicionalmente las reuniones con la Iglesia potencian mi adoración a Dios.
Jesús responde para todos los tiempos la pregunta del objeto y la necesidad de nuestra adoración (lea Mateo 4:10). Lea Salmo 95:1-7, aquí somos recordados quién es Dios y quiénes somos nosotros en relación con Él. En este contexto somos convocados delante de Él a fin de adorarlo. También, Éxodo 20:3 nos presenta la unicidad de Dios. ¡No hay otro como Dios! Por tanto, no debemos adorar a nadie ni nada fuera de Él (Lea Apocalipsis 22:8-9). Pero, una pregunta que salta a la mente es.
¿Qué es la Adoración?
A. Ya que la adoración puede ser un poco difícil de definir, primero vamos a observarla: Juan 20:28; Apocalipsis 4:8-11; 5:8-14.
B. Ahora, podemos describir lo que hemos visto. En la adoración nos ocupamos en, meditamos sobre, y expresamos la grandeza, la belleza y la bondad de Dios por medio de los pensamientos y el uso de palabras, rituales, y símbolos. La adoración es la respuesta humana a la iniciativa divina. Se trata de enfocarnos en Dios y atribuirle valor, dignidad, magnificencia, reverencia, gloria, y honra. Es ver a Dios como es en toda su grandeza y responder apropiadamente, con una disposición de escuchar la palabra de Dios y entregarnos completamente a sus propósitos en este mundo.
C. En la medida que vemos a Dios con más claridad, también nos vemos a nosotros mismos. Mientras más conocemos a Dios, más nos conocemos a nosotros mismos. Comprender la grandeza y la gracia divinas es comprender la condición y la culpa humanas. Lea Isaías 6:1-5. La pecaminosidad del ser humano se hace evidente en contraste con la santidad radiante de Dios. Esto nos lleva a la confesión.
D. Adoramos a Dios no solamente por quien es, sino también por todo lo que hace. El Dios de la Biblia es el Dios que actúa. Su bondad, fidelidad, justicia, misericordia, en fin, todos sus atributos, se ponen de manifiesto en su relación con su pueblo. Las acciones bondadosas de Dios no están limitadas exclusivamente a la historia antigua; también forman parte de nuestras historias personales. Es por eso que el apóstol Pablo nos dice: lea Romanos 12:1. ¿Cuáles han sido las acciones bondadosas de Dios en tu vida?
E. Así que, la adoración nos lleva ante la presencia del Dios Viviente y demanda la atención, la receptividad y la respuesta de todo nuestro ser. La adoración nos llama a mirar más allá de la superficie de nuestra vida diaria a las profundidades y examinar la Fuente de la vida. De esa manera podemos ocuparnos en las realidades de este mundo con una perspectiva más profunda y clara.
La Prioridad y la Naturaleza de la Adoración
F. La Prioridad - Si el Señor verdaderamente es Señor, entonces la adoración debe tener una prioridad en nuestras vidas. Lea Marcos 12:29-31. El orden divinamente establecido es primero la adoración, segundo el servicio. Nuestras vidas han de estar llenas y rebosando de alabanza, acción de gracias, y adoración. El servicio es producto de la adoración. El servicio como substituto de la adoración es idolatría. La mucha actividad es el enemigo de la adoración. Si nuestro deseo es seguir a Dios y hacer lo que Él hace, debemos entrar en una adoración más profunda y auténtica.
G. La Naturaleza – Marcos 12:29-30. Ya hemos notado como Jesús, al identificar este gran mandamiento, coloca la adoración en el mismo centro de la vida humana. La adoración, como corazones llenos del amor de Dios, debe saturar cada rincón de nuestras vidas. Sea la adoración privada o pública, primero y ante todo es un asunto del corazón. Para entender completamente lo que esto significa, debemos comprender que en la tradición judía el corazón es el centro de la persona entera, la esencia de su carácter personal, incluyendo sus pensamientos, emociones, voluntad, e imaginación. Así que, la verdadera adoración del corazón significa responder al amor y la gloria de Dios con todo nuestro ser. La adoración de corazón une la realidad interna con la expresión externa. La adoración verdadera nunca puede definirse ni realizarse mediante el cumplimiento externo y mecánico de los rituales correctos. Lea Isaías 29:13; Ezequiel 33:31; Mateo 15:7-9.
