El propósito de estas lecciones es de proveer un seguimiento con el cual un cristiano puede ayudar a otro cristiano para crecer y llegar a ser maduro en Cristo.
Los ancianos no pueden pastorear y adiestrar a todos los miembros de la iglesia directamente. El Señor adiestró a doce, quienes llegaron a ser adiestradores. Pablo adiestró a hombres como Timoteo, Tito y Silas que llegaron a ser adiestradores también. Cuando Jesús adiestró a los doce su capacidad de llegarse a otros se multiplicó por doce. Si tres ancianos pueden adiestrar a tres hombres cada uno para ser líderes y estos tres hombres adiestran a tres, etc. pronto todo el que lo desea estará adiestrándose y preocupándose por los demás miembros de la congregación y exhortándoles a crecer y participar en la obra del Señor, alcanzando a los que se están perdiendo y muriendo en este mundo.
Estas lecciones tienen el propósito de ayudar al individuo para que tenga cambios espirituales en la vida y madure como cristiano. Estas ayudarán a fin de que solucione sus problemas más efectivamente de día en día. Con el contacto regular también se le exhortará a ser activo en el cumplimiento de la gran comisión.
Las Escrituras enseñan claramente que hay unos más maduros que otros espiritualmente. Aquéllos más maduros pueden ayudar a los otros, aunque ellos también serán ayudados y crecerán aún más. No hay ninguna intención de exhortar a nadie a tomar la posición de "superior11 hacia aquél con quien está estudiando. Memoriza: Lucas 6:40 y Mateo 20:28.
Aunque la meta común es el cambiar la vida, ninguno de los participantes debe dictar cómo manipular la vida de otro. Debe exhortar, reprobar, corregir, pero todo en el amor y el espíritu de hermandad. Si surgen preguntas o problemas que necesitan la atención de los ancianos o predicadores, los participantes no deben dudar en llamarlos para pedir ayuda.
Usa las lecciones sólo con el propósito de ayudar a comprender las escrituras que apuntan hacia Cristo y la entrega total a Él. Comienza cada lección con mucha oración. Que Dios te bendiga mientras que comienzas a adiestrar a hombres y mujeres que adiestrarán a otros hombres y mujeres. Aprende de memoria: II Timoteo 2:2. BIENVENIDO A SER PARTE DEL SUEÑO DE DIOS, EVANGELIZANDO LA FAMILIA.
Cómo aprovechar al máximo de estas lecciones:
1. Comprométete a tomar en serio el estudio, el tiempo requerido para estudiar y hacer los cambios que las Escrituras requieren de tu vida. Es un privilegio ayudar a otros, y más si la ayuda que damos es para alimentar el alma. Al mismo tiempo es una gran responsabilidad ser discipulador, ya que tenemos el poder para influir positiva o negativamente en la vida de las personas y recordemos que daremos cuenta a Dios por todo lo que hagamos.
2. Pasa tiempo preparándote para la reunión. Se recomienda una reunión semanal. La reunión debe ser por lo menos una hora, preferiblemente más tiempo, pero no tan largo que sea pesado al participante. Pon un límite a tu tiempo y síguelo.
Se recomienda lo siguiente para prepararte para la reunión:
1. Estudia y ora por lo menos media hora diariamente. Debes leer todo el material, llenarlo y leer las referencias bíblicas. Sobretodo vive lo que enseñas; hablar desde el ejemplo genera mayor impacto en la vida de las personas que discipulamos.
2. Memoriza el versículo sugerido y dilo en voz alta en la reunión.
3. Pon en práctica en tu vida las cosas que has estudiado y prepárate para conversar sobre ellas.
4. Pasa tiempo en la oración pidiéndole a Dios sabiduría y bendiciones y orando por las metas deseadas para ti y tu discípulo.
5. Mantén contacto con tu discípulo en la semana antes o después de los discipulados. (Hebreos 3:13).
En la reunión sugerimos lo siguiente:
1. Pasen unos minutos en comunión sincera.
2. Hablen sobre las necesidades mutuas y oren juntos.
3. Hablen sobre lo que el Señor ha hecho en la vida de cada uno esta semana. Mencionen las bendiciones que han recibido en cualquier ámbito.
4. Hablen sobre las personas que no son cristianos con quienes están estudiando o hablando de Cristo
5. Recita de memoria el versículo sugerido.
6. Comiencen a hablar sobre la lección abiertamente con preguntas y otros puntos resaltantes. Recuerda, esto no es para probar la aptitud académica sino para que sea una experiencia que cambie nuestras vidas así que sean prácticas en sus aplicaciones. Hablen de vez en cuando sobre los cambios que están ocurriendo en la vida de cada uno (ver número 3).
7. Comiencen cada sesión de esta manera aunque no lleguen hasta el final de la lección.
8. Revisen cómo siguen en el progreso de adaptarse a las nuevas metas.
10. Hablen sobre las actividades de la siguiente semana, la próxima lección, la hora de reunión y cualquier oportunidad de comunión que van a tener