Jorge Luis Borges

Al coyote

Durante siglos la infinita arena 

de los muchos desiertos ha sufrido 

tus pasos numerosos y tu aullido 

de gris chacal o de insaciada hiena. 

¿Durante siglos? Miento. Esa furtiva 

substancia, el tiempo, no te alcanza, lobo; 

tuyo es el puro ser, tuyo el arrobo, 

nuestra, la torpe vida sucesiva. 

Fuiste un ladrido casi imaginario 

en el confín de arena de Arizona 

donde todo es confín, donde se encona 

tu perdido ladrido solitario.

Símbolo de una noche que fue mía, 

sea tu vago espejo esta elegía.