10. Ha pasado mucho (= periodo amplio) tiempo.
11. Ya he visto mucho (= muchas cosas).
12. Trabaja mucho (= acción intensa y frecuente).
En los enunciados 10, 11 y 12, la forma de las tres palabras es la misma, no porque sean homónimas, sino porque se trata de ocurrencias distintas de la misma palabra. Se podría resolver la cuestión diciendo que la palabra mucho es polisémica, puesto que los tres casos comparten el rasgo semántico de “cuantificación, cantidad grande”, aunque se diferencian por su connotación en el contexto (entre paréntesis).
Sin embargo, la función sintáctica que las tres palabras desempeñan en el enunciado es distinta. Cada uno de esos usos corresponde a distintas categorías sintácticas. Como veremos, esa diferencia es fundamental a la hora de considerar con qué otras palabras puede asociarse para formar un grupo o un sintagma.
Así pues, ¿pertenecen o no esas tres palabras al mismo tipo o prototipo?
Si las palabras pertenecen a una clase o tipo, será posible su sustitución por otra de la misma clase en el mismo lugar del enunciado, aunque, lógicamente, se modifique su significado. Las palabras que se sustituyen entre sí pertenecen a la misma clase morfosintáctica (un tipo de palabras), pero no son sinónimas:
13. Ha pasado un (algún, bastante, demasiado, otro, etc.) tiempo.
14. Ya he visto algo (alguno, bastante, demasiado, otro, etc., pero no ‘un, algún’).
15. Trabaja poco (algo, bastante, demasiado, etc., pero no ‘un, algún, alguno, otro’ con la misma función).
En los enunciados 10 y 13, mucho y un son determinantes indefinidos. Se anteponen a un nombre para significar valores semánticos (la existencia en el mundo) y gramaticales (el género y el número).
En los enunciados 11 y 14, mucho y algo son pronombres indefinidos. Hacen las mismas funciones que un sustantivo, sin necesidad de un determinante: en este caso, complementan a un verbo para expresar un argumento (un tema).
En los enunciados 12 y 15, mucho y poco son adverbios de cantidad. Complementan al verbo para expresar una cantidad indefinida.
De acuerdo con el análisis que acabamos de hacer, los tipos de palabras no se distinguen solamente por su forma o por su significado en el diccionario, como hacía la gramática tradicional (sustantivos: se refieren a sustancias), sino principalmente por la función sintáctica que desempeñan cuando se combinan con otras palabras en una oración o en el texto.
16. Me gustan las casas de ese pueblo.
17. Ellos se casarán mañana.
La flexión hace posible que una misma palabra en el diccionario (casa, casar) adopte distintas formas según el contexto, para expresar circunstancias variables:
el género o el número (sustantivos, adjetivos, determinantes, pronombres): casa-s.
el modo, el tiempo o la persona (verbos, pronombres): cas-arán.
Los morfemas flexivos se añaden a la raíz o el lexema como los morfemas derivativos (cas-as, cas-arán), pero no deben confundirse con ellos. De hecho, la flexión puede afectar a la palabra entera, incluida la raíz, en el caso de los determinantes artículos (el, las) o los pronombres (vosotras, ellos).
Las categorías de la flexión no son solamente morfológicas, sino también semánticas y sintácticas:
- El número se refiere a la cantidad en el mundo representado, aunque de manera meramente indicativa y evaluativa: singular y plural.
- El género construye el referente de algunas palabras en virtud de las diferencias culturales y simbólicas entre masculino y femenino, que muchas veces no tienen relación alguna con el sexo.
- La persona caracteriza a los interlocutores y a los personajes del texto, por su relación con el/la hablante: 1ª persona (el hablante y su grupo), 2ª persona (sus interlocutores), 3ª persona (fuera de la relación personal con los hablantes).
- El modo se refiere a la modalidad del enunciado, de acuerdo con la intención de los hablantes: indicativo, infinitivo, participio, gerundio (representan un hecho real o verificable), subjuntivo (expresa un deseo, una hipótesis o su negación), imperativo (expresa un mandato).
- El tiempo se refiere a la línea temporal que construye virtualmente la lengua, para organizar los hechos que se representan: futuro, presente, pasado, pasado antes del pasado.
Son aquellas que cambian de forma para comunicar diferencias en el mundo representado o en el código que lo representa: sustantivos, adjetivos, determinantes, pronombres y verbos. Es decir, las palabras variables tienen flexión o se flexionan.
También estas sirven para comunicar variaciones en el mundo o en el código, pero no lo hacen cambiando de forma, sino seleccionando otra palabra distinta entre las posibles dentro del mismo tipo: adverbios, preposiciones, conjunciones e interjecciones. No tienen flexión, no se flexionan.
18. Me gustan las casas de ese pueblo, porque...
19. Me gustan las casas de ese pueblo, cuando…
20. Hola, Jacinto.
21. Adiós, Jacinto.
22. Iremos desde aquí, por aquí, hasta aquí.
No es difícil darse cuenta que las marcas de la flexión de las palabras (lexemas o morfemas flexivos), que expresan las categorías sintácticas de género, número, persona, etc., están en relación unas con otras. Cuando se combinan en una oración o en un texto, tienen que concordar entre sí.
Habrá que ver cuáles sean las reglas de la concordancia en:
un grupo de palabras: por ejemplo,
23. El caballo blanco.
una oración: por ejemplo,
24. Los caballos corren entusiasmados por el prado.
un texto: por ejemplo,
25. Tú estarás hambriento, pero el caballo que has montado también tiene hambre, así que voy a daros de comer.
El verbo, el sustantivo y el adjetivo imponen ciertas condiciones para la construcción de sus grupos, a la hora de seleccionar unas palabras u otras. La regencia sobre las preposiciones es el mejor ejemplo:
26. Vengo de casa.
27. Salgo de casa.
28. Salgo *para casa. (¿Es correcto o incorrecto? ¿En qué registro sería correcto?).
29. Voy para casa.
Pero trataremos de eso cuando estudiemos la organización de los sintagmas o grupos de palabras.