Se ha planteado desde los orígenes del pensamiento escrito en las civilizaciones, con toda probabilidad mucho antes. Tenemos constancia hace dos mil quinientos años, tanto en la Grecia antigua (los escritos presocráticos, sobre todo Heráclito) como en la India (los Vedas y los sutras de Panini), tanto en el ámbito religioso, que imagina una creación del mundo por medio de la Palabra (el libro del Génesis en la Biblia hebrea), como en el razonamiento filosófico acerca de un universo ordenado, que pudiera estar en relación con el lenguaje que organiza el pensamiento. ¿Hay una correspondencia entre el orden cósmico y el orden lógico?
Paradójicamente, en nuestra época, quienes han respondido a esa pregunta han sido las matemáticas y los matemáticos. Ahora bien, el lenguaje es una realidad tan compleja que sigue siendo un misterio incluso para los expertos en Inteligencia Artificial.
El estudio organizado del lenguaje comienza por la investigación acerca de los géneros discursivos de la vida social en Grecia y en la India (gramática de Panini). La llamada Filología (filos-logos: “amor a las palabras”), consiste en un esforzado intento por entender la organización de los textos primordialmente escritos y por proponer un sistema que permita mejorar la comunicación. Aunque se alude indirectamente a la oralidad, la base de la enseñanza consiste en enseñar a escribir:
la Retórica, acerca de los discursos públicos ante los ciudadanos varones;
la Poética, sobre los textos literarios en el teatro y, más tarde, en otros géneros;
la Gramática, acerca de cualquier forma de escritura conservada por la tradición, una vez que se está perdiendo la capacidad de entender las lenguas antiguas o clásicas (sánscrito, griego, latín, hebreo, etc.), a causa de sus cambios evolutivos hacia lenguas derivadas.
la Lógica, sobre la organización del pensamiento filosófico, para garantizar su fiabilidad o su expresión denotativa, recta o directa, a diferencia de la oratoria persuasiva (la Retórica) y la creación literaria (la Poética).
Cuando se pretende que la Lingüística se convierta en una ciencia moderna, lo primero que se investiga con carácter experimental, de acuerdo con el método científico, es la acústica de los sonidos (Helmholtz).
Prácticamente en la misma época (mediados del siglo XIX), los llamados “neogramáticos” pretenden explicar las lenguas con ayuda del modelo de Darwin: el evolucionismo biológico. Investigan acerca de la evolución de los sonidos en las lenguas documentadas por medio de la escritura, en Occidente y en Oriente, que influyen decisivamente en la formación de nuevos sistemas fonológicos (fonemas: sonidos que distinguen palabras).
En la actualidad, después de dos siglos, el misterio todavía por descubrir sigue siendo el origen del lenguaje plenamente humano en la trama de la evolución de las especies; no solo en qué periodo se produjo, sino de qué manera. ¿Qué características son específicas del lenguaje humano, a diferencia de las formas de comunicación homínida y prehomínida entre los primates y otras especies? ¿Surgió como resultado de una comunicación cada vez más compleja y articulada de temas intencionales, transmitida por imitación, o bien como consecuencia de cambios genéticos (mutaciones) que permitieron el surgimiento de espacios mentales mixtos o integrados (conceptual blending: Fauconnier y Turner) y, antes o después, las combinaciones recursivas de palabras simples (minimismo: Chomsky et al.)? Lo más probable es que la Gramática Universal (Universal Grammar) se base en una dotación genética que debe de estar presente o latente en el genoma de nuestros ancestros comunes desde hace más de 150.000 años, junto con el resto de nuestra estructura cerebral.
4.1. El sistema social abstracto de las lenguas vs. el habla individual (estructuralismo: Saussure).
4.2. Los lenguajes formales vs. la práctica del lenguaje en la vida social (filosofías del lenguaje: Wittgenstein).
4.3. Los géneros en la tradición literaria vs. los géneros discursivos que organizan las lenguas y las culturas en cualquier esfera social (Translingüística de Mijail Bajtín).
4.4. La competencia lingüística (Gramática Generativa), basada en la llamada “lengua interna” y en la dotación genética de cualquier ser humano
vs.
La competencia comunicativa (etnografías de la comunicación, análisis del discurso, etc.), basada en las reglas y en las situaciones de comunicación social.
4.5. La Inteligencia Artificial (IA), que pretende construir una máquina capaz de computerizar o informatizar un lenguaje más eficaz que las lenguas humanas
vs.
La neurolingüística, que se esfuerza por comprender el funcionamiento fisiológico del lenguaje real en los cerebros humanos.
Quizá la solución a tales dilemas sea una combinación de los dos polos:
5.1. El lenguaje es una red de redes muy compleja, que se materializa en el cerebro humano y en los sistemas sociales, aunque ha utilizado muchos sistemas físicos para expandirse: la acústica, la escritura, la informática.
5.2. El lenguaje es inconcebible sin la relación empática y profunda entre seres humanos sensibles. De hecho, no hay ningún ser humano que pueda vivir sin relación.
Más allá de la necesidad de organizarse socialmente para sobrevivir, los seres humanos individuales nunca dejan de comunicarse en cualquier momento de su vida, desde su primera infancia e incluso desde el seno materno.
No es posible ser humano sin lenguaje. Los pocos casos constatados de individuos que lograron sobrevivir sin relación social no fueron capaces de desarrollar su dotación genética (la “competencia lingüística”) a través de un lenguaje. En otro sentido, las personas sordas nos han demostrado que el cerebro humano puede desarrollarse por medio de la lengua de signos (en España, LSE y LSC), en lugar del lenguaje verbal. Todavía más allá, la preocupación profesional por las personas sordociegas ha hecho posible establecer comunicación con ellas, como se narra en El milagro de Anne Sullivan. El testimonio de Hellen Keller, activista sordociega, abrió el mundo a la interacción plena con una parte de la humanidad.
En nuestra época, las redes sociales convierten la soledad en una extensión ampliada e intensificada, incluso, de la sociedad. Sin embargo, hay que ser consciente de que nuestra personalidad se configura a través del diálogo, sea cara a cara, sea a través de los medios sociales.
De hecho, la psicología del desarrollo explica que el diálogo interior es el procedimiento por el que aprendemos un lenguaje y crecemos humanamente. La mente infantil asume el lenguaje escuchado para hablar consigo misma. Así se entiende el enorme riesgo que supone que un menor esté expuesto a un lenguaje violento durante demasiado tiempo o, toavía peor, en su propio hogar.
Los seres humanos que han buscado la soledad o el “silencio”, como las místicas y los místicos en cualquier religión, desde el chamanismo ancestral, se han comunicado con presencias espirituales, a las que invisten de rasgos humanos o antopomórficos. La mística pretende que la persona se transforme en el ser amado con quien dialoga: el Espíritu o la divinidad.
Tanto el budismo como la doctrina zen conciben la soledad como una búsqueda del vacío total o del nirvana. Pero ese vacío no es una negación del lenguaje, sino una mente abierta a la contemplación del presente; lo que ahora se llama mindfulness. En el budismo se reconoce una llamada interior a la compasión y, en suma, a la comunicación con los seres vivos.