La Necesidad de Congregarnos
H. Para muchas personas la adoración privada es más atractiva que la adoración pública. ¿Por qué es necesario arreglarse y reunirse con un grupo de cristianos cuando bien uno puede adorar a Dios al mirar un programa cristiano por la televisión o al escuchar un sermón por la radio en la comodidad de su propia casa? Las razones son varias e importantes. 1) Necesitamos experimentar nuestra vida cristiana en el contexto más grande de la comunidad de la fe. Por este medio recibimos apoyo, aclaración y aun corrección a la luz de la teología y práctica corporales. 2) Necesitamos las oraciones de otros, y ellos necesitan las nuestras. 3) Nos engañamos a nosotros mismos si creemos que podemos vivir la vida espiritual completamente aislados de la comunidad cristiana. Es imposible ser un cristiano en esplendor solitario, porque ser cristiano es estar unido al Cuerpo de Cristo. La manera central y visible en que la iglesia expresa esta realidad es al congregarse en el Espíritu para recibir y responder a la palabra viva de Dios. 4) Nos congregamos para recordar quiénes somos. 5) La adoración en comunidad significa que podemos presentar un frente unido “contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Efesios 6:12). Los poderes y principados de oscuridad, decepción y destrucción trabajan unidos colectivamente, por lo tanto, se requiere un testimonio colectivo de la luz, la verdad y la paz para vencerlos.
I. “Guardando el Sábado” – La adoración cristiana es una manera de “acordarse del día de reposo para santificarlo” (Lea Éxodo 20:8). Santo o santificar significa apartado o poner aparte. En la adoración apartamos un tiempo específico para responder a la magnificencia y belleza de Aquel que está presente en todo tiempo. También, el mandamiento respecto al sábado es una invitación de participar en el reposo de Dios. Asimismo, nuestro día del Señor, el domingo, es una oportunidad de descansar de nuestras actividades y labores comunes. Esto implica dejar que Dios sea Dios, y reconocer que nosotros no somos indispensables. La adoración verdadera rebosa de un corazón que confía en Dios para sustentar el universo.
J. La adoración como problema. Desafortunadamente, muchos cristianos por muchos motivos no encuentran que sus tiempos de adoración son fuentes de frescura y renovación, sino de frustración. ¿Qué podemos hacer para que estos momentos sean verdaderamente momentos de encuentro con el Dios Viviente?
Preparándose para la Adoración
K. Una característica impactante de la adoración bíblica es que el pueblo de Dios se reunía con lo que podemos llamar una “expectativa sagrada.” Creían que verdaderamente iban a escuchar la voz de Dios. Cuando Aarón y sus hijos entraban en el tabernáculo, sabían que estaban entrando en la presencia de Dios. Lo mismo era verdad en la iglesia primitiva. No les sorprendió cuando el lugar en que estaban reunidos tembló (lea Hechos 4:31). Cuando algunos cayeron muertos y otros fueron levantados de entre los muertos por la palabra del Señor, los primeros cristianos sabían que Dios estaba en medio de ellos (lea Hechos 5:1-11; 9:36-43; 20:7-10). Al congregarse aquellos creyentes estaban conscientes que el velo del templo se había rasgado en dos y que ellos, como todos los sumos sacerdotes antes de ellos, estaban entrando en el Lugar Santísimo. Sin intermediaros estaban entrando en la presencia gloriosa y bondadosa del Dios Viviente. ¿Cómo cultivamos esta “expectativa sagrada”?
L. Un avivamiento de nuestra adoración privada entre semana; aprender a practicar la presencia de Dios diariamente.
M. Acostarse temprano la noche anterior después de un tiempo de examinación y confesión. Alguien dijo una vez: “Muchos días se echan a perder la noche anterior.”
N. Llegar temprano al lugar de reunión a fin de orar por todos los líderes y participantes en el servicio de adoración.
O. Con “expectativa sagrada” debemos estar atentos en todo momento reconociendo que Dios puede tocar nuestros corazones y nuestros espíritus en maneras que no esperamos.
P. Regocijarse en el fruto de la adoración que es la transformación. Así como la adoración empieza con una “expectativa sagrada”, así termina con una obediencia santa. Si nuestro tiempo de adoración no nos estimula a una obediencia más perfecta, no es una adoración genuina. Estar en la presencia del Santo Dios es cambiar. Adorar es cambiar. La adoración auténtica nos impulsa a ser más activos en las filas del Cordero contra los poderes del demonio en todo lugar, a nivel personal, social, e institucional. La adoración no es para los tímidos y los cómodos. Se trata de abrirse a la vida en el Espíritu.
CONCLUSIÓN:
Después de todo lo que hemos dicho acerca de la adoración, recuerde que el saber la mecánica de ella no quiere decir que las estamos practicando. Son realidades internas y espirituales que nos colocan en las manos tiernas y transformadoras de Dios. A partir de hoy, haga compromisos para orar más cada día, leer más de la Palabra de Dios y congregarme con mayor constancia y entrega.
Responde las siguientes preguntas…..
¿Qué te llamó más la atención de este tema?
¿Es importante la adoración y por qué?
¿Puedes mejorar hoy tu adoración a Dios y cómo?
¿te sientes un adorador de Dios